Capítulo 19. Futuro.
Jimin se llevó las manos al rostro y bufó frustrado. No había dormido nada aquella noche, entre la magia desbocada y su descubrimiento del día de la unión de Hobi y Eleanor, llevaba días sin pegar ojo. Deseaba desesperadamente hablar con Yoongi y contarle lo que estaba pasando, pero si lo había rechazado una vez, quien le decía que no iba a volver a rechazarlo. Giró en la cama y pataleó como un niño. Acua que dormía a su lado tranquilamente abrió los ojos asustada y maulló para llamar la atención del silfo. Este se volvió hacia ella y sonrió. La cogió con las dos manos y la alzó con encima de su cuerpo. Como si fuese un peluche, la gata se quedó colgando en sus manos con sus profundos ojos traspasando los de Jimin.
-¿Así que por eso estabas tan protectora conmigo? ¿Tenías miedo de que nos hiciesen daño?-volvió a preguntar. La gata lo miró profundamente como si quisiese decir algo y luego se removió entre sus manos como si quisiese que la bajase de las alturas. Jimin dejó al animal en el colchón y se sentó para acogerla de nuevo en su regazo.
-¿Qué eres?-murmuró acariciando su cabeza entre las puntiagudas orejas. Alborotó su pelo y sonrió cuando se hizo una pequeña bola de pelo entre sus manos, tremendamente complacida por las caricias.
La puerta de la habitación se abrió de golpe, con un movimiento brusco y la figura de Taehyung apareció allí plantada con una mueca extraña en el rostro. Jimin dio un respingo y la gata maulló entre sus brazos también asustada por la repentina aparición del tritón.
-Hola-dijo únicamente con una sonrisa. -¿puedo pasar?-preguntó seguido.
-Tae, qué susto nos has dado. Claro que puedes pasar-respondió su amigo con una sonrisa invitándolo con la mano. Este cerró la puerta y se acercó a pequeños saltitos hasta la cama del silfo donde estaba sentado. Sonrió ampliamente y Jimin notó enseguida como la expresión seria de siempre en el rostro de su amigo, se había desvanecido.
-Que sonrisa, ¿que te pasa?-preguntó el silfo con curiosidad.
-Nada-dijo el aludido mintiendo descaradamente. Jimin negó con la cabeza notándolo enseguida.
-Taehyung no me mientas-advirtió arrancándole una carcajada al tritón. Este se acomodó más en el colchón y buscó las palabras adecuadas para explicarle a su amigo lo que estaba pasando con él y con el Tanket.
-Está bien-comenzó a decir tomando aire. -Puede ser que ayer por la mañana me besase con un chico-soltó misteriosamente. Jimin abrió los ojos por la inesperada noticia.
-¿Perdona?-preguntó sorprendido. Un calorcillo subió por su estómago hasta su garganta apaciguando su alborotado corazón. Vio a Tae sonreír y asentir un par de veces. El silfo se quedó en silencio dándole a su amigo el espacio necesario para que siguiese contándole.
-Y puede que le declarase mis sentimientos-volvió a decir el tritón con la misma voz misteriosa. Jimin abrió los ojos exageradamente y dió un par de palmaditas emocionadas.
-¡Tae!-chilló con una enorme sonrisa en su rostro. Ambos rieron por la reacción del silfo.
-¿Y quién es?-preguntó el mayor con curiosidad. El tritón agachó la mirada y sus mejillas se cubrieron de un bonito color rosado brillante. Había llegado el momento de confesar.
-Puede que sea Jungkook-murmuró por fin. Lo dijo en un tono tan bajo que Jimin frunció el ceño confuso.
-Creo que no te he escuchado bien-dijo negando con una sonrisa. Un risita histérica abandonó los labios de su amigo que agarró con cariño las manos de Jimin y las entrelazó.
-Me has escuchado estupendamente, es Jungkook, he empezado una relacion con él-aclaró el tritón risueño. El silfo, abrió los ojos exageradamente. Durante largos segundos, su cerebro procesó con mucho trabajo lo que acababa de oír salir de la boca de su amigo que lo miraba esperando una respuesta.
-Pero si lo odiabas-replicó Jimin en un gritito demasiado agudo cuando lo hubo asimilado. Su amigo rió a su lado y luego sonrió enormemente.
-Nunca le he odiado-aseguró con firmeza. Jimin alzó una ceja confuso.
-Pues eso nos has hecho creer a todos-objetó cruzándose de brazos. Acua maulló y Tae rió. Era como si la gata quisiese reclamarle también.
-Sí, si yo también lo creía, pero de repente me di cuenta de que no podía dejar de pensar en él, de que mi corazón se aceleraba cuando lo veía. Y cuando tuvimos nuestra primera conversación normal me di cuenta de que algo raro estaba pasando. Me convertí en su amigo, pero sentía que nos estábamos acercando más y más. Hemos pasado mucho tiempo juntos, charlamos, nos reímos, nos comprendemos...sus brazos calman mi ansiedad y mis miedos...y sus labios, Jimin, saben a hogar-declaró con voz soñadora. -Nunca me había sentido tan en casa como cuando nos besamos-añadió en un susurro agachando un poco la mirada. Jimin miró a su amigo y aunque se sintió extraño ante aquella confesión, no pudo evitar sonreír por Tae y Jungkook.
-Yo te había llamado por algo importante, pero esta noticia que me traes es increíble-comentó el silfo sonriendo enormemente. -Nunca te he visto con esa carita y con esa ilusión-añadió. Su amigo sonrió y se abrazó a su cuello con cuidado de que la magia desbocada de Jimin no lo abrasase. Cuando se separaron, una lágrima de felicidad corría por la mejilla del tritón.
-Es que estoy loco por él, me arriesgaría a decir que me he enamorado por completo-confesó el más joven.
-Me alegro tanto por vosotros, es hora de que ambos seáis felices-comentó el silfo con sinceridad. Taehyung se lo agradeció ampliando esa enorme sonrisa que portaba y Jimin imitó su gesto.
-¿No vas a preguntarme qué voy a hacer con mi vida en el mar?-preguntó el menor sin poder evitar seguir sonriendo.
-Creo que ya has decidido ¿no?-inquirió el silfo con una sonrisa. La respuesta era demasiado obvia viendo aquella cara de felicidad.
-Si, creo que he decidido dónde está mi nuevo hogar-aseguró el joven. Jimin asintió sonriente, pero por un momento, un pensamiento cruel cruzó su cerebro abrumándolo. ¿Por qué todo el mundo a su alrededor podía ser feliz con la persona que elegía, menos él, que se había enamorado de él único hombre que lo había rechazado en su vida?
Taehyung pudo notar como la sonrisa de su amigo iba desapareciendo por momentos y se sintió mal por aquel dolor infinito que cargaba Jimin sobre sus hombros, así que intentó cambiar de tema como pudo.
-Ahora cuéntame qué es eso tan importante que tenías que contarme y porque tienes esa cara de pena-pidió el tritón zarandeando levemente las manos de su mejor amigo. Jimin suspiró con nerviosismo. Contó hasta tres mentalmente y dejó salir las palabras que tanto había estado conteniendo durante días.
-Voy a tener un hijo de Yoongi-dijo únicamente. Sintió un enorme alivio cuando aquellas palabras abandonaron sus labios y luego fijó la mirada en su amigo que lo miraba fijamente como si se hubiese quedado paralizado.
Taehyung boqueó, se puso de pie, luego se tambaleó y finalmente se dejó caer sobre la butaca al lado de la cama de Jimin. Y el silfo sintió una alegría plena en su corazón cuando lo dijo en alto. Acua olisqueó sus manos y por un momento el mundo tuvo sentido.
Luego la habitación se volvió un caos.
Yoongi había pasado media hora buscando a su amigo hasta que lo había encontrado cabizbajo en un pasillo.
-Estoy celoso de la relacion que tienes con Jimin-había exteriorizado llamando la atención de Namjoon. El sanador había alzado la cabeza sorprendido, se había puesto de pie mirándolo fijamente y luego había abrazado a su amigo sorprendiéndolo con aquella muestra de afecto. Luego, habían comenzado a caminar en un silencio absoluto. Un silencio que los había invadido a los dos.
-No tienes que estar celoso, Jimin y yo solo somos buenos amigos. Amo a Jin, no tengo ojos para otro hombre-afirmó el sanador. Sintió su corazón liberarse ante aquellas palabras. Yoongi era la primera persona a quien le declaraba sus sentimientos por el tritón en voz alta y había sido realmente liberador. Su amigo boqueó ante aquella confesión.
-¿Estás seguro? Os he visto por ahí, actuando como una pareja-volvió a preguntar con inseguridad.
-Claro que lo estoy, lo que Jimin y yo tuvimos solo fue un capricho de una vez, un desfogue entre dos amigos, algo completamente pasajero-aseguró el más joven para tranquilizar a su amigo. Yoongi negó levemente con la cabeza y visualizó en la cabeza al silfo.
-¿Como puedes decir tal cosa y quedarte tan tranquilo? Algo tan hermoso no puede ser solo un capricho de una sola vez-reclamó el joven rey parándose en seco.
-Yoongi, conoces las tradiciones de las hadas tan bien como yo, sabes que buscan a su destino durante toda su vida y cuando lo encuentran, si no son correspondidos pueden llegar a morir de tristeza. Es obvio que yo no soy su destino. El destino de Jimin, porta la corona de Eria sobre su cabeza, Jimin se ha enamorado de ti, te ha elegido como su destino y tu te has enamorado de él aunque no quieras verlo-explicó el más joven como si pudiese hacerle ver lo que estaba perdiendo de aquella manera.
-No digas eso...yo no puedo...-intentó decir Yoongi apenado. Namjoon lo interrumpió sin creer ni una sola palabra que saliese de sus labios.
-Vale, tú no puedes o eso dices, pero ¿qué hay de él? ¿Acaso crees que se ha inventado lo que siente?-interrogó cansado ya de tantas excusas.
-Él está...él no...-comenzó a decir intentando excusarse. Namjoon suspiró con frustración y se alborotó el pelo con las manos.
-¿Confundido? No, deja de tartamudear como un niño, ¿eres el rey de Eria y eres incapaz de enfrentarte a tus sentimientos? Si, Yoongi si, tu sabes que tu rechazo casi se lo lleva y no hiciste nada para evitarlo, no voy a juzgarte, pero piensalo Jimin es la respuesta a todas tus preguntas, porque te mira de la misma manera en que yo miro a Jin, y que me lleve ahora mismo la diosa Eria si no amo a ese tritón-comentó el sanador con firmeza. Yoongi abrió la boca para contradecirle de nuevo pero Namjoon levantó la mano y lo paró.
-Sin excusas, te he visto devolverle esas miradas-aseguró su amigo seriamente.
El rey se quedó en silencio. Por más que lo negase, su amigo tenía razón. El corazón se le aceleraba cada vez que el silfo le miraba con aquella tierna mirada suya o le sonreía en sus eternas noches de pura pasión cuando se daba cuenta de que jamás podría estar asi con nadie más. Jimin se había convertido en el todo de su vida. Sentía pellizcos en el estomago cada vez que veía sufrimiento en su rostro y deseaba acabar con sus propias manos con quien hubiese hecho daño a esa criatura de luz.
Se dio cuenta allí, en medio de un pasillo que llevaba a las cocinas, con su querido amigo al lado, de que aquello era fácil, más fácil de lo que lo habían tenido sus padres, mucho más fácil de lo que lo habían tenido Eleanor y Hobi. Ambos portaban sus respectivas coronas. Eran realeza. Nadie juzgaría sus actos, ni de quien se habían enamorado. Y el miedo solo era una excusa. Un verdugo que lo estaba asfixiando.
El sanador no dijo nada más, apretó ligeramente su hombro y se despidió del rey para ir a patrullar. Yoongi lo vio marchar y luego se giró para encaminarse hacia su despacho. Solo había andado unos pasos cuando vio a Eleanor caminar con torpeza hacia las escaleras de la segunda planta.
-¡Elsie!-gritó Yoongi para llamar la atención. Esta se volvió hacia él y permaneció en su lugar mientras el joven se acercaba hasta donde se encontraba.
-Majestad-contestó la joven con una torpe reverencia debido al embarazo.
-No hace falta tanta formalidad, somos amigos-comentó el rey con una sonrisa. Eleanor se sonrojó levemente ante aquellas palabras.
-No me acostumbro...perdona-se disculpó la muchacha. Yoongi le quitó importancia con un gesto. La había llamado por arrebato y ahora no sabia que excusa poner.
-¿Cómo estás? ¿Como va el embarazo?-preguntó el chico con una pequeña sonrisa tímida.
-Bien, todo va bien, Hobi está como loco con el niño-comentó la joven. El rey sonrió y asintió a sabiendas de cómo su amigo no paraba de hablar sobre su futuro hijo. Se quedaron en silencio, con Yoongi replanteándose el porqué había llamado a la chica al verla en el pasillo y el hada preguntándose porque Yoongi no le preguntaba realmente lo que le quería preguntar.
-¿Sabes dónde está Jimin?-preguntó de pronto rompiendo el silencio. Eleanor se sorprendió por un momento de que por fin lo hubiese dicho y la magia de Yoongi golpeó contra los cristales a causa de sus nervios.
-Salió esta mañana a pasear con Sirio y no lo he visto-contestó la muchacha rezando para no reírse por la mentira que acababa de soltar por la boca.
-No te preocupes, gracias-dijo sinceramente. La joven asintió y salió a la carrera por el pasillo hacia su destino mientras él se daba la vuelta para marcharse a su despacho.
Taehyung la había hecho llamar para que acudiese a los aposentos de Jimin lo antes posible y ella acababa de mentirle al rey de Eria en toda la cara por petición del propio silfo.
Taehyung volvió a caminar por la habitación con las manos en la cabeza bajo la atenta mirada de su amigo.
-¿Que vas a que?-preguntó por octava vez alzando la voz. Jimin asintió lentamente. -¿Qué?-volvió a decir.
-No grites, me encuentro fatal, tengo la magia desbocada y tu no has parado de chillar en el último cuarto de hora-se quejó el silfo fulminándolo con la mirada. Taehyung se acercó con paso firme hacia él y lo contempló con los brazos cruzados.
-Te va doler la cabeza de los golpes que te voy a dar-amenazó Taehyung. Jimin frunció el ceño y lo miró con enfado desde la cama. Era de su hijo de lo que estaban hablando y la reacción de su mejor amigo no le había gustado en absoluto.
-Si llego a saberlo no te digo nada. Te estás enfadando por algo que ni te va ni te viene y que a mi me hace inmensamente feliz-reprochó Jimin. -¿Has llamado a Eleanor como te pedí?-preguntó sin dejar al tritón contestar.
Este asintió con un gesto de arrepentimiento en su rostro mientras la magia de Jimin circulaba sin control por todo su cuerpo asfixiando a los presentes en la habitación. Se miraron en silencio y Taehyung volvió a sentarse en la butaca al lado de la cama. Acua le bufó un par de veces y se acomodó sobre el regazo de Jimin.
Un par de golpes sonaron en la puerta en ese momento y el joven tritón se levantó y se acercó para abrir con cautela. Entreabrió la puerta y contempló a Eleanor al otro lado que respiraba agitada sujetándose la barriga como si hubiese estado corriendo. En cuanto vio al tritón, la joven hada empujó la puerta y al chico con ella y se internó en la habitación bajo la atenta mirada del silfo.
-Cierra, cierra, por Eria Tae, cierra rápido-pidió alborotada mientras cargaba contra la puerta. El tritón la miró como si se hubiese vuelto loca y cuando se apoyó en la puerta cerrada, con el alivio reflejado en su rostro, ambos chicos se quedaron en silencio contemplándola. La chica les devolvió la mirada y luego dejó escapar un suspiro.
-He tenido que mentirle a Yoongi y decirle que te habías ido a pasear con Sirio. Todos sabéis que no se mentir-comentó casi sin aliento. Jimin dejó ir una pequeña risita y Tae asintió sabiendo que la muchacha no podía mentir sin reírse.
-Jimin tiene algo que contarte-comentó Taehyung únicamente. La chica los miró a ambos, tanto silencio le decía que algo estaba pasando.
-Me estais asustando-confesó la chica acercándose inquieta para sentarse al lado de Jimin. Este la miró profundamente y luego agachó la cabeza hacia Acua.
-Ya se porque Acua está tan protectora conmigo últimamente-comenzó a decir en voz baja. Eleanor lo miró como si estuviese escuchando un disparate -Y sé porque mi magia está así y la razón de que no muriese aquel día-añadió alzando la vista hacia la joven. Ella lo contempló en silencio por segundos y vio la inseguridad y el miedo en el rostro del joven que boqueaba sin saber cómo dar de nuevo aquella noticia.
-Cuéntame lo que necesites Jimin, sea lo que sea, estaré aquí para ti-aseguró Eleanor agarrando entre sus manos la fina y pequeña mano de Jimin. Él asintió despacio y luego dejó ir un suspiro.
-Elsie...voy a tener un hijo-anunció por fin. Sintió de nuevo un enorme alivio recorrer su cuerpo cuando aquellas palabras abandonaron sus labios. Miró a su amiga que se había quedado callada con los ojos muy abiertos y apretó con firmeza la unión de sus manos.
-¿Un hijo?-preguntó en un balbuceo visiblemente asombrada.
-De Yoongi-aclaró como si no fuese obvio. La chica parpadeó incrédula.
-Pero...¿cómo es posible?-preguntó alucinada. Jimin se encogió de hombros y el tritón maldijo en alto.
-Y eso qué más da, le ha dicho que no le quiere-se quejó Taehyung. Jimin dejó ir un quejido y se cubrió el rostro con el brazo. Por su parte Eleanor se levantó y le propinó un sonoro golpe al tritón en la cabeza que siseo hacia el hada.
-Haz el favor de tener más delicadeza, es un silfo que va a tener un bebé y son extremadamente delicados en ese estado-advirtió la joven señalándole con el dedo. -¿Ya puedes sentir la magia?-inquirió la joven volviendo a sentarse al lado de su amigo que había sonreído ante el reprendimiento del hada al tritón.
Jimin asintió con la cabeza. -Es mucho más fuerte, he sido capaz de dar vida a las flores secas del jardín-explicó únicamente. Eleanor sonrió enternecida pero luego su gesto se tornó serio de nuevo.
-¿Vas a decírselo?-preguntó sin mencionar el nombre del rey que sabía que tanto daño le hacía a su amigo.
-Claro que va a decírselo, Yoongi tiene que hacerse responsable-sentenció Taehyung adelantándose y hablando por él. Eleanor lo miró seriamente de nuevo.
-También puedo volverme a Orka hoy mismo y cuidar a mi hijo yo solo sin que él se entere de nada-comentó sabiendo muy bien que aquello sería un lío mucho más grande. Sus amigos se miraron incrédulos por lo que estaban escuchando.
-Si haces eso, lo descuartizaré, en serio y lo ahogaré en el mar más profundo, no puedes hacer eso, no puedes privar a tu hijo de su padre-amenazó el tritón. Jimin bufó con frustración.
-Taehyung tiene razón. además, piensa en tus padres Jimin, estamos hablando del futuro heredero del bosque de Orka, ¿qué pensarían de todo esto?-inquirió la joven cruzándose de brazos.
-Le diré que no se de quien es-sentenció el silfo apachurrando a Acua contra su pecho. La gata maulló como si quisiese reprenderlo y Eleanor miró a Tae para que le dijese algo a su amigo.
-¿Tu te escuchas?-gritó el tritón. La habitación se sumió por un momento. -Vas a ir y le vas a decir a Yoongi lo que hay. Tiene derecho a saberlo y tú tienes derecho, a que te quiera o no, tu hijo tenga a su padre-añadió cruzándose de brazos.
Jimin solo asintió con los ojos cerrados y luego todos se quedaron en silencio. No supo muy bien cómo, ni de dónde sacó las fuerzas, pero un rato después apartó a Acua de encima suyo, se levantó de la cama y se acercó a la cómoda para sacar algo de ropa y cambiarse antes de ir a hablar con Yoongi.
Durante largos minutos, Jimin se dedicó a acicalarse y peinarse ante el espejo intentando retrasar al máximo aquella conversación pendiente con Yoongi. Miró su reflejo con ganas de llorar pero se recompuso inmediatamente y se dijo a sí mismo que ya no era aquel niño que había llegado al castillo de Eria el primer día. Ahora era mucho más adulto, mucho más fuerte, controlaba su magia a su antojo y lo último es que iba a ser padre. Iba a tener un hijo y esa, era una buena razón para ser fuerte y asumir su papel en toda aquella historia. Iba a darle un heredero a Orka.
Cuando Jimin desapareció camino al despacho del rey, Eleanor agarró a Tae del brazo y tiró de él por el pasillo para alejarse de allí.
-Te prometo que como le haga daño otra vez lo mataré, le he dado demasiadas oportunidades-advirtió Taehyung. Eleanor solo negó con la cabeza y rodó los ojos.
-Confía en mí-pidió la joven con una hermosa sonrisa. El tritón se encogió de hombros y suspiró, pero Eleanor se sentó relajada a descansar en uno de los bancos de piedra. Tenía un buen presentimiento.
Caminó despacio por el pasillo escuchando únicamente sus pasos en el suelo empedrado del castillo y cuando llegó a la puerta, el guardia que franqueaba la puerta lo saludo con una reverencia.
-¿Está el rey en su despacho?-preguntó en un susurro.
-Sí, alteza-respondió regiamente el hombre con un asentimiento de cabeza.
-Retírate a descansar-ordenó el joven con firmeza. El guardia lo miró absorto pero asintió levemente y después de una nueva reverencia se perdió por el pasillo.
Jimin suspiró, agitó los brazos con nerviosismo y luego miró al techo para intentar calmarse. Yoongi ya tenía que saber que él se encontraba allí y tenía que haber notado la magia descontrolada que circulaba por su cuerpo, así que sin más demora, dio un par de golpes en la puerta y abrió la puerta sin esperar ni darle tiempo al rey para que lo echase de allí.
-Buenos días-murmuró el silfo asomando la cabeza por la rendija de la puerta. Su corazón latió acelerado cuando sus miradas volvieron a encontrarse fijamente en medio de la sala.
-Hola-musitó el mayor sintiendo como los nervios se apoderaban de su cuerpo. Jimin estaba allí y le estaba hablando. Seguramente hubiese ido para decirle que se marchaba y su corazón se partió en pedazos por un momento.
-¿Podemos hablar un segundo? Es importante-preguntó Jimin cohibido. Yoongi solo lo miró intentando retenerlo para siempre en su cabeza. Si esos eran sus últimos momentos juntos, quería tenerlos para siempre guardados a fuego en su memoria.
-Pasa-pidió haciendo un gesto con la mano y cerrando el libro de Eria donde había estado escribiendo durante toda la mañana.
El silencio en aquel despacho se tornó abrumador. Ninguno de los dos sabía muy bien cómo comportarse con el otro en un espacio tan pequeño. Las paredes parecían hacerse pequeñas por segundos y la magia alborotada de ambos, se entremezclaban en el espacio en un apretado abrazo.
Yoongi lo contempló allí, parado bajo la tibia luz que entraba por la ventana, tan hermoso como siempre, pero con un brillo especial. Al contrario de todo lo que le habían contado de un Jimin apagado y decaído, el muchacho que tenía delante estaba incluso más bonito de lo que lo recordaba. La piel perfecta de su cuello brillaba más que nunca bajo las capas gruesas de ropa que lo cubrían y sus ojos eran de un azul claro incluso más intenso que antes, rozando la transparencia. Tuvo que evitar abrir la boca y quedar como un estúpido ante tanta belleza. Tuvo que pararse a pensar un segundo antes de decir aquellas palabras, cuya respuesta tanto temía recibir.
-¿Ya has decidido cuándo te marchas?-preguntó para romper aquel tenso ambiente que lo estaba cargando todo. Intentó sonar frío, pero su voz se rompió al final de aquella frase. Carraspeó para recomponerse y cruzó las piernas bajo el escritorio bajo la atenta mirada del silfo que lo estaba contemplando fijamente.
-No, aún no, lo haré después, pero primero tengo que hablar contigo-contestó con un gesto dolido. Aquellas palabras habían impactado de lleno en su corazón. De verdad quería que se fuese, Yoongi de verdad quería que volviese a Orka y se alejase de él.
-No tengo mucho tiempo Jimin, tengo que organizar unas cosas-objetó el rey intentando que aquella conversación fuese lo más breve posible.
-Escuchame, solo va a ser un momento-volvió a pedir con las lágrimas picándole tras los párpados. ¿Cómo iba a decir lo que tenía que decir si él ni siquiera quería escucharle?
-¿Tanto interés tienes en hablar conmigo?-preguntó el rey sin dejar de mirarlo con aquellos ojos que le estaban helando el alma.
-No soy yo el que me ha rechazado-respondió Jimin con firmeza. Yoongi asintió con una sonrisa cínica y negó con la cabeza mientras una oleada de celos recorría todo su cuerpo.
-Por lo que he visto, el rechazo te sienta estupendamente-comentó sin poder evitar que las palabras saliesen de su boca como en una cascada.
-No se a que te refieres-murmuró Jimin. Lo sabía muy bien, él mismo había sentido a Yoongi cerca cuando paseaba con Nam, y él mismo se había arrimado más al sanador que le había correspondido para ver si podían hacer reaccionar al rey. El mayor volvió a reír y encogerse de hombros como si la situación fuese muy divertida.
-¿No? Pues bien que te pavoneas por todo el castillo con Namjoon-espetó cabreado. Apretó los puños bajo la mesa, casi haciéndose daño con las uñas en las palmas de las manos y traspasó al silfo con la mirada más fría que pudo.
-No empieces con eso, no tienes derecho a reclamarme nada-se quejó el silfo. Yoongi alzó la ceja y sonrió cínicamente.
-¿Que no empiece? Os he visto, os veo cada vez que estáis por ahí juntos como una enamorada pareja-reclamó elevando la voz. -Pero tienes razón, no voy a reclamarte, me da igual, puedes hacer lo que quieras, es tu vida-añadió girándose para darle la espalda. Jimin negó con la cabeza ante aquella terquedad.
-Tan igual no te dará si me lo estás echando en cara-replicó el joven cruzándose de brazos. El rey volvió a mirarlo y pudo ver el dolor en el rostro de la preciosa criatura.
-Pues si Jimin, me da igual-rechistó como un niño pequeño. El silfo suspiró frustrado y cerró los ojos un minuto. Cuando volvió a mirarlo, el azul de sus ojos había cambiado. Era mucho más intenso y más frío, incluso más amenazante. Nunca lo había visto así.
-Quizás si dejases de ser un imbécil conmigo podría hablarte y decirte cómo me siento y lo que me pasa para estar tan débil como estoy. Quizas si mi destino me escuchase, mi corazón podría sanar medianamente. Lo que tengo que decirte no es un juego, ni una tontería desquiciada de mi amor por ti. Es la demostración de que algo serio ha pasado entre nosotros y créeme, estoy tan asustado que he venido hasta aquí arrastrándome y peleándome conmigo mismo para decírtelo. ¿Puedes por favor darme la opción de hablar? Están en juego muchas cosas. Te amo Yoongi, pero mi paciencia no es infinita y después de que casi muero, estoy jugando mi ultima carta. Si deseas realmente que me vaya, me iré, pero antes tengo que hablar contigo, si quieres y sino, tendré que hacer que me escuches a la fuerza-amenazó señalándolo con el dedo. -¿Te queda claro?-añadió con el mismo tono furioso. Jimin había explotado, había sacado en toda aquella retahíla de palabras el dolor de su corazón y el miedo de lo que estaba por venir. Yoongi solo parpadeó confuso. Suspiró con frustración y asintió para indicarle que procediese a hablar.
-Siéntate-pidió el silfo anticipándose. Yoongi lo miró y frunció el ceño. Negó con la cabeza y dio un paso hacia el escritorio con firmeza intentando que sus piernas no fallasen o su magia no le jugasen una mala pasada.
-Me estas asustando-respondió el rey totalmente confundido. Jimin bufó y se revolvió el pelo apartándolo de su rostro.
-¿Puedes por favor sentarte?-volvió a pedir exasperado. Hizo lo que el silfo le ordenaba y tomó asiento en la silla que siempre estaba tras su escritorio. Contempló durante segundos que se le hicieron demasiado largos, como Jimin titubeaba intentando buscar las palabras para decirle aquello que parecía tan importante.
-Mira Yoongi, no se como ha pasado exactamente...a ver si lo se, obviamente pero no es algo que tuviese que pasar...-comenzó a decir sin poder evitar tartamudear y balbucear por los nervios. ¿Como le iba a decir al hombre que tenía delante, que le había dicho que no lo amaba, que iban a tener un hijo? Juntos. Un hijo de los dos.
-Jimin, deja de balbucear y dime lo que has venido a decirme, creo que ya hemos pasado las barreras de la confianza para que podamos hablar claro-pidió casi molesto. Jimin frunció el ceño y movió la pierna con ansiedad. Y entonces la mirada del joven silfo cambió cuando lo miró y alzó una ceja extrañado, cuando las delicadas manos de Jimin llenas de anillos emitieron un brillo demasiado singular, un brillo de vida que surgía sin remedio de su cuerpo.
-Voy a tener un hijo, tuyo-dijo de carrerilla. Lo dejó salir acompañado de todo el aire que contenían sus pulmones. Rapido y sin darse tiempo a sí mismo de dar marcha atrás en aquella locura y salir corriendo. Jimin contempló a Yoongi que estaba en la misma posición mirándole a los ojos con el rostro serio. Pero no dijo nada, solo lo vio tragar abruptamente y seguir mirándolo de aquella manera tan perturbadora.
-¿Qué?-musitó el mayor con un susurro. Jimin volvió a coger aire y se acercó ligeramente hacia él inclinándose por encima de la mesa de madera que se interponía entre sus cuerpos.
-Que vas a ser padre-volvió a decir. -Que el heredero de Eria del que no querías ni oír hablar está en camino...y entiendo que estés enfadado, o triste y que quieras gritarme, pero es lo que hay y desde este momento te pido, que no lo pagues con la criatura...-pidió acongojado. -Nuestro hijo me salvó de morir, Yoongi, este bebé tiró de mí sin que lo supiese nadie-explicó casi al borde del llanto. Podía ser que para Yoongi no fuese una buena noticia, pero él ya se había hecho a la idea y solo de pensar en tener una parte de su gran amor lo hacía feliz.
-¿Vamos a tener un hijo?-preguntó seriamente como si no fuese capaz de digerir esas palabras tan simples.
-Eso he dicho, si...-contestó Jimin un poco asustado por su reacción.
El rey se quedó estático en la silla, agarrando con fuerza los reposabrazos mientras sus uñas cortas y arregladas se clavaban en la mullida tela que recubría el mueble.
-¿Estás seguro de eso?-volvió a preguntar. Si no hubiese estado tan nervioso, Jimin se hubiese reído por la cara de Yoongi. Este agradeció estar sentado para no caerse al suelo. Su cabeza iba a mil por hora. Un hijo, un hijo fruto de su amor hacia Jimin, un hijo del amor de su vida. Cerró los ojos ligeramente y por su mente pasó una risita infantil. Tuvo que respirar hondo para no ahogarse, y cuando abrió los ojos de nuevo y miró a Jimin, este asintió con delicadeza a su anterior pregunta.
Lo había sentido dentro de su ser, la flor renaciendo con la magia del amor más puro. Su hijo y el de Yoongi.
El mayor estuvo a punto de echarse a llorar. ¿Por que aquello, que lo complicaba todo, que lo hacía tan difícil, se veía tan perfecto? No dijo nada, solo lo miró y lo miró hasta casi desgastarlo. Al no obtener respuesta, el joven silfo giró sobre sus talones apenado y su magia lo alborotó todo a su alrededor. Comenzó a marcharse ante aquel silencio y Yoongi respiró agitado. Había malinterpretado su silencio. Era hora de hablar con sinceridad. Tenía que decirle a Jimin de una vez por todas lo que sentía de verdad.
-Jimin, espera, yo...te amo-dijo finalmente dejando las palabras salir a borbotones de sus labios. El silfo se giró con los ojos muy abiertos hacia el rey que lo miró estático sin poder moverse. Negó levemente con la cabeza y una sonrisilla apenada surgió en su rostro.
-Yoongi no hace falta que...-comenzó a decir el silfo. Una corriente de aire impactó contra las ventanas y Yoongi suspiró. Tenía que decirle lo que sentía o perdería para siempre a Jimin y a su futuro hijo.
-Espera, déjame hablar por favor. Es verdad, te mentí, Jimin. Te mentí en todo y casi te cuesta la vida. He intentado alejarte de mi vida porque me hacías demasiado feliz y siempre he creído que no tengo derecho a serlo después de lo que les pasó a mis padres. Te mentí porque te amo tanto que tenía miedo de atarte a esta vida miserable, te mentí y te demostré que no te merezco, pero tu no te fuiste y me siento un egoísta, pero no puedo dejarte ir, ni a ti ni a la criatura fruto de nuestro mutuo amor-confesó por fin. Lo dijo todo de carrerilla, dejando hablar a su corazón, apostando a la última jugada, que aquel hombre maravilloso no se fuese de nuevo al bosque como le había pedido días antes. Jimin escuchó sus palabras atentamente y su corazón rebotó dentro de su pecho ante aquella confesión. Luego se giró lentamente y lo miró con seriedad. Sus miradas impactaron en medio de la sala con un torrente de emociones que los estaba asfixiando. Dio un par de pasos hacia el escritorio y se apoyó sobre él mirándolo con firmeza.
-Escuchame Min Yoongi, mi vida aquí no es miserable, mi vida contigo, no es miserable, así que no te atrevas a decir eso. Entiendo lo idiota que has sido, entiendo tus miedos y te prometo que te voy a ayudar a superarlos, pero no vuelvas a hacer algo así, no vuelvas a arriesgar mi vida o a decidir por mi, porque sino o te las verás conmigo-dijo en voz alta y con tono amenazante. -Y también con Acua y con tu hijo-añadió. Yoongi parpadeó un par de veces y tragó saliva con fuerza. El silfo acababa de tirar con palabras todos sus miedos a la basura.
Se levantó despacio de la silla y se acercó hacia él con cautela sin apartar la vista de sus ojos. Lo miró fijamente y no pudo decir más ya que se derrumbó y cayó de rodillas ante Jimin con espesas lágrimas deslizándose de sus ojos. Abrazó al joven por la cintura. Jimin se mordió los labios confuso y enternecido al mismo tiempo y acarició su cabello perdiendo las manos entre las oscuras hebras del rey.
-¿Estás enfadado?-preguntó con un hilillo de voz. Yoongi negó levemente.
Lo había echado de menos, lo había echado tanto de menos que hasta dolía.
-Eres la suerte de mi vida Jimin. Todo ha sido siempre un asco y cuando tu apareces para hacer mi vida más bonita, yo lo fastidio todo. Y ahora me sorprendes con esta noticia tan maravillosa. He intentado alejarte, pero ya no quiero seguir intentándolo y si me perdonas por lo que he hecho y por como te he tratado, solo me queda aceptar tu destino y entregarte el mío-confesó entre lágrimas. Jimin gimoteó al verlo llorar así y sintió el dolor en lo más hondo de su corazón.
Recordó por un segundo como Eleanor había hablado del vínculo sagrado que compartían ella y Hobi y supuso que se trataba de aquello; de sentir lo que el otro sentía.
-Mi magia es tuya, tu magia es mía, somos uno, amor mío-murmuró únicamente arrodillándose junto a Yoongi. Este lo miró sorprendido y jadeó cuando Jimin lo abrazó con fuerza.
-Somos uno-repitió correspondiendo a ese abrazo. Estuvieron abrazándose durante minutos y cuando se separaron para mirarse a los ojos, los labios del mayor rozaron casi con timidez los del silfo. Un escalofrío recorrió sus cuerpos con aquel contacto y un lazo invisible los unió aún más fuerte.
-Ven-pidió Jimin levantándose y estirando la mano para que el rey la agarrase. Este lo miró un segundo y entrelazó sus dedos con los suaves dedos de Jimin. Se levantaron y Yoongi lo acogió entre sus piernas apoyándose ligeramente sobre el escritorio. Compartieron una mirada llena de sentimientos, pero ninguno dijo nada durante segundos, con la certeza de que aquellas miradas hablaban por sí solas y expresaban todo lo que querían decirse.
-¿Estas bien con lo del bebé?-preguntó en un susurro Jimin después de un rato.
-Si, es solo que ahora mismo estoy intentando asimilarlo todavía. Solo me quedan unos meses para tenerte solo para mi, pero a la vez no puedo negar que deseo con toda mi alma que pase el tiempo rápido y tener a ese bebé entre mis brazos-admitió el joven rey.
-¿Sabes cuánto dura la gestación de un silfo?-preguntó con una sonrisa pícara cruzando su rostro. Yoongi enarcó una ceja ante aquel gesto y luego negó levemente con la cabeza.
-Se que es más corta que la de los humanos, pero no se cuanto exactamente-admitió con un pequeño sonrojo en sus mejillas. Aquello se sentía demasiado íntimo.
-Te lo explicaré. Dura entre tres y cuatro meses. Se divide en dos fases, en estas primeras semanas formaré el lecho de gestación y ahí depositaré la magia que creará una esfera de protección donde se formará el bebé. Tendré que aportarle mi magia, que solo se alimenta de la tuya y cuando esté preparado para nacer, lo hará consumiendo grandes cantidades de mi magia. No se si será fácil o no, pero mi madre decía que si mi destino estaba junto a mi, todo iría bien-explicó un poco emocionado. Cuando miró a Yoongi a los ojos vio que el color de su rostro se había ido y se encontraba más pálido que nunca. Abrió los ojos asustado y lo agitó un poco para devolverlo a la conversación.
-¿Tres o cuatro meses?-preguntó el mayor casi sin aliento. Jimin asintió despacio.
-Vale espera creo que me voy a desmayar, Jimin llama a un médico-teatralizó el rey dejándose caer sobre la silla tras su escritorio.
-No seas dramático-dijo dejando escapar una pequeña risita. Yoongi sintió que su pecho estaba a punto de explotar cuando aquella bonita melodía volvió a colarse por sus oídos. Agarró su mano de nuevo y lo atrajo hacia donde él se había sentado.
-Ven aquí, siéntate conmigo un segundo-pidió ansioso por un leve contacto.
El más joven hizo lo que su destino le pedía y Yoongi lo atrapó por la cintura dejando su mano reposar sobre la cintura ajena a la que estaba tan acostumbrado. Jimin suspiró tranquilo y relajado mientras se dejaba mimar por el mayor.
-A partir de ahora todo va a ser un caos ¿verdad? tendremos que hacer mil recepciones para anunciar nuestra relacion, y el futuro nacimiento de nuestro hijo-comenzó a decir el silfo con ansiedad. El mayor posó dos dedos delicadamente sobre sus labios y lo miró fijamente a los ojos. Luego sonrió levemente.
-Lo único que quiero esta noche es tenerte entre mis brazos, te he echado demasiado de menos-murmuró Yoongi antes de besar su boca con ternura.
Jimin alzó los brazos y se abrazó fuertemente a su cuello. Aquel olor tan suave lo calmaba de todas las formas posibles y lo hechizaba por completo. Todo lo que creía perdido, volvía a tenerlo allí. Y ahora tenía más, el pronóstico de un futuro prometedor, junto al hombre de su vida. Sonrió y enredó sus dedos en el cabello corto y oscuro del rey. Un escalofrío recorrió sus cuerpos y se miraron a los ojos embelesados.
-Hazme el amor, Yoongi-susurró en su oído. El mayor sintió como una corriente recorría su cuerpo y cuando dejó una de sus manos vagar por el pecho del silfo hasta colocarse bajo la tela de su túnica, a la altura de su corazón, supo que aquello era lo correcto, y que sus miedos no valían nada si ese hombre que lo miraba con tanta devoción no se encontraba a su lado.
Sintió su corazón acelerarse y notó en su propio pecho, que su corazón volvía a latir y esa vez lo hacía al son del de Jimin. De su destino.
Se miraron a los ojos y los labios del rey se perdieron en aquel cuello blanquecino que pedía ser devorado a gritos.
Y allí mismo, sobre aquella silla, quitándose la ropa despacio y sin ninguna prisa, volvieron a unirse una vez más. Pero esa vez fue diferente, ya que cuando ambos alcanzaron la cumbre del placer, en aquella habitación se había sellado una nueva promesa, una promesa de amor fuerte, más fuerte que ninguna de las que hubiesen sellado hasta el momento.
La promesa eterna de un futuro.
Tras los muros del castillo de Eria, había comenzado a nevar.
--------------------------------------------------------------------------------------------------
Hola a todos.
Hoy me paso rapido, no tengo animos ni fuerzas para escribir una gran nota de autora, pero no podía dejaros sin Eria un miércoles más. Solo agradeceros la paciencia y la comprensión infinita. Gracias por estar a mi lado.
Quería comentaros también que no se como va a ser a partir de ahora con Eria. Con este capítulo me he quedado ya sin capítulos preparados, así que no se si me dará tiempo de teneros preparado un capítulo para cada miercoles. Estoy de lleno en los finales y la pérdida de mi abuela el pasado martes (Razón por la que el miércoles no hubo capítulo) no me dejan escribir tanto como me gustaría. Así pues, intentaré subiros los capítulos lo más acorde al horario que pueda.
Por último y si me lo permitís, me gustaría dedicarle este capítulo a ella, este y todos, porque amaba verme escribir, porque ella apostaba siempre por mi y se nos ha ido de repente y sin darnos tiempo a asimilar nada. Abuelita, donde sea que estés, este capítulo es tuyo. Eria es tuyo. Gracias por nuestra vida. Te quiero.
Y ahora si, espero que os haya gustado este capítulo.
Nos leemos en el siguiente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro