Capítulo 28
HANNAH
Hannah le había hecho compañía a Brina durante casi toda la mañana. Pasaron el tiempo hablando de temas sin mucha importancia, compartiendo opiniones sobre los maestros, y haciendo básicamente lo que sea que lograra distraer a Brina de su creciente preocupación.
Ambas sintieron un gran alivio cuando vieron a Berto y a Ernie cruzar la entrada del Gran Comedor, aunque Brina demostró su alivio por medio de riñas hacia Berto sobre lo preocupada que el muchacho la había dejado cuando salió corriendo de la sala común de Slytherin.
-¡Empezaba a creer que tu larguirucho trasero estaba petrificado en alguna parte del castillo! ¡Ya estaba lista para ir a pedirle a los profesores que fueran por sabuesos de búsqueda para encontrar tu cadáver!
Le gritaba Brina a Berto enfrente de todos. Hannah supuso que era mejor darles su espacio para que las cosas se tranquilizaran, y le comunicó discretamente a Ernie que se marcharan a su sala común. Sin embargo, antes de irse, Ernie les contó rápidamente sobre la guardia que estaban organizando y les preguntó si estaban interesados en unirse.
Brina y Berto respondieron que lo pensarían, y también les agradecieron por su ayuda. Después de despedirse, Hannah y Ernie fueron directamente a la enfermería a hacerle una visita rápida a Justin. Desde que comenzó a trabajar en el ala médica, Hannah descubrió cuales eran los mejores horarios para hacer visitas sin que la señora Pomfrey se fastidiara. No estuvieron mucho tiempo con Justin, solamente iban a asegurarse de que todo siguiera igual. Hannah le acomodó las sábanas de su cama, y Ernie le susurró que no faltaba mucho para que lo revivieran, aunque sabía perfectamente que Justin no podía escucharlo.
Después, los dos pasaran varios minutos observando con tristeza el cuerpo petrificado de su amigo.
-Tengo un regalo para él guardado en el mueble junto a mi cama -Soltó Ernie, de repente-. Está ahí, completamente abandonado, acumulando polvo y esperando a que alguien lo abra. Estoy empezando a cuestionarme si eso pasará algún día cercano.
-Yo también tengo un regalo para él, está debajo de mi cama -Confesó Hannah, con pesadez.
-¿Qué le regalaste?
-Un libro sobre la historia del Quidditch, dulces y un par de calcetines verdes tejidos a mano -Respondió Hannah-. ¿Tú que le regalaste?
-Un libro sobre animales fantásticos y un ramo de varitas de regaliz.
-Espero que pueda abrirlos pronto -Dijo Hannah, antes de soltar un suspiro.
Ernie sintió una punzada de dolor en el corazón.
-Yo también -Susurró.
***
Llegó el nuevo año y vino acompañado de escandalosos rumores sobre que Hermione Granger había sido internada de emergencia en la enfermería. Al principio se pensó que había sido petrificada, o que alguien había intentado petrificarla, este rumor se intensificó con el regreso de los estudiantes que se habían marchado para pasar las fiestas con sus familias.
Sin embargo, pronto se descubrió que Hermione había tenido un misterioso accidente con una poción que la había transformado en un híbrido de humana y gata. Muchos habían intentado colarse a la enfermería para observar a Hermione, llegó a tal punto que la señora Pomfrey tuvo que restringir las visitas a solo familiares y amigos cercanos de los pacientes.
Hannah la vio por primera vez durante una tarde en la que le tocó trabajar en la enfermería. La impresión de ver el rostro de Hermione cubierto de pelo, sus ojos amarillos, y un par de orejas de gato que sobresalían de su cabello normalmente ondulado, provocó que Hannah dejara caer un cuenco de agua al suelo.
Hermione le suplicó que no se lo contara a nadie más, y Hannah cumplió esa promesa casi por completo. Ernie fue el único a quien se lo dijo, y solo lo hizo para que el muchacho no entrara en estado de pánico, ya que sabía que él y Hermione eran buenos amigos, y seguramente Ernie se espantaría si llegara a enterarse por otras fuentes que su única amiga de Gryffindor había sido internada en la enfermería.
-Seguramente Hermione se siente más segura en la enfermería que en la torre del Gryffindor con el heredero de Slytherin -Le comentó Ernie, después de escuchar la noticia.
-No seas tonto, Ernie. La señora Pomfrey me informó que Harry y Ron van a visitarla todas las noches -Respondió Hannah, mientras alistaba su mochila para la clase de Transformaciones-. Todos saben que Hermione es la amiga más cercana de Harry desde el primer año, si Potter es el heredero, ella es la única hija de muggles a la que él no atacaría, de lo contrario, ella habría sido la primera en ser petrificada.
-Sí tú lo dices -Accedió Ernie.
Dejaron de hablar sobre el tema y fueron a las primeras clases desde las vacaciones, las cuales se habían vuelto más tediosas y pesadas sin la presencia de Justin. La clase de Herbología fue la más pesada, aunque la profesora Sprout les había informado que las mandrágoras habían sobrellevado un duro invierno y crecían a buen ritmo (algo que Hannah ya sabía, pues había trabajado en los invernaderos varias veces en las últimas semanas), era la clase que compartían con los de Gryffindor y Ernie no toleraba estar en el mismo cuarto que Harry, pero había logrado controlarse en todo momento.
Hannah también debía reconocer que se sentía muy nerviosa cuando estaba cerca de Harry, y en más de una ocasión se había descubierto así misma con las manos temblando cuando llenaba una maceta con tierra.
En cuanto a sus investigaciones extracurriculares, Hannah había cubierto todos los libros disponibles en la biblioteca que hablaran sobre mandrágoras y petrificación, por lo que ahora la mayoría de su tiempo libre lo dedicaba a trabajar en la enfermería y en los invernaderos, y a pasar gran parte de sus tardes encerrada en la sala común con el resto de los Hufflepuffs.
La carga de Ernie por organizar la guardia había aumentado considerablemente con el regreso de la mayoría de los estudiantes. Ocupó un par tardes enteras en crear nuevos grupos para que todos los estudiantes de Hufflepuff, a excepción de Zacharias, tuvieran un equipo adecuado para recorrer la escuela con seguridad. Además, Brina, Berto y varios estudiantes de Ravenclaw habían decidido unirse al plan de la guardia, y Ernie tuvo que crear grupos de último minuto para los estudiantes recién añadidos.
Sorprendentemente, el plan de la guardia pareció funcionar adecuadamente, debido a que no se habían reportado nuevos ataques y los estudiantes involucrados se veían más tranquilos al recorrer los pasillos. Mientras tanto, Elber Macmillan seguía enemistado con su hermano menor, y cada vez que se topaban en algún corredor o en el Gran Comedor, ambos se limitaban a fruncir el ceño y a continuar su camino sin dirigirse la palabra, aunque Ernie le comentaba a Hannah en privado que le sorprendía no haber recibido una carta de su padre en donde lo reprendiera por no obedecer a su hermano.
-Puede que Elber se haya dado cuenta de que el plan de la guardia era una buena idea, y como no ha ocurrido ningún accidente, tal vez no tiene alguna razón para informar a tu padre de lo que haces -Le comentó Hannah, durante una tarde de finales de enero en la sala común-. Elber parece ser un chico muy razonable y dispuesto a cambiar de opinión.
-No conoces a mi hermano igual que yo -La contradijo Ernie-. Elber no sería tan imprudente como para acusarme sin algún motivo válido, seguramente está esperando a que algo salga terriblemente mal para que de verdad me pueda meter en problemas. Es alguien muy frío y calculador.
Después de decir eso, a Ernie se le escapó un sonoro bostezo. Tenía unas ojeras ligeramente marcadas en el rostro, y últimamente se le veía notablemente agotado.
-¿Otra vez tus sueños raros te despertaron a mitad de la noche? -Le preguntó Hannah, sacando su libro de pociones de su abarrotada mochila.
Cuando Ernie no estaba ocupado con las clases o supervisando el desempeño de los equipos de la guardia, le contaba sobre los sueños raros que había tenido en las últimas semanas, no todas las noches, aunque si se estaban volviendo más frecuentes.
-Siempre veo un lugar lleno de humo, un camino verde, y escucho a una creatura con pequeñas garras rondar por ahí, pero nunca puedo verla -Describía Ernie, removiendo cuidadosamente las lagañas que tenía acumuladas en ambos ojos-. Ayer en la noche tuve un sueño en el que el camino estaba cubierto de llamas, y una semana antes tuve otro en el que había hojas de papel mojadas por todas partes.
-¿No crees que podría ser obra del anillo? -Indagó Hannah.
-No lo creo, me lo quito antes de dormir y lo dejo escondido debajo del cojín de la cama de Jace -Contestó Ernie-. Créeme, si alguien intentara levantar a Jace de su cama para sacar el anillo, se armaría un alboroto tan grande que despertaría a todos los Hufflepuffs.
-Tal vez te estás volviendo loco por todo el trabajo que haces últimamente.
-Puede que tengas razón.
***
Los comienzos de febrero sucedieron sin incidentes. El clima comenzó a volverse más cálido y la nieve empezaba a derretirse, Hannah supo por medio de la señora Pomfrey que las orejas y el pelaje de gato habían desaparecido de la cabeza de Hermione, por lo que fue dada de alta en poco tiempo. Las clases parecieron distraer a Susan lo suficiente de su pena como para recobrarse y continuar lentamente con el rumbo de su vida. Y el heredero de Slytherin no había mostrado ninguna señal desde diciembre.
Sin embargo, el que no hubiera ocurrido ningún suceso lamentable no implicaba que la primera semana del mes fueran menos pesada. La carga de tareas y trabajos de las clases se incrementaban poco a poco. El trabajo de Ernie de supervisar la guardia se volvía cada vez más pesado, debido a que la notable ausencia de ataques hacía que varios integrantes de los diversos grupos de la guardia se tomaran menos en serio las precauciones para merodear por el castillo, aunque todo mundo, incluidos los profesores, permanecía alerta a cualquier señal de peligro. Y lo más pesado de todo, el 7 de febrero era el cumpleaños de Justin.
Fue el único día en que Susan volvió a encerrarse en su dormitorio durante casi todo el día. Hannah y Ernie le enviaron ese día una carta a la madre de Justin para actualizarla sobre los avances del crecimiento de las mandrágoras, y le aseguraron que se estaba haciendo todo al alcance para que el filtro restaurativo quedara listo lo más pronto posible.
Poco después, recibieron de respuesta una pequeña nota escrita por la mamá de Justin, en la que les agradecía de manera breve y amable por mantenerla informada.
A pesar del triste cumpleaños no celebrado de Justin, estudiantes y maestros se comportaban más optimistas respecto al asunto de la Cámara de los Secretos, y a la señora Pomfrey le encantó anunciar que las mandrágoras se estaban volviendo taciturnas y reservadas, lo que quería decir que rápidamente dejarían atrás la infancia. Por supuesto que la profesora Srpout y Hannah fueron las primeras en enterarse de esto, ya que ellas habían presenciado de primera mano cómo algunas las mandrágoras se fijaban en las macetas de otras y les arrojaban débilmente tierra para que se vieran más sucias y descuidadas.
Fue la primera vez en mucho tiempo que Hannah se sintió verdaderamente esperanzada y optimista por lo que podría venir en el futuro cercano, tal vez Justin despertaría más pronto de lo esperado y las cosas regresarían a la normalidad. Pero Ernie no era tan optimista. Seguía convencido de que Harry era el culpable y que se había delatado en el club de duelo.
Hannah lo había descubierto hablando de ese tema en el patio de la Torre del Reloj con Anthony Goldstein, su amigo de Ravenclaw. Lo que Ernie no había notado es que, en ese preciso momento, Harry pasaba muy cerca de ahí y había alcanzado a escuchar lo que Ernie le decía a Anthony. El chico de gafas redondas y cicatriz con forma de rayo en la frente no hizo o dijo nada, simplemente se marchó molesto del lugar.
Hannah lo había presenciado todo desde una banca en el patio, y había confrontado a Ernie al respecto cuando los dos vieron a Peeves, el poltergeist del colegio, saltando y cantado por los corredores del castillo:
<<¡Oh, Potter, eres un zote, estás podrido, te cargas a los estudiantes, y te parece divertido!>>
-¿Sigues creyendo que es inocente? ¿Incluso después de que descubrimos a Potter junto al cuerpo recién petrificado de Justin? -La cuestionó Ernie, muy serio.
-No lo estoy librando de toda sospecha, pero tampoco me parece buena idea adjudicarle toda la culpa a una sola persona cuando podría haber alguien más detrás de los ataques -Respondió ella, llevándose a Ernie a una esquina sin gente para discutir en privado.
-¡No sé qué más pruebas quieres, Hannah! -Exclamó Ernie-. Lo han descubierto junto a los cuerpos petrificados de Justin y la señora Norris, y a Colin Creevey lo encontraron cerca de la enfermería cuando Potter era el único internado. Habla lengua Pársel y le lanzó una serpiente a Justin en el club de duelo, algo que solo el heredero de Slytherin podría hacer. Sabía que las tres víctimas eran parientes de muggles o tenían una relación con alguno, y odia a los muggles con los que ha vivido durante toda su vida.
-¿Qué me dices de Hermione? No la ha petrificado todavía, de hecho, no ha habido ataques desde lo de Justin y Nick Casi Decapitado.
-Porque Potter no es ningún imprudente, sabe que ahora todos sospechamos de él, y si comete cualquier error será su fin. Seguramente está planeando su siguiente ataque cuidadosamente.
-Ernie, por favor escucha -Dijo Hannah, tratando de sonar lo más razonable posible-. El que Potter sea o no sea el verdadero heredero de Slytherin no es lo que importa, puede que Elber tenga razón y te estés poniendo un blanco en el pecho. Si sigues haciendo acusaciones enfrente de todos y sigues con tu campaña en contra del heredero o de Potter, puede que te hagas de un enemigo muy poderoso, o varios. Tu mismo lo dijiste, aunque Harry resulte no ser el heredero de Slytherin, eso no cambia el hecho de que derrotó a Quién-tú-sabes cuando era un simple bebé, no sabemos lo que te haría a ti si provocas su furia.
Ernie parecía muy consternado, sin embargo, miró con enojo a Hannah, algo que nunca había hecho antes, y dijo:
-Adelante, ponte del lado de Elber si eso es lo que quieres. Yo no me voy a quedar de brazos cruzados mientras Harry petrifica a otro pobre niño.
Ernie se marchó furioso de ahí. Hannah trató de seguirlo, pero al girar a la esquina del siguiente corredor, por poco choca de frente con Zacharias.
-¡Fíjate por donde caminas, Abbott! -Gruñó Zacharias.
-Lo lamento, no vi que estabas....
Hannah guardó silencio de repente al notar el brazo derecho de Zacharias, el cual estaba completamente vendado. El rostro del muchacho rubio también se veía bastante irritado, y se podían apreciar unas ojeras todavía más espantosas que las que tenía Ernie.
-Zacharias, ¿te encuentras bien? -Preguntó, señalando el brazo vendando del chico.
-¡¿Qué?! -Dijo Zacharias, sonando sorprendido y dirigiendo su mirada a su brazo-. Ah, esto. Ayer decidí pasar la tarde en el patio junto al puente cubierto, y me encontré a Seamus Finnigan practicando algún tipo de encantamiento. No entiendo como no se me ocurrió retirarme inmediatamente del lugar, pero el encantamiento le salió mal, como de costumbre, y de su varita se disparó una ráfaga de luz roja que se dirigió hacia mí, e inmediatamente, mi brazo se prendió en llamas.
-¡Que horror! -Dijo Hannah, sorprendida.
-Imagínate vivirlo -Contestó Zacharias, amargamente-. Afortunadamente el fuego mágico de Finnigan era débil, por lo que solo bastó con tirarme al suelo y rodar para apagarlo, y tampoco me hizo mucho daño. La enfermera Pomfrey me curó sin problemas unas pocas quemaduras, pero me ordenó que usara las vendas por un par de semanas.
-Lamento lo que te sucedió, ¿pero ya estás mejor? -Preguntó Hannah.
Una sonrisa histérica apareció en el rostro de Zacharias. Ella no se había fijado antes, pero el cabello del muchacho lucía alborotado y apagado, casi se asemejaba a un nido de aves.
-¿Mejor? No creo que eso aplique para mí, llevo semanas de locura intensa -Respondió Zacharias, llevándose la mano izquierda a la cabeza, demostrando que tenía el hábito de comerse las uñas y varias cortadas de papel en los dedos-. Son pocas las noches en las que he logrado dormir sin interrupciones. Todos los días choco contra alguna puerta que se cierra misteriosamente cuando estoy a punto de cruzarla. Me tropiezo constantemente con sillas, objetos o charcos de agua que alguien deja sin cuidado en el suelo. Hace un par de semanas se me olvidó mi mochila en el segundo piso, hubo una inundación en el baño de niñas que se propagó por todo el piso, y mi mochila quedó completamente empapada. Todos mis cuadernos y pergaminos se arruinaron. Estoy a nada de perder la cabeza, Abbott.
Por muy apenada que se sintiera por Zacharias, Hannah no pudo evitar recordar el asunto del collar de bronce desaparecido.
-Tienes muy mala suerte, ¿no crees que todas estas cosas pueden estar sucediéndote por algo malo que hayas hecho? -Indagó Hannah, esperando a que el muchacho se delatara.
-No tengo idea de que estas sugiriendo.
Fue lo único que Zacharias dijo antes de marcharse. Pero Hannah estaba convencida de que él no había dicho la verdad.
***
Pasaron dos días en los que Ernie evitó tener cualquier tipo de contacto directo con Hannah. Durante todo ese tiempo el muchacho se encerraba en su cuarto, o pasaba largas horas metido en la biblioteca. Incluso procuraba llegar tarde a la hora de la cena para asegurarse de que la mayoría de los asientos en la mesa de Hufflepuff estuvieran ocupados, y de esa forma Ernie podría sentarse lo más alejado de ella.
Harta de esta situación, Hannah esperó escondida entre las estanterías de la biblioteca a que él apareciera. Lo vio cargar un viejo y pesado libro de pociones hasta la mesa del fondo de la biblioteca. Sintió como los aretes de bronce vibraron brevemente, algo que no era para nada inusual debido a que las reliquias siempre reaccionaban cuando se reunían en un mismo lugar, y Hannah supo que ya no tenía objetivo el seguir escondida.
Salió de las estanterías y fue a sentarse en la misma mesa que Ernie. El muchacho no apartó la vista de su libro ni siquiera cuando Hannah ocupó el asiento frente a él.
-No pareces sorprendido de que esté aquí -Dijo Hannah, en tono serio-. Es bastante curioso, tomando en cuenta que llevas un par de días evitándome.
-El anillo me avisó que estabas aquí, supuso que no había caso en intentar huir -Respondió Ernie, levantando la mano derecha para que ella viera el anillo con forma de perro en su dedo índice.
-¿Y así van a ser las cosas en adelante? ¿No nos dirigiremos la palabra hasta que pruebes que Potter es el heredero de Slytherin?
El muchacho siguió haciendo anotaciones en su cuaderno sin levantar la mirada.
-Por supuesto que no quiero que algo así ocurra, pero no veo que me dejes otra opción -Contestó Ernie, apretando con más fuerza la pluma que usaba para escribir-. Lo que hago para proteger a los estudiantes del heredero me importa mucho, y de verdad necesito tu apoyo en esto.
-¡Por supuesto que quiero apoyarte! -Exclamó Hannah, apartando el libro de pociones con un golpe del dorso de su mano para que Ernie la viera a los ojos. El libro se resbaló de la mesa y produjo un sonoro ruido cuando chocó contra el suelo-. Pero no lo voy a hacer si apoyarte significa convertirte en un blanco para potenciales amenazas.
-No hay otra manera, Hannah -Dijo Ernie, bajando el volumen de su voz para que la bibliotecaria no los reprendiera por gritar-. Potter es el culpable y necesito detenerlo de alguna forma, yo sé que tengo la razón.
-¿Por qué estás tan desesperado en probar que Harry es el heredero de Slytherin?
-¡Porque necesito que sea él! -Gritó Ernie, provocando que ambos recibieran una severa advertencia de la señora Pince.
Hannah esperó a que la bibliotecaria dejara de prestarles atención para seguir hablando con Ernie.
-¿Por qué Harry y no alguien más? ¿Qué tal si el culpable es alguien que provenga de una familia que odia a los muggles como Draco Malfoy? -Preguntó Hannah, en voz baja-. De entre todos los estudiantes en Hogwarts, ¿qué tiene él que te haga creer tan desesperadamente que es culpable?
-Necesito que sea él porque yo...
Ernie enmudeció de repente. Hannah percibió algo que se ocultaba en sus ojos, no podría describirlo exactamente, pero se asemejaba al miedo, casi llegando al pánico.
-Porque yo... yo me volvería loco si el culpable resulta ser otra persona -Sentenció Ernie, después de un breve rato de guardar silencio-. Harry es el sospechoso más probable, tiene mucha lógica que él sea el heredero. Si él fuera detenido, toda esta pesadilla podría terminar de una vez por todas. No habría más ataques, y Hogwarts volvería a ser un lugar seguro para todos. Después de que Justin sea despertado, ¿de verdad crees que él querrá quedarse en Hogwarts con su atacante vagando libre por los corredores?
>>Él quería marcharse después de lo que pasó en el club de duelo, y seguramente no dudará en abandonar el colegio en cuanto sea liberado de su petrificación. Regresará al mundo de los muggles, y jamás lo volveremos a ver. No quiero que eso ocurra. Por esa razón necesito demostrar que Harry es el culpable.
-¿Y sí no lo es? -Señaló Hannah.
-Entonces no tendría ni la más mínima idea de quien más podría ser, y creo que eso terminaría por hacerme perder la cabeza.
Ambos permanecieron en completo silencio por un par de minutos. Hannah entendía lo que su amigo estaba sintiendo, porque ella también quería hallar al responsable de la petrificación de Justin, Colin Creevey y la señora Norris. Sin embargo, no podía dejar que Ernie continuara por ese rumbo tan peligroso.
-Pues tendrás que aceptar la posibilidad de que estés equivocado y Harry sea inocente, incluso si todas las pruebas apuntan hacia él, siempre existirá una pequeña esperanza de que el culpable sea alguien más -Argumentó Hannah, tomando con suavidad una de las manos de Ernie para demostrarle un poco de confort-. Y no estoy diciendo esto porque no te apoye, todo lo contrario, me importas mucho y quiero evitar que cometas un error del que te puedas arrepentir toda la vida.
Ernie lucía muy vulnerable y apenado, pero Hannah creía haber logrado hacerlo cambiar de opinión. Después, él le pidió una disculpa por haberla ignorado por dos días y le prometió que haría un esfuerzo por seguir su consejo.
🦝🦝🦝
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