04| Dios griego
—Vamos, largo de aquí —con un movimiento inútil de mano intento que Hoseok se vaya, no necesito que se quede a ver la "entrevista" que tendré con ese chico, porque sí, finalmente terminé aceptando al no recibir llamada de ninguna empresa. Más jodido no puedo estar.
Él se recuesta en el asiento y me sonríe socarrón, en su mirada puedo ver que no se irá —No vas a pagarme la gasolina —yo entrecierro los ojos, obvio que no voy a pagarle, porque ni siquiera tengo dinero para pagarme un café, o para llenar el tanque de mi propio auto—. Así que mínimo, quiero ver el resultado de esta entrevista, luego te llevo de vuelta a tu departamento y yo me voy a mi trabajo, es un trato justo, no puedes negarlo.
Mi celular comienza a sonar y yo desvío mi atención hacia él, Hoseok vuelve a hablar —¿El dios griego te está escribiendo? —vaya apodo con el que lo bautizó, pero he de admitir que de cierta forma le calza perfecto.
—Sí —le contesto—. Me dice que ya llegó.
Levanto mi vista para buscarlo, pero hay demasiada afluencia de gente en este horario, todos salen de sus trabajos para almorzar en algún local, supongo que decidió esta hora para asegurarse de que yo no sea un secuestrador o algo así, en caso de que le hiciera algo, no tendría oportunidad alguna de salir impune, la mitad de las personas estarían sobre mí, golpeándome y luego colgándome de un poste de luz para subirme a las redes sociales y funarme.
Si esa es su razón de traerme aquí, el muchacho es bastante inteligente.
Tengo una camisa a rayas y lentes negros, estoy en la primera mesa de "pasteles daisy". Lo esperaré 10 minutos.
Yo rio por lo bajo, de verdad que es muy exigente. Me despido de Hoseok sin oír lo último que dice y comienzo a caminar hacia "Pasteles daisy" por más que no esté de acuerdo, no puedo dejar pasar la única oportunidad de trabajo que tengo. Rodeo el edificio principal del centro comercial e ingreso a la planta que tiene los locales de comida, justo en la mitad, un letrero color rosa con letras blancas y cursivas me da la bienvenida. Al costado izquierdo, en la primera mesa, me encuentro con un joven de apariencia delicada, cabello rosa y lentes negros, está comiendo un pastel de fresas, y aunque sólo he revisado su perfil de Instagram unas cincuenta mil veces, ese cabello lo podría haber distinguido aun si lo hubiera visto solo una.
Antes de ir hacia él trago grueso, tratando de calamar mis nervios y ordenar mis pensamientos, sé que tarde o temprano voy a terminar soltando alguna estupidez, pero espero que sea más tarde que temprano, al menos cuando ya haya recibido mi primera paga.
Camino hasta pararme a su lado como si fuera un niño de jardín en su primer día de clases —Min Yoongi —le digo.
Él me mira con los lentes de sol aún puestos y medio trozo de pastel en la boca —Park Jimin —me responde luego de tragar—. Un gusto conocerlo.
Quiero decirle "el gusto es mío" pero sus clavículas descubiertas me remontan de inmediato a las fotos colgadas en su perfil de Instagram, imágenes que muestran como su torso descubierto y parte de su trasero posan campantes para la cámara, cosas que tengo que recordar dos veces que son de un hombre y no de una chica, porque no puedo estar pensando en que unas clavículas masculinas son atractivas, eso no es normal.
—Es...puede sentarse si quiere —me señala la silla con el tenedor de plástico reciclable que tiene en la mano, yo parpadeo para salir del trance e intento no chocar contra la mesa—. ¿Quiere ordenar algo antes de comenzar?
Niego para intentar aparentar calma, pero en realidad siento terror. Jamás de los jamases me imaginé en esta situación, nunca pensé que estaría en una entrevista para fotografiar penes, si Hoseok estuviera justo a mi lado y pudiera leer mentes, ya me habría golpeado por estar pensando estas cosas. El rosa de su cabello es demasiado llamativo, quizás debería bajarle un poco la tonalidad para no delatarse tanto.
—Bueno —se limpia los labios con una servilleta de papel—. Comencemos entonces, ¿hasta dónde está dispuesto a fotografiar?
—Penes.
—¿Cómo? —su rostro de desconcierto me hace mucha gracia, yo suelto una risa nerviosa por la estupidez que dije, necesito cinta adhesiva para pegarme la boca, por favor.
—Perdón —me acomodo en la silla con la intención de quitar la incomodidad —Quise decir, que estoy dispuesto a fotografiar de todo —una vil mentira, claramente, pero 1) necesito el trabajo, 2) necesito el trabajo, no hay otro motivo, punto. Para fotografiar, cerraré los ojos y dispararé, luego veré cómo quedó, si tengo suerte, al chico le gustarán las imágenes.
—Bien... —me mira aún sin quitarse los lentes y sonríe, creo que no sabe cómo seguir la conversación, lo estoy haciendo sentir incómodo—. Esto...por obvias razones sería un contrato informal ¿le complica eso? —tiene una sonrisa más ancha de lo común, sus labios esponjosos se repliegan en dos líneas que dejan a la vista sus dientes blancos y parejos, alguien como él depende mucho de su imagen personal, supongo que no puede darse el lujo de tener algún defecto.
Yo me aclaro la garganta —No, ninguno —miro a mi alrededor y luego vuelvo a enfocarme en el joven frente a mí-. ¿Cuántas horas de trabajo serían? -pregunto con cautela, a través de redes sociales da la impresión de ser muy exigente, aquí solo me ha sonreído, mostrándose gentil y educado. ¿En qué imagen tengo que elegir creer?
—Dependiendo de cuanto tarde en tomar las fotografías, cuando caiga un pedido, yo le mandaré un mensaje y usted tiene que llegar a mi departamento —se acomoda el cabello hacia atrás antes de decir lo siguiente, Hoseok tiene la manía de hacer ese mismo gesto—. Yo elijo enviar las imágenes y/o videos ese mismo día, creo que hace un servicio más...efectivo, si entiende a lo que me refiero. A veces adelanto pedidos, o reutilizo imágenes —casi susurra lo último, yo solo sonrío—. Así que obviamente tendrá días libres. ¿Respondí su pregunta?
Yo asiento.
—El dinero de su paga será depositado en la cuenta que usted me entregue —con el tenedor saca otro trozo de pastel—. Y firmará un recibo de dinero, para que no tengamos problemas en un futuro —se lleva el pastel a la boca y yo desvío la vista, eso parece hacerle gracia, porque por el rabillo del ojo lo veo sonreir, me recuerda al chico moreno de "Dalí Catcafé", sin embargo, a diferencia de él, está más que claro que Jimin es gay.
—Te daré mi cuenta junto a los demás papeles que me pediste —ni en las empresas para las que trabajé anteriormente me habían pedido mis calificaciones de preparatoria -las cuales no son para nada buenas-, no sé porqué este chico sí lo hizo.
—De acuerdo —no deja de mirarme a través de los lentes, es como si estuviera escaneando y analizando cada uno de mis movimientos, creo que necesita hacerse una idea de con quién va a trabajar, una idea de la persona que lo va a ver semi desnudo la mayor parte del día, con el que tendrá que tener la suficiente confianza de exponer sus partes íntimas, supongo que por más que lo haga, cada fotógrafo que contrata significa comenzar de nuevo con ese tema, tejer de cero esa red tan importante para que todo funcione.
De los dos, yo soy el que menos está listo, nunca he visto las partes íntimas de otro hombre. Y él me obligará a hacerlo por un poco -mucho- de dinero.
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