09| Maniquí
La última vez que recuerdo haber visitado un hospital, fue cuando aún era menor de edad, después de eso, comencé a ir a una casona vieja que sirve de clínica particular, por lo cual, no tengo ninguna familiaridad sobre como se maneja un hospital de verdad, ni mucho, de como orientarme dentro de ellos.
El bombero que atendió a Jimin me dijo que la ambulancia lo llevaría al Hospital de Seúl, así que luego de dejar todo relativamente ordenado, me trasladé hacia allá en transporte público, quizás luego le pida a Hoseok que pase por mi para ahorrarme el trayecto de vuelta. No me molesta andar en autobús, pero el calor del ambiente lo vuelve mas agotador de lo que ya es.
Ingresé a recepción con cautela, la señorita detrás del mesón me sonrió. —¿Hay alguna forma de buscar a un paciente solo con su nombre? —pregunté.
Ella sonrió aún más grande, quizás le pagaban extra si mantenía esa expresión en su rostro —Claro que sí. —tecleó algo en su computadora y volvió a mirarme —aunque tendrás que buscar en mas de una habitacion en caso de que el nombre se repita.
—Sí, lo sé.
—¿Cómo se llama ella?
Parpadé un poco confundido —Mm...es un él, se llama Park Jimin, acaba de ingresar de urgencia, la ambulancia no me quiso traer porque no soy familiar directo.
La chica pareció arrepentirse —Oh, perdón por la confusión —mumuró —¿Es tu pareja?
Fruncí el seño —No, por supuesto que no.
—Ah.
Supongo que tanto ella como yo ya sentíamos el ambiente un tanto incómodo.
—Hay tres personas que responden al nombre de Park Jimin actualmente —la chica giró el computador para que yo pudiera observar, supongo que quería deshacerse de mi lo más rápido posible, porque había dejado de sonreir. —El primero tiene 60 años, los otros dos están entre los 29 y los 25 años. Solo uno de ellos se encuentra en urgencias, subieron su ficha médica hace apenas unos minutos, y según lo que se detalla, está estable.
—De acuerdo, tiene que ser él —dije refiriéndome al último que mencionó —¿Sabes si puede recibir visitas?
—Tendrías que consultar directamente en urgencias —volvió a girar el computador hacia si misma —Si está estabilizado, probablemente te dejen visitarlo.
Salí de recepción dándole las gracias y comencé a buscar el edificio que correspondía a urgencias. Este era bastante alto, con vidrios impecables y una pequeña cafetería aledaña a la estructura. Pensé que me costaría encontrarlo, pero la verdad es que fue bastante sencillo, me colé sin hablar con nadie y miré entre las habitaciones. En algunas habían personas con extremidades amputadas, problemas respiratorios serios, familiares rezándole a algún dios por la pronta recuperación y demas, hasta que di con él, y con alguien más.
Era un chico de cabello negro, bastante alto y guapo. Sostenía la mano de Jimin entre las suyas y le daba pequeños besos cada cierto tiempo.
Jimin estaba despierto, y sonriendo. Sus ojos grices tenían un brillo particular, no pareciera que momentos antes se hubiera desmayado.
Pero cuando me vio parado en la entrada, algo cambió en él, se soltó del agarre del chico pelinegro e intentó incorporarse —Hyung... —alcanzó a murmurar antes de que un dolor punzante le atravesara el cráneo y tuviera que recostarse nuevamente.
—¿Cómo estás? —pregunté, sin saber muy bien que decir.
—Estoy mejor, creo que solo no estaba comiendo como corresponde.
Volví a mirar al chico, quizás esperando a que me pidiera que me vaya, que deje a Jimin descansar, como suele suceder en las películas, o que por lo menos se presente. Pero él se mantuvo al margen de la situación durante todo el tiempo.
—Hyung...te presento a Jungkook —lo señaló con un ligero gesto de cabeza —no es lo que parece, él solo es un compañero, alguien con quien colaboro de vez en cuando para renovar el contenido.
Por un segundo sentí que Jimin me estaba dando explicaciones que yo no pedí, pero que muy en fondo, me aliviaron.
—Un placer conocerte, Jungkook —mentí.
—Antes de que llegaras estaba hablando con él —prosiguió Jimin —en la ambulancia pedí que lo llamaran, es el único número que me sé de memoria.
—Claro, no hay problema —sonreí, o al menos, lo intenté —no tienes que explicarme nada, solo quería saber como estabas, después de lo que pasó...—recordé el tacto de su cintura, su olor dulce y suave, y supe que tenía que parar —me preocupé, pero como ya sé que estas estable y bien acompañado, creo que es mejor que me vaya.
—Oh, bueno... —noté un leve tono de decepción en su voz, como si hubiese esperado a que yo dijese otra cosa —es que me darán el alta dentro de un par de horas, pero Jungkook tiene que irse a trabajar, y no tengo idea de como volver a mi departamento, llegué aquí sin nada.
—Pregunté y la ambulancia no lo irá a dejar —intervino el chico pelinegro, no se veía de muchas palabras, y era algo tosco al hablar —Tiene que irse de forma particular.
—¿No tienes auto? ¿O alguien más que venga por ti?
Observé a Jimin desviar la mirada, se mordió el labio inferior. Parecía estar meditando sus siguientes palabras —Ojalá tuviera a alguien, pero de momento, no es así.
Suspiré.
—Yoongi es un tanto especial, le cuesta entender el humor y a la vez hace chistes demasiado fomes y aburridos, de verdad, no tienes idea. Una vez estabamos acampando a la orilla de una cascada..
—Hoseok...el camino —murmuré teniendo los nervios a flor de piel. El muy idiota estaba hablandole a Jimin y desconcentrándose de la tarea verdaderamente importante, manejar.
—Ah, cierto, el camino. —bajó la ventanilla —¿en qué estababa?
En el asiento trasero, Jimin rio por lo bajo —Contando una historia que hablaba sobre una cascada.
—Ah, la cascada, toda la razón. Bien, como te decía, una vez estábamos acampando, y no tengo idea que habrá tenido el pescado que comimos, pero Yoongi hyung comenzó a decir que los peces nadaban en el rio.
Yo me encogí en el asiento del copiloto únicamente por la verguenza. Ese día dije tantas estupideces, que si pudiera cortarme la lengua, lo habría hecho. Jimin parecía no entender nada.
—Pero...se supone que eso es lo que hacen ¿no? —preguntó, confundido —Nadar en agua
—Así es, pero para Yoongi hyung no parecía tan obvio, él me lo contó muy sorprendido —Hoseok estaba hablando demasiado, y Yoongi sabía que hacía eso cuando se colocaba nervioso. Y no tardé en darme cuenta de que Jimin tenía ese efecto sobre cualquier ser humano —Ni modo que los peces naden en arena o algo.
Nadie se rio, y eso no me sorprende, cuando Hoseok se coloca de esa forma, en lugar de volver el ambiente grato, lo convierte en algo tan incómodo, que los minutos parecen horas.
—En fin...¿te dije que tengo una cita?
Al escuchar la palabra "cita" respiré aliviado por tener algo distinto de que hablar —¿Cómo?
—¿Recuerdas el chico de la cafetería?
Intenté hacer memoria —¿El de la tarjeta?
—Sí, el que te dio una tarjeta del local y tú pensaste que te estaba dando su numero de teléfono para coquetearte —se rio como si fuera lo mas gracioso que hubiera dicho —Y en tu pánico le dijiste que no eras gay, y que seguro alguien mas querría estar con él.
—¿De verdad dijo eso, hyung? —preguntó Jimin entre divertido e incrédulo.
—No era necesario humillarme, Jung Hoseok —murmuré.
—Es nuestra función como amigos, deja de quejarte —pasó un cambio y redujo la velocidad para acercarse a una salida, ya estabamos llegando al departamento de Jimin. —Pasaré a recogerlo el viernes a su trabajo e iremos a un restaurante.
—Pero él me dijo que no era gay.
—Te mintió.
Rodé los ojos, ojalá tuviera una vida amorosa como la de Hoseok, conoce a alguien, lo lleva a cenar, tienen sexo y luego no vuelven a verse. Yo aprendí que Dios no me iba a torturar si miraba a un maniquí desnudo cuando Hoseok ya iba por su quinta relación amorosa.
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