Capítulo 46
ERNIE
Al siguiente día después de haber hecho las paces con Harry, la profesora McGonagall les informó durante la clase de Transformaciones que los exámenes comenzarían el primero de junio, lo cual desalentó ha muchos estudiantes que habían supuesto que la crisis de la cámara de los secretos y la destitución de Dumbledore como director haría que los exámenes se cancelaran.
Resignándose a lo inevitable, Ernie programó en su mente horarios que utilizaría específicamente para estudiar todo lo que habían visto en el año escolar. Sin embargo, el estudio debería esperar hasta mañana, ya que había un asunto mucho más importante que debía resolverse inmediatamente.
Después de la clase de Pociones, le pidió de favor a Anthony Goldstein que le informara a Elber que Ernie quería hablar con él en la mesa de Hufflepuff a la hora del almuerzo. Ernie hubiera preferido un lugar más privado para conversar, pero los profesores no los dejaban solos ni un solo minuto en los corredores y el Gran Comedor era el único lugar en donde podrían coincidir.
Ernie se sentó en el extremo más solitario de la mesa de Hufflepuff y esperó nervioso a que su hermano apareciera, lo cual demoró poco más de veinte minutos. Elber se sentó frente a Ernie. Se podía apreciar por las sombras debajo de sus ojos azules que Elber no había dormido mucho en los últimos días, probablemente al intenso estudio que los exámenes ÉXTASIS requerían, algo muy preocupante considerando que a Elber siempre se le habían dado bien los exámenes de todo tipo.
-Ve al grano, Ernie -Habló Elber, impaciente-. ¿De qué necesitabas hablar conmigo con tanta urgencia?
Ernie decidió seguir el consejo de su hermano, y después de asegurarse de que nadie más les prestaba atención, metió la mano en el bolsillo de su túnica y deslizó sobre la mesa dos hojas de papel dobladas a la mitad. Elber lo miró confundido y Ernie le indicó que desplegara ambas hojas. Su hermano mayor obedeció, pero su expresión de confusión no cambió al ver el contenido de las hojas.
-¿De qué se trata esto? -Preguntó Elber, examinando los trazos en ambas hojas.
-Son retratos de Justin y Hermione hechos a mano por Bridget -Explicó Ernie, con tono neutral-. El de Hermione lo dibujó el mismo día en que fue atacada.
Hannah los había guardado en su cuarto hasta que Ernie se los pidió esa misma mañana.
Durante un par de segundos fugases, Ernie notó que los ojos de Elber se abrieron con sorpresa, pero su hermano, quien era muy bueno ocultando lo que sentía, rápidamente recobró la normalidad.
-¿De dónde sacaste esto? -Tanteó Elber, sin demostrar emoción alguna.
-Bridget los dejó olvidados por ahí y Hannah los encontró -Contestó Ernie, imitando lo mejor que pudo el tono de voz inexpresivo de su hermano-. Ella misma vio a Bridget dibujar el de Hermione.
Elber volvió a doblar ambas hojas y las deslizó hacia Ernie.
-No sé que quieres que te responda. No tengo absolutamente ninguna explicación que pueda servirte.
-No te molestes en tratar de engañarme -Respondió Ernie, comenzando a irritarse-. Sé perfectamente que tú y Bridget tienen una inusual relación de amistad desde hace mucho tiempo, y estoy seguro de que tu puedes explicarme lo que está sucediendo con ella. Escucha, no quiero meterla a ella o a ti en ningún problema con los profesores, pero dos de mis amigos fueron petrificados y Bridget sabe algo al respecto. Necesito que seas honesto conmigo.
Elber adoptó una postura firme y se limitó a guardar silencio. Frustrado, Ernie sujetó ambos dibujos y los volvió a meter en el bolsillo de su túnica.
-Como quieras -Sentenció Ernie, sabiendo que su hermano no le contaría nada a no ser que él lo presionara un poco-. No me queda más opción que ir con los profesores para informarles de lo que pasó. Si tú no estás dispuesto ayudarme, tal vez ellos si lo estén. Estoy seguro de que será de su interés enterarse de que Bridget sabía que dos alumnos iban a ser atacados.
Ernie se levantó de la mesa, pero Elber rápidamente lo agarró del brazo, y con un solo jalón, lo obligó a sentarse otra vez.
-De acuerdo, tú ganas -Dijo Elber, en voz baja-. Pero debes prometer que no le dirás a ningún profesor sobre esto.
El menor de los hermanos asintió con la cabeza.
-Escucha, Ernest. Yo no tenía conocimiento de la existencia de los dibujos de Justin y Hermione, estoy siendo completamente honesto, sin embargo, reconozco que desde hace mucho tiempo he sabido que Bridget es... diferente a los demás.
-¿A qué te refieres con diferente? -Lo interrumpió Ernie.
-Bridget siempre tuvo problemas para convivir con otras personas, incluso desde niña -Retomó Elber. La expresión en su rostro lucía completamente neutral, pero su voz revelaba que Elber sentía mucha incomodada, como si estuviera contando un secreto muy privado, aunque el hecho de que Bridget tuviera problemas para hacer amigos jamás había sido ningún secreto para cualquiera que la haya conocido-. A pesar de todo, ella y yo nos hicimos buenos amigos desde muy pequeños, y cuando teníamos once años, Bridget me contó que, de vez en cuando, ella experimentaba sueños extraños. No eran muy frecuentes, pero si eran muy confusos y diferentes entre sí. Yo le sugerí a Bridget que dibujara en un cuaderno las cosas que recordara, y al parecer fue un buen consejo, ya que, gracias a sus dibujos, no nos llevó mucho tiempo descubrir lo que le estaba ocurriendo.
>>Recuerdo que sus primeros dibujos fueron un frasco lleno de ojos y una lluvia de lodo. Ninguno de los dos supo cómo interpretar esos dibujos, aunque tampoco fue necesario porque dos días después de que Bridget hizo el dibujo, nuestro compañero Joe Page dejó caer un frasco que contenía ojos de bufo debilis al final de la clase de Pociones. Los ojos se esparcieron por todo el piso y más de un alumno se resbaló al pisar uno de esos viscosos ojos verdes. Al principio Bridget y yo creímos que fue simplemente una coincidencia, pero dos días después de ese incidente, el poltergeist Peeves se escondió en uno de los corredores del tercer piso y comenzó a arrojarles globos llenos de lodo a todos los estudiantes que pasaban por ahí.
-Una lluvia de lodo -Exclamó Ernie, sorprendido.
-Correcto, ya puedes imaginarte para donde voy -Contestó Elber-. Pasaron los años y siguieron ocurriendo eventos similares: Bridget tenía sueños peculiares, dibujaba lo que recordaba en su cuaderno, y en cuestión de días ocurría algo relacionado con sus dibujos. Durante nuestro tercer año nos atrevimos a preguntarle a la profesora Trelawney si ella podía explicarnos que era lo que le sucedía a Bridget, y muy extasiada nos confirmó algo que nosotros ya sospechábamos. Bridget era una vidente, y citando las palabras de la profesora, ella había nacido con la Vista, es decir, la habilidad de abrir su ojo interno para penetrar en los velados misterios del futuro. Tu sabes que yo nunca he tomado la Adivinación muy en serio, pero he de admitir que el talento natural de Bridget para captar fragmentos de eventos futuros es muy infalible.
>>La profesora Trelawney se ofreció a tomar a Bridget como su pupila, pero ella no quería desarrollar su don, ni siquiera le gustaba. Cuando cosas importantes estaban por ocurrir, como la futura lesión de algún jugador de Quidditch del colegio o una temible tormenta que se avecinaba al castillo, Bridget experimentaba sueños inquietantes que no le permitían descansar por las noches. Y lo más grave de todo fue que, aunque yo no lo provocara conscientemente, su visión del futuro se hacía más fuerte con el paso de los años.
>>Para quinto año sus sueños se habían hecho más frecuentes, incluso, a veces cuando se encontraba despierta las visiones del futuro le llegaban de repente y Bridget entraba en un trance que duraba varios minutos. En una ocasión, casi al final de año escolar, los dos nos encontrábamos redactando algunos en ensayos en la biblioteca, y de un momento a otro, su cuerpo se puso rígido, su mirada se volvió fija e inexpresiva, y comenzó a murmurar cosas inentendibles mientras que con una mano trazaba violentamente figuras sobre el papel. El trance duró poco más de un minuto, pero Bridget quedó muy afectada. Su rostro se veía débil, pálido y sudoroso. No me quedó de otra más que llevarla a la enfermería para que se recostara.
-¿Qué fue lo que dibujó? -Preguntó Ernie, sintiendo que su corazón se aceleraba.
-Te será difícil de creer, pero era un retrato de Harry Potter -Susurró Elber-. Bridget lo dibujó rodeado de rostros feroces de leones y serpientes. Fue así como nos enteramos de que el niño que vivió comenzaría a estudiar en Hogwarts el siguiente año escolar.
-Increíble -Contestó Ernie.
-Efectivamente, pero también fue el comienzo del declive. Le habíamos pedido a la profesora Trelawney que no le contara a nadie sobre el don de Bridget, ella aceptó porque entendía la carga que conllevaba poseer la Vista. Creíamos que mantener el secreto haría las cosas más fáciles para Bridget, pero no fue así. Cuando regresé de Estados Unidos la noté más apagada y ausente, y desde que comenzó el horror de la Cámara de los Secretos, Bridget ha dejado de dormir y de hablar conmigo. Es fácil darse cuenta de que ella está nerviosa y muy alterada, pero por más que insisto en tratar de ayudarla, Bridget solamente quiere estar solar y seguir dibujando.
Se hizo un incómodo silencio. Ernie empezaba a comprender muchas cosas acerca de Bridget que antes le inquietaban, como aquella vez en que la encontró dibujando en los jardines del castillo y dijo un montón de cosas espeluznantes y que parecía no tener ningún sentido, no obstante, ahora entendía que Bridget había anticipado los futuros ataques del heredero de Slytherin a estudiantes hijos de muggles.
-Si Bridget sabía que Hermione y Justin serían atacados, ¿por qué no hizo nada para impedirlo? -Interrogó Ernie, frunciendo el ceño-. Les pudo haber advertido.
-No es tan sencillo, Ernest -Contestó Elber, frotándose la frente como un gesto que revelaba agotamiento-. Las visiones del futuro siempre son muy confusas e imprecisas, y hace mucho tiempo descubrimos que era completamente inútil tratar de impedir que ocurrieran. A veces pienso que el universo quiere que ciertas cosas ocurran, aunque no tenga mucho sentido. En base a mi experiencia, Bridget traza sus dibujos poco antes de que sus visiones se hagan realidad o cuando están a un tiempo muy distante de suceder. Aunque ella hubiera querido advertirles a Justin o a Hermione, estoy casi seguro de que no habría evitado que fueran petrificados, o peor, ella también habría sido otra víctima del heredero de Slytherin.
-Supongo que nunca lo sabremos con certeza -Respondió Ernie.
-Y nadie más puede saberlo, ni siquiera los profesores -Dijo Elber, muy serio-. Debes entender que nada de esto es fácil para Bridget, ella tiene demasiados problemas. No muchos videntes han gozado de una buena reputación. Si la gente llegara a enterarse de su don, la tacharían de loca o la hostigarían hasta el borde del colapso. Ella es una buena persona y no merece soportar esa clase de martirio, por eso motivo no puedes revelarle este secreto a nadie, ¿comprendes?
Ernie, sintiéndose un poco culpable por haber obligado a su hermano a revelar algo tan privado, asintió con la cabeza y prometió no revelarle el secreto a ningún adulto.
***
Hannah
Pocos días antes del primer examen, todos los alumnos recibieron una buena noticia durante el desayuno. La profesora McGonagall se paró frente a la mesa de profesores y dijo en voz alta:
-Tengo buenas noticias
El Gran Comedor, en lugar de quedar en silencio, estalló en alborozo.
-¡Vuelve Dumbledore! -Dijeron varios, entusiasmados.
-¡Han atrapado al heredero de Slytherin! -Gritó una chica desde la mesa de Ravenclaw.
-¡Vuelven los partidos de quidditch! -Rugió Wood emocionado.
Cuando se calmó el alboroto, dijo la profesora McGonagall:
-La profesora Sprout me ha informado de que las mandrágoras ya están listas para ser cortadas. Esta noche podremos revivir a las personas petrificadas. Creo que no hace falta recordaros que alguno de ellos quizá pueda decirnos quién, o qué, los atacó. Tengo la esperanza de que este horroroso curso acabe con la captura del culpable.
La mayoría de los estudiantes expresaron emoción y gratitud al escuchar esas palabras. Por primera vez en mucho tiempo, volvían a tener la esperanza de que todo ese horror acabaría.
Ernie, Hannah y Susan se envolvieron en un abrazo al comprender que mañana Justin volvería a estar con ellos.
En ese mismo instante, los tres vieron que la enfermera y la profesora de Herbología se levantaban de la mesa de profesores y se dirigían a toda prisa hacia la salida, seguramente para seguir trabajando en la pócima que despertaría a los petrificados.
Los estudiantes de Hufflepuff ya no podían quedarse sentados todo el día a esperar que la profesora Sprout y la señorita Pomfrey hicieran todo el trabajo, y por ese mismo motivo, interceptaron a las adultas en las enormes puertas del Gran Comedor.
-Señoras Pomfrey y Sprout -Exclamó Hannah. Ernie y Susan estaban justo detrás de ella-. Les suplico, déjenos ayudar en la preparación del filtro restaurativo de mandrágora.
-Qué tonterías dices, niña -Le respondió la señora Pomfrey-. Esto nos es ningún juego. No podemos hacernos cargo de ustedes tres mientras trabajamos en algo muy importante.
-Prometo que no estorbaremos, todo lo contrario, podemos ayudar a agilizar el proceso -Insistió Hannah-. Les he estado ayudando en la enfermería y en los invernaderos durante gran parte del año escolar y se cómo atender a los enfermos de petrificación. Ernie y Susan son muy buenos siguiendo instrucciones, estoy segura de que podrán ayudar a cortar las mandrágoras.
-Aunque ustedes sean de mucha ayuda, no podemos arriesgarnos a que el heredero los ataque -Habló la profesora Sprout, apenada-. Además, no deben faltar a clases con los exámenes estando tan cerca.
No dispuesta a darse por vencida, Hannah tomó aire y se plantó frente a las dos mujeres.
-Ambas saben que el trabajo será demasiado para ustedes solas, si nos permiten ayudarlas, los petrificados despertarán antes y podrán contarnos que fue lo que los atacó. Todo este horror terminaría pronto. Permaneceremos con ustedes durante todo el tiempo y seguiremos sus órdenes con exactitud.
Las señoras Sprout y Pomfrey se voltearon a ver. Sabían que Hannah tenían un punto y que no dejarían de insistir hasta que ellas cedieran.
-De acuerdo, pero será después de clases -Respondió finalmente la profesora Sprout-. Lo hablaremos con la directora McGonagall. Deberán pedirle a algún maestro que los lleve con nosotras. Abbott, tu ayudarás a la señora Pomfrey en la enfermería. Macmillan y Bones, ustedes me acompañarán a los invernaderos.
Los tres muchachos asintieron triunfantes y regresaron a la mesa de Hufflepuff para terminar su desayuno.
Estaban tan impacientes por ayudar que ni siquiera le prestaron atención a ninguna de las clases, afortunadamente, el profesor Flitwick accedió a acompañarlos después de que la lección de Encantamientos terminara. Luego,Ernie le susurró a Hannah que debían guardar las tres reliquias de bronce en sumochila, ya que el profesor Flitwick ya le había llamado la atención a Erniepor usar joyería en horario escolar y no podían arriesgase a que el maestro selas castigara. Aunque no creían que fuera lo más seguro, guardaron las tresreliquias en uno de los compartimentos de la organizada mochila de Ernie.
Después de que los cuatro bajaron las escaleras del tercer piso, Hannah sintió la urgencia de ir al baño.
El profesor Flitwick le permitió ir y también le dijo que estarían esperándola en el corredor junto al baño de niñas del segundo piso. Hannah hubiera preferido ir a cualquier otro baño, pero no creía que lograra soportar hasta encontrar otro baño. Rogaba al cielo que el fantasma de Myrtle la Llorona no se ensañara con ella e intenta molestarla.
Por fortuna, Hannah no fue molestada por nadie, sin embargo, justo antes de abrir la puerta del cubículo del baño, escuchó la puerta de a lado abrirse, y dos segundos después, a una vocecita aguda que empezaba a emitir un sonido parecido a un silbido. Asustada, la chica abrió la puerta del cubículo y descubrió a una personita parada frente a los lavabos alineados en formación circular.
Se trataba de Ginny Weasley, la hermanita menor de Ron. La niña tenía su mirada fija en el lavabo frente a ella y había interrumpido lo que fuera que su voz había intentado expresar.
-Disculpa por haberte interrumpido -Dijo Hannah, en voz baja.
Ginny giró su cuerpo lentamente. Cuando pudo ver su rostro, Hannah notó que los ojos de la chica estaban somnolientos y que su piel tenía un tono tan pálido que parecía un poco enfermizo y hacía resaltar su cabello pelirrojo; no pudo evitar recordar a Bridget.
-¿Cómo te llamas? -Le preguntó Ginny, en voz baja.
-Hannah Abbott -Respondió, un poco incómoda.
-¿Abbott? ¿Cómo los Abbott de los sagrados veintiocho? -Indagó Ginny.
A Hannah no le gustaba que relacionaran a su familia con un ostentoso grupo de familias de sangre pura, pero la incomodidad la hizo asentir en silencio.
-Gusto en conocerte, Hannah Abbott -Le dijo Ginny, volviendo a contemplar el lavabo.
Hannah notó que había un pequeño camino de plumas rojas y negras que se extendía desde donde estaba parada Ginny hasta el cubículo junto al que Hannah había usado. También se percató de que los dedos de la mano derecha de Ginny estaban manchados con sangre.
-¿Te encuentras bien, Ginny? -Preguntó Hannah, nerviosa-. Parece que te has lastimado, ¿necesitas que llame a tus hermanos o algún profesor?
-Estoy bien -Sentenció la apagada voz de Ginny-. La lechuza de mi familia es un poco errática. Picoteó una de mis manos y me sacó un poco de sangre. No es nada grave, solo necesito un poco de privacidad para lavarme.
Aunque no estaba muy convencida, Hannah se sentía muy incómoda y nerviosa como para quedarse conversando.
-De acuerdo, Ginny -Dijo Hannah, caminando hacia la salida del baño-. Solo trata de no estar mucho tiempo aquí sola y reúnete con los otros Gryffindor pronto. Puede ser peligroso merodear por los corredores sola.
-No tienes que preocuparte por mí -Escuchó a Ginny hablar a sus espaldas, justo antes de abandonar el baño.
🦝🦝🦝
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Notal del autor: Estoy usando la versión de la película, es decir, en lugar de que Harry y Ron descubran lo del basilisco antes del recreo (como en el libro), será después de clases (como en la película).
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