Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18

"REVELACIONES DEL ALMA"

Hyusang sonrió satisfecho con el desastre humano que eran ambos. Se sentía muy bien. Casi juró que su cuerpo lánguido se sentía más relajado que una sesión costosa en el más prestigiado spa de Seúl. 

Solo cuando pudo tener control de sus propias manos, apartó los mechones de las facciones de Jinwoo, apreciando la rojez en sus mejillas y sus labios hinchados. Kim Jinwoo era la imagen erótica que no cualquiera podría apreciar a tal magnitud y se sintió bendecido al ser el único en poder hacerlo. Se veía como un esquistoso desastre. 

Permitió que sus pensamientos intrusivos se adueñaran de su razón e inclinó su cabeza y dejó un lametazo en su pecho, dejando varios chupetones en el área como venganza de las marcas que el tatuado había dejado en el propio y, aun así, el menor ni se inmutó. Su boca continuó recorriéndole la dermis, donde hincó los dientes en la curvatura que unía el cuello y el hombro antes de apartarse. Aunque se sentía somnoliento, debía arreglar aquel desastre antes de que pudiera tomarse una siesta. 

Se dio una ducha primeramente, poniéndose después la bata que encontró en el suelo y al volver palmeó el trasero del tatuado, quien yacía tumbado aún desnudo sobre su pecho. Solo entonces pudo apreciar los detalles del dragón negro en su espalda; era asombroso; los trazos y la posición de la criatura mítica, cuyas alas extendidas empezaban desde sus omóplatos hasta el final de sus costillas, eran hipnóticos. Las marcas de sus uñas y las fornidas piernas con que se cargaba ese hombre lo hizo tragar saliva. 

—Jinwoo. Ve a ducharte —Hyusang demandó, pero el ajeno siguió sin moverse—. Jinwoo-ssi. 

—No quiero. —El rubio rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos.

—¿Por qué no quieres? ¿Estás cansado? —El contrario afirmó con un ruido gutural—. Deberías hacerlo, luego podrás dormir. Estás sudado y lleno de...

—Semen, lo sé —interrumpió, apoyando finalmente los codos para mirarlo por encima de su hombro—. No me molesta, puedo dormir así.

—¡Dúchate! —Le tiró del pie, pero mover a aquel hombre era como intentar luchar contra una enorme pared de concreto. Sin embargo, después de una larga insistencia, logró hacerlo. 

Cambió las sábanas después de limpiar el material hidrofóbico del color blanco y limpió los espejos después. Hyusang se sintió avergonzado de haber causado tanto desorden, incluso se desconoció a sí mismo. Aunque no iba a negar el hecho de que fue el mejor polvo que tuvo en mucho tiempo. Se puso su ropa interior luego de aplicar sus productos cosméticos y se tumbó en la cama después de pedir algo de comida a la habitación. 

Jinwoo no solía durar mucho en la ducha. De hecho, solo ha aprovechado para tallar su cuerpo y sacarse cualquier mancha del mismo. Además, se lavó bien su cabello; el olor a coco se impregnó por toda su piel, además del imborrable aroma maderado y lirio masculino de su perfume. A penas sale de la regadera, se recarga del tocador. El espejo enorme que era iluminado reflejó su cuerpo semidesnudo después de atar una toalla alrededor de sus caderas; checó las cuatro marcas violáceas en su pecho, y suspiró profundamente, sabiendo en qué había resultado su noche. 

Sabía que salió del hospital, que lo primero en lo que pensó fue en ese hombre, y en la necesidad que le provocaba volver a tenerlo debajo de él. Algunas veces creía que era un imbécil, y en situaciones como esa, él terminaba por confirmarlo. Bastante irónico y patético, sabiendo que le había prometido a Yuna que no estaría con ninguna chica, que no la reemplazaría con ninguna mujer, pero ahí estaba incumpliendo su palabra. 

Se consideraba un cínico, tomando en cuenta que lo había hecho, pero ni siquiera ha sido con ninguna jodida chica. Se ha inmiscuido con su jefe en más de un par de ocasiones, y sabía que volvería las veces que fuesen posibles, porque estaba extasiado de lo que sentía cada vez que estaba dentro de él. Lee Hyusang era el antídoto que le sacaba de su realidad, y... le gustaba, le drogaba. 

Tras haberse limpiado bien y de haber colocado crema hidratante en su torso, salió del baño, observando al hombre que recién había follado como si el mundo se fuese a romper, como si nada, comiendo mientras lucía como la persona más inocente del mundo con sus mejillas hinchadas. 

—Tengo algo de ropa oversize en el armario. Seguramente te quedará. Y ven a comer, necesitas energía. La comida llegó —indicó después de tragar mientras dejaba los cubiertos junto a los platos; después de todo, Hyusang supuso que esa era la cena del menor. 

Jinwoo apretó sus labios, reprimiendo una risita burlona, y acató su orden, yendo a buscar algo de ropa limpia. Al final solo se colocó algún pantalón de chándal negro y la ropa interior; alejó su cabello goteando de su frente y se sentó frente a él, mientras secaba sus manos. 

Jinwoo no sabía muy bien qué decir. Había sido un cabal follándole. No esperó mucho, tomó aquel par de utensilios y empezó a comer después de escuchar aquel ruidito provocado por su estómago, producto de la fatiga. Detalle que hizo sonreír a Hyusang, quien se sintió orgulloso de sí mismo al haber tomado la iniciativa de pedir comida. Sus traicioneros ojos recorrieron la anatomía de Jinwoo, sintiendo cómo su vientre bajo cosquilleaba ante la vista, por lo que intentó concentrarse en lo que estaba comiendo.

Jinwoo trató de concentrarse un poco en la comida mientras se perdía un momento en sus pensamientos. Reconoció que aún no se había disculpado por irrumpir de tal forma; tampoco le había dado una explicación consistente, pero era que no tenía una, no sabía qué decirle, no sabía cómo justificar, que había llegado de la nada solo para desnudarle de esa manera. 

De alguna forma, dejó de lado aquellos prejuicios y en ese momento alzó la mirada, cuando le escuchó romper el silencio, aclarándose la garganta. 

—El negro es tu color. Resalta el color de tu piel —mencionó de forma despreocupada, tomando la fresa en la nata batida que había pedido como postre para comerla, donde restos quedaron en la comisura de su boca. 

Hyusang se detuvo un momento para verlo con una pequeña sonrisa. Sabía que Jinwoo de alguna forma estaba encontrando la manera de explicarse, o quería decirle algo importante. Por lo que intentó dar iniciativa en romper el hielo después de todos los acontecimientos sucedidos. Sin embargo, Jinwoo le sorprendió cuando le acercó la mano a la cara y la yema de su dedo retiró los restos de aquella consistencia cremosa de su boca. Casi como por inercia, llevó el mismo dedo a sus labios, lamiendo el mismo, deleitándose ante el sabor dulce, y luego simplemente deslizó su mirada de regreso a la comida en su regazo. Hyusang se lamió el área con nerviosismo, bajando la mirada a la fruta en su mano. 

—¿Qué tal te ha parecido el área de ensayos? Traté de tomar en cuenta las preferencias de cada uno para que el lugar tuviera la esencia de cada miembro. —Ladeando la cabeza mientras miraba al contrario con interés. 

—De por sí era bastante lujoso, ahora lo es mucho más, es ostentoso, en realidad creo que es el más exclusivo de todo Seúl, así que las modificaciones solo lo han vuelto más fastuoso, pero si quiere mi opinión, estoy cómodo —se sinceró el contrario. 

—¿Eso crees? —Hyusang ladeó la cabeza de nuevo mientras fruncía los labios. 

Jinwoo le miró de nuevo y una de las esquinas de sus labios se levantó. 

—Está bien. Se ven geniales los arreglos —admitió y eso bastó para que el rostro de Hyusang se iluminara en una amplia sonrisa, algo que dejó aturdido esta vez al contrario, quien no pudo evitar asombrarse por volver a compararlo de nuevo con un gatito. 

—Ahora que lo recuerdo, siempre tuve la curiosidad de algo, ¿sueles elegir las pistas que usas en tus presentaciones o dejas que Minho-ssi te anticipe las pistas? —mencionó tomando una nueva fresa luego de comerse la anterior. 

—Normalmente, las elijo yo, aunque soy abierto a las sugerencias de Minho-nim. 

—También he considerado que podrías hacer una colaboración con una de las chicas, sería un dueto excepcional sin importar cuál elijas. —Puso algo de crema chantillí en la fruta y lamió esta de forma pensativa—. Aprovechando que hay una despedida de soltero la semana que viene. Ellos quieren que la presentación sea con los miembros estrellas. Pero antes de eso quiero preguntarte: si quieres participar, van a pagar bien. —Hyusang lo miró con cautela finalmente.

Jinwoo se encogió de hombros con una diminuta sonrisa de por medio, empinándose la botella de agua enseguida, sintiendo que su garganta había estado lastimada. Jinwoo tuvo el pensamiento de que si había llegado a ese punto no le extrañaría que el hotel entero supiera lo que han hecho; sin embargo, estaban ahí, degustando de aquella comida como si nada. 

—Si luego me da más detalles, posiblemente, depende de si estoy ocupado ese día o no. Ya sabe, las cosas se complicaron en el hospital, su amigo me ha dado indicaciones, creo que debería estar más pendiente de Yuna, ha recaído dos veces en un mes —murmuró aquello, y luego volvió a dejarlo de lado.

Hyusang lo miró por un largo momento mientras masticaba. ¿Por qué no quería hablar del tema con él? O quizás ya era cruzar los límites; si bien no había una regla sobre ese asunto, sabía que los asuntos personales de Jinwoo eran difíciles de ser tratados, no cuando no venía de él mismo tomar la iniciativa para hablarlo, sin mencionar que le costaba hacerlo. 

—No es un compromiso seguro. Pero quería ponerte al tanto antes de llegar a un acuerdo. No tienes que hacerlo si no quieres. Como dijiste, estás pasando un momento difícil. Solo quería mencionarlo para que no sientas que te estoy excluyendo de tu labor como bailarín. Tu opinión y tus decisiones son válidas sin importar el contrato que te une a mí. Quiero que tengas en claro eso. Con respecto a la fiesta, puedo arreglármela. Encontraré un bailarín suplente; aprovecharé de paso que haré audiciones esta semana para ver qué diamante en bruto puedo hallar.

—¿Vives solo, Hyusang-nim? —Hyusang se sorprendió ante la informalidad de la pregunta, sus orejas se tornaron rojizas en pocos segundos ante ello. Bebió el jugo de naranja de un solo trago y no pudo evitar alzar las cejas ante aquella pregunta. 

—Sí. He vivido solo desde... bueno, mi última relación. —No le dio mucha importancia. Lamió sus labios, quitando el excedente del líquido para levantarse. Su teléfono resonó en la mesita de noche—. ¿Por qué preguntas?

—Solo curiosidad —respondió con simpleza.

—Bien. Termina de comer lo demás. Lo había pedido para ti de todos modos. 

Agarró su teléfono e hizo una mueca al ver de quién se trataba. Su hermanastro. Salió al balcón para atenderla. Apoyando los codos en el barandal de seguridad, inclinó su torso adelante mientras atendía la llamada, recibiendo nuevamente las mismas amenazas e insultos. 

Pocos minutos después, Jinwoo acabó con su cena. Al menos se sentía menos acabado después de haber comido, aunque eso no quitaba que su cuerpo completo doliera. Quizá había sido demasiado brusco, pero sabía que ambos lo habían estado queriendo de ese modo. Era por eso que no se quejó cuando las marcas en su cuello empezaron a palpitar. Probablemente, al día siguiente que tuviese que ir al hospital, debía encontrar la forma de camuflar aquellas marcas adornando su cuello y pecho. 

A penas limpió todo el espacio donde habían comido; su mirada se deslizó directamente hacia la entrada del balcón. La habitación completa era amplia, incluso se había sorprendido la primera vez que estuvo dentro. Aún debía disculparse, lo sabía. Pero luego de haber estado con él de tal forma, supo que ninguno de los dos podía quejarse. 

Se acercó a este y observó con atención su figura. Su cabello, siendo movido gracias al tenue viento nocturno, le daba un aire mítico a aquel hombre; la vista de la ciudad entera, iluminada, le había dejado bastante pensativo mientras sostenía el teléfono en su oreja, sin darse cuenta de su presencia. No quiso prestar atención a la llamada, tampoco quería entrometerse en asuntos que no le incumbían, pero a penas lo escuchó terminar, acomodó sus brazos contra el barandal de vidrio del sitio. 

—Lo siento por venir de esta forma, y hacerle sentir confundido. Siendo honesto, yo... no sé por qué vine hasta aquí de esa manera, pero quería verlo. —Jinwoo mordisqueó el metal del aro luego de soltar aquella confesión digna de ser malinterpretada, pero tampoco hizo nada para aclararlo. Solo lo deja al aire, mientras sus codos se apoyan contra la barra—. He estado demasiado aturdido estos días.

Hyusang lo miró de reojo. 

Jinwoo, viéndolo con fijeza de nuevo, pudiendo reparar en el perfil hipnótico contrario, era seguro que su jefe tenía muchas personas de por medio que le hacían saber que era agraciado, así que cerró la boca antes de seguir soltando los elogios que estaba pensando en su mente bastante nublada. 

—Lo único en lo que pensé fue en venir aquí esta noche —soltó finalmente. 

—No niego que fue una sorpresa inesperadamente gratificante. Puedes venir cuando quieras, Jinwoo. Esta habitación es tanto mía como tuya; creo que el hecho de que tengas el acceso puede darte una idea de eso. —Extendió su mano y le acarició la espalda baja, a la vez que su rostro se inclinó a su dirección de nuevo. 

Apreció el semblante de Jinwoo con una expresión serena, mientras los mechones rubios flotaban debido al viento y la iluminación externa talló su perfil como el del contrario. Los ojos rasgados de Jinwoo eran grandes y brillantes, su tabique alto hacía armonía con unos labios pomposos y unos pómulos suaves y el que tuviera el cabello hacia atrás le permitió ver algunos lunares en el área de su frente y mandíbula. 

—No necesitas justificarte todo el tiempo. Lo entiendo. —Hyusang le sonrió para peinarse los cabellos de forma despreocupada. 

Aunque no iba a negarlo, el hecho de que mencionara que quería verlo opacó por completo la sensación de malestar que había dejado aquella llamada anterior. Volvió su vista al frente, observando los edificios y rascacielos, y un suspiro abandonó sus labios momentos después mientras se recargaba sobre la barra del balcón. Hyusang deseaba saber qué era aquello que le atormentaba, pero no quería presionarlo, o mucho menos hacerlo sentir forzado a hacerlo. Por lo tanto, intentó hallar la manera de que la conversación fluya sin un punto en concreto, así que continuó hablando.

—Los edificios altos siempre me han gustado, ¿sabes? Me permiten tener una vista panorámica de lo que es mi realidad; casi puedo jurar que tengo el control de la situación aun cuando soy parte de ese cúmulo de diminutas personas —mencionó de forma distraída mientras entrelazaba sus manos—. Pero a veces... siento que pierdo el control en muchos aspectos. No creas que solo te pasa a ti, también se me presentan situaciones en las que mis acciones no son propias de mi filosofía de vida. Es algo humano. Es algo natural equivocarse a veces.

»No somos máquinas cuya codificación no tiene variantes, somos seres de carne y hueso que se equivocan y triunfan. Pero sabes... Todas esas acciones te hacen evolucionar. Nunca serás el mismo. Estamos en constante cambio y es algo inevitable. La persona que eres ahora no será la misma en algunos meses, para mejor o peor. No se sabe. Pero sigues siendo tú... —Se puso sobre la punta de sus pies, inclinándose hacia adelante, apreciando el abismo—. ¿O qué opinas tú? 

Jinwoo se había perdido por completo en aquellas palabras. En respuesta soltó un profundo suspiro, sabiendo que de alguna manera su filosofía tampoco está errada; tenía la suficiente razón como para continuar hablándole y haciéndole ver que debería empezar a preocuparse menos. Su piel se sentía fría en ese momento, pero ante el mínimo contacto con el ajeno juraba poder sentir el calor corporal que desprendía, y la tibieza de su mano contra la piel de su espalda lo hizo suspirar. 

—Lo sé, tiene mucho sentido si lo ve desde esa perspectiva, sé que las cosas cambian y nada vuelve, pero he sido demasiado egoísta durante todos estos años conmigo. El sentirme culpable por parar un segundo o descansar ha llegado a ese extremo en el que siento que me he estado asfixiando. Sé que esta no es la vida que se supone estaría llevando, pero no he podido hacer nada contra ello. —Apretó sus labios cuando terminó de decir aquello. 

Jinwoo sintió que su brazo se rozó con el ajeno, pero tampoco pudo dejar de ver la forma en la que ahora la luna está completamente llena, y la ciudad continuaba siendo bulliciosa a pesar de que era de madrugada. Mudarse había sido parte de sus aspiraciones, pero se convirtió en su pesadilla de forma acelerada y estaba pagando factura desde entonces. Por lo que no negaba que había empezado a tenerle cierto miedo a arriesgarse a probar cosas nuevas. 

—Esto se convirtió en una peligrosa rutina para mí, pero de cualquier forma, aunque me escucho como un imbécil, supe que venir aquí iba a hacerme salir de mí mismo, y por un segundo deseé estar lejos de todo lo que ha estado jodiéndome. —Se había mortificado por eso, pero aunque quería, no se sentía culpable, a pesar de que estaba traicionando a esa chica. 

Hyusang no se movió. Simplemente dejó que las palabras de Jinwoo se deslizaran y los envolvieran en una clase de burbuja que él consideró íntima, incluso mucho más de lo que habían hecho en aquella cama a sus espaldas una hora antes. 

—Se siente bien todo esto —mencionó Jinwoo por último, sabía a lo que se refiere; era consciente de que era peligroso decirlo y asumirlo en voz alta. Se dio media vuelta y presionó la cadera contra la barra para quedar frente al perfil andrógino ajeno que era bastante llamativo. 

—Me complace saber que se siente mejor aquí, después de todo. Esa era la idea —admitió. 

—¿Está con alguien, Hyusang-ssi?—Hizo una pausa—. Me refiero, ¿tiene pareja en este momento? 

El mencionado apartó la mirada de los diminutos autos en movimiento para volver su vista al tatuado, analizó sus orbes oscuros y bajó por un segundo a su boca. Una sonrisa ladina se dibujó en su semblante y negó con la cabeza mientras se acercaba a paso lento a su cuerpo hasta que sus pechos se rozaron. Sus dedos rozaron la fría barra de seguridad antes de tocar el dorso de su mano, donde las yemas de estos trazan el contorno de sus falanges hasta su antebrazo, siguiendo el camino de venas notorias de su antebrazo hasta llegar a su hombro; esto bajo la atenta mirada del contrario.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro