Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 38

ERNIE

El camino de regreso fue más rápido y menos atemorizante, aun así, trataban de no caminar muy rápido para que los frascos con los ingredientes en las bolsas no hicieran mucho ruido cuando chocaran entre sí. Hacía más frío que antes, por lo que Ernie volvió a colocarse la capucha de su túnica.

Hogwarts se veía muy lejano e inalcanzable en el horizonte, pero los animaba saber que no faltaba mucho para que ambos llegaran al túnel secreto que los regresaría al interior del castillo.

Ernie soltó un suspiro de alivio cuando divisó Honeydukes a unos quince metros de distancia. Inconscientemente, los dos aumentaron el ritmo de sus pasos conforme iban acercándose a la tienda de dulces.

Seis metros de distancia los separaba de la entrada cuando, sin previo aviso, Ernie escuchó un zumbido a pocos centímetros de su cabeza, y dos segundos exactos después, ocurrió una pequeña explosión roja frente a ellos que hizo volar un poco del pavimento de piedra de la calle principal.

Ernie y Hannah se detuvieron abruptamente. Hannah tuvo que sostenerse del brazo del muchacho para no caer al suelo. Asustado, Ernie miró hacia atrás lentamente y descubrió a dos personas paradas bajo la luz de un farol en el lado opuesto de la calle. Ambos llevaban prendas negras que hacía difícil identificar sus facciones, pero Ernie logró distinguir que se trataba de un hombre y una mujer.

El hombre sujetaba un cigarrillo encendido entre los dientes. Era más alto que su acompañante. Tenía una cortina de barba y el cabello un poco largo y despeinado. Vestía una túnica negra, un pantalón vaquero oscuro, y una camisa de trabajo azul marino. Lo más llamativo de aquel hombre era que llevaba un sable colgando de su cinturón como si fuera un sustituto funcional para una funda de espada. Ernie no quería averiguar la razón por la cual aquel sujeto traía una espada consigo.

En cuanto a la mujer, usaba una túnica con capucha negra que le escondía el cabello, un pantalón turco del mismo color de la túnica, una blusa cruzada azul marino, y una bandana deportiva que le cubría el cuello y la mitad inferior del rostro. Si Ernie hubiera estado más cerca de esa mujer tal vez pensaría que lo más amenazante en ella era la fría y calculadora expresión de sus ojos oscuros, no obstante, la atención del muchacho estaba enfocada en la varita que la mujer sostenía en alto y que apuntaba exactamente hacia el mismo lugar donde había ocurrido la explosión momentos antes.

Ernie y Hannah no movieron ni un músculo durante varios segundos. Ernie sintió que sus piernas casi le fallaban cuando vio que la mujer usaba su mano libre para retirarse la bandana deportiva de la boca.

-Eso fue una advertencia, la próxima irá directo a sus corazones -Amenazó lo mujer, con un acento extraño, el cual por alguna razón a Ernie le resultaba muy familiar.

Ernie no entendía a que se refería esa mujer. Enfocó su vista sobre ella para distinguir mejor sus rasgos, y no encontró ningún parecido con la dama que aparecía en los retratos de la Bodega de Gianna.

Tampoco estaba dispuesto a quedarse pare descubrir las intenciones de sus atacantes. Ernie sujetó con fuerza la mano de Hannah y ambos echaron a correr hacia la entrada de Honeydukes. Sin embargo, antes de siquiera poder acercarse a la puerta, una espectral neblina blanca apareció de la nada y los rodeó por completo. Aquello era extraño, ya que la noche había estado completamente despejada hasta ese momento.

De repente, Ernie pudo distinguir un tenue brillo plateado entre la neblina, y en tan solo cuestión de segundos, ese brillo plateado se acercó a ellos y creció hasta alcanzar el tamaño de un perro grande.

Si antes Hannah y Ernie sentían temor, ahora era un milagro que ambos no hubieran caído al suelo desmayados. Frente a ellos, con tan solo un metro de distancia, se encontraba una feroz y espectral bestia. Ernie sabía lo que era gracias a los montones de libros sobre animales fantásticos que había leído durante toda su vida.

Se le llamaba gytrash. Tenía la apariencia de un perro, a Ernie le recordaba a un galgo inglés, solo que más grande y atemorizante. Su cuerpo era extremadamente delgado y el pelaje era tan blanco que por momentos parecía transparente. Lucía una mortífera dentadura, ojos negros y una larga cola bifurcada. Más que una bestia, daba la sensación de que se trataba del espíritu de algún canino, ya que continuamente emanaban de su cuerpo finas líneas blancas y vaporosas.

Ernie y Hannah retrocedieron para evitar que el gytrash los alcanzara, no obstante, pronto se darían cuenta de que, de momento, la criatura no podría alcanzarlos. Alrededor del cuello del gytrash había un collar de plata que era sujetado por una cadena hecha del mismo material. La persona que jalaba de la cadena y tenía bajo control a la bestia era un hombre robusto que, al igual que el perro espectral, surgió de entre la neblina acompañado de otro gytrash que caminaba a su izquierda.

La mujer y el hombre en el farol comenzaron a acercárseles por el flanco izquierdo, mientras que el otro hombre con los dos gytrash les bloqueaba la entrada a Honeydukes.

-¿Qué vamos a hacer? -Le susurró Hannah al oído, desesperada.

A Ernie solo se le ocurrió una opción. Aun aferrado a Hannah, Ernie agarró el collar de salamandra con su mano libre y utilizó su poder para volverlos a ambos invisibles.

Acto seguido, Ernie aprovechó el breve momento de confusión que sufrieron sus atacantes para escapar por la única dirección libre: el estrecho callejón ubicado entre la tienda de Honeydukes y el edificio de al lado.

Ernie se concentró en tres cosas: no parar de correr hasta llegar a un lugar seguro, no soltar la mano de Hannah en ningún momento, y en esquivar todos los obstáculos que aparecían por el camino. Sin embargo, Ernie debía reconocer que no era muy bueno en eso último, ya que en algún momento su codo golpeó una torre de cajas apiladas junto a una pared, y un segundo después, se escuchó el estruendoso sonido de varias botellas de cristal quebrandose al mismo tiempo. Lo peor de todo es que acababan de delatar su posición con el enemigo.

-¡Por el callejón! -Escuchó a la mujer gritar a sus acompañantes-. ¡Libera a uno de los Gytrash y que comience a rastrearlos!

Alarmado, Ernie miró por encima de su hombro durante un segundo, y fue suficiente para captar el momento en el que el hombre robusto le quitaba el collar al Gytrash a su derecha, mientras que sus compañeros desaparecían por otra dirección.

Ser invisibles no les serviría por mucho tiempo. Los gytrash eran veloces y tenían un sentido del olfato muy desarrollado. Lo peor de todo era que Ernie estaba tan estresado que no podía recordar un hechizo para acabar con la criatura, y aunque lograran evadirla, aún debían lidiar con la mujer y el hombre que también los perseguían. Ernie supuso que el hombre robusto y el otro gytrash se habían quedado en Honeydukes para vigilar, por lo que volver al pasadizo que los llevaría a Hogwarts ya no era una opción.

Debía pensar en otra alternativa y debía hacerlo rápido. Salieron del callejón y no encontraron más que campo abierto sin un lugar para esconderse. Si seguían avanzando hacia el norte, pronto se toparían con la orilla del lago, el cual era demasiado grande como para cruzarlo nadando hasta Hogwarts. No había nada que los cubriera por el oeste, serían un blanco fácil para sus atacantes y para los gytrash si decidían ir por esa dirección. Solamente les quedaba la opción de ir hacia al este y refugiarse entre las casas y otros edificios.

Cuando llegaron a la siguiente calle lateral, un rayo rojo pasó a pocos metros de sus narices y se estrelló contra el letrero de un pequeño local con ventanas rosas, dejando una enorme marca negra sobre donde antes se leía:

"Salón de té de Madame Tudipié"

La mujer que los perseguía había lanzado el rayo desde el otro extremo de la calle. El hombre que cargaba una espada en su cinturón estaba inspeccionando todos los callejones de la calle principal, y pronto comenzaría a buscar en la calle lateral. Ellos sabían que Hannah y Ernie no podían haber ido muy lejos. Ernie escuchó al gytrash acercándose por el mismo camino que acababan de recorrer.

Aterrados, ambos cruzaron la calle a toda velocidad. Después, Ernie condujo a Hannah por el espacio entre el salón de té y el edificio de al lado, y siguieron corriendo por la misma dirección. Cada par de segundos podían escuchar los aullidos espectrales del gytrash, o la voz de la mujer dándole órdenes a su compañero.

-Ernie -Susurró Hannah, con voz nerviosa y exhausta-. No podemos seguir corriendo por siempre. Necesitamos pedir ayuda o buscar un lugar para escondernos.

No obstante, Ernie no había gritado por ayuda con anterioridad porque sabía que lo más probable era que ninguno de los habitantes de Hogsmeade siguiera despierto a esa hora de la noche, y aunque lo estuvieran, también era muy posible que ninguno se arriesgara a salir de su hogar para que un trío de desquiciados lo atacase sin razón.

Acababan de rodear una casa cuando Ernie comenzó a sentir que las piernas le fallaban. Le faltó poco para no caer de boca al suelo. Estaba exhausto, y Hannah tampoco podría seguir corriendo por mucho tiempo, sus mejillas rosadas la delataban. De repente, Ernie encontró la solución que buscaba a tan solo unos metros de distancia. En cuestión de un par de segundos, a Ernie se le ocurrió un plan lo suficientemente bueno para burlar a sus perseguidores. Frente a ellos había una pequeña choza con aspecto abandonado. Había un bote de basura tirado frente a la puerta de la choza, y lo mejor de todo, el techo era bastante bajo como para que alguien pudiera trepar hasta el con ayuda del bote.

Ernie sintió que el cielo le había mandado un poco de ayuda en forma de una vieja choza y un bote de basura.

Decidido, Ernie condujo a Hannah hasta la pequeña choza. Rápidamente lo levantó del suelo y lo colocó bocabajo frente a una pequeña ventana. Acto seguido, Ernie se quitó el collar de bronce, y él y Hannah volvieron a ser visibles.

-Ernie, ¿qué es lo que estás...?

El muchacho la interrumpió antes de que pudiera terminar su pregunta, colocándole la bandolera que traía y el collar de salamandra alrededor del cuello.

-No hay tiempo de explicar -Sentenció Ernie, con voz jadeante-. Voy a ayudarte a subir al techo, después yo te seguiré.

Y dicho esto, Ernie se arrodilló y formó un pequeño escalón con las manos. Hannah no estaba muy segura de que aquel plan fuera a funcionar, pero sin más opciones, no había ningún sentido en oponer resistencia. Con un poco de esfuerzo, Hannah subió al bote, el cual se tambaleaba fácilmente si ella aplicaba más presión en un pie.

Sintiéndose muy nerviosa, Hannah estiró los brazos hacia arriba y se aferró a la cornisa. Luego, concentró toda su fuerza en sus brazos y comenzó a impulsar su cuerpo. Sorprendentemente, al cabo de un par de segundos, Hannah había logrado subir la mitad de su cuerpo.

¡PUM!

El bote de basura no soportó el peso de la chica y terminó por abollarse, emitiendo un horrible chirrido que se escuchó por todo el vecindario. Hannah pudo haber caído de espaldas al suelo, pero afortunadamente, el pie de Hannah de apoyó en el marco de la ventana y dio involuntariamente el último impulso que la chica necesitaba para subir.

El cuerpo de Hannah rodó por el techo un par de veces. No supo con exactitud cuando sucedió, pero en algún momento se había arañado la rodilla con algo duro y afilado, aunque no era algo verdaderamente grave. Rápidamente se dio cuenta de que Ernie aún seguía abajo.

Angustiada, Hannah se asomó por el borde del techo. Efectivamente, el bote de basura había quedado completamente inutilizable y ahora Ernie no tenía forma de trepar al techo. Lo peor era que seguramente el sonido del bote al abollarse había sido lo suficientemente fuerte para llamar la atención de sus acechadores.

-¡Dame tu mano rápido! -Le ordenó Hannah a Ernie, estirando su brazo derecho para alcanzar a su amigo.

Claro que era consciente de que aquello era casi inútil, ya que ella no tenía la suficiente fuerza para jalar al muchacho hasta el techo, pero no se le ocurría otra cosa que hacer.

-Es inútil, no va a resultar -Respondió Ernie.

Y la verdad era que él ya sabía desde el momento en que descubrió la choza que aquel bote de basura estaba tan viejo que solamente iba a soportar el peso de Hannah, pero no importaba, había cumplido su objetivo: poner a salvo a su amiga.

-Hannah -Dijo Ernie, mirando a su amiga a los ojos-. Debes usar el collar para volverte invisible y esperar a que amanezca. Es fácil, solamente debes sujetar el collar con tu mano y concéntrate en lo que quieres que la reliquia haga. Voy a seguir corriendo, con suerte el gytrash seguirá mi rastró y se olvidará de ti.

-¡No puedes ir tú solo! ¡Te atraparán en poco tiempo! -Chilló Hannah.

-Puede que sí, pero al menos tu saldrás ilesa -Dijo Ernie, esbozando una triste sonrisa-. Eso es lo que verdaderamente importa. Debes regresar a Hogwarts para prepararle la pócima a Zacharias, eres completamente capaz de hacerlo tú sola. Lamento habernos metido en este lío, nunca imaginé que terminaría de esta manera.

Ernie había fallado en proteger a Justin del heredero de Slytherin, y había cometido varios errores durante los últimos meses, pero le reconfortaba saber que al menos había salvado a Hannah del peligro.

Rehusándose a darse por vencida, Hannah analizó el entorno a su alrededor en busca de alguna otra solución. Había una vieja valla a unos cuantos pasos de distancia de la choza que la separaba de las otras casas.

-Ernie, salta la valla y escóndete en el patio de alguna de estas casas. No te des por vencido tan rápido -Dijo Hannah, desesperada.

-Claro que no -Respondió Ernie.

Empezaron a escucharse pasos no muy lejos de ahí, y el ambiente se llenó de neblina de un momento a otro, señal de que el gytrash también estaba cerca. Ernie se separó de la choza y fue hacia el lugar en donde algunas de las tablas de la valla estaban partidas a la mitad.

Aunque nunca lo había hecho antes, atravesar la valla fue más fácil de lo que imaginó. Ahora solamente tenía que buscar un escondite que lo mantuviera con vida hasta el amanecer. A falta de una fuente que le brindara ánimos, Ernie apretó el anillo de bronce contra la piel de su mano para obtener un poco de valor.  

🦝🦝🦝

Si te gustó el capítulo, me ayudaría mucho tu voto ✨

Por favor, trata de compartir esta historia con más personas. Mas lectores me alentarían a escribir más rápido 🙏🏻  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro