A la mañana siguiente, Ernie se sentó en la mesa de Hufflepuff en el Gran Comedor a esperar el correo. Hannah y Justin habían ido a la lechucería para revisar a Arquímedes y Olive.

Fue una larga espera, pero las lechuzas aparecieron minutos antes de que se sirviera el desayuno. Encontró a la que le pertenecía a su familia volando en círculos sobre la mesa de Hufflepuff.

Tardó dos minutos en descender. Le quitó las cartas que llevaba en el pico y le dio de comer un trozo de tocino como recompensa. La primera carta era de su hermano, el mayor, Edrick.

Para el menor de mis hermanos:

No tuve la oportunidad de despedirme de ti antes de que te fueras a Hogwarts. Durante tantos años esperaste a que comenzara tu vida como mago, y ahora que comenzó, tal vez no sea lo que hayas imaginado. Sin importar cómo te sientas, debo informarte que las cosas se volverán más difíciles y emocionantes. Si quieres seguir mis pasos como Auror, debes mantenerte a la altura de cada reto.

Para despedirme, de verdad espero que el sombrero seleccionador te haya puesto en Gryffindor.

Escribe pronto,

Edrick

Ernie tragó en seco al leer la última parte de la carta. Su padre y Edrick habían pertenecido a Gryffindor, y su otro hermano, Elber, fue seleccionado para Ravenclaw. Apartó esos pensamientos de su cabeza y comenzó a leer la segunda carta.

Para Ernie:

Hogwarts es un colegio que exige mucho de sus estudiantes. Si realmente quieres sobresalir en cualquier asignatura, es de suma importancia que rindas al cien por ciento de tus capacidades.

En cualquier trabajo que escojas, las personas se fijarán en tu desempeño en la escuela. Eso podría distinguirte de familias adineradas como los Malfoy que ganan sus méritos comprando todo lo que les interese.

Recuerda, el profesor Snape puede ser difícil, pero sus lecciones en Pociones abren puertas a la grandeza.

No desperdicies el tiempo,

Elber

Solo había tenido una clase con el Profesor Snape, y ya sentía que era un total fracaso. Iba a tener que pasar muchas horas en la librería si quería lograr la mitad de las cosas que Elber logró durante sus años en Hogwarts. Sus manos temblaban cuando abrió la última carta.

Ernest:

Espero que hayas seguido mis indicaciones y que tu comportamiento fuera impecable frente a cada uno de esos respetables profesores. Albus Dumbledore no contrata a cualquier fulano para que dé clases en su escuela, mantén eso presente mientras estudies.

En lo que refiere a la profesora McGonagall, trata de mostrarte siempre atento y cordial con ella. No tolerará ningún comportamiento estúpido o altanero, así que no busques problemas.

Rodéate de buena compañía, atiende debidamente a tu gato, y administra sabiamente tu dinero.

Espero mucho de ti,

Tu padre

Al igual que con Snape, su primera interacción con la profesora McGonagall no había sido la mejor. Ninguna de las cartas había sido lo que Ernie esperaba. Sabía que apenas llevaba unos días fuera de su casa, pero era como si su familia no lo extrañara ni un poco.

No intentó responder ninguna de las cartas. No se le ocurría nada que escribir, y, además, vio a Hannah y a Justin atravesando la enorme entrada del comedor. Rápidamente, guardó las cartas en su mochila y despidió a su lechuza, que ya conocía la escuela, por lo que no tendría dificultades en encontrar la lechucería.

—¿Te llegó correo? —preguntó Hannah, sentándose a su lado.

—Solo un ejemplar de El Profeta —mintió.

—¡¿En serio?! —exclamó la chica—. Esta mañana vi que unos alumnos en la sala común leían algo sobre un asalto a Gringotts. Déjame darle un vistazo.

—Se lo regalé a una chica de tercero que había derramado jugo sobre el suyo.

Usualmente, Ernie no era bueno mintiendo, pero fue lo suficientemente convincente para engañar a Hannah.

—Susan tiene un periódico —señaló Justin.

—¡Perfecto!, ¡Susan, déjanos leer tu periódico! —dijo Hannah, haciéndole una señal a la chica para que se sentara con ellos.

Susan se abrió paso entre los robustos cuerpos de Crabbe y Goyle de Slytherin y se sentó junto a Justin.

—¿También lo oyeron? —dijo Susan—. Está en la primera plana, el asalto a Gringotts.

—¿Qué es Gringotts? —preguntó Justin.

—El único banco de magos —le explicó Ernie—. Lo manejan duendes. ¿No lo visitaste en el callejón Diagon cuando fuiste por tu varita?

—Mi familia es muggle. Fui al callejón Diagon por mi varita, pero la señora Blunt fue la que me dio el dinero para el mundo mágico.

—Reciente asalto en Gringotts —comenzó a leer Hannah—. Continúan las investigaciones del asalto que tuvo lugar en Gringotts el 31 de julio. Se cree que se debe al trabajo de oscuros magos y brujas desconocidos. Los gnomos de Gringotts insisten en que no se han llevado nada. La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día. «Pero no vamos a decirles qué había allí, así que mantengan las narices fuera de esto, si saben lo que les conviene», declaró esta tarde un gnomo portavoz de Gringotts.

—Se supone que Gringotts es uno de los lugares con mayor seguridad —dijo Ernie—. Es casi una prisión.

—Lo más extraño es que los duendes no quieren declarar nada al respecto —añadió Susan.

—Puede que allí hubiera algo muy importante —sugirió Justin, bajando la voz—. O algo muy maligno.

—¿Qué quieres decir con maligno? —le preguntó Hannah.

—Pues si yo fuera uno de esos duendes, no me gustaría que se supiera que algo muy peligroso desapareció bajo mi cuidado.

—Pero Gringotts es un banco, ¿qué peligro puede haber dentro de un banco? —indagó Ernie.

—La gente no solo deposita dinero en Gringotts —dijo Susan—. Según mi tía Amelia, Gringotts es más grande de lo que parece, y muchas brujas y magos tienen bóvedas llenas de tesoros y artefactos mágicos. Si alguien asaltó Gringotts, fue para conseguir algo muy poderoso.

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