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"SECRETOS REVELADOS"
Jinwoo suspiró con pesadez en cuanto terminó aquella larga llamada con su manager. Tenía en su rostro esa mueca de disgusto cuando apoyó ambos brazos en el barandal del balcón de su nuevo apartamento. El clima era demasiado frío y antes de salir se había abrigado muy bien para atender su llamada.
Desde el lugar en el que estaba, Jinwoo podía admirar una impresionante vista de la ciudad. Las calles, cubiertas por una capa blanca y brillante de escarcha tras la nevada. Se preguntó qué había sucedido para que su mánager decidiera darle aquel ultimátum. La situación parecía estar tomando un rumbo preocupante. Estaba atestado de cosas que hacer, y siempre era advertido sobre su trabajo en el club, sin mencionar que no se había mudado por completo al club. Tenía un gran número de cajas por organizar y la simple idea de ello le resultaba agotadora, añadiendo aún más cansancio a su estado actual.
Y Kim no sabía cómo tomarse todo lo que estaba sucediendo. Aunque su situación con Hyusang había mejorado, parecía que la vida se empeñaba en no permitir su felicidad, ya que su carrera en ese momento estaba en un punto crítico debido a sus decisiones. Se encontraba en una situación realmente difícil. Lo peor de todo es que sabía que las cosas iban a terminar así debido a su terquedad. Entonces, después de restregar sus manos en su rostro de una forma frustrada, se apuró en adentrarse a su apartamento.
Su pelea sería al siguiente día por la que había estado entrenando de forma insistente. Se mantuvo de pie en el marco de la puerta, sin apartar la mirada de Hyusang mientras este descansaba en la cama, absorto en su teléfono móvil.
Nuevamente, habían tenido relaciones, en su nuevo apartamento de paso. La experiencia fue tan sublime y maravillosa que aún podía sentir el cálido roce de la piel del rubio sobre la suya. Los dulces suspiros seguían resonando en sus oídos mientras, una vez más, repasaba en su mente las diferentes posiciones que habían explorado juntos. Recordaba claramente cada detalle de la desnudez de Hyusang, que había trazado con sus besos, dejando nuevas marcas en su suave piel.
-Nos hemos estado viendo mucho en estas últimas semanas, incluso en el club. Tú mismo rompiste tus reglas y yo también lo hice, ¿algo que quieras declarar? -inquirió el tatuado aquello con un tono burlón, subiendo a la cama, para rodear el cuerpo ajeno entre sus brazos fornidos.
Hyusang soltó una risita en respuesta, ¿cómo podría defenderse con eso?
-Puedo reservar mi derecho de permanecer callado -se defendió a la vez que jugueteaba con el cabello ajeno-; simplemente las cosas resultaron de forma curiosa.
Rozó su nariz con la mejilla contraria. Sentía el leve nacimiento de la barba del menor bajo su tacto. Solo entonces se apartó para girar su cuerpo a su costado y apoyar su cabeza contra su mano para mirarlo con atención.
-¿Alguna declaración que quieras hacer en mi lugar, Kim? -anexó después.
-Me declaro culpable de todos los cargos. -Hyusang rio entre dientes. Jinwoo le tiró de la camisa, clavando la vista a aquellos labios y se lamió los propios-. Hyung...
-Dime, conejito. -El pelinegro sonrió complacido ante aquel absurdo apodo. Levantó su mano y con sus largos falanges acarició su mejilla de forma suave.
Volvió a lamerse los labios, haciendo que los ojos cafés de Hyusang bajaran a aquellos y sintió la necesidad de solo inclinarse y besarlo, más cuando tenían aún ese aspecto hinchado debido a las acciones de hace media hora y ese recuerdo le trajo una sensación hormigueante en su pecho.
-Hyung...
-¿Quieres besarme, conejito? -El pelinegro asintió antes de atraer al contrario tirando de su camisa, y colisionó su boca entreabierta con la ajena. Los chasquidos del beso se hicieron presentes acompañados de respiraciones pesadas y ritmos cardíacos errantes.
Hyusang acarició los labios de Jinwoo con ternura, usando la punta de su lengua para mimar y dibujar el contorno de la misma antes que el pelinegro tomara las riendas del beso, tornándolo más exigente. El tatuado se apartó jadeante, incapaz de poder reprimir las emociones que estaban a flor de piel cuando se alejaron por falta de aire.
-Hyung... Me gustas -finalmente Jinwoo soltó; Hyusang le miró en respuesta, paralizado-. Me gustas mucho.
El mayor quedó paralizado ante sus palabras.
-Jinwoo-ssi... -Por primera vez, el que le llamara por su nombre le sentó como una patada en los huevos. Por lo que se reincorporó tensándose, Hyusang hizo lo mismo, pero sin mirarlo-. Yo...
-Hemos roto las reglas, Hyung, hemos quebrantado en su mayoría. -Jinwoo tragó saliva, incapaz de tolerar el nudo que se estaba formando en su garganta-. Se supone que no debería haber sentimientos de por medio y, mierda, lo sé. Está jodido. Pero no puedo controlar esto y...
-También me gustas, Jinwoo -Hyusang le interrumpió y Jinwoo juró que quedó sin aire. Las mejillas de ambos adquirieron color-. Me gustas, pero esto no se puede, yo...
-¿Por qué no se puede? -Jinwoo intervino, incrédulo-. ¿Por qué tengo novia? ¿Es por eso? Si ese es el caso, yo...
-No -el rubio le interrumpió mirándolo con el ceño fruncido-. No lo harás. Ni te lo plantees.
-Pero yo no la amo. -Ambos quedaron sorprendidos ante aquellas palabras.
-Estás confundido, Jinwoo, esto...
-No intentes invalidar mis sentimientos, Lee Hyusang -le entrometió con los dientes apretados-. No tú.
El mencionado tragó saliva finalmente, levantándose de la cama. La pesadez se hizo presente en el ambiente en el que ninguno se atrevió a mirarse al otro.
-Vaya, esto es muy diferente -Yuna mencionó al entrar al apartamento con sus ojos muy abiertos.
Se hizo una idea de lo grande que podía ser desde la ocasión en que dejaron a Jinwoo en el vecindario, incluso cuando él mismo le había enviado fotos. Se replanteó el gran cambio de ambiente que ambos se verían hospedando, pero, en definitiva, las fotografías no le daban mérito al ver el lugar al final amueblado, luciendo tan limpio y armonioso ante la vista.
Yuna se sintió conmovida al reconocer algunas de las decoraciones que había comprado con su esfuerzo hace varios años presentes, algo que no tardó en mencionar.
-Las conservaste, es increíble, Oppa -aludió, señalando las tazas de pareja como algunos otros implementos: pantuflas de casa y el viejo tapete de bienvenida.
Jinwoo forzó a su boca a sonreír, ya que en realidad conservarlo no fue su idea, sino de Hyusang. Por lo que ese detalle le dejó un sabor amargo en el paladar.
-Me alegro de que te guste, linda. -Jinwoo se apresuró a llevar las pertenencias a la habitación principal, donde luego ayudaría a su novia a instalarse por completo. Llevó las bolsas de medicamentos al sitio que había bautizado para ese, un mueble cerca del baño camino a la cocina-. Toma una ducha. Podemos calentar lo que hizo tu madre para cenar.
-Está bien, gracias, cariño. -Se escucharon sus pasos alejarse, donde finalmente Jinwoo dejó salir un suspiro pesado.
Habían pasado algunos días en los que Hyusang no respondía sus mensajes; quiso creer que estaba ocupado con su trabajo, pero el no verlo en Eros quizás fue mucho peor de lo que imaginó. Jinwoo se sintió perdido. Le dolía el pecho cada día en el que era incapaz de poder encontrarle sentido al abrupto distanciamiento con el rubio, pero sobre todo, el no poder hablar con alguien respecto le estaba carcomiendo la mente en sus pocas horas de sueño.
Quiso aferrarse a la idea de que el regreso de Yuna aclararía su mente, que traería consigo al viejo Jinwoo enamorado de antes, aquel que suspiraba en su presencia, aquel que no se preocupaba más que por obtener dinero, pero cuando esto no sucedió, se sintió decepcionado, incluso culpable de tener que usarla para no tener que pensar en alguien más; se consideró el peor ser humano por todo eso y, solo entonces llegó a una conclusión, que su karma estaba llegado y debía pagar por sus acciones un alto precio.
-¿Cariño? -Jinwoo dio un respingo al escuchar la voz de Yuna, por lo que apartó la mirada de la taza de té que yacía en su mano para observarla. La castaña solo vestía una de sus camisas de entreno y podía apreciar sus delgados muslos desnudos, tragó saliva-. ¿Todo está bien?
Sus ojos examinaron las clavículas que se asomaron en el cuello de su camisa, haciendo lucir esa mujer diminuta, vulnerable, y eso lo hizo sentirse peor.
-Sí. Todo está bien, ¿por qué lo dices?
Esta examinó el rostro del contrario con fijeza y Jinwoo volvió su vista a aquella camisa que estaba de regreso en su armario, sorprendiéndole, ya que la había dejado en aquel hotel y con ello trajo un recuerdo. Hyusang le había enviado fotos prometedoras usándola, memoria que mandó punzadas a su ingle y se maldijo por eso.
Le costaba concentrarse cuando los muslos tonificados de Hyusang venían a su cabeza; la manera en que empuñaba la tela de la misma en su vientre para presumir su pequeña cintura y levantaba la misma cerca de su entrepierna de forma sugerente; los chupetones vigentes en su cuello y el cabello desordenado mientras sonreía a la cámara de forma holgazana, casi burlándose del Jinwoo de ese momento por no poder sacarlo de su mente, y lo maldijo por eso.
-Hay algo que quiero hablar contigo, no sé si este es el momento adecuado. -Jinwoo parpadeó numerosas veces y asintió, dejando la taza a un lado del mesón.
-Claro, soy todo oídos, preciosa. -Otra vez, se vio obligado a sonreír y Yuna al parecer notó eso, porque su rostro siguió serio-. ¿Qué pasa?
-¿Cómo pagaste mi tratamiento en ese hospital, Oppa? -Hizo una pausa antes de seguir hablando-. ¿Cómo lograste pagarlo tú solo todo eso? No me mientas, mis padres me dijeron la verdad.
Jinwoo se quedó muy quieto; casi dejó de respirar ante la idea de que su novia supiera sobre su contrato confidencial con Hyusang, o peor, que tuviera una corazonada de que tal vez regresó a las peleas ilegales cuando le había prometido no volver a hacerlo.
-Es verdad, pagué el tratamiento; yo solo lo hice con trabajos nocturnos -Jinwoo respondió con falsa seguridad.
-«"Trabajos nocturnos"» -Yuna repitió con expresión estoica y cruzaba sus brazos contra su pecho-. ¿Qué clase de trabajos, Amor?
-Fui repartidor de medio tiempo y trabajé en tiendas de conveniencia; también hacía domicilios y otros oficios que se me presentaban -Jinwoo enumeró, pues eso era cierto.
-Eros Club. -Jinwoo juró que lo que escuchó era una mentira, que fue parte de su mente perversa en hacerle perder los nervios, por lo que quedó paralizado, sin respirar, sin parpadear; casi deseó dejar de existir-. Eros Club es un club nocturno dirigido a gente desviada, de gustos cuestionables y enfermos.
Aquellos ataques los sintió incluso personales para él.
-Yuna... -Jinwoo tragó saliva e intentó pensar en una excusa, algo que lo salvara de lo que parecía ser una posible discusión-. Yo...
-Eres el bailarín principal de ese sitio, lo sé -le interrumpió arrugando las cejas-. ¿Crees que no me daría cuenta, Oppa? ¡No vivo bajo una piedra! ¡Tus presentaciones están en todos lados en los últimos días!
A Jinwoo temblaron los labios, sintió mareado y casi juró que sus piernas iban a ceder.
-Yuna, yo...
¿Cómo podía siquiera justificarse? No se había planteado la forma en que iba a explicarle a su novia en caso de que esa situación sucediera, y aunque no se cerró ante la idea de que eso fuera suceder, aun así no encontró forma de explicar sus decisiones.
-Lo siento. -La chica sollozó en el momento en que rompió aquella falsa seriedad, sorprendiendo al contrario-. No tenía idea. Dios santo, en serio, no tenía idea de lo que estabas pasando por mi culpa.
Jinwoo negó con la cabeza mientras se acercaba lentamente.
-Fue mi elección, Yuna, es un trabajo en el que me pagan bien, solo bailo y ellos... son respetuosos. -La mencionada, en vez de encontrar alivio en sus palabras, se sintió más culpable-. No quería decirte porque estaba seguro de que te negarías a recibir el tratamiento.
-¡Prefería morir a someterte a tal humillación! -A pesar de su enojo, permitió ser consolada por su pareja.
-No digas eso, Yuna. -La castaña soltó un sollozo ahogado.
-¡¿Cuándo pensabas decírmelo, Oppa?! ¡¿Acaso no confías en mí?!
-No quería preocuparte -Jinwoo le interrumpió luego de tragar saliva-, por favor, no llores.
-Si te hubiera pasado algo en ese horrible lugar, yo...
-Yuna, estoy bien. Deja de pensar que Eros fue peor que los meses en los que sufrí en las peleas.
Fue entonces Yuna se aferró al torso del tatuado, más no dijo nada, porque en el fondo ella sabía que tenía razón. Curar las heridas de Jinwoo y el temor de no volverlo a ver con vida al verlo partir a escondidas para participar en esos eventos, solo para tener algo de dinero para comer, jamás igualaría a su inconformidad del saber de aquel trabajo.
Confiaba en la palabra de su novio y sus principios, por lo que si defendía aquel lugar que le dio apoyo económico no podía simplemente ser de mente cerrada como para cegarse por sus prejuicios, pero, mierda, le tomaría más tiempo de lo que imaginó en procesar aquello.
Los videos circulando en las redes, cuando volvió a usarlas después de no haberlo hecho por casi dos años, no solo dejó amargura en su pecho al sentirse como una carga para Jinwoo, sino que trajo una profunda nostalgia en ella, en la que recordó las ocasiones en que su pareja le había mencionado lo mucho que disfrutaba bailar, por lo que el juzgarlo luego de soltar todo lo que tenía en mente solo le hizo sentirse decepcionada de sí misma, ya que había planeado hablarlo de otra manera con su novio, no de tal forma.
-Lo siento, Oppa, es solo que... Estoy tan avergonzada de haber sido una carga, que estoy siendo irracional juzgándote -Yuna rompió el silencio luego de sorberse la nariz, casi viéndose agotada-. ¿Aún trabajas allí, Jinwoo?
El mencionado se tensó ante aquella pregunta. La posibilidad de que su pareja le solicitara dejarlo lo impulsó a tensarse, ya que estaba convencido de que sería incapaz de hacerlo, y el volver a mentirse no estaba en sus planes.
-Sí, aún lo hago. -Yuna asintió, dejando que Jinwoo le acariciara la espalda.
-Tú, te... ¿sientes cómodo con ellos? ¿Has hecho amigos en ese lugar? -El pelinegro suspiró.
-Sí, son personas muy agradables. Yuna, me han ayudado más de lo que podrías imaginarte. -Aquella revelación sorprendió a la misma, porque conocía a Jinwoo, y sabía perfectamente que no era el tipo de persona que solía dejarse ayudar por personas que no fueran de su círculo social.
-Tenemos tiempo, puedes contarme cómo llegaste allí. -Jinwoo se apartó con las cejas levantadas; Yuna se vio avergonzada ante su cambio abrupto de actitud-. Claro, si deseas.
-Sí. Te lo contaré. -El tatuado preparó algo de chocolate caliente para su chica y calentó su té de nuevo para que ambos se sentaran en la sala. Solo cuando encontraron una posición cómoda. Jinwoo empezó a relatar-: En realidad, empecé a bailar para ellos hace casi cinco años. Encontré un volante por simple coincidencia; llevaba un pedido a Gangnam-gu, y solo cuando vi una cola considerable, decidí aprovechar por preguntar. Iba a negarme al saber de qué se trataba, pero al escuchar el sueldo de un bailarín promedio decidí intentarlo y probar a la suerte...
Jinwoo relató lo incómodo que se sintió al aguardar su turno ante la mirada de los hombres en su persona, cuánto tiempo tuvo que esperar antes de que lo hicieran pasar a un amplio escenario donde tuvo el primer encuentro con Lee Hyusang; jamás olvidaría aquella cabellera rubia y esos ojos brillantes que le trasmitieron confianza desde el primer instante y cómo pudo lograr quedar.
-¿Lee Hyusang es el dueño del club? -Yuna y Jinwoo asintió. La chica sacó su teléfono donde buscó el nombre, donde la cuenta del mismo apareció en su pantalla.
El tatuado se sintió extraño; que la castaña estuviera hablando de su doble vida mientras miraba las fotos del hombre con quien había estado acostándose, era casi algo que jamás imaginó vivir.
-Es muy joven, ¿cuántos tiene? Dudo que esté en los treinta -Yuna admitió luego de ver algunas fotografías y no pudo evitar reír-. Vaya estilo se carga, es guapo, eh.
La sensación molesta se propagó desde su pecho a todo su diafragma. No negaba que una parte de él se sentía aliviado al saber como su novia estaba tomando las cosas, mostrando cierto interés en su doble vida. Pero eso, de algún modo, le estaba molestando. En especial, cuando se trataba de Lee Hyusang. No quería que el rubio siguiera siendo juzgado por la única persona importante que tenía en su vida, o más bien, una parte egoísta de él tenía esa necesidad de mantenerlo alejado de ella y no sabía el porqué.
-Tiene veintinueve, creo. -Jinwoo se rascó la cabeza con nerviosismo-. Él luce como alguien superficial, pero es muy amable; mis compañeras dicen que es encantador.
-Pero es gay -Yuna le interrumpió, mirando las últimas fotografías-. Y al parecer no le da vergüenza de ello; su perfil lo dice.
Jinwoo tragó saliva mientras se removía en el sofá.
-Supongo que los tiempos han ido cambiando, ya sabes...
-¿Has interactuado con él? -Yuna preguntó levantando una de sus cejas-. Me imagino que sí, es tu jefe de todos modos, ¿cómo es su voz? ¿La finge? Ya sabes, los gais suelen feminizar su voz y...
-Yuna... -Jinwoo reprochó-. Me solías regañar por mis prejuicios y estás sobrepasándote...
La chica se sonrojó con fiereza mientras apagaba el teléfono para volver su atención a su novio.
-Tienes razón, disculpa, todo esto es nuevo para mí; no quiero encasillar a las personas, pero necesito tener un molde para poder entenderlos. Necesito un punto de partida para así ser capaz de aclarar todo lo que abarca toda esa nueva información.
-¿Por qué no mejor intentas conocerlos en vez de suponer como son en realidad? -Sus ojos se abrieron ante la idea.
-¿Qué? ¿Conocerlos? ¿A ellos? -Esta parpadeó numerosas veces.
-Ellos saben de ti, son conscientes que trabajo allí por tu salud y desean conocerte cuando se presentara la oportunidad, y quería hacerlo, pero no sabía cómo. -Esta asintió con lentitud mientras apretaba los labios.
-Entiendo. -Hubo un silencio en medio de ambos-. Entonces los conoceré.
La sola idea le revolvió el estómago; el que sus compañeros pasaran un mal momento por los prejuicios de su novia no era un plan que quería que se llevara a cabo; ya había tenido suficiente con los pesados años en los que ellos tuvieron que soportarlo siendo un mal colega.
-Yuna, siento que no es momento para que lo hagas. -Hizo una pausa-. Hay muchas cosas que tienes que asimilar.
-Investigaré, ¿de acuerdo? -Yuna aclaró tomando las manos de su novio-. Intentaré ser abierta y solo investigaré; cuando esté lista te lo haré saber, ¿te parece?
Jinwoo no pareció muy convencido ante la idea; de por sí esa conversación le parecía incluso difícil de procesar para él. No se imaginaba cómo debía tener la mente su novia. Por lo tanto, la idea de que esta esté intentando forzarse a entenderlo, a aceptar su otro mundo, para compensar el mal rato que debió pasar por esos años, lo motivó a fruncir el ceño.
-No tienes que sentirte obligada a adentrarte a conocer mi trabajo, además, ahora estoy centrado en el boxeo -Jinwoo aclaró.
-Quiero hacerlo.
-Yuna...
-En serio, quiero hacerlo. -Este suspiró en respuesta con pesadez.
Conocía a su novia. Ella y él eran tercos en muchos aspectos, por lo que sabía que la castaña no la dejaría pasar tan fácil.
¡Hola, hola, mis lectores eróticos!
En esta oportunidad, quisiera agradecerles a las nuevas personitas que se han animado a leer esta increíble historia, por lo que lo haré personalmente: EvelynSantiagoOrtiz, Ramshunie_, albinocamila079, Mazorrita89. Muchas gracias por la oportunidad, y también a todos aquellos que también han estado presentes de un comienzo. Muchas gracias.
¡Les deseo un bonito fin de semana!
Los quiero mucho.
LAURA OSPINA
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