Capítulo 47
ERNIE
El profesor Flitwick primero los llevó a los invernaderos para dejar a Ernie y a Susan con la profesora Sprout, luego, él y Hannah se dirigieron hacia la enfermería. Una vez que se hubieron colocado las túnicas para la jardinería y las orejeras, la profesora Sprout les dio instrucciones específicas sobre como cortar correctamente una mandrágora sin que esta causara un alboroto con su mortal chillido.
Los estudiantes de Hufflepuff eran conocidos por tener una gran afinidad para trabajar con las plantas mágicas, por lo que Ernie y Susan no se enfrentaron a muchas dificultados mientras trabajan, salvo por un par de mordidas en las manos que algunas mandrágoras gruñonas le daban a Ernie.
Aunque el trabajo no era muy complicado, sí que les tomó bastante tiempo y esfuerzo. Para cuando Ernie se fijó en la hora, descubrió que faltaba media hora para que marcaran las seis de la tarde. De repente, se oyó la voz de la profesora McGonagall, amplificada por medios mágicos.
-Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa.
Sin saber si debían obedecer a la profesora Sprout o seguir cortando las mandrágoras, Ernie y Susan se le quedaron viendo a la profesora Sprout.
-Muchachos me temo que debemos irnos ahora. Ya han ayudado suficiente, yo me encargaré de todo lo demás después de reunirme con la directora McGonagall.
Ninguno de los dos quería regresar a la sala común de Hufflepuff, pero no podían desobedecer a la profesora. Los tres salieron de los invernaderos y se dirigieron al vestíbulo del castillo. Se encontraron a la señora Pomfrey y a Hannah en la entrada que conducía a las escaleras del sótano.
-Vámonos, Pomona. McGonagall dice que es una emergencia -Le dijo la señora Pomfrey a la profesora Sprout, antes de que ambas salieran disparadas hacia las escaleras móviles.
Más estudiantes de Hufflepuff se acercaban a gran velocidad, por lo que los tres descendieron lo más rápido que pudieron al sótano y atravesaron el pasadizo secreto que conducía a la sala común.
-¿Qué creen que esté pasando? -Les preguntó Susan.
-No lo sé, tal vez hubo otro ataque -Respondió Hannah, frustrada-. Me molesta tanto no poder seguir ayudando a la señora Pomfrey.
-Por como veo las cosas, esperar sentados es la única opción que nos queda -Comentó Ernie.
Desafortunadamente, Ernie tuvo razón. Los estudiantes de Hufflepuff pasaron toda la tarde, la cual no parecía tener fin, en completo aislamiento. Los prefectos estuvieron haciendo guardia cerca de la entrada del túnel secreto para asegurarse de que ningún otro estudiante se escapara de la sala común.
Algunos intentaban estudiar para los exámenes, pero la preocupación e intriga por saber que había sucedido les impidió concentrarse. La mayoría se fue a la cama antes de que oscureciera, debido a que preferían dormirse a soportar el hambre por no haber cenado.
Además del hambre, la incertidumbre por averiguar el estado de la preparación del filtro restaurativo de mandrágora hacía que la espera fuera casi insoportable. Lo único bueno de esa situación fue que el cansancio de haber trabajado en la enfermería y cortando mandrágoras hizo que Ernie, Hannah y Susan se quedaran dormidos en el sofá más cómodo de la sala común.
***
El sonido del pasadizo secreto abriéndose fue lo que despertó bruscamente a Ernie y a Hannah. Desorientados y con la visión un poco borrosa, ambos se levantaron de sus cómodos asientos y dirigieron sus miradas hacia la entrada. Al parecer, los prefectos también se habían quedado dormidos durante su guardia y yacían sentados en el suelo, con sus espaldas recargadas en la pared.
Pronto descubrieron que la profesora Sprout era quien había entrado a la sala común.
-¡Rápido! -Les exclamó la jefa de casa a Ernie y a Hannah, con una expresión alegre en el rostro-. Querían ayudar a despertar a los petrificados, ¿verdad? ¡Hay que dirigirnos a la enfermería pronto!
Sin esperar a que se lo repitieran dos veces, Hannah corrió con alegría hacia el túnel secreto. Sin embargo, Ernie se percató de que Susan seguía dormida en el sofá. Se dispuso a despertarla, pero la profesora Sprout lo detuvo.
-Déjala descansar, ya nos alcanzará después -Le susurró la profesora Sprout.
Ernie obedeció y se apresuró para alcanzarlas al otro lado del túnel. Pronto empezaron a escuchar sonidos de ollas, cacerolas y platos siendo movidos de un lado a otro. Daba la impresión de que había un gran ajetreo en la cocina.
-Son los elfos domésticos -Les explicó la profesora Sprout, subiendo las escaleras del sótano-. Están preparando la comida para el banquete de celebración.
-¿Celebración? -Preguntó Ernie.
-Celebración por el despertar de los petrificados, el regreso de Dumbledore y la derrota del heredero de Slytherin. La profesora McGonagall acaba de informárselo al personal del castillo, pronto lo sabrá el resto del colegio.
Ernie y Hannah se miraron incrédulos el uno al otro, pero acordaron sin decirse nada que después indagarían al respecto.
Cuando salieron del sótano se percataron de que hacía mucho frío y que todavía era de noche; supusieron que debían ser las cuatro de la mañana. Durante el trayecto a la enfermería se toparon con varios maestros que demostraban el gran alivio que sentían por el regreso de Dumbledore y el final del horror de la Cámara de los Secretos.
Al llegar a la enfermería vieron que la señora Pomfrey examinaba a una niña pelirroja que estaba recostada en una de las camas vacías. También se hallaban dos adultos con aspecto nervioso, y quienes parecían ser los padres de la niña, parados a un lado de la cama.
-¡Ginny! -Exclamó Hannah, acercándose inconscientemente a la cama de la niña-. ¿Te encuentras bien? ¿Qué fue lo que pasó?
-Yo... yo no quería... -Trató de hablar la niña, pero estaba tan alterada que casi no podía formular frases.
Ernie notó que Ginny tenía la cara sucia y rastros de lágrimas en sus mejillas. Por lógica, los dos adultos junto a la cama debían ser los padres de la familia Weasley.
-Lo que esta niña necesita es un buen descanso, alimento y un fuerte baño, apesta a cañería. -Dijo la profesora Sprout, después de hacer su evaluación-. El profesor Snape acaba de traer el filtro restaurativo. Pomona, dile a tus tutorados que traigan cuatro goteros de mi despacho.
La profesora Sprout se limitó a sonreír y a mover la cabeza hacia los lados.
-Ya la escucharon, muchachos.
Hannah, sabiendo donde guardaba la enfermera los goteros, guio a Ernie hacia el despacho y le indicó que se llevara tres botellas verdes que contenían un líquido desconocido.
-Es otra poción que les servirá a los petrificados después de que despierten -Le explicó Hannah, mientras agarraba cuatro goteros de un cajón. -. Es para restaurar la movilidad de sus extremidades. Estoy segura de que la señora Pomfrey estará complacida de que la hayamos traído con nosotros.
Una vez que regresaron con los adultos, la señora Pomfrey llenó uno de los goteros con el líquido verde que estaba en el interior de un caldero. Después, la enfermera se acercó a la cama de la señora Norris, la gata del conserje, y vertió dos gotas de la pócima en cada uno de sus felinos e inmóviles ojos abiertos.
Ernie se preocupó al principio, ya que pasaron varios segundos y la gata no mostró indicios de regresar a la normalidad. Sin embargo, sintió un gran alivio cuando, un minuto después de habérsele administrado la poción, la rígida cola de la gata pareció suavizarse y cayó delicadamente sobre las sábanas blancas. El resto de su cuerpo siguió reanimándose hasta que, de un momento a otro, la señora Norris se incorporó en la cama y comenzó a lamer una de sus patas.
-¡Querida! -Se escuchó un gritó desde la entrada de la enfermería.
Ernie se giró bruscamente y descubrió que se trataba del conserje Filch. Tenía lágrimas de felicidad en sus ojos y mostraba una espeluznante sonrisa que exhibía su deteriorada dentadura. El conserje llegó corriendo hasta la cama, apartó de un codazo al señor Weasley, quien estaba muy interesado por averiguar qué era lo que sucedía en ese lugar, levantó a la gata y la envolvió en un asfixiante abrazo, aunque al animal no parecía molestarle.
-Funciona -Susurro Hannah, extasiada.
-Rápido, tomen un gotero y escojan a un paciente -Les ordenó la señora Pomfrey.
-¿Dónde está Sir Nicholas Casi Decapitado? -Preguntó Ernie, al notar la ausencia del fantasma.
-Sir Nicholas no necesitó de ningún tipo de atención. Volvió a la normalidad hace unos días, pero se ha mantenido recluido en las mazmorras. Tampoco pudo identificar a su atacante, y como seguía muy perturbado, no nos pareció nada prudente hacer un alboroto por su despertar -Explicó la enfermera, dirigiéndose a la cama de Colin Creevey, la primera víctima humana en ser petrificada.
Hannah escogió ayudar a Hermione, la profesora Sprout a Penélope Clearwater, y Ernie a Justin. La mano le temblaba, pero Ernie logró controlarse, e imitado a la señora Pomfrey, vertió dos gotas de la poción en cada uno de los ojos oscuros de su querido amigo.
🦝🦝🦝
Si te gustó el capítulo, me ayudaría mucho tu voto ✨
Por favor, trata de compartir esta historia con más personas. Mas lectores me alentarían a escribir más rápido 🙏🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro