Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24

"ATRACCIÓN CULMINANTE"

Durante la mayor parte de su vida, la única preocupación que se mantenía vigente en los pensamientos de Jinwoo era luchar por las cosas que deseaba, y en el proceso se había encontrado con demasiadas situaciones que habían sido un obstáculo para ello, pero pronto se empezó a desviar todo. 

Kim no solía fijarse mucho en las mujeres a su alrededor; había tenido amoríos de juventud en el pasado, en sus años de rebeldía; creyó haber dejado sus malos hábitos cuando formalizó su relación con Yuna, porque mierda. 

Estaba enamorado. 

El largo tiempo en que se vio a sí mismo casándose y formando una familia fueron vigentes en los primeros cinco años de relación. Aun cuando la enfermedad se presentó, Jinwoo jamás desdibujó esos planes a futuro con su amada chica. Pero para ese entonces todo cambió y... estaba asustado, en el instante en que reconoció profundamente lo mucho que aquel hombre, con aquella tez perfecta y cabello rubio, le atraía.

Fue un conflicto que le quitó el sueño por semanas, donde le dio razón a su debate moral sobre qué demonios estaba haciendo con su vida. Se burló de su persona al plantearse la primera vez que lo reconoció, más cuándo él mismo fue quien pensó que los sentimientos eran la cláusula del contrato más inútil y carente de sentido, porque su «yo» del pasado pondría las manos al fuego al jurar con certeza que eso no iba a suceder.

Maldijo por eso. 

Maldito los meses siguientes, cada ocasión en que se quedaba a solas con él, donde solía sentir su torrente sanguíneo elevado y el ritmo cardíaco ir en aumento cada vez más. El bailarín sentía cómo su corazón retumbaba contra su pecho de forma exagerada. A veces creía que era por todo el estrés que vivía en su trabajo, pero se consideró un cobarde cuando el tiempo iba avanzando y los síntomas se mantuvieron vigentes, mucho más, cuando no pudo frenar más sus emociones.

No cuando empezaron a involucrarse en aquel trabajo donde se supone no deberían suceder. 

Fuera como fuera, no había momento en el que a Jinwoo no le gustara tener de cerca a Lee Hyusang y eso solo lo mortificó en aquel tiempo de ausencia, donde pudo pensar con más claridad la situación. Fue el viaje, y este se sintió entusiasmado de poder llevarlo a cabo; además, tendría tiempo libre para sí mismo, porque de eso se trataba. 

Se tomaría su tiempo para poder tener un momento lejos de los diez mil problemas que tenía en Seúl. Siendo honesto, él pensaba que nunca tenía suficiente descanso; por esa razón, dicha oportunidad sonaba como la alternativa perfecta para poder hacerlo cuanto quisiera, o al menos esa era la idea.

Estaba tan distraído en lo suyo que, cuando menos lo notó, se había instalado en aquel hotel sofisticado, y en el momento en que estuvo sobre la cama después de su entreno y la cena, se quedó absorto en algunas conversaciones que no había atendido en su aplicación social. Entre ellas, encontró varios videos y mensajes del hombre que le había pedido ver aquellas audiciones y, mientras los revisaba, una idea bastante sugerente atravesó por su cabeza. 

Una idea poco moral: sus orbes oscuros se desviaron al espejo frente a la cama; no dudó dos veces en ir directo a la aplicación de la cámara de su teléfono y sacar una foto que envió después al chat de su jefe, aprovechando que no llevaba nada de ropa debido a la reciente ducha.

"Estoy viendo sus audiciones ahora mismo, luego tendrá respuestas". Adjunto el mensaje a la foto sin descaro, para después dejar su teléfono junto a él, y descansar su espalda contra la almohada.

Un momento más tarde, el aparato emitió la notificación, por lo que lo agarró con una sensación cosquilleante en su estómago. El rubio le había enviado una foto con similar sugerencia, donde su desnudez resaltaba en la tina con la espuma. Jinwoo se vio a sí mismo en el reflejo de su teléfono, lamiendo sus labios con sus ojos oscureciéndose.

"Estoy respondiendo tu mensaje mientras decido cómo debería castigarte por tu mal comportamiento"; "Así que prepárate", fue la respuesta de su jefe.

Jinwoo soltó una risita, buscó su número en los contactos y se llevó este a la oreja mientras mordía el arete de su labio.

—Hyung, ¿aún sigues en la tina? —preguntó con voz ronca. Este apenas su llamado fue respondido.

Los siguientes días no fueron distintos a los que acostumbraba cada vez que se encontraba lejos. Sabía que hay una cantidad de dinero de por medio, y que debía ganar como diera lugar si quería entrar oficialmente al mundo del boxeo profesional; por ello, tuvo poco tiempo para sí mismo cuando ha estado en entrenamientos preliminares. No fue ninguna sorpresa cuando a fines de semana ganó dicha pelea con facilidad. 

Lucía como cualquier tipo intimidante después de abandonar un ring cuando volvió al hotel.

Aunque era evidente que había tenido secuelas y que su labio inferior tenía una pequeña cortada que no se comparaba al estado de su contrincante, para ese punto Jinwoo solo deseaba dormir una semana entera. El desgaste mental después de una lucha era grande, por ello, antes de volver a Seúl, sabía que debía ser atendido y examinado con más profundidad para descartar posibles daños internos.

Soltando un gruñido, Hyusang se dio suaves palmaditas en su hombro mientras veía el ensayo de los que habían quedado de forma oficial como bailarines de Eros. Minjae les estaba enseñando una coreografía grupal para examinar sus destrezas y fortalecer sus debilidades; el rubio quiso ser partícipe a pesar de que se encontraba agotado, aun cuando fue regañado por él mismo a causa de eso.

Su atención se desvió de ello cuando unas manos le acariciaron los hombros; el olfato de Hyusang era agudo, por lo que había aprendido a reconocer a las personas por su aroma, de modo que reconoció a Kim Minho antes de sentir el aliento del mismo en su oreja. El rubio le dedicó una pequeña sonrisa, evidentemente sorprendido ante su aparición.

—Te ves cansado, Sang —mencionó el médico, tomando lugar detrás de él para masajearle los hombros, haciéndolo quejar.

—¿A qué se debe el milagro de tu visita? —Hyusang interrogó.

—Wooyoung está en la ciudad, ¿no es así? —Jinwoo asintió en respuesta—. Aproveché que andaba por estos lugares para echar un vistazo al local nuevo que modificaste.

—¿Viniste solo porque Wooyoung está en la ciudad? ¿O por qué en verdad querías verme? —interrogó el rubio con fingida ofensa.

—¡Quería verte! —el contrario afirmó; sus ojos rasgados le examinaron por un largo momento—. ¡Hablo en serio! Sabes que un médico renuncia a su vida social desde el instante que le interesa el área de la salud. No es como aquellos años universitarios que podíamos hacer lo que queríamos.

Hyusang asintió de acuerdo. 

Wooyoung y Minho eran sus amigos más cercanos desde que los conoció a finales de preparatoria; ellos fueron esa clase de trío dinámico que siempre estaban juntos sin importar sus diferencias. Sobre todo cuando se trataba de defender al rubio de los acosadores, sus mejores amigos eran creativos a la hora de tomar venganza; las ocasiones en que incluso lo hicieron contra maestros homofóbicos casi los expulsaron, en especial, en aquella oportunidad en que le desinflaron los neumáticos al culpable en más de una ocasión.

A los demás simplemente les hacían cosas de rebeldes como amenazas que prometían encuentros físicos en los que Lee debía intervenir para que no escalara a mayores. Aún recordaba con lividez la vez que Minho le había roto los dientes a un sujeto de la facultad de medicina que se pasó de listo con él. Se quebró dos nudillos en aquel acto, pero ni siquiera le importó.

Fueron años alocados en los que el padre de Hyusang debió ir varias ocasiones a causa de lo que hacían sus amigos, quien, en forma de agradecimiento, permitía que se quedaran en casa gran parte del tiempo y tomaba responsabilidad cuando sus tutores eran solicitados.

Incluso cuando llegaron a la universidad y tomaron caminos "separados", las actitudes protectoras de ambos por el rubio se mantuvieron vigentes. Los tres se protegían de forma mutua. Wooyoung, más allá de ser un hombre de negocios, era abogado, Minjae era un excelente médico y Hyusang un negociador por excelencia. Y aunque sus trabajos hicieron que los encuentros fueran tan limitados como para ser contados con los dedos, se amaban y mantenían en contacto cada que podían.

—Escuché que poco a poco se está dedicando más al asunto de leyes —mencionó Minjae mientras tomaba lugar en la silla a su lado.

—Su padre tiene un bufete. Sería cuestión de tiempo para que fuera involucrándose —dijo Hyusang cruzándose de brazos—. Su hermano apenas está a mitad de carrera; no creo que logré graduarse para cuando su padre finalmente otorgue a quien le dará el negocio, es evidente.

—¿Ya se arreglaron? —La sorpresa se hizo notoria en el contrario.

Hyusang sabía que la relación de Wooyoung con su padre se deterioró cuando decidió involucrarse con su negocio; le había insistido que era una perdida de tiempo, que mancharía su nombre y el de su familia, aún cuando intentó de algún modo mantener sus dos carreras. A pesar de su rol como heredero legítimo de un bufete de abogados reconocido lo mantuvo ocupado gran parte del tiempo, más de lo usual.

Hyusang no puso objeción porque desde un comienzo supo que eso ocurriría. 

Él podía manejar el negocio por su cuenta a pesar de que su mejor amigo siguió insistiendo que podía ayudarlo, y lo hacía desde la distancia, algo que, aunque el rubio estuvo de acuerdo por el desgaste, decidió no insistir en cambiar de opinión porque conocía a su amigo, que era igual de terco que él mismo.

—Supongo que al estar tan involucrado en el negocio familiar lo hizo pensar que había recapacitado —mencionó, sin dejar de mirar a sus bailarines—. Es viejo. Es entendible que no quiera tener desacuerdos con su hijo ahora que sabe que tiene los días contados.

Minjae arrugó la cara en respuesta.

—¡Jinwoo ya regresó! —Escuchó una voz femenina anunciar: Seoyeon.

Los bailarines no tardaron en mostrar su contento. Incluso los nuevos miembros dejaron de hacer lo que hacían para comentar al respecto. Con el cotilleo dentro de la zona de ensayo pudo darse cuenta de muchas cosas: la primera, Jinwoo ha ganado la competencia y buen dinero. Lo suficiente como para no tener que trabajar para él por un buen tiempo; segundo, se había convertido en el hombre más popular de todos los medios sociales cuando Hyusang decidió investigar un poco usando sus redes.

Se sintió orgulloso de aquel joven. Casi se vio así mismo sonreír con amplitud, pero esta se borró en el segundo que su queja resonó en la sala de ensayos al recibir un apretón en su músculo quirúrgicamente tratado por parte de su amigo, quien no tardó en disculparse. Los gritos aumentaron cuando la puerta se abrió y todos oficialmente dejaron sus obligaciones para felicitar al bailarín principal de Eros, apenas este cruzó la misma.

A excepción de Minho, quien volvió a acercar su boca al oído del rubio.

—Ya no necesita este trabajo, ¿cierto? Ahora que está ganando relevancia, deberá dejar el club porque manchará su carrera profesional. —La felicidad de Hyusang decayó. Tenía razón.

Un potencial boxeador que trabajaba en un club nocturno LGBTQ+ le traería consecuencias, más en aquella sociedad en la que vivía que, aunque habían avanzado considerablemente, los prejuicios se mantenían vigentes. La realidad se instaló como piedra en su estómago. 

Tenía que dejarlo ir...

Jinwoo estaba usando su habitual ropa para realizar sus prácticas cuando pisó el interior del sitio. Correspondió a los saludos, halagos y demás con una sonrisa tímida, pasando por alto los suspiros que dejaba de por medio, porque, pronto, pudo observar una silueta que conocía demasiado bien a través del enorme espejo central. Hyusang sabía que ya el pelinegro había notado su presencia y eso lo puso nervioso.

Observó cómo el tatuado realizaba sus estiramientos luego de sacarse la camisa. Hyusang casi se vio así mismo, rodando los ojos ante su descaro. Pero aun así, no pudo evitar apreciar al dragón a lo largo de su espalda con las alas extendidas; era elegante en un solo color que resaltaba en la anchura de la misma como de su cintura. Este ignoraba la atención que recibía mientras continuaba con lo suyo.

—Tú eres el médico, deberías saberlo. —Hyusang intentó distraerse con el teléfono, tratando de ignorar la sensación abrumadora que estaba creciendo en su vientre. Minho soltó una risita a su lado.

—Iré por algo para tomar, ¿quieres algo? —Hyusang negó con la cabeza.

A penas ha empezado a estirarse. Jinwoo pudo notar que sus músculos estaban mucho menos tensos después de aquella pelea. En ese momento solo se concentra en sus pasos; sin embargo, cuando tuvo la oportunidad, ha finalizado de pie al lado del rubio, mientras llevaba sus manos tras su espalda baja. Su torso desnudo brillaba por el sudor en el instante en que Hyusang lo notó.

Su corazón dio un vuelco en el momento que el tatuado se inclinó hasta su altura.

—¿No me extrañaste, Hyung? —inquirió aquello cerca de su oído, observando de reojo a la mayoría de los presentes idos en sus asuntos.

Hyusang tragó saliva con notoriedad; su ausencia había sido notada sobre todo con él. Claro, habían intercambiado unos cuantos mensajes, pero tener aquella figura imponente frente a él lo ponía nervioso.

—Muy apenas sentí tu ausencia, si te soy sincero —mencionó cruzándose de piernas para apoyar su mentón en el dorso de su mano, observando a los nuevos.

Jinwoo enarcó una ceja con una pequeña sonrisa.

—Eso no decías en los mensajes que me enviaste y nuestras llamadas a medianoche. —Las orejas de Hyusang enrojecieron en el instante que este volvió a inclinarse a la altura de su oído—. ¿Cómo era que decías? «Conejito, desearía que me tocaras esta noche. Sentir tu lengua en mi cuello mientras tu...»

—Ya que estás aquí. ¿Por qué no les das una bienvenida a los nuevos miembros? Seguramente querrán conocerte —Hyusang le interrumpió, dándole un suave empujón en los hombros para que se apartara, algo que hizo reír al tatuado.

Ese día Hyusang vestía más cómodo de lo usual. Solo un pantalón caqui que se cernía a sus caderas y una camisa de algodón de manga corta blanca básica acompañada de unos tenis del mismo tono. Se acercó a los mencionados, interrumpiendo los regaños de Minjae, arrastrando del codo a Jinwoo.

—Disculpa interrumpir la clase, Sunbaenim. Lo que pasa es que este caballero quería presentarse de forma oficial —el rubio dijo con una amplia sonrisa y finalmente sus ojos fueron al grupo de bailarines—. Me imagino que algunos conocen a K.JW. Pues le pareció buena idea darles una introducción al club. Porque aunque no lo crean, Jinwoo-ssi fue uno de ustedes, por lo que me parece adecuado que la estrella principal cuente su experiencia.

El rubio le dedicó una mirada haciéndose a un lado para permitir al tatuado ser el centro de atención, ganándose una significativa por parte del mencionado, por lo que retuvo una risita.

Inevitablemente, las mejillas de Jinwoo se han tintado de algún profundo carmesí, tras haber sido empujado por el mayor hacia el centro, y de nuevo tener algunos pares de miradas encima. Mordisqueó su labio inferior, terminando por empujar el aro de metal que yacía en la misma zona. No tenía mucho de que decir. La primera vez que había pisado el sitio, fue solo porque la necesidad de obtener un trabajo que le había llevado a tales extremos, por obvias razones, no iba a mencionar aquello.

Aunque no negaba que se había sentido un tanto intimidado por lo lujoso que era el sitio, además, estaba ubicado estratégicamente en una zona exclusiva de Seúl, por lo que asumió en primera estancia que su paga valdría la pena para doblegar su orgullo. Frotó sus manos tras su pantalón y aterrizó en su realidad cuando de nuevo escuchó al mayor darle la palabra.

—Yo... Como lo mencionó Hyusang-nim, soy K.JW. Es un gusto conocerles —empezó obteniendo aún más la atención tras haber soltado aquellas palabras—. No tengo mucha experiencia que contar, pero deben estar orgullosos de su elección; es un sitio increíble, y estoy seguro de que no tendrán arrepentimiento luego. —Expulsó una risita ronca que fue seguida por muchas más, y varios murmullos acerca de lo alto y fornido que era el pelinegro de cerca, quien lucía intimidado frente a todos los nuevos bailarines del lugar.

»Quizá nos crucemos seguido; estaré para lo que necesiten —finalizó inclinando suavemente su rostro, y ahora se alejó del centro del foco de atención. Continuaba siendo él, pero en ese momento con menos intensidad, cuando el coreógrafo volvió a su misión de regañarles por algunos pasos mal ejecutados.

Jinwoo pasó a sentarse contra el espejo, sin poder alejar su mirada del hombre rubio que le ha hecho pasar por aquella situación. Quien se acercó poco después, porque la silla donde estaba antes se hallaba a pocos metros, no dijo nada más, por lo que se atrevió a romper el silencio.

—Seguro está pensando que voy a renunciar, ¿no es así? —Hyusang volvió su mirada a su dirección—. Ya está al tanto del escándalo que ha surgido después de la pelea; yo no planeo irme; Eros es el trabajo más estable que tengo.

—Jinwoo... —El contrario suspiró; Jinwoo apretó la mandíbula—. No he pensado nada. Las decisiones que tomes que consideres convenientes para ti, voy a apoyarlas, si quieres quedarte. Será fantástico; si deseas marcharte, te desearé el mayor de los éxitos.

»Sin embargo, si pides mi opinión, una carrera deportiva como la tuya requiere de mucho entrenamiento físico y mental para estar enfocado en el asunto. Quizás no lo notes ahora, pero más adelante tus entrenadores querrán que te enfoques solo en eso. Tus horarios van a chocar y, por más que intentes manejarlo, no vas a poder hacerlo y simplemente tendrás que abandonar algunos de los dos —mencionó observando su cara—. Cuando eso ocurra, recuerda todo lo que te has esforzado en llegar a donde estás, y si es necesario... abandona el club.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro