Creo que quizas tendría que hablar con él, y explicarle lo que estoy sintiendo...aunque ni siquiera yo sé bien qué es. Quizás me estoy enamorando, y no quiero aceptarlo, es imposible que me guste un hombre, la estructura social que tengo en mi mente no me permitiría aceptarlo, no podría vivir sintiendo algo así. 

Observé a jungkook despedirse de Jimin entre risas, abrazos y besos. Admiré, quizás, lo fácil que es para ellos permitirse sentir algo así, lo fácil que es demostrarse cariño frente a cualquier persona. Ordené mi equipo fingiendo que no prestaba atención a mi alredeor, pero no podía dejar de observarlos.

—¿Jimin? —lo llamé a penas cerró la puerta. 

—¿Sí? 

—Ustedes...¿son pareja? ¿O algo así? 

Jimin me miró un tanto extrañado, juntó su entreceja y ladeó el rostro —No, ¿por qué lo pregunta? 

Yo negué para restarle importancia —Es, simplimente, por la forma en que se tratan, creo.

—Es mi amigo —responde con una sonrisa—. Siento mucho cariño por él...—se detiene un momento y yo vuelvo a mirarlo, noto algo extraño en su comportamiento—. Bueno, en realidad no importa el porqué, no creo que le interese.

Se acerca a mí y desvía el tema de conversación —¿Necesita ayuda con algo?

—No, descuida.

Él continua en su lugar, mirandome, pareciera que quiere decirme algo y no se atreve, mi ansiedad comienza a hacer efecto en mi estomago y me lo revuelve despiadadamente —¿Sucede algo, Jimin? ¿Quieres contarme alguna cosa?

Sale de su estupor y se acerca un poco más, tiene las manos entrelazadas a la altura de su vientre —Creo que sí —confiesa. Sus ojos grices me miran con tristeza, puedo verlo, aunque intente disimular, puedo notarlo.

Levanta su mano timidamente y acaricia mi mejilla, yo dejo que lo haga, aunque mi instinto grita que me aleje, no puedo hacerlo, solo es Jimin —Estoy volviendo a sentir...eso que sentía con el chico de la iglesia, ¿sabe?

—¿De verdad? —pregunto temeroso. Yo no sé que siento, Jimin, estoy muy confundido.

—Sí —baja su mano y se acerca un poco más, está probando cuanto aguanto, cuanto tiempo pasa antes de que lo aleje y salgs huyendo como un gobarde —Y tengo miedo de arruinarlo otra vez.

—¿Por qué lo arruinarías?

—Porque, quizás yo sepa lo que siento, pero a la vez, sé que esa persona no es como yo —levanta la otra mano y acuna mis mejillas en una tierna caricia. Sus dedos son suaves y delicados, casi no siento el roce que ejercen, porque lo hace con ternura—. Pero no pierdo la esperanza, de que si hago lo que quiero, no se aleje.

—Jimin —intento detenerlo, pero sus ojos grices me piden que escuche lo que tiene para decir. Sus ojos hablan conmigo, más de lo que lo hace él. Los ojos besan antes que los labios.

—¿Dígame?

—No me mires así —balbuceo torpemente.

—¿Así cómo? —pregunta sonriendo.

—Así como lo estás haciendo —tomo sus muñecas y lo acerco un poco más—. Me colocas nervioso.

—No es mi intención, hyung —y termina de acortar la distancia que queda entre nosotros. Sus labios son suaves y esponjosos, mi estomago se revuelve y yo intento seguirle el ritmo. Besa tan bien, que por un segundo, olvido que es un hombre, olvido que mi madre me cocinaría vivo si se lo cuento. Incluso olvido, los gritos homofóbicos de mi padre cada vez que veía a un gay en la calle. Ahors solo está el toque de Jimin sobre mi piel, solo existen sus ojos grices y su cabello rosa con olor a tintura fresca.

—¿Hyung?

—¿Mh?

—¿Es muy cobarde preguntarle si está seguro de esto? —se separa unos centimetros de mí y observo sus ojos con mas detalles. Me di cuenta de que no es una sola tonalidad de gris, son múltiples manchas, algunas más grandes y otras más pequeñas, cada defecto lo hace perfecto.

Pero la realidad me golpea brúscamente luego de unos segundos —¿Es muy cobarde decirte que no estoy seguro de nada?

Él mira sus pies —No. Suponía que sería así.

—Jimin, yo no soy gay.

Él cierra los ojos con fuerza, lo estoy lastimando, puedo darme cuenta —No tiene porque serlo —se suelta de mi agarre y se aleja un poco—. La vida es más que encasillarse en estereotipos, hyung. Besar a un hombre no lo hace gay, estar con uno tampoco.

—Es que no lo entiendes. ¿Esperabas que te dijera que sí estaba seguro? —siento un nudo en mi garganta que crece cada vez que hablo—. ¿Esperabas que con besarme todo fuera color de rosas?

—No, claro que no —el ambiente de la conversación cambió brutalmente. Ambos estamos a la defensiva—. Soy un adulto, hyung.

No lo pareces, Jimin.

Freno mi lengua antes de que suelte una estupidez como esa. Quiero abrazarlo y decirle que todo va a estar bien, pero aquello me generaría una batalla interna, y luchar contra mi, es perder.

—Solo esperaba, que quizás, no lo sé, tuviera ganas de intentarlo.

Yo suspiro y me siento en el sillón —Creo que necesito tiempo para pensar —mumuro en voz baja, y noto automaticamente el cambio de humor en el rostro de Jimin, él es muy transparente con sus emociones, demasiado incluso.

—Está bien. Seguiremos hablando solo por trabajo entonces —su nariz adquirió una tonalidad rojiza, está a punto de colocarse a llorar por mi culpa. ¿Cómo puede ser que lastime tanto a las personas solo con palabras?—. Las llaves están encima de la mesa para que salga cuando quiera, yo debo ir a trabajar dentro de unas horas.

¿Trabajar? Miré el reloj, eran las seis de la tarde. —¿Trabajas? —pregunté—. Creí que...vivías de, bueno, tú sabes.

Se detuvo en el primer peldaño de las escaleras —No, tengo un trabajo en la noche —en ningun momento me miró—. Tengo más gastos de los que se imagina, las fotografías solo son algo que hago para tener más ingresos.

Subió las escaleras y desapareció en la única puerta que tenía, me imagino que es el baño. Suspiro y continúo ordenando mis cosas para irme, no pude haberlo arruinado más de lo que ya lo hice. Fue un desastre total, pero ya está hecho, lastimé a Jimin con mis inseguridades.

Él no tuvo que haberme besado, y yo no tuve que haber correspondido, nada de esto está bien.

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