Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16

"DESPERTAR DE LA ENFERMEDAD"

—Usted es bastante interesante. —Terminó por asumir, cruzando sus brazos bajo su torso desnudo, abultando sus labios, sin saber muy bien qué decir; solo entonces recordó las primeras impresiones que tenía de Hyusang que, aunque le resultaba raro, terminó por entenderlo un poco. 

El rubio llegó a su lado con sus platos y arremangó su camisa para lavar todo aquello que había ensuciado el contrato bajo la atenta mirada del mismo. Sus ojos no solo evaluaron aquel rostro, sino también su anatomía en general y ni siquiera lo disimuló, algo que motivó al mayor a retener una sonrisa cuando notó ese detalle. 

—Es extraño escuchar eso viniendo de ti, sobre todo en las circunstancias que nos unen. Quiero creer que quiere saber de mi vida por cortesía y no porque realmente estés interesado en conocerme —Hyusang mencionó. Volvió su atención a lo que hacía. Donde le dio un pequeño empujón con la cadera al contrario para que le diera más espacio. 

¿Estaría interesado en él? Jinwoo se quedó perplejo a mitad de la cocina, cuando le escuchó asumir aquello. Sus labios se entreabrieron en el que una oración muda en la que él pudiera contradecirle quiso salir. Jinwoo deseó decir algo que pudiera aclarar lo que realmente pensaba, pero nada salió de su boca porque su cerebro aún estaba procesando que su jefe le había dicho aquello. 

Claro que no estaba buscando saber más de él porque estuviera interesado en su persona, quizá únicamente se sentía bien tener una conversación larga con alguien después de mucho tiempo sumergido en soledad. Tenía algunos amigos, pero debido a que todo el tiempo que le quedaba para darse el lujo de relajarse, siempre estaba ensimismado por su trabajo, por consiguiente no ha tenido la oportunidad de desarrollar vínculos amistosos estables. 

—Solo estoy bromeando, Jinwoo-ssi. —Hyusang rio, el mencionado, se relajó de forma considerable—. No creas que la tuve fácil, mi vida está lejos de ser perfecta. Mi padre me crió por su cuenta; según él, mi madre me abandonó cuando apenas me dio a luz y no tuvo deseo de contactarme después de eso. Resulta que tuvo hijo con otro hombre. Su hijo es quien me llama. Cree que mi padre le debe algo por alguna razón. Desde entonces pide dinero de forma ocasional. Por lo poco que sé actualmente sobre mi progenitora es que es adicta a las sustancias y él está intentando ayudarla, por lo que entiendo su desesperación. 

—Hyusang-ssi... 

—Sobre el negocio, al principio no iba nada bien para mi padre. Los prejuicios para ese entonces lo llevaron a bancarrota, casi lo perdimos por completo. —El mencionado continuó relatando, absorto en aquellos años difíciles—. Mi padre se partió el lomo para poder recuperarlo y yo intenté de algún modo ayudarle trabajando a medio tiempo, dando tutorías, aunque eso solo me hizo blanco de lo que te mencioné. No pensaba preocupar a mi padre con eso, así que pagué clases de defensa personal después de la lesión en mi hombro. 

»Mi padre tenía problemas de corazón. —Un silencio se hizo notorio cuando este hizo una pausa para tomar una toalla seca que estaba cercana y empezó a secar los platos—. Tuvo un infarto cuando presenté mi tesis de especialización. Tiempo después me di cuenta de que me había dejado el negocio, así que quise mantenerlo vigente. Hice algunos cambios y después de mucho esfuerzo se pudo lograr. Donde hay esperanza, siempre hay dificultades. ¿Lo sabías? —Una vez terminó de secarlos, se lavó las manos para echarle un vistazo—. Por cierto, ¿cómo sigues de salud? 

Jinwoo parpadeó aturdido. 

—He estado mucho mejor gracias a usted —El tatuado confesó mientras arrancaba algunas servilletas del dispensador para tomar una de las muñecas del rubio y empezó a secarles las manos, algo que sorprendió a Hyusang.—Me he recuperado más rápido gracias a sus cuidados, Hyung. —Sus dedos acariciaron las manos ajenas y solo cuando volvió la vista al contrario le sonrió, algo que causó que las mejillas del mayor se sonrojaran—. Estoy mucho mejor ahora. 

—Eso significa que puedes tomar una copa de vino conmigo, ¿no es así? —Jinwoo asintió. 

—Puedo hacer eso. —Hyusang sonrió satisfecho.

—Sé que esto es difícil, ha sido así desde el primer año, y también te has esforzado mucho por esto —Jinwoo sostuvo a la chica con la que planeó pasar el resto de sus años, y con la que también creía que en algún momento tendría alguna familia. Planes que se desmoronaban con cada día que pasaba. Aquellas aspiraciones se habían vuelto cenizas a medida que los diagnósticos fueron unos peores que otros.

Yuna se sorbió los mocos en respuesta mientras se abrazó a la cintura de su pareja; la trenza en su cabello yacía casi desarreglada y había algunos mechones que se pegaban en su cara. Jinwoo sospechó que alguna de sus compañeras de cuarto se animó a peinarla, ya que sabía que, por sí sola, era un desastre al hacer un peinado simple.

Aquel día, para sorpresa del pelinegro, cuando fue a visitarla, la habitación se encontraba vacía. Una de las pacientes había fallecido y la otra había tenido una recaída, por lo que eso de algún modo había afectado el ánimo de Yuna. Cuyo pesimismo no dudó en manifestarse en desahogarse y desgarrados sollozos, apenas llegó. Lamentos que Jinwoo escuchó atentamente sin rechistar mientras le brindaba consuelo mediante caricias y besos en el rostro. Estuvo de ese modo hasta que la chica finalmente se calmó. 

—He estado pensando mucho últimamente, Jinwoo oppa. —Yuna rompió el silencio.

—Cuéntame. ¿Qué has estado pensando, linda?

—Considero que deberías esperar toda la vida por mi recuperación, Woo, por eso, sé que probablemente la idea de que algo entre tú y yo cambie ha estado viniendo a mi cabeza estos días. —Jinwoo detuvo su acción de pasar aquellos trozos de fruta a los pálidos labios ajenos cuando le escuchó decir eso y la observó de reojo, sin poder descifrar a dónde iría la conversación. Su brazo derecho rodeaba el cuerpo femenino a su lado, mientras se arropaban mutuamente con la manta que seguro su madre había traído. 

—¿De qué hablas? —De alguna manera, el tatuado sintió que ella tenía razón, pero se negaba a verlo. Sin embargo, Jinwoo se negaba a soltar lo único estable que tenía en su vida. 

—Me refiero a que tú eres joven todavía, para nadie es un secreto, que también eres muy agraciado y tienes una carrera por delante, y que tienes mucho que ofrecer. Sé que no vas a quedarte conmigo de este modo, no estando en una fase terminal de la enfermedad. —Hizo una pausa para mirarlo—. Jinwoo. Me refiero a que, si intentas algo con alguna otra chica, yo lo entendería.

El mencionado soltó un gruñido sin atreverse a hacer contacto visual, no cuando tenía esa molesta sensación de culpabilidad aún estancada en su pecho. 

—No eres una paciente terminal, Yuna, por Dios. No hables de ese modo.

—¡No estoy lejos de serlo! ¡Mírame! —Jinwoo lo hizo apretando la mandíbula—. Estaré en estas situaciones por el resto de mi vida.

Jinwoo apartó la mirada y observó el mármol del piso del hospital como si fuese algo interesante, aunque no lo fuera. Creía que Yuna fue sincera hasta que la escuchó sollozar a su lado. Fue entonces cuando se sintió sumamente culpable. Las cosas para ese punto habían llegado a un extremo, y aunque no deseó que siguieran así, no había mucho que ninguno de los dos pudiera hacer al respecto.

Al final del día, han estado haciéndose a la idea de que aquello, algún día, tenía que parar, pero Jinwoo no tenía el corazón para hacerlo y, al parecer, Yuna tampoco. 

—No haré nada de eso, no tienes que preocuparte por cosas como esas, solo estoy metido en mi trabajo, no planeo dejarte —Jinwoo prometió aquello cuando sintió su torso mojado de las lágrimas ajenas; sin embargo, todo lo que pensaba era que hizo todo por cambiar las cosas, al menos para ella.

Para ese punto, se había convertido en rutina de ambos verse solo durante cortas horas en el hospital, y luego, todo se apagaba de nuevo... Había perdido de algún modo el disfrute de muchas cosas simples. Por ejemplo, hace tiempo que su paladar había olvidado a qué sabía el helado, pero procesó el sabor de este cuando lamió y expulsó su aliento después, aun sintiendo la amargura en su paladar. 

—¿Has intentado arreglar las cosas con tus padres? —Yuna preguntó. Jinwoo ni siquiera se inmutó ante ello—. Jinwoo Oppa, deberías intentar viajar a Busan y hablar con ellos en persona, no creo que sigan teniendo la misma actitud si viajas. 

—No tengo tiempo para hacerlo. —Se encogió de hombros, sabiendo que ir tampoco sería solución a su problema. Probablemente, a sus progenitores les termina dando igual aquello.

La enfermera anunció que las visitas habían terminado, por lo que salió de allí y se reunió con Taeyang en la oficina del mismo, aprovechando que tenían la tarde libre ambos. 

—¿Trabajarás otra vez esta noche? —Tan solo asintió ante la pregunta de su amigo, quien continúa viéndole de manera preocupada. 

Al final, Jinwoo terminó por invitar al chico a verlo esa noche, solo porque Taeyang terminó insistiendo demasiado en conocer su ambiente laboral luego de que Jinwoo confesó su segunda vida.

Una vez encontraron estacionamiento, el amigo de Jinwoo no tardó en mostrar su sorpresa al ver la magnitud de lo que tenía frente a sus ojos. Había visto algunos videos en las páginas, pero en persona era todo un asunto diferente.

El imponente club destilaba clase y elegancia. Era ese tipo de sitio que no dudarías en pensar que solo la gente de mucho dinero tenía el lujo de visitar los fines de semana, por lo que este no pudo evitar sentirse ofendido ante la magnitud de lo que conllevaba trabajar en ese sitio, por lo que miró a Jinwoo con cierta indignación.

—Somos amigos de más de cinco años y me ofende que apenas a estas alturas me confieses que trabajas aquí. —Jinwoo le miró de reojo antes de pasar por seguridad junto a este—. Esto es mucho más grande de lo que imaginaba.

—No es algo que me enorgullezca contar a las personas que me importan.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? —contraatacó Taeyang frunciendo el ceño—. No soy bailarín, pero si trabajara como el principal en un sitio de estos, definitivamente estar avergonzado no sería parte de lo que sentiría.

—Es un club gay —aclaró.

—Sí, lo es, ¿qué tiene de malo?

Fue así como ambos llegaron al salón principal, que parecía punto de reunión para algún carnaval o protesta. Cualquiera fue válida debido a la euforia de algunos compañeros que Jinwoo reconoció. Pasaron de lejos al cúmulo de chicos reunidos en la barra. Hasta en su lugar escuchó los elogios que recibía el rubio, que permaneció siendo el centro de atención. Taeyang terminó fijando la mirada en el más alto a su lado, mientras se dirigían al mismo camerino de siempre.

—¿Ese es tu jefe? ¿Verdad?

—Así es. —Por alguna razón, verlo rodeado de tanta gente lo hizo sentir amargura, más porque sabía que no podía hacer nada al respecto, y tampoco tenía el derecho a hacerlo.

—Parece otra estrella principal de aquí, bastante ostentoso para ser el jefe —Jinwoo terminó soltando un duro suspiro, negando ante aquello; solo se había dejado hacer cuando su amigo le convenció de arreglarlo. No quería ser duro con él, era el único de sus amigos que seguía preocupándose lo suficiente. Al final, consigue quedar perfectamente arreglado después de un par de regaños por parte del contrario por no quedarse quieto—. Eres mi obra maestra, ¿ya lo ves? 

Jinwoo lució asombrado cuando detalló su rostro perfilado y perfecto frente al reflejo. Además de las pequeñas perlas adheridas un poco arriba de sus pómulos.

—Te advertí que algún día te sería útil, eh —bromeó Taeyang satisfecho con su reacción.

Su amigo había asistido a clases de maquillaje, ya que su hermana lo arrastró a ello en el momento que vio el anuncio de que al pagar la tarifa dos por uno, podrían tener un mayor descuento. Por lo que asistir fue casi obligatorio cuando su hermana menor era la consentida de sus padres, talento que fue motivo de bromas por parte del tatuado. Quien se adentró al espacio del baño solo para colocarse aquel atuendo en aquella ocasión era blanco, y parece que resaltaba el color oscuro de su cabello. Enseguida fue animado por Taeyang a posar, quien no dudó en sacarle decenas de fotografías en distintos ángulos.

—Te ves bien, cabrón —refutó Taeyang enseñándole las fotos y tenía razón; salía muy bien.

Jinwoo sonrió satisfecho con ellas.

—Envíamelas por KakaoTalk.

No iba a negarlo; se sentía extraño al tener a su único amigo más cercano en esas fachas, y aunque temió ser juzgado en algún punto, algo absurdo porque, a diferencia de él, Taeyang era de mente abierta. Ambos se miraron y no pudieron evitar reírse.

—En serio, Jinwoo, cuando me dijiste que tenías un trabajo complicado, pensé lo peor, maldito idiota. —Jinwoo le miró mal—. Eres un excelente bailarín, mierda, y tienes buen cuerpo. ¿Por qué siquiera no me lo imaginé?

—Tal vez sea porque esto jamás lo hubiera hecho si no fuera por la necesidad. —La sonrisa de Taeyang se borró.

—Ahora tienes el boxeo; estar aquí no es una necesidad ahora, entonces, ¿por qué te quedas si tanto te incomoda? —Esa era una buena pregunta. ¿Por qué lo hacía? La respuesta también la tenía: Lee Hyusang: Él era su razón para volver a Eros, pero no estaba listo para hablar de eso con Taeyang. 

Estaba a nada de continuar con su expedición a través del sitio, aprovechando que era la primera vez que Taeyang conocía el lugar, hasta que supo que debía volver y prepararse porque estaba a nada de salir a bailar. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, su teléfono vibró en el bolsillo del pantalón. Tuvo una punzada de duda cuando observó el número de aquel hospital y una sensación abrumadora que fue emergiendo cuando respondió ésta. 

Yuna había recaído. 

A penas abandonó el interior del club, y atravesó al cúmulo de personas. Jinwoo atendió pronto. A penas estaba en la salida del lugar. Parecía que todo iba bien ahora; había visto a su novia esa mañana y le vio un menos débil de lo que siempre lucía; eso estaba creyendo, hasta que escuchó aquellas palabras a través del intercomunicador. Ni siquiera recordó que su mejor amigo aún estaba ahí, solo regresó al camerino por su mochila, y nuevamente abandonó el lugar, con su rostro contraído en algo que no estaba claro. 

Sintió que su torrente sanguíneo se disparó; el nudo en la garganta se apretó a medida que avanzaba; fue tanto su incertidumbre que ignoró que chocó contra medio mundo cuando salió del lugar agitado. Uno de ellos fue Hyusang, a quien casi se le cayó el vaso de la mano cuando recibió un empujón desde atrás, por lo que miró a esa dirección y cuando notó de quién se trataba, notó que su acompañante con un gran signo de interrogación en su rostro. 

—¿Qué ocurre con él? —el rubio quiso saber. 

—Solo soy consciente de que lo llamaron de la clínica —respondió, echándole una mirada curiosa, ya que lo tenía cerca. 

Hyusang se apresuró a su oficina mientras busca el número de su amigo, quien no responde en sus primeros intentos, algo que motivó a este a maldecir. Volvió a intentar con algunos más y suspiró cuando su insistencia fue notada. 

—¿Qué le ocurrió a la chica? —preguntó en modo de saludo. 

—Tuvo una recaída. El asunto es que los quistes que están en sus riñones han manifestado un rápido crecimiento, lo que está causando complicaciones. Ya que hay un aumento significativo en la presión arterial, la paciente está presentando dolor intenso a pesar de los medicamentos, por lo que será intervenida para drenarlos.

Hyusang soltó un pesado suspiro mientras se pasaba la mano por el rostro. 

—Haz todo lo que esté a tu alcance, Minho. —Hyusang murmuró aferrándose al teléfono—. Mantente al tanto de cualquier cosa que ocurra.

—Lo haré. Debo dejarte. 

—Está bien. —Colgó la llamada. 

Solo entonces decidió enviarle un mensaje a Jinwoo: «"Toma el tiempo que necesites. No tienes que presentar una excusa. Ella te necesita ahora y cuida de ti mismo también"». Y aunque quiso ser de mayor ayuda, sabía que no podía hacer mucho después de eso. Así que volvió a sus obligaciones como dueño del club. Al salir de Eros esa noche, Hyusang aún tenía su mente divagando en Jinwoo. 

No quiso llamarlo por temor a ser una molestia de más, así que se reservó sus dudas. Por lo que se concentró en volver a casa, o al menos ese fue el plan. Quiso creer que el hecho de que terminó en aquella habitación de hotel fue el hecho de que, debido a su cansancio físico, se sintió desganado al conducir. 

Lo tomó como una excusa para quedarse allí esa noche. Se convenció de que solo era su cansancio de la larga jornada laboral, lo que lo motivó a no conducir más allá de ese lugar y no por lo que aquella habitación significaba para él. Jinwoo se había tomado algunos días, tiempo en que el rubio no tuvo noticias de su parte. Ni siquiera su último mensaje había sido respondido. Algo que lo mantuvo preocupado. 

Trató de mantener sus pensamientos dispersos tomando una larga ducha, donde intentó consentirse. Había llevado al hotel en su última visita algunos de sus aceites esenciales, por lo que aprovechó la amplitud de la tina para darse ese gusto. Cuando el agua se enfrió, se secó para solo ponerse sobre su desnudez la bata de satín rojo vino. Anudando la misma, observó la cama de forma pensativa, recordando aquella vez que lo hicieron. 

El recuerdo se mantenía vivido y se sentía una mala persona al pensar en aquello cuando uno de los involucrados estaba pasándola mal. Pero sus regaños internos fueron interrumpidos cuando el sonido de la puerta rompió el silencio. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio de quién se trataba, Kim Jinwoo. 

Su pecho dio un grotesco vuelco cuando lo vio frente a él con tanta determinación en su rostro. Durante aquellos días en el hospital, turnándose con los padres de Yuna, estaba seguro de que el poco descanso definitivamente iba a tener repercusiones, pero no había espacio en su cabeza para nada más que no fuese la situación de la chica. 

En menos de lo que esperó, había obtenido noticias, y aunque fueron un tanto buenas después de largos días de espera, su pesimismo hizo que continuara creyendo que cada vez más todo se complicaba. Taeyang le ofreció quedarse en el apartamento suyo, aprovechando que es el más cercano a la clínica, y que este aceptara a regañadientes los primeros días fue para el mismo un milagro. Sus padres le han intentado convencer de que descanse, pero Jinwoo se negó a marcharse. No hasta que pudiera saber que su novia está estable. 

Una vez que obtuvo la autorización para verla, fue cuando Jinwoo pudo volver a ver a la que hasta hace pocos años era su novia. La encontró dormida o sedada. No lo sabía con precisión. Quería que todo mejorara; de alguna manera, Jinwoo era consciente de que Yuna aún era demasiado joven como para continuar de tal forma. Para ese punto, su cabeza está hecha un completo desastre, y no tiene cabida. Tiene doscientos mil pensamientos revueltos a la vez. 

Jinwoo ha dado un paso dentro de la habitación después de pasar la tarjeta. ¿Por qué? No tiene ni una jodida idea; la noche anterior le había visto desde la distancia cuando intentó presentar su excusa a pesar del mensaje de su jefe, pero algo lo detuvo. Quizá aquellos rumores, sus compañeros de trabajo tal vez tenían razón y el rubio estaba con alguien; no sabía nada y no le importaba mucho. Jinwoo era consciente de que sus encuentros habían disminuido los últimos días a cómo habían estipulado, ya que siempre había un incidente que les impedía verse. 

Normalmente, las excusas venían de Jinwoo, quien seguía presentando disculpas cada ocasión en que eso ocurría y, aunque Hyusang nunca mostró inconformidad ante ello, de igual modo el tatuado se sentía culpable. Por lo que, por un momento, creyó que Hyusang solo había encontrado un reemplazo, que tal vez alguien lo estaba atendiendo cuando él no estaba disponible, y, en cierto modo, no le importó. 

Pero aquella noche era diferente. Jinwoo quería... escapar de su presente. 

No sabía cómo, y tampoco sabía por qué buscó a aquel hombre. Solo pensó que le encontraría con alguien más o que la habitación estaría vacía, más no fue así. Se encontró de frente con él; sus ojos oscuros y vacíos se fijaron con los ajenos, que eran muy diferentes a los suyos. Los de Hyusang eran expresivos. Siempre lo fueron. 

—Jinwoo-ssi... —Después de cerrar la puerta detrás de él, se acercó hasta que aquel cuerpo ajeno había sido estampado contra la cama, dejándolo sin aliento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro