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Verdad o reto

Recorrió los pasillos de la institución por un largo rato buscando a su mejor amigo, pero éste parecía no estar por ninguna parte. 

Jimin estaba a punto de rendirse cuando lo vio a lo lejos charlando con Hoseok, uno de los chicos de último curso. Le pareció rara la interacción, ya que ellos apenas eran de tercero.  

Taehyung asintió eufórico sonriéndole al chico y se volteó, sonriendo en grande cuando su mirada chocó con la de su amigo. 

—¡Mimi! ¡Hoy habrá una fiesta y estamos invitados! 

—¿Fue Hoseok quien te invitó? —preguntó observando al chico de piel canela con su grupo de último año, notando que su crush estaba ahí con él y otros chico más. 

—Nos —corrigió Taehyung—. Y si, fue él. Será en casa de ellos y la temática es deportiva. Así que vámonos a casa para buscar que ponernos. 

—No sé… ahí estará Yoongi —dijo con miedo, no podía siquiera sostenerle la mirada al pálido las pocas veces que se vieron a los ojos y va a poder estar en su mismo radar. 

—Vamos Mimi, si tengo suerte ahí estará Jeon y al fin podré cojer con él. 

—¿No estaban saliendo? 

—No era una salida, quería que le diera tutorías de química. 

Jimin le dedicó una mirada de poker a su amigo, bien dice el dicho que no hay más ciego que el que no quiere ver, y al parecer Kim Taehyung estaba más ciego que… pues un ciego. 

—Tú, un alumno de segundo, dándole tutorías a uno de último año. Ajá. 

—¡Por eso mismo!, no me sentía listo y por eso ignoré las indirectas, pero ahora sí quiero. Ven conmigo, porfis —el menor juntó sus manos e hizo la mejor cara de perrito que pudo. 

—Está bien, pero no me dejes solo. 

Ambos salieron de la escuela rumbo a la casa del rubio. Entre los dos vaciaron las gavetas del gran guardarropas, encontrando la ropa indicada. Taehyung era su mejor amigo, casi su hermano. Por lo que el menor a veces se quedaba a dormir en su casa y por ende dejaba ropa en su habitación, y si no, pues no había problema porque Jimin le prestaba ropa al tener casi la misma complexión. 

Para Taehyung no fue difícil encontrar una de las camisas de fútbol americano anchas que pertenecía al hermano mayor de Jimin cuando estaba en su época estudiantil y era miembro del equipo, luego que salió y se título de su escuela pasaron a ser un recuerdo y parte de las pijamas de su hermano menor, ésta la combinó con un short azul marino talle alto, lo suficientemente corto para aparentar que por debajo de la camisa no llevaba nada, en conjunto con sus converse rojas. 

Y para Jimin fue un poco más complicado, pero luego de mucho insistir había aceptado ponerse algo similar a su amigo. Pues el short de él era de color rojo hasta la cintura y apretando su abultado trasero, la camisa de su hermano fue atada por su amigo con un moño frente a él, dejando ver su magnífico abdomen y por ende la perlita que adornada su ombligo. 

—Sexy —dijo Taehyung con una sonrisa—. Ven, vamos a maquillarnos y nos vamos. 

—Déjame buscar mis zapatos. —Jimin se adentró de nuevo a su guardarropas, el cuál era un pequeño espacio de tres por cuatro que daba acceso a sus prendas, zapatos y demás accesorios variados. 

—¡Ponte los botines! 

—¿Los negros?

—Esos mismos. 

Jimin tomó dichos zapatos y avanzó hacia su cuarto con ellos en mano. 

—¿No son un poco exagerados? 

Taehyung los observó, esos botines tenían un ligero tacón, con cadenas y un cierre a los lados. La única vez que vio a Jimin con esos zapatos no se abstuvo de decirle lo bien que le quedaban y las hermosas piernas que tenía, envidiando desde entonces las piernas de Jimin, aunque él en realidad no tenía qué envidiarle nada a nadie. 

—Para nada, póntelos. Apresúrate. 

—¿Por qué quieres llegar tan temprano? 

—La fiesta es a las siete, son las seis treinta y tardamos hora y media mínimo maquillándonos. Así que tan temprano no será. 

—Bueno, bueno. 

Ambos amigos se pusieron manos a la obra, añadiendo bases y polvos ligeros a sus rostros, tinta para labios y encima gloss que hicieran resaltar sus labios, por último, sombras en sus párpados y algunos accesorios como aretes, pulseras y collares. 

Ambos bajaron las escaleras ya listos. Jimin se dirigió hacia la oficina de su padre y tras tocar sutilmente la voz de su progenitor se escuchó. Al entrar también pudo ver a su madre y ésta al verlo alzó su ceja con una sonrisa. 

—¿Y mi hijo? ¿Dónde está mi pequeño tímido? 

—¡Mamá! 

—¿Irán a algún tipo de fiesta o algo? —preguntó su padre. 

—Si, nos invitaron a una, es en la casa de Namjoon. 

—Oh, ese chico… está bien, conocemos a sus padres y los de sus primos. 

Los padres de Kim Namjoon eran socios empresarios de sus padres, y a decir verdad la mayoría de los padres de los alumnos se conocían entre sí. Era como una religión que los hijos de los empresarios y personas más importantes de Corea fueran a la misma escuela. 

—Vayan con cuidado, si necesitan que tu padre los llegue a traer solo llama. 

—Okey ma, no llevaremos auto, es probable que nos emborrachemos y no podamos conducir. 

Sus padres asintieron. 

—En ese caso iré a traerlos si o si. Vayan, solo llámame cuando se aburran —dijo el señor Park— ¿Necesitas dinero? 

—No, pa, ¡Gracias! ¡Los amo!

—¡Y nosotros! —respondieron ambos adultos al ver a su hijo retirarse. 

Cuando los chicos bajaron del taxi, inmediatamente escucharon desde la calle la música alta en el interior de la gran mansión de los Kim. Al entrar el olor a alcohol, cigarros y sudor los recibió de golpe. Los ojos de los demás se posaron en ellos, ya que curiosamente eran los únicos de tercer año, la otra gran mayoría eran de los últimos años. 

Al principio hasta Taehyung siendo el más extrovertido de ambos se sintió tímido entre tantos mayores, aunque relativamente no era mucho la diferencia, al menos el mayor les llevaría dos o tres años, se sentían un poco fuera de lugar. 

Aunque casi al instante apareció el anfitrión de la noche, uno de los primos de Namjoon, Hoseok. 

—¡Hola, chicos! ¡Si vinieron! —ambos menores sonrieron y asintieron al grito del mayor sobre la música alta— ¡Vengan los presentaré con el grupo! 

Taehyung tomando la mano de Jimin siguió al chico alto entre la pequeña multitud hacia las afueras de la casa, en donde la música era más baja y se daba a la vista una gran alberca y algunas personas dentro. Jimin estaba súper nervioso, porque ser presentado al grupo de Hoseok era igual a tener frente a frente a Min Yoongi, el hombre de sus más húmedos sueños. 

Pero para su buena suerte el pálido no estaba ahí. 

—Chicos, ellos son Jimin y Taehyung. 

El grupo conformado más o menos por diez integrantes en ese momento saludaron entre sonrisas amigables a los menores, era extraño, normalmente siendo mayores despreciarían sus presencias, pero ellos los recibieron muy bien. 

—¡Bienvenidos chicos! —saludó una chica que venía con una bandeja llena de bebidas en vasos de plástico— ¿Pueden tomar licor, verdad?, no queremos ser malas influencias. 

—Ah no, no sé preocupen, si bebemos. 

—Ok, tomen con confianza entonces. Estábamos a punto de jugar un juego, ¿Se unen? 

—Ahh, no creo que sea buena idea —intervinó Namjoon. 

—¿Por qué no? —preguntó la chica con inocencia, en coro con ambos amigos. 

—Bueno… es que nosotros solemos jugar verdad o reto. Y… pues los retos y preguntas son un poco muy atrevidos. Si quieren jugar tendrán que aguantar. 

—¿No creo que haya algo peor que probablemente acostarse con alguien de aquí, o sí? —preguntó el peli gris amigo de Jimin, dejando boquiabierto a más de uno de los presentes. 

—No hemos llegado a ese extremo, pero creo que no. —respondió Namjoon riendo. 

—Entonces yo juego ¿Y tú? 

La atención se dirigió hacia Jimin que terminó de un sorbo su primer vaso de alcohol, tomando otro de la bandeja.

—Claro, por qué no. 

Los mayores hicieron vítores a los adolescentes atrevidos. Instantáneamente un círculo se formó en el piso, todos estaban sentados. Dos tazones llenos de papelitos apareció en las piernas de Hoseok y una botella en el centro de todos los presentes. 

—Bien. Explicaré las reglas para los nuevos. Aquí en estos papelitos hay diversos retos o preguntas incómodas que se deberán llevar a cabo o contestar. No hay silencio o negación por bebida, así que sí o sí deben hacerlo. Algunos retos quedan a discreción mía por privacidad de quien vaya a cumplirlos, así que yo me aseguraré de que se cumplan. ¿Entendieron? —Explicó Hoseok, los menores asintieron emocionados, en realidad a Jimin si le llamaba la atención ese juego. 

—Bien. Iniciemos. —Hobi sacó los primeros papelitos y los leyó con una sonrisa, dejando de lado los tazones para darle vuelta a la botella, cayendo frente a una chica. 

Ella eligió reto, el cuál era quitarse la parte inferior de su vestuario, quedando en ropa interior. Así pasaron tres turnos más, hasta que de nuevo por cuarta vez Hoseok sacó los dichosos papelitos y giró la botella cayendo exactamente en Jimin. 

—Bien, ¿verdad o reto?

—Reto —respondió sin pensarlo mucho. Hoseok mordió su labio divertido— ¿Es algo malo? 

Hobi volteó el papelito hacia al frente para que todos leyeran lo escrito, todos se acercaron a leer y algunos rieron y otros pusieron un gestos preocupado. Menos el par de amigos de tercer año, el papelito decía exactamente: “Beso de un minuto con la persona frente a tí”, y ese era Taehyung. 

—Ah, claro. —dijo Kim.

—Pensé que era algo peor —Jimin dejó escapar el aire que tenía atascado en sus pulmones. 

Sin pensarlo mucho ambos gatearon hasta ser el centro del círculo y unirse en un beso ardiente, en dónde sus lenguas no faltaron ni por un segundo. Era obvio que no se gustaban, pero no era la primera vez que lo hacían, y si era por un reto ambos estaban agradecidos de que fuera con el otro. Pasado el minuto ambos se detuvieron por la alarma en el teléfono de Hoseok. Y casi de inmediato retrocedieron a sus lugares. 

—¡Oh, Yoongi hyung! ¿Te unes al juego? 

A Jimin se le heló la sangre, dejándolo inmóvil. No tuvo que ser adivino para saber que las miradas a sus espaldas indicaban que el pálido estaba detrás de él. 

—No, jueguen, yo esta vez miraré. 

El pálido rodeó el circulo de amigos. Jimin pudo verlo, sexy como siempre con su ropa negra, con una botella de cerveza en su mano y en la otra un cigarro entre sus dedos. Casualidad o no, Yoongi escogió sentarse en una silla playera justo enfrente de Jimin. 

El juego continúo. Hasta que la botella calló en Taehyung. 

—¿Verdad o reto? 

—Verdad. 

—Sexualidad —preguntó Hoseok mostrando el papelito. 

—Más gay que la bandera homosexual. 

—Esto no viene al caso del juego —interrumpió un chico— ¿Pero y tú? —apuntó hacia Jimin.

—Mmm ¿Sexualidad? —preguntó Park—. Más gay que Taehyung.

Todos rieron ante la respuesta. 

—Bien, continuemos. 

Así pasaron las siguientes diez rondas, entre ellas cayendo en Tae, el cuál escogió reto y este fue quitarse la camisa, a pesar del frío aguantó lo helado de la noche quedando con su piel expuesta. La botella giró y cayó en Jimin, eligiendo verdad y negando a la típica pregunta de: “¿Eres virgen?”. Un par de vueltas más y la botella volvió a caer en él. 

—¿Verdad o reto? 

—Reto —contestó Jimin. Pero el rostro de Hoseok no parecía estar cómodo. 

—¿Seguro? 

—Muy seguro. 

—Te daré la oportunidad de que te retractes esta vez. 

Observó a su alrededor y a su amigo asustado, detrás de él solo pudo ver a Min observando atento todo el juego. 

—No lo haré, adelante, dilo. 

—Mmm, esto es confidencial. Vamos. 

El mayor se levantó del suelo y se dirigió al interior de la casa junto a Hoseok. Fue guiado hacia una habitación y pronto Hoseok le dió una caja que se encontraba ya lista en la cama junto a otras varias otras. Como si tuviera todo preparado. 

—Debes colocarte esto. 

Jimin quitó la tapa de la caja y abrió sus ojos asustado. 

—Esto tiene que ser una broma. 

—No lo es, te dije que podías retractarte. Si quieres negarte está bien, pero tendrás que dejar el juego —Jimin negó divertido, la verdad no sería tan problemático cumplirlo. 

—No. Si lo haré. ¿Está limpio verdad? 

—Por supuesto, es nuevo. 

—Bien. Entonces no hay problema. 

Hoseok se dió la espalda para darle privacidad al menor. 

—Es para asegurarme que no lo escondas.

—Tranquilo, no me incomoda.

Jimin tomó el pequeño objeto y bajó sus shorts junto con su ropa interior. Por suerte dentro de la caja venía una pequeña botellita de lubricante, así que bañando el dilatador con él lo ingresó en su interior reteniendo un gemido que sería vergonzoso con Hoseok a unos metros de él. Al terminar le avisó al mayor y se dirigió al baño para lavar sus manos rápidamente y salir. Hoseok lo veía expectante, como si quisiera preguntar algo y no lo hiciera por vergüenza; sin embargo, Jimin habló. 

—No es tan malo o incómodo como pensé, es… normal. 

—Lo es, vamos. 

Ambos chicos bajaron y al llegar de nuevo al círculo los demás los observaron interrogantes, pero eso era algo que ni Hoseok y menos Jimin iba a revelar. 

El juego continuó, Jimin se retiró un momento para traer algunas bebidas en la bandeja, parte de un reto. No se sentía tan mal, con el pasar de los minutos el pequeño objeto en su interior dejó de estorbarle al punto de no sentirlo en algún punto de la noche. Al volver, Hoseok se estaba sentando en su lugar, puso la bandeja en medio del círculo de amigos y todos, incluyéndolo, tomaron un vaso con la mezcla de licores. 

Jimin estaba bebiendo, cuando el líquido fue devuelto al vaso gracias a que Jimin lo escupió. Nadie lo había notado, y tampoco notaban al chico que se retorcía levemente en el suelo. Observó a Taehyung y éste le devolvió la mirada dubitativo. 

Jimin apretaba sus piernas que temblaban levemente, estaba haciendo lo más inhumanamente posible para no gemir enfrente de todos. Que tonto de su parte no haber revisado si aquél objeto que metió en su culo tenía algún tipo de control. 

Su frente empezó a sudar al igual que su torso. Inmediatamente como se dió cuenta desató el nudo de la camisa de fútbol americano, logrando cubrir así hasta sus muslos y ocultando la erección que tenía dentro de sus shorts. Su rostro rojo y sus ojos llorosos llamó la atención de algunos presentes. 

—Cariño, ¿te sientes bien? —Jimin negó, y luego casi de inmediato asintió contradiciendo su error. 

—Si… solo, creo que iré rápidamente al baño. Con permiso. 

Sin ver a nadie se levantó y corrió hacia el baño más cercano. Ahí se sentó sobre la tapadera del inodoro cuando de nuevo el aparato  empezó a vibrar. Ya a solas se permitió gemir y tocar su pene por encima de su short, sentía que explotaría en cualquier momento. La vibración se detuvo y poco después volvió, Jimin tenía que encontrar la manera de detener eso. Se quitó el short junto a su ropa interior y rápidamente ingresó dos dedos dentro de su ano para intentar sacar el juguete. 

—¡Mierda, no! 

Gritó frustrado, sus dedos no llegaban hasta donde estaba el vibrador. Maldijo sus dedos pequeños. Se quedó sentado a la espera de modular su respiración y recobrar la compostura, Pero nuevamente una oleada de placer azotó en su interior. Jadeante y con las piernas temblando escuchó la puerta del baño ser tocada cuando las vibraciones volvieron a parar. 

—¿Quién? 

El pomo giró y la puerta se abrió, maldijo en sus adentros no haber bloqueado el pestillo. Trató de cubrirse con la camisa larga, y lo logró, pero la persona que había entrado había visto todo. Cuando Jimin levantó su cabeza y lo vió, todas las tonalidades de rojos se hicieron presente en sus mejillas. 

—¿Te sientes mal, Minnie?

Maldición su voz, podría tener un orgasmo tan solo escuchando su voz cerca de su oído. Negó mordiendo su labios inferior, no podía verlo, no podía creer que eso le estuviera pasando a él. 

—¿Seguro? —el menor asintió frenéticamente. Rezando hasta lo que no sabía para que las vibraciones no volvieran. Pero fue inútil, se removió con los ojos cerrados por la vergüenza, y gimió con su labio inferior entre sus dientes. 

—¡Yoongi hyung, salga de aquí por favor! —pidió sintiendo la necesidad de masturbarse, pero no lo haría frente a Yoongi.

—¿Por qué debería? 

Las vibraciones se detenían exactamente cuando estaba a punto de terminar, cortando con las sensaciones para luego volver aún más fuertes. Ya no soportaba, sentía que en cualquier momento colapsaría. 

—¡Maldición, Hoseok! —Yoongi soltó una risita. 

—¿Qué pudo haber hecho mi primo? 

—Él… él tiene el maldito… control. 

Las vibraciones volvieron y con ello los gemidos que ya no le importaba si eran escuchados por Yoongi o no. 

—¿Control? ¿Qué control? ¿Hablas de este control? 

Jimin levantó la vista para ver al hombre pálido con un pequeño control de velocidades en su mano. Era el colmo, se sentía morir, quería que la tierra lo tragara y lo escupiera en la Antártida para morir congelado. Yoongi apretó nuevamente el botón haciendo enloquecer al rubio. Jimin se levantó e intentó quitárselo, pero ante las nuevas vibraciones cayó de rodillas en el piso, jadeando. 

—Por favor, apágalo. 

La risita de Yoongi volvió a hacer presencia y su rostro frente al suyo, Yoongi estaba de cuclillas frente a él. Le dió el pequeño control y Jimin lo tomó sin siquiera levantar la mirada. 

—¿Por qué no solo trataste de sacarlo? —con la respiración agitada Jimin trató de responder. 

—Lo intenté… no pude. 

Yoongi bajó su vista a las pequeñas manos del rubio, observando que sus dedos no eran tan largos. Cayó a la cuenta con una sonrisa en sus labios. Sin permiso alguno tomó ambas manos del rubio y lo ayudó a levantarse. Tomó el short con su ropa interior y lo sacó del baño llevándolo al segundo piso. 

—¿Adónde vamos?

—Te ayudaré —respondió simple. Al entrar a una habitación pudo ver que esta era espaciosa, la cama perfectamente arreglado, varias guitarras colgando de la pared y un piano en una esquina—. Acuéstate en la cama. 

Las mejillas de Jimin se tiñeron, aún tenía la erección por debajo de la holgada camisa. No sé iba a abrir de piernas, y menos ante Yoongi. Sin embargo, el pálido reacio a recibir una negativa lo guió hasta la cama y lo acostó, sin previo aviso metió dos dedos dentro suyo haciendo al menor retorcerse en la cama. Ingresó aún más sus dedos, hasta que la punta de ellos tocaron el objeto duro y entonces pudo cantar Eureka. 

Debió sacarlo, debió ayudar al menor porque en parte era su culpa. Pero verlo jadeante y gimiendo sobre su cama había sido la gota que derramó el vaso para su cordura. 

Todo comenzó a inicios de su último año, cuando vió al chico de cabello dorado e inmediatamente le gustó, antes no le había llamado la atención para nada Park, pero exactamente ese año había visto un magnífico cambio en él que lo dejó boquiabierto. 

Y finalizó hace una semana, cuando no pudo seguir ocultando mucho su enamoramiento por el menor. Sin poder ser discreto, su hermano menor y sus primos, Hoseok y Nam se enteraron de ello por no saber disimular cuando veía a Jimin. 

Exactamente esa fiesta se había creado con el propósito de juntar de una vez por todas a ambos, pero eso no lo sabía ninguno de los dos, excepto por los primos de Yoongi; Jungkook, que era hermano menor de Yoongi y claro, Taehyung. 

—Jimin —el mayor no soportaba ver ni un segundo más las expresiones de placer que hacía el menor. 

—Si… sigue así. 

Jimin ya no pensaba con claridad, solo disfrutaba con los dedos de su amor platónico dentro de él, moviéndose de una manera embriagadora. Sin proponérselo, empezó a mover sus caderas al ritmo de las embestidas lentas que Yoongi había iniciado. 

Los dedos de Yoongi salieron y volvieron a su interior con una rapidez tal, que gimió alto. 

Al lado de él pudo ver el objeto vibrador, pero los dedos de Yoongi seguían moviéndose dentro de él y ya no le importó que tan fácil se vería. Abrió sus piernas hasta que estás quedaron apoyadas en el colchón, dándole una exquisita vista al pelinegro. 

Yoongi subió la camisa del menor, teniendo acceso a sus pezones y su silueta delgada. Sin dejar de hacer su trabajo atrapó uno de ellos con sus labios, chupando con leve fuerza. 

Las manos de Jimin se enredaron en su cabello excitando aún más, los gemidos del menor se hacían cada vez más agudos y tentadores y él no era quien para callarlo, por lo que dispuesto a hacer gritar a Jimin arrastró los labios y lengua bajando por la línea recta de su cuerpo hasta llegar a su ombligo, sintiendo como el pene húmedo del chico rozaba su barbilla. 

—Ah, Yoongi. 

De un movimiento rápido Yoongi engulló el pene del menor en su boca, usaba su lengua y sus labios, dejando resbalar saliva en gran cantidad para hacer que los sonidos de él comiéndose la verga de Jimin llegaran hasta los oídos del propio. 

—Yoongi… para, joder detente… voy a…

Y no le dió tiempo de seguir ya que el mayor empezó a chupar con más fuerza hasta su orgasmo. 

Yoongi tragó todo el semen del menor, y tras limpiar su boca se acercó al oído de Jimin. 

—Minnie, déjame entrar en tí, por favor. 

Escuchar esas palabras de parte de Yoongi hicieron que fuegos artificiales estallaran en su cabeza y mariposas volaran en su estómago. Solamente atinó a sonreír ruborizado y asentir, porque estaba seguro que si decía la más mínima palabra gritaría como un maldito loco. 

Observó cómo con mucha prisa Yoongi se desvistió y se alzó sobre él y sin mucha espera hundió su miembro en él. Pensó que tal vez aquello sería solamente sexo, pero al sentir los labios de Yoongi sobre los suyos captó que aquello iba mucho más allá que solo un encuentro de una noche. 

El sabor del cigarro y la menta se mezclaba con el suyo a alcohol, era una combinación maravillosa. El sonido de sus pieles chocando eran opacados por la música alta y que en ese momento tocaba una pista de electrónica que hacía el momento más ardiente. 

De un movimiento rápido de parte del pálido, Jimin acabó encima de Yoongi, y empezando a mover las caderas continuaron con el momento hasta que Jimin no pudo aguantar más. 

—Yoongi… joder, me gustas. 

—A mí también me gustas, hermosura. —Jimin hizo los movimientos más lentos al ver que Yoongi no había entendido, según él, el verdadero significado de sus palabras. 

—No, no entiendes. Me gusta… yo, estoy enamorado de tí. —Yoongi levantó su espalda del colchón y rodeó su cintura para besar al menor. 

—Yo también estoy enamorado de tí, pequeño. 

Tras un suspiro de ambos continuaron el encuentro hasta que ambos terminaron entre gemidos agudos y graves. Yoongi dirigió el cuerpo del menor al lado suyo, empezando a acariciar su espalda y recorriendo su cintura. 

—Te quiero —susurró el mayor—. Minnie ¿Quieres ser mi chico?

¿Estaba soñando? Por qué si Jimin estaba soñando jamás quería despertar. 

—¿Como tu novio? —el mayor asintió entre su cuello, inhalando el perfume a vainilla que lo había vuelto loco—. Claro que quiero, Yoonie. 

—Me alegro, porque no estaba dispuesto a recibir un no por respuesta —Jimin alzó una ceja. 

—¿Y qué ibas a hacer si decía que no? 

—Conquistarte y follarte hasta que te enamoraras de mí. 

Jimin rió a carcajadas, cosa que le pareció maravilloso al mayor que besó su barbilla mientras el menor tenía un ataque de risa. Para finalizar en sus labios, en un besó que ambos disfrutaron siendo ya una pareja oficial. 

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