La última fotografía del día es la que me trae más dolores de cabeza. Jimin se recuesta en la cama con las piernas separadas y su miembro erecto, juro por dios que no tengo idea como lo hizo, yo ajusté un par de cosas en la cámara y cuando intenté enfocar su cuerpo otra vez, su pene ya había crecido, e incluso tenía un poco de líquido preseminal en la punta.

—Muévase un poco a la derecha, hyung —reacciono al oírlo hablar, y solo ahí me doy cuenta de que me había quedado pasmado mirando su miembro.

Tomo el trípode con la torpeza característica debun novato (cosa que no soy, pero estoy actuando como uno) y me muevo hacia donde él me indica, ahí busco un ángulo parecido al de las otras imágenes, debo admitir que sabe bastante de fotografía, yo ni siquiera he tenido que darle instrucciones, sabe muy bien lo que tiene que hacer, como mirar hacia la cámara y la cantidad de tiempo que debe permanecer en una misma posición.

Espero en silencio a que él pose la mano en su pene y arqueé la espalda fingiendo placer. Presiono el botón varias veces. —¿puedo ver cómo quedaron?

Observo asombrado como la erección en su miembro disminuye de inmediato, es como si su cuerpo funcionara en base a sus pensamientos, como si él le ordenara todo y ni siquiera necesitara sentir algo "real" —Hyung, las imágenes —yo parpadeo al oír el tono de insistencia y me topo con su rostro travieso a escasos centímetros del mío, está sonriendo, sé que la situación -avergorzarme- le divierte, y eso ya ni siquiera me sorprende. Lo que sí, ni siquiera me di cuenta en qué momento caminó hacia donde estaba yo.

—Ah, sí, por supuesto —me coloco de pie y voy hacia el computador que instalé en el escritorio del fondo para poder ver mejor las imágenes —Perdón.

Él me sigue mientras se coloca con destreza un pantalón de chándal que había sobre la silla, el aroma dulce que emana de su cuerpo sigue rondando en el ambiente, y cuando se posiciona a mi lado para ver las imágenes, aquel olor se hace aún más intenso, yo cierro los ojos y de forma inconsciente inhalo, es una esencia suave, delicada, con una sensación de calidez inusual, tan rara como tener lluvia en verano, pero con el mismo efecto tranquilizador.

Sin embargo, tomo distancia al saber que su codo está chocando con mi costilla —¿Quieres que edite algo? —pregunto para romper el silencio y que él no se de cuenta de lo que hice, tenerlo al lado es incómodo, yo me siento extraño ¿acaso no conoce lo que es el espacio personal?

—No, están perfectas —corre las imágenes una por una hasta que llega al final. Me indica cuáles dejar para el primer cliente, es decir, las tres más provocativas sexualmente, aún me cuesta creer que haya gente que paga un verdadero dineral por esto.

Sube su mirada gris hasta encontrar la mía, yo intento sosténersela lo más que puedo. —Usted es buen fotógrafo.

«Un buen modelo hace a un buen fotógrafo, niño»

Cuando abro la puerta de mi departamento, siento una mano cubrirme los ojos. Solo con percibir el olor a perfume cítrico puedo adivinar que se trata de Hoseok —Quítate, tengo trabajo que hacer —murmuro de mal humor mientras le golpeo la costilla con mi codo. Él se queja con escándalo y finge su dramática muerte en el sillón.

—¿Vienes de fotografíar a ese dios griego? —pregunta con picardía desde su lugar. Dejo mi camara sobre la mesa y el trípode a un lado de ella, aún tengo que arreglar las imágenes para el cliente de mañana. Lo único bueno es que las de hoy ya fueron enviadas.

—Sí —abro mi computador para seguir trabajando, a pesar de que Jimin me dijo que las imágenes quedaron bien, como fotógrafo siento que aún faltan algunos detalles que afinar, cosas tan simples como mejorar un poco la luz y el enfoque que le da a su cuerpo desnudo.

—¿Y tuviste alguna erección? —ruedo los ojos al oír la estúpida pregunta, ni siquiera es necesario que lo cuestione, porque aunque hubiera pasado, jamás lo admitiría, mucho menos frente a él —Oh, vamos, ¿ninguna? —niego con la cabeza, omitiendo el hecho de que por un segundo me bloqueé al verlo despojarse con tanta confianza de su ropa.

Se levanta eufórico del sillón con su celular en la mano —¿Ni siquiera al fotografiar esta imagen?

Arrugo el entrecejo, extrañado, y cuando decido levantar la vista para ver lo que me esta mostrando en su celular, descubro que fue el peor error de mi vida —Ay por favor, que puto asco, quita eso de aquí. —Murmuro mal humorado al ver una de las tantas imágenes de Jimin que tuve que tomar hoy, más en específico, una donde tiene su ano al descubierto total.

A cambio de mi desprecio solo recibo una mueca de indignación absoluta, como si en lugar de insultar al chico de ojos grises, lo hubiera insultado a él.

—Que puto asco tu ojete, este chico es precioso —quizás cuantas imágenes compró el sucio ese, aunque al menos, me está pagando una parte de mi sueldo —Si no quieres el trabajo me recomiendas y listo, no tengo problemas en pagarme un curso de fotografía.

—Sal de mi casa, asqueroso —entrecierro los ojos para obligarlo a salir mediante manipulación psicológica, no sé qué hace en mi departamento a las 11 de la noche un día de semana,  siendo que él se despierta cerca de las 5 am para ir a su trabajo.

Hoseok levanta el mentón y mira hacia otra parte en señal de desprecio —Me llevo mi homosexualidad a otra parte, Min, no te preocupes —toma su morral y se la cuelga al hombro, antes de mirarme por una última vez me saca la lengua de forma infantil. A los segundos de que la puerta se cerrara a mis espaldas, me llega una notificación de Hoseok, para variar, es una imagen de Jimin fingiendo un orgasmo.

Claro, como si no tuviera suficientes en mi computador.

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