Capítulo 10. Sentimientos.
Corrió por el bosque, sin rumbo, con la brisa removiendo su pelo, aquel pelo rubio y largo que tanto se empeñaba en cuidar, adornado con lazos y cuentas de colores, con las alas transparentes a su espalda, mientras escuchaba una bonita voz llamarle por su nombre.
Aquella voz gruesa y amable no paraba de repetir su nombre entremezclada con dulces risas que llenaban el aire. Y de pronto, frente a él aquella figura con aquel porte regio que había estado observando tan minuciosamente durante esos últimos días, le esperaba en la sombra con los brazos abiertos esperando a que se refugiase en ellos. Y por más que corría no llegaba, no llegaba nunca como si estuviese muy lejos. Alargó los brazos y cuando parecía que por fin se enlazaría con el joven que esperaba por él, un fogonazo irrumpió en la idílica escena, un grito desgarrador rompió el silencio y un par de orbes azules aparecieron en su mente tan intensas como el mar en una noche tormentosa.
Y entonces Jimin salió agitado de aquel sueño. Se incorporó en la cama jadeando nervioso y comprobó como el sol todavía no había comenzado a salir entre las montañas en el horizonte. Acua dormía plácidamente a los pies de su cama sin inmutarse por su intranquilidad. Sin comprender muy bien el porqué de todo aquel sueño, se dejó caer en el colchón con un suspiro frustrado.
Un par de tímidos golpes interrumpieron sus pensamientos. El silfo volvió a mirar por la ventana, era demasiado temprano para que el rey llegase para comenzar su entrenamiento. Demasiado pronto para que Eleanor apareciese.
-Soy yo ¿estás despierto?-preguntó al otro lado de la puerta la voz de Taehyung.
-Pasa-contestó él con voz ronca.
Su amigo abrió la puerta despacio y se internó en la oscura habitación vestido solo con una bata corta y todo su pelo oscuro revuelto en desperdigados rizos. Jimin lo escrutó en la oscuridad y este se acercó
-No puedo dormir-susurró apoyando sus rodillas en el borde del colchón. Jimin le indicó con la mano que se sentase a su lado así que unos minutos después ambos estaban acurrucados el uno contra otro con los ojos totalmente abiertos en la oscuridad.
-¿Qué te pasa?-preguntó Jimin notando el nerviosismo de su amigo. Este suspiró cansado.
-Estaba pensando en lo que dijo el Tanket y aunque me fastidie decirlo, tiene razón. Esta gente ha cuidado a mi hermano y me ha acogido a mi mientras se recupera-explicó Tae buscando a tientas el brazo de su amigo en la oscuridad. Con cariño lo entrelazó con el de Jimin que asintió levemente.
-Entonces tendrías que contárselo a Yoongi para que esté al corriente-argumentó el mayor. El tritón volvió a asentir en un movimiento imperceptible que Jimin solo pudo sentir levemente en su hombro.
-¿Me acompañaras?-pidió el joven tritón. Jimin lo miró con tristeza por ese temblor que se había instalado en su cuerpo. -Tengo mucho miedo-admitió. Y por primera vez, el silfo pudo sentir como su amigo, volvía a ser el que conocía. Con sus miedos y sus sentimientos a flor de piel. Por fin sin aquella coraza de acero que se empeñaba en mostrar a los demás.
-Te acompañaré, se que no va a pasar nada, son gente buena y amable y yo también le debo una disculpa a Yoongi por habérselo ocultado-aseguró el silfo.
Taehyung se recostó en el hombro de su amigo y cerró los ojos. Su respiración acompasada relajó a Jimin que se quedó despierto velando el sueño de su amigo. Definitivamente no era capaz de imaginar a Yoongi o a cualquiera de sus amigos atacando a Jin o a Tae para quedarse con sus escamas.
A la mañana siguiente, los dos amigos salieron de los aposentos de Jimin hacia la habitación de Jin en la planta inferior para contarle la decisión que había tomado su hermano. El mayor solamente asintió ante la propuesta. En el camino hacia el comedor, ninguno de los tres habló y cuando se dividieron en sus lugares correspondientes, Jimin los observó hablar en susurros claramente nerviosos y asustados.
-¿Tienes un momento para hablar con Tae y Jin después de desayunar?- preguntó Jimin sentándose en la mesa junto al rey. Yoongi lo miró confuso pero asintió. Se mantuvieron en un tenso silencio durante todo el desayuno y luego con una mirada, Yoongi les pidió a los tres jóvenes que le acompañasen hacia su despacho. Hobi los escoltó por los pasillos y se internó con ellos en la estancia esperando a que Yoongi le pidiese su retirada.
-Verás, Tae y Jin necesitan hablar contigo sobre un tema importante-comenzó a decir Jimin con voz pausada intentando acabar con el trémulo silencio que se había formado a su alrededor.
-Muy bien, lo que sea podéis confiar en mí-aseguró el moreno acercándose hacia su escritorio.
-Me gustaría que Namjoon estuviese presente, si puede ser-pidio Seokjin muy seriamente. El silfo se sorprendió cuando escuchó la voz cansada y taciturna de su amigo y luego miró a Yoongi que asintió levemente.
-Lo mandaré llamar-aseguró el rey. El hermano menor se adelantó un paso y miró a los ojos a Yoongi.
-Majestad, un último favor, ¿podeis llamar también al Tanket?-pidió Tae con suma delicadeza. El aludido asintió y con una mueca extraña le indicó a Hoseok que fuese a llamarlos a ambos. El silfo abrió los ojos y miró a su amigo que le devolvió una mirada llena de misterio. Si aquella mañana le hubiesen dicho que escucharía esas palabras salir de la boca de su amigo, no se lo hubiese creído.
-¿Que está ocurriendo aquí?-preguntó Yoongi por lo bajo cuando Jimin se acercó hacia él. Ambos se miraron fijamente a los ojos y Yoongi se puso histérico cuando la criatura se mordió el labio inferior con inquietud.
-Te enterarás en un segundo, no me corresponde a mi contártelo-contestó en el mismo tono bajo en el que el rey le había preguntado.
-¿Pero tú estás bien?-preguntó cogiendo su mano delicadamente. Jimin se quedó estático ante aquel gesto y luego miró la unión de sus manos. Finalmente asintió y apretó ligeramente su agarre. -Estupendamente-murmuró mirando al rey a los ojos.
En ese momento, la puerta se abrió revelando a los tres jóvenes que quedaban por llegar y el rey se vió obligado a soltar aquellas pequeñas manos que encajaban tan bien con las suyas. Hoseok entró primero y tras él, Jungkook y Namjoon ingresaron en el lugar.
-Majestad-dijeron los dos últimos haciendo una reverencia. Yoongi los saludó de vuelta con un asentimiento.
-Os he mandado llamar porque Seokjin y Taehyung me lo han pedido ya que tienen algo importante que contarnos-explicó el joven. -Así pues, cuando queráis podeis proceder con lo que habéis venido a decir-indicó haciendo un gesto con su mano para invitarles a hablar. Taehyung miró brevemente a todos los allí presentes y miró con cierto miedo a su amigo que le hizo una seña de que todo iba a ir bien. Los dos hermanos se adelantaron un paso y se giraron hacia todos los allí presentes para no darle la espalda a ninguno.
-Mi hermano y yo tenemos un secreto que hemos ocultado al mundo-comenzó a decir con inseguridad. Jin extendió la mano y agarró con cariño la de su hermano para decirle que estaba allí y que estaban juntos pasase lo que pasase.
-Alguien me dijo que no era justo que ocultásemos a los miembros de esta corte y al rey lo que de verdad somos y creo que aunque me cueste admitirlo, ese alguien tiene razón esta vez-siguió diciendo con aquel tono educado y bajo que siempre utilizaba para dirigirse a las personas con las que aún no tenía la confianza necesaria. -Hemos ocultado esto por miedo a las represalias que puede tener para nosotros por nuestra procedencia y para el resto de nuestra especie, pero no podemos ocultároslo más-terminó de decir Taehyung. La sala se sumió en un profundo silencio solo roto por la respiración de algunos de los que allí se encontraban.
-¿Que sois?-preguntó Yoongi con curiosidad. Lo escrutó de nuevo intentando saber a qué se referían aquellos dos chicos pero le parecieron tan iguales como cualquier otro.
-Somos tritones, tritones del Mar de Ilma-pronunció Jin en voz alta sin dejar pasar más tiempo.
A su lado, Namjoon se tensó como si le hubiesen dado la peor noticia de su vida y comenzó a juguetear nerviosamente con sus manos. El Tanket por su parte contuvo el aliento un segundo y luego intentó evitar que una sonrisilla orgullosa saliese de sus labios. Por su parte Hobi y Yoongi se miraron de reojo y luego la mirada del rey fue a parar a Jimin que se había quedado quieto sin saber muy bien cómo reaccionar.
-Entendemos perfectamente que después de esto no seamos bienvenidos en el castillo, nos iremos enseguida-dijo Tae únicamente. Jin miró a Namjoon que no le había dedicado ni una sola mirada de aquellas que alegraban sus días y volvían loco de alegría a su corazón y asintió débilmente con la pena de tener que marcharse. Yoongi volvió a decir nada por un para de minutos y luego se levantó para acercarse a ellos con paso lento.
-No-dijo con tono demasiado serio. Todos lo miraron absortos por aquella voz imperativa a la que no estaban acostumbrados. -Estoy molesto, pero no porque nos lo habéis contado, ya que puedo llegar a entender porque lo habéis hecho, sino porque de haberlo sabido, se os hubiesen proporcionado otros cuidados que hubieseis necesitado. Os habéis puesto en peligro a vosotros mismos y eso me molesta mucho más que cualquier cosa. De aquí no os marchais hasta que Jin esté completamente recuperado-sentenció cruzándose de brazos.
El corazón de Jimin dio un vuelco cuando escuchó aquellas palabras y sus piernas se volvieron de gelatina cuando vio la preocupación en el rostro del rey.
Sin saber muy bien qué más decir, los dos tritones agacharon la cabeza como si fuesen dos niños escuchando una regañina. Durante varios minutos se dedicaron a escuchar al rey hablar y entrevistarlos para saber cuáles eran las necesidades que tenían. Habló sobre la instalación de grandes bañeras en sus aposentos donde pudiesen refrescarse si era necesario y ordenó a los dos tritones que siempre fuesen acompañados en sus excursiones al lago. Taehyung y Jin no pararon de asentir y agradecer al rey su buen empeño en hacerles sentir cómodos en su estancia en el castillo.
Cuando Yoongi dio por concluida aquella reunión, todo el mundo se despidió para volver a sus tareas. Vieron a Namjoon salir corriendo por la puerta y a Jin salir detrás de él a paso ligero.
-Nam ¿tienes un momento?-gritó el tritón para llamar su atención. Los demás salieron y se distribuyeron por el pasillo. Jimin esperó pacientemente para poder despedirse de Yoongi.
-¿Que? No, Yoongi necesitaba que ayudase con unas cosas y no puedo dejarlo por más tiempo-excusó Namjoon volviéndose lentamente hacia el tritón más mayor.
-Yo no necesito...-comenzó a decir el rey confuso. Su amigo sonrió y abrió los ojos exageradamente hasta que el rey comprendió.
-Ahh si, eso...-murmuró exageradamente para cubrir a su amigo sin entender muy bien que estaba pasando allí. Jin suspiró y agachó la mirada entristecida que había cruzado su rostro.
-Vale, ¿entonces te veo luego para las curas?-preguntó en un titubeo el más mayor.
Namjoon asintió y Jin se perdió por los pasillos un tanto apenado. Yoongi y Hobi se acercaron a su lado y lo miraron sin saber que acababa de pasar.
-Es una sirena, un mínimo fallo y me mata-susurró hacia sus amigos cuando estuvieron lo suficientemente cerca.
-Pues no falles, parece que le gustas de verdad, además no puedes escaparte todo el rato-replicó Hobi reprendiendo a su amigo. Este hizo un ruidito con la boca y se incorporó en su altura.
-¿Lo has visto? Es precioso, pero no puedo hacer esto Hobs, no después de lo que pasé-objetó de nuevo en un susurro mirando de reojo a Jimin y Taehyung que cuchicheaban entre ellos un poco más lejos de allí.
-Eres un guardia real, ¿como vas a tener miedo de alguien que te ha tratado tan bien?-replicó el rey molesto.
-Que no, que no puedo, sentir amor por una sirena-sentenció Namjoon cruzándose de brazos. Yoongi y Hobi abrieron los ojos
-¿Quién ha hablado de amor?-preguntó Hobi con picardía. El guardia se quedó en silencio dándose cuenta de lo que acababa de decir.
-Yo...tengo que irme-excusó alejándose un par de pasos de sus amigos para luego darse la vuelta y marcharse a paso rápido por el pasillo.
-Nam espera-pidió Yoongi intentando impedir una nueva huida del sanador.
-Me llaman de los establos, luego os veo-gritó mientras se alejaba.
-Maldito cobarde-gritó Hobi mientras el sanador se escabullía hacia las escaleras que llevaban al patio. Lo vieron marcharse y luego, ambos amigos se volvieron hacia donde se encontraban Jimin y Taehyung.
-Tae y yo vamos a dar un paseo, os veo luego para la comida-explicó el silfo con una mirada confusa sin saber muy bien que había sucedido para que todo el mundo se marchase así.
-Gracias por su comprensión y su cobijo, majestad, mi hermano y yo estamos muy agradecidos-añadió Tae con sinceridad.
-Gracias por decidirte a contármelo, Taehyung, te prometo que aquí estareis a salvo mientras sea vuestro deseo quedaros-contestó el rey. El joven hizo una regia reverencia y se enganchó del brazo de Jimin que le dedicó una mirada dulce y serena a Yoongi. Luego ambos comenzaron a andar hacia las afueras del castillo para dar un paseo, mientras los dos jóvenes los veían marchar.
-¿Has visto cómo ha huido Nam?-preguntó Hobi hacia su amigo enarcando una ceja. Yoongi no contestó inmediatamente, viendo a lo lejos como Jimin desaparecía con el tritón de su vista y perdido en el movimiento fino y sensual de su cuerpo. Luego asintió despacio.
¿Que bicho le ha picado?-preguntó hacia el guardia sin entender del todo lo que había pasado.
-Las malas lenguas dicen que lleva en abstinencia desde unos días después de que Seokjin llegase al castillo-explicó Hobi dejando caer lo que había oído comentar a la gente por el castillo.
Yoongi elevó una ceja. ¿Y Jimin? ¿Acaso Namjoon coqueteaba con Seokjin y Jimin al mismo tiempo? ¿Por qué el silfo no le había contado nada? ¿O es que acaso no lo sabía?
Las preguntas pasaron a toda velocidad por su cabeza y le embotaron el cerebro mientras Hobi se daba cuenta de que su amigo estaba más perdido que de costumbre. El guardia lo miró extrañado y suspiró. Las cosas estaban cambiando en Eria, empezando por el corazón de aquel rey que había sido siempre su mejor amigo.
Jimin y Tae habían caminado durante aproximadamente una hora charlando distendidamente sobre la conversación de aquella mañana.
-Creo que es la primera vez desde que vivo aquí, que veo a Namjoon huyendo de alguien-masculló Jimin mirando a su amigo.
-Mejor, mi hermano se desencaprichará pronto de ese guardia y podremos marcharnos a casa-respondió Tae molesto. Jimin lo miró confuso.
-¿No quieres quedarte? Aquí estamos a salvo-aseguró el silfo. Su amigo paró en seco en medio del camino que les llevaba hacia el castillo de nuevo y atravesó a su amigo con una afilada mirada.
-¿Desde cuando te conformas?-preguntó maliciosamente. Jimin se paró a su lado y cierta sonrisa blanca y perfecta se le apareció en la cabeza dándole la respuesta.
-Desde que el rey de Eria me hace ojitos-respondió sin poder evitar que una pequeña sonrisa escapase de sus labios. Tae hizo un sonido con la boca y lo miró con los ojos abiertos sin creerse del todo las palabras de su amigo.
-¿Yoongi te hace ojitos?-preguntó incrédulo.
-Digamos que es un poco mutuo...-añadió Jimin aclarando lo que estaba pasando. Se felicitó a sí mismo por ser tan sincero con sus sentimientos.
-¿Te gusta?-preguntó extrañado. Jimin dejó caer su mirada hacia el suelo y sonrió de nuevo ligeramente. -¿Te gusta ese esmirriado?-volvió a preguntar Taehyung sorprendido.
-¿Esmirriado Yoongi? Ya te digo yo que no es un esmirriado ni mucho menos-replicó Jimin casi a la defensiva. -Es guapo, es inteligente y es la persona más amable y desinteresada que he conocido en mi vida. Además, he entrenado con él, así que te puedo asegurar que su cuerpo es una delicia para la vista-comenzó a decir de carrerilla enumerando las cosas buenas que veía en Yoongi.
-Vale, vale, lo he pillado, te gusta y quieres quedarte. Muy bien hazlo, pero mi hermano y yo tenemos que marcharnos, debemos volver al mar-replicó el tritón con molestia. El más mayor dejó ir un suspiro frustrado.
-Tu hermano ha encontrado algo aquí mucho mejor que el mar-objetó Jimin cruzándose de brazos con firmeza.
-¿El guardia ese grandote?-chilló Tae. El silfo asintió veloz.
-Se llama Namjoon, es dulce y bueno y se que a Jin le gusta-aclaró defendiendo al joven. -Y por lo que he oído, a Nam también le gusta tu hermano-añadió.
-Nuestro hogar es el mar-dijo únicamente el tritón.
-El día que le atacaron, tu hermano salió huyendo del mar para buscarme y pedirme ayuda y lo sabes, le gusta ser una sirena, si, pero le gusta caminar entre nosotros con nuestras costumbres y nuestras cosas-explicó intentando hacer ver a su amigo, que su hermano quería quedarse en tierra firme.
-¿Insinuas que Jin se querrá quedar aquí?-preguntó Taehyung adoptando una postura defensiva. Vio a su amigo asentir.
-Te lo estoy diciendo, Jin se va a quedar aquí, no va a querer volver al mar-aseguró el más mayor.
-Me estoy enfadando-advirtió el tritón alzando la voz hacia su amigo que parpadeó incrédulo por aquella situación.
-Te enfadas por todo últimamente-contestó Jimin de la misma manera. Ambos se miraron y retiraron la vista del otro para no seguir discutiendo.
Caminaron en silencio metidos en sus pensamientos y luego volvieron hasta el castillo en el mismo silencio asfixiante. Taehyung no paraba de darle vueltas a la cabeza por las palabras de su amigo y el silfo por el contrario no paraba de pensar en lo que el tritón le había dicho y hecho confirmar; Efectivamente, le gustaba Yoongi, sino no había otra explicación posible para todo aquello que sentía cuando el rey estaba cerca.
-No te enfades conmigo, Jimin, entiendo que quieras quedarte, pero entiendeme tu a mi también-pidió Taehyung parándose en seco a un lado del patio. El silfo lo miró cansado.
-Y te entiendo, en serio, lo hago, pero quiero que pienses las cosas antes de hablar con tu hermano. Si él decide que quiere quedarse, has de ser comprensivo, ya es mayorcito para saber lo que hace-sentenció Jimin haciendo aspavientos con los brazos. Su amigo lo miró muy seriamente y luego se quedó callado. Un pequeño maullido los distrajo de la conversación y el tritón sonrió encantado cuando Acua se restregó contra sus piernas.
-¿De dónde has salido, pequeña escurridiza?-preguntó Jimin acariciándola delicadamente. -Es la gata de Yoongi, todo el mundo la ama en este castillo, ya verás como tu no vas a ser indiferente-añadió Jimin con una sonrisa. Su amigo se contagió de aquel gesto y se sentó en uno de los bancos de piedra del patio. Acua se subió de un salto y se acercó al tritón con curiosidad.
-Es una gata preciosa-murmuró Tae con una sonrisa mientras pasaba la mano por la cabeza del animal. Acua lo miró con sus enormes ojos y rozó su hocico con la mano del joven que la había acariciado. A lo lejos, vieron al Tanket acercarse hacia ellos.
-Si y es muy buena-comentó Jimin. Jungkook se paró a su lado. -Y muy protectora-añadió viéndola erizar el lomo ante el recién llegado.
-Te comprendo Acua, a mi también me pasa con este-comentó Taehyung atusando a la gata mientras contemplaba lo irreconocible que estaba el joven en aquel uniforme de la guardia real de Eria.
-Pues a mi me da hambre-chinchó Jungkook llevándose las manos al pelo para agarrarse un pequeño moño en la parte superior de la cabeza. Ambos jóvenes lo miraron con los ojos muy abiertos y el rostro totalmente. serio mientras él esbozaba una sonrisa suficiente.
-Eres un monstruo horrible-se quejó Tae alejando a la gata de su alcance. Esta le bufó de vuelta, por si no le había quedado claro que su presencia no le agradaba.
-La cadena alimenticia, hermosura-respondió el joven irónicamente. Tae torció el gesto ante el apelativo.
-El rey te matará si tocas un pelo de esta gata, te lo advierto-avisó Jimin cruzándose los brazos.
-Cuando desaparezca en misteriosas circunstancias, solo vosotros sabréis que me ha servido de almuerzo-volvió a picar el Tanket. Jimin se acercó un par de pasos hacia él.
-Y yo te abriré en canal con mis propias manos-amenazó Jimin apuntando al chico con un dedo.
-Para ser tan guapo no eres ni un poquito amable con los invitados eh-reprochó Jungkook hacia él.
-Te has metido con mi gata y nadie se mete con ella en mi presencia-contestó Jimin mirando a la gata hecha un ovillo en el regazo de Taehyung.
-Tenía entendido que era del rey-replicó el Tanket con ironía. El silfo volvió a acercarse a él con pasos lentos y firmes y a pesar de ser más bajo que aquel chico, no se achantó y se enfrentó a él.
-Desde que vivo aquí, también es mía-sentenció Jimin. Y algo en aquel momento cambió en el aire y entre ellos. Jimin había llegado a Eria por casualidad y Eria se había convertido en su casa. Mucho más que Orka, mucho más que su propio hogar.
Yoongi paseaba cada mañana después del entrenamiento con Jimin para poder relajar los músculos tensos por el uso de la magia. Por ello, cuando aquel día el silfo no se presentó a la cita de todas las mañanas, ni se encontraba en sus aposentos cuando fue a buscarlo, Yoongi decidió dar aquel paseo en la única compañía de su soledad y su pensamientos para aclararse las ideas.
Se había encontrado pensando durante horas en aquella preciosa criatura de piel brillante y perfecta. En cómo las curvas de su cuerpo se movían en sintonía perfecta con el ambiente, como si bailase una danza sin música. Había pasado toda la conversación de la mañana sin dejar de mirar su boca, como sus labios rojizos y carnosos, que se le hacían extrañamente apetecibles, intentaban poner paz en una disputa ajena a sí mismo por el simple hecho de su deseo de la paz.
Definitivamente, se estaba volviendo loco, por aquel sentimiento tan extraño, aquel deseo tan ardiente, se volvía loco porque el silfo pasase cada segundo que pudiese a su lado, porque le mirase, porque le tocase...aunque solo fuese con un roce.
Paseó durante un buen rato sin dejar de pensar en él y cuando quiso darse cuenta, sus pasos le habían alejado del castillo hasta los altos precipicios de Eria. Se sentó allí, como cuando era un niño y observaba el mar del norte a lo lejos. pasó largo rato allí, sumido en sus pensamientos, balanceando su pelo con su magia que escapaba por todo su cuerpo relajándolo, hasta que un rato después, escuchó la voz de Jimin acercarse mientras le llamaba.
-Yoongi-volvió a decir cuando llegó a su altura. El aludido lo miró con una pequeña sonrisa y Jimin correspondió de la misma manera. Desde que lo había divisado a lo lejos le había estado llamando, pero el rey no le había contestado ni dado muestras de haberle oido, asi que el silfo había decidido acercarse para robarle unos minutos al tiempo y pasarlos con él.
-¿Jimin, que haces aquí?-preguntó extrañado mientras se levantaba para recibir al joven que llegaba jadeante por el intenso calor.
-No lo se...estaba paseando y pensando y de repente he llegado hasta aquí-explicó el joven. Yoongi lo vio pasarse la mano por el pelo desordenándolo con nerviosismo. -Te debo una disculpa-añadió sorprendiendo al mayor. Este negó adivinando a lo que se refería Jimin.
-No me debes nada, entiendo que no era tu secreto y no podías contarme nada sin permiso de tus amigos, pero me da pena porque si lo hubiésemos sabido antes, a Seokjin se le hubiesen aplicado otro tipo de tratamientos para su sanación-comentó Yoongi comprensivo. El silfo entornó los ojos un poco y lo miró perplejo. ¿Cómo podía un corazón albergar tanta bondad?
-Aún así lo siento-reiteró el joven bajando la mirada. Yoongi solo lo contempló allí apenado y cabizbajo y sin saber muy bien como, sus manos se dirigieron hacia las delicadas y pequeñas manos del joven silfo. Cuando las manos blanquecinas del rey se entrelazaron cariñosamente con las suyas, Jimin elevó la mirada hacia los ojos azules de este que emitieron un brillo precioso. Era la misma sensación que había tenido por la mañana. Esa sensación de que todo se calmaba a su alrededor, de que aquellas finas manos encajaban demasiado bien con las suyas.
-Si proteges así nuestra promesa, estaré en lo cierto de haber hecho lo correcto confiando en ti-afirmó el joven rey con una bonita sonrisa. Jimin sonrió y sus rodillas temblaron cuando el pulgar de Yoongi se deslizó por el dorso de su mano casi hasta tocar su muñeca. Su pulso se aceleró notablemente y tuvo miedo de que el rey pudiese notarlo.
-Creeme que así será-prometió con firmeza. Yoongi asintió y tuvo ganas de acariciar aquellas abultadas mejillas y dejarse hipnotizar por aquellos ojos claros.
-Entonces no tienes que disculparte nada, como te he dicho, entiendo por qué Taehyung y Seokjin no querían decir nada, este mundo está lleno de gente horrible y entiendo perfectamente que estuviesen asustados por estar rodeados de extraños-explicó el rey esbozando una pequeña y conciliadora sonrisa.
-Han sufrido mucho-intentó justificar de nuevo el joven. Yoongi negó con la cabeza e inmediatamente soltó la mano izquierda de Jimin para llevar sus dedos a aquellas mejillas que se moría por acariciar. Dejó sus dedos deslizarse y recrearse en la suave piel del silfo durante unos breves pero intensos segundos y luego apartó la mano con miedo a incomodarlo.
-Lo entiendo perfectamente-afirmó el mayor en un susurro. El silfo, aturdido por el contacto previo, bajó lentamente la mirada a su mano derecha que seguía entrelazada con la del rey y dio un pequeño paso hacia él.
-Gracias por entenderlo-murmuró casi para el cuello de su tunida. El viento ondeó moviendo sus ropas y Yoongi sonrió con aquel dulce gesto que siempre tenía para él. Sin pensarlo dos veces, el silfo se elevó sobre las puntas de sus zapatos y dejó un pequeño beso en la mejilla del rey que se quedó rígido al contacto.
Cuando Jimin se apartó de él pudo contemplar el intenso color rojo de las mejillas de Yoongi y sin decir nada más salió corriendo y riendo feliz hacia el castillo, mientras el otro joven solo se quedaba allí con los ojos muy abiertos y la cara abrasándole por aquel contacto y por el evidente sonrojo.
Había sentido la magia, la de Jimin, aquella magia intensa quemando en su rostro justo donde los bonitos labios del chico con el que llevaba días soñando habían hecho contacto con su mejilla. Y había sentido su magia también, llamando con ardor al joven. Más pacífica que nunca.
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Hola a todos :)
Bueno, ya estoy por aquí, un día más, con un capítulo más. Espero que os esté gustando y que os haya gustado hoy, porque por aquí se cuecen cositas. Avisaros de que el capitulo que viene era tan largo que lo he tenido que dividir en dos, así que id agarrándoos a la silla, porque se vienen cositas.
Me pongo seria ahora, para dedicarle este capítulo a una personita especial que llegó a mi vida no hace demasiado pero que ocupa un lugar muy importante en mi corazón. Ale, hoy es para ti, para felicitarte por tu cumpleaños y por hacerme feliz. Gracias por llegar a mi vida. Te quiero muchisimo.
A los demás que deciros, que vuelvo el próximo miércoles con más y que espero que lo estéis disfrutando. Mil gracias.
Nos leemos en el siguiente ;)
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