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Eres Único Marshall

Buenos días, tardes o noches lectores, De verdad no se como saco este tipo de ideas. Vi los primeros capítulos de la serie y los primeros fics. Así que me llegó en la mente hacer algo más de la época clásica de Paw Patrol. ( Tal vez un poco de insinuaciones de Chase X Skye ).

Paw Patrol es propiedad de Spinmaster Entertainment.

Palabras: 5000

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La vida te puede dar sorpresas inesperadas. A veces, esas sorpresas son pequeños destellos de felicidad que iluminan nuestro camino, recordándonos la importancia de valorar cada momento. Otras veces, son desafíos inesperados que nos ponen a prueba y nos enseñan lecciones invaluables.

Apreciar más el hecho de estar vivo con una familia amorosa se convierte en una lección fundamental cuando nos enfrentamos a las adversidades.

Los errores se pagan. Todos tienen un precio. Por mucho que no lo queramos pagar, al final la cuenta es cobrada por el destino. Cada decisión, cada acción, deja una huella en nuestro viaje vital.

No quería equivocarme. Fue un accidente.

Era otoño y un dia muy bello en Bahia Aventura. El viento soplaba desde el norte mientras las hojas anaranjadas y rojas caían del único árbol que había cerca del cuartel de los Paw Patrol.

Como todos los dias, Chase era el primero en despertar, salio de su casita para cachorros, bostezo, y procedio a despertar a todos sus amigos.

"Ruff megafono" Exclamó Chase para activar el megafono de su mochila.

"PAW Patrol, despierten perezosos" Dijo atravez del megafono, todos sus amigos salieron de sus casitas. Cada uno de ellos estirándose y bostezando para quitarse un poco de sueño.

Skye, salió de su casita rosa con forma de avión. Se puso sus gafas de sol y se peinó el pelo con su pata. Luego, se lanzó al aire y dio una vuelta, saludando a sus amigos con una sonrisa.

Zuma, salió de su casita naranja con forma de lancha. Se sacudió el polvo que tenía en su pelaje. Luego, se dirigió al tazón que estaba al lado de la casita, disfrutando del agua fresca.

Rubble, salió de su casita amarilla con forma de excavadora. Se rascó la barriga y se puso su capa de Apolo: El super cachorro, haciendo ruidos divertidos.

Todos los cachorros estaban listos para empezar el día. Todos, excepto uno. Marshall, el cachorro bombero, no salió de su casita. Chase se acercó a la puerta y la golpeó con su pata.

"Marshall, ¿estás ahí? Es hora de levantarse" Dijo Chase con voz preocupada.

No hubo respuesta. Chase volvió a golpear la puerta, pero nada. Entonces, decidió entrar a la casita de Marshall. "Levántate perezoso". Dijo Chase mientras movió a su amigo para que se levantara.

"Solo 5 minutos más". Respondió el dálmata haciendo todo lo posible para reconciliar el sueño.

Chase suspiró y se sentó al lado de Marshall. Lo miró con ternura y le acarició la cabeza. "Vamos, Marshall. Hoy es un día especial. Ryder nos va a llevar al parque de diversiones". Le dijo con voz suave.

Marshall abrió los ojos y se incorporó. "¿De verdad? ¿El parque de diversiones?". Preguntó con emoción. "Sí, de verdad. Pero tenemos que estar listos pronto. No queremos llegar tarde". Le dijo Chase con una sonrisa.

Marshall se levantó de un salto y se abrazó a Chase. "¡Gracias, Chase! Eres el mejor amigo del mundo". Le dijo con gratitud. "No hay de qué, Marshall. Tú también eres mi mejor amigo". Le dijo Chase con cariño.

Los cachorros se prepararon rápidamente para el emocionante día en el parque de diversiones. Ryder les asignó la importante tarea de organizar un juego para disfrutar juntos. Mientras todos compartían ideas entusiasmados, Marshall se mantenía un poco alejado, observando en silencio.

"¿Marshall, no participarás en el juego que estamos organizando?" preguntó Skye con curiosidad mientras ajustaba sus gafas de sol. El dálmata bombero parecía pensativo. "No iré, voy a ayudar a Rocky".

"Oigan. ¿ Dónde está Rocky?" Preguntó Skye levantando la ceja y mirando al su alrededor.

"El esta adentro haciendo unos experimentos con unos químicos en el sótano". Respondió Rubble.

Marshall al escucharlo pensó que su amigo le podría caer bien una pata de ayuda. "Iré a ver si Rocky necesita mi ayuda". Aviso el dálmata a sus compañeros mientras s dirigía al elevador. Obviamente tropezando con un objeto en el camino.

Los demás cachorros soltaron unas pequeñas risas mientras volvían a hablar sobre el tema del parque de diversiones. Sin embargo cierto pastor alemán comenzó a distraerse por cierta presencia femenina.

No fue hasta que escuchó su nombre volvió a sus cinco sentidos. Sintió como sus ilusiones desvanecieron al ver a Zuma y a Rubble hablándole.

"Chicos, ¿qué estaban diciendo?" preguntó Chase, tratando de disimular su desconcierto mientras su mirada seguía a Skye.

Zuma y Rubble intercambiaron miradas cómplices antes de que Rubble respondiera con una sonrisa traviesa.

El pastor alemán trató de negarlo, pero su cola le delató. "No estoy distraído, solo estaba pensando en... en organizar el juego, ¡sí, eso!".

Los cachorros compartieron risitas y asintieron con complicidad.

Mientras Marshall elevador bajaba, Marshall comenzó a sentir frío, incluso con su pelaje. Quizás debería haberse puesto una chaqueta antes de salir.

El elevador finalmente llegó a su destino y Marshall salió de él. Al ver a Rocky, se dio cuenta de que su amigo estaba en una situación difícil.

"Hola Rocky, ¿que haces?" Pregunto Marshall de manera inesperada para Rocky.

Rocky se dio la vuelta, dejando el interruptor aun encendido.

"Marshall, ¿no se suponia que estabas jugando?" Preguntó Rocky alejandoce de los químicos. "Oye, estoy ocupado, ve arriba con los demas." Dijo Rocky, pero Marshall no hizo caso.

"Oye, al menos dime que haces". Pregunto Marshall otra vez.
Rocky penso en darle una respuesta tonta para que lo dejara hacer su trabajo.

"Bueno, estoy haciendo unos experimentos con estos químicos ¿Entiendes?, puede ser peligroso que estes aqui". Trato de explicarle pero a Marshall se le ocurrio otra idea.

“¿Puedo ayudarte en algo?” preguntó Marshall con ojitos tiernos, su cola moviéndose de un lado a otro. Estaba muy emocionado por poder ayudar a su amigo Rocky. Rocky, por otro lado, estaba ocupado vertiendo algunos químicos y haciendo mezclas.

“De acuerdo, quédate, pero no vayas a hacer una tontería”, respondió Rocky con voz estricta. Pero como tenía la voz aguda, no sirvió de mucho. Marshall se quedó allí, observando a Rocky con gran interés mientras trabajaba en su experimento.

Marshall y Rocky estuvieron juntos a una de las salas, donde había una gran mesa con muchos frascos de colores. Marshall, que era muy curioso y torpe, se acercó a la mesa y empezó a mirar los frascos con atención.

"Wow, mira esto, Rocky. Hay de todos los colores. Rojo, azul, amarillo, verde..." Dijo Marshall, emocionado.

"Ten cuidado, Marshall. No sabes qué son esas cosas. Podrían ser peligrosas" Le advirtió Rocky, que era más prudente y cuidadoso.

"Pero son tan bonitas. Mira este, es verde como tú" Dijo Marshall, cogiendo un frasco que tenía un líquido verde brillante.

"Marshall, no..." Dijo Rocky, pero ya era tarde.

Marshall, al agarrar el frasco, lo agitó sin querer y la tapa se soltó. El líquido verde salió disparado del frasco y le cayó encima a Marshall, mojándole la pata derecha.

"¡Auch!" Gritó Marshall, soltando el frasco, que se rompió al caer al suelo.

"¡Marshall!" Exclamó Rocky, corriendo hacia él.

"¿Estás bien?" Le preguntó, preocupado.

"Creo que sí. Solo me arde un poco la pata" Dijo Marshall, mirando su pata mojada.

"Vamos, tenemos que lavarte eso. No sabemos qué efectos puede tener ese líquido" Dijo Rocky, levantando a Marshall y llevándolo al baño más cercano.

Allí, Rocky le lavó la pata a Marshall con agua y jabón, y le puso una venda para cubrir la herida.

"Ya está. Espero que no sea nada grave" Dijo Rocky, suspirando.

"Gracias, Rocky. Eres un buen amigo" Dijo Marshall, sonriendo.

"No hay de qué, Marshall. Pero por favor, la próxima vez, ten más cuidado. No quiero que te pase nada malo" Dijo Rocky, abrazando a Marshall.

"Lo prometo, Rocky. No volveré a tocar nada que no deba" Dijo Marshall, devolviéndole el abrazo.

Los dos cachorros salieron del baño y se reunieron con los demás. Nadie se dio cuenta de lo que había pasado, excepto Ryder, que los vio salir del baño con la venda en la pata de Marshall.

"¿Qué pasó, chicos?" Les preguntó Ryder, acercándose a ellos.

"Nada, Ryder. Solo un pequeño accidente. Marshall se cortó la pata con un frasco roto" Mintió Rocky, tratando de restarle importancia al asunto.

"¿Estás bien, Marshall?" Le preguntó Ryder, mirando su pata.

"Sí, Ryder, estoy bien. Fue solo un pequeño percance", respondió Marshall con una sonrisa, aunque su pata vendada mostraba lo contrario.

Ryder asintió y dijo"Chicos, recuerden tener precaución. La seguridad es lo primero. Ahora, le haremos un escaneo a Marshall y al químico para ver si todo está bien".

Al decir eso Marshall fue llevado a la cápsula de radiografía. Este entorno se destaca por su meticulosa planificación y equipamiento tecnológico avanzado. Algo que solo el cuartel de los Paw Patrol podía obtener permiso para su uso personal.

Las paredes están revestidas con material plomado para evitar la dispersión de radiación. Incluso el suelo cuenta con una capa plomada para garantizar una protección total. La iluminación tenue contribuye a crear un ambiente tranquilo y relajado.

En el centro, destaca una mesa radiográfica ajustable que a Marshall le ha tocado utilizar, permitiendo que se posicionen de manera precisa para obtener imágenes de alta calidad. Encima de la mesa, se encuentra un tubo de rayos X suspendido.

El escaneo fue un poco lento. Aunque para fortuna de ellos los resultados se imprimieron casi al instante. Gracias a un invento de Rocky.

Ahora solo le faltaba la máquina de ADN instantáneo.

Ryder tomó con cuidado la hoja con los resultados, sus ojos recorrieron las líneas de números y análisis. Su expresión se volvió sombría, reflejando la gravedad de la situación. Los resultados eran desalentadores, una realidad difícil de aceptar.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Ryder mientras asimilaba la noticia. La cara de Ryder se ensombreció, sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y pesar. Rocky se le quedó mirando sin entender nada. La sala parecía llenarse de un silencio pesado, interrumpido solo por el sonido de hojas de papel temblando en las manos de Ryder.

Era un diagnóstico devastador para Marshall, y la noticia golpeó con fuerza. Rocky tomó el papel para quitarse las dudas. Y al ver que sustancia afectó a Marshall también que en shock.  El tiempo se ralentizó mientras ambos procesaba la gravedad de la situación.

El peso de la responsabilidad y la tristeza se reflejaban en los ojos de Ryder.

Con determinación, Ryder guardó la hoja de resultados. Aunque la noticia era desgarradora, estaba decidido a encontrar soluciones y apoyo para Marshall. "Voy a encontrar una curar". Dijo el chico mientras activó el modo experimentación su sótano.

"Ryder, te puedo ayudar". Preguntó Rocky, no obstante la mirada de rencor y odio de Ryder le había respondido antes de escuchar su gritó. "¡Ya hiciste suficiente!"

Rocky se retiró con pesar, sintiendo el peso de la culpa por el accidente.

Al su vez, Marshall había salido sabiendo que algo no estaba bien. Sabía que le estaban ocultando algo. Aunque primero sentía que quería aire fresco. Así que se dispuso a salir del sótano subiendo a través del elevador.

Cuando salió, vio a sus amigos jugando, comenzó a caminar hacia ellos.  Sin embargo, apenas pudo articular una palabra antes de que todo se volviera negro a su alrededor y se desplomara al suelo, su cuerpo cediendo a la fatiga y el agotamiento acumulado.

La preocupación se reflejó en los rostros de sus amigos, quienes corrieron hacia él en un intento frenético por entender lo que ocurría. Para fortuna de todos Marshall reaccionó rápidamente
Marshall trató de incorporarse, pero le faltaban las fuerzas. Chase lo ayudó a sentarse y lo abrazó.

"Chase... ... en el laboratorio... yo... yo toqué una botella que no debía... y se abrió... y me salpicó un líquido verde..." Explicó Marshall, tosiendo.

"¿Un líquido verde? ¿Qué era?" Preguntó Chase.  Aunque probablemente su amigo no sabía la respuesta era obvio que ese líquido afectó de manera dedicada la salud del dálmata.

Chase miró a Marshall con preocupación mientras los demás cachorros se acercaban, formando un círculo alrededor de ellos. La tensión en el aire era palpable.

"Marshall, tenemos que llevarlo de nuevo al laboratorio", dijo Ryder, con urgencia en su voz. "Necesitamos entender qué sustancia es esa y cómo afectó a Marshall".

"Ya tienes los resultados Ryder, por favor no me encierres. El químico no es contagioso". Suplicó el dálmata mientras miró a su dueño.

Los ojos de Marshall reflejaron miedo, pero también determinación. "Ryder, sea lo que sea, quiero estar con ustedes. Mis amigos están aquí, ¿verdad?"

"Siempre, Marshall", aseguró Chase, apoyando a su amigo. Los demás asintieron, mostrando su solidaridad. Cada cachorro comenzó a abrazar al dálmata. Y Ryder también se incorporó. Así estuvieron varios minutos hasta que Ryder rompió el abrazo. "Estaré en el laboratorio para encontrar la curar. No tardaré mucho. Para hoy en la tarde ya lo tendré listo".

Rocky no podía creer lo que hizo. Tenía que pedirle perdón a Marshall. Aunque sabía que un simple perdón no sería suficiente. "Encontré el antídoto y luego me disculpare". Pensó mientras hacía unas mezclas.

Ryder le había dicho que no hiciera nada. No obstante era imposible no hacer nada después de que alguien fuera afectado por un químico por tu culpa.

En ese instante entró Ryder. "Te dije que no hicieras nada" regaño el chico al cachorro.

Rocky se encogió de hombros, sin dejar de mezclar los ingredientes. "No podía quedarme de brazos cruzados, Ryder. Tengo que hacer algo por Marshall. Él es mi amigo".

Ryder suspiró, sintiendo una punzada de culpa. Sabía que Rocky no había actuado con mala intención, pero también sabía que su imprudencia podía tener consecuencias graves. "Rocky, no sabes lo que estás haciendo. Podrías empeorar las cosas. Déjame a mí, yo soy el experto".

Rocky levantó la vista, con una expresión de desafío. "¿Y tú sí sabes lo que estás haciendo? ¿Sabes qué le pasó a Marshall? ¿Sabes cómo curarlo?"

Ryder se quedó callado, sin saber qué responder. La verdad era que no tenía ni idea de qué sustancia había afectado a Marshall, ni de cómo revertir sus efectos. Solo tenía una vaga hipótesis, basada en los síntomas que había observado.

"Lo que le pasó a Marshall fue un accidente, Ryder. Un accidente que yo provoqué. Y me siento responsable por ello. Así que no me pidas que me quede quieto mientras él sufre". Dijo Rocky, con firmeza.

Ryder sintió un nudo en la garganta. No podía negar que Rocky tenía razón. Él también se sentía responsable por Marshall, y también quería ayudarlo. Pero no podía arriesgarse a que Rocky cometiera otro error.

"Rocky, por favor, confía en mí. Yo sé lo que hago. Tú solo vas a complicar las cosas. Déjame el antídoto que has preparado, y yo lo analizaré. Tal vez tenga algo de utilidad". Propuso Ryder, tratando de calmar la situación.

Rocky dudó, pero finalmente asintió. Le entregó el frasco con el líquido que había creado, y esperó a que Ryder lo examinara.

Rocky se quedo callado unos minutos, lo unico que podia hacer era escuchar borneo de preguntas. Chase, Skye y Zuma aparecieron sin saber que acabo de ocurrir.

"Rocky, ¿que fue lo que paso?" Preguntó Zuma.

"Oye, ¿Qué pasa con Marshall?" Preguntó Chase.

"Rocky, Dinos donde esta Rubble, por favor" Dijo Skye muy preocupada.

Rocky quiso responder, pero los nervios se lo impedian.

"Tranquilo Rocky, respira". Skye intentando tranquilisar al mestizo, lo cual consiguio.

"Bueno... les contare que fue lo que paso". Rocky comenzó a explicar "Por accidente Marshall le calló un químico que puede matarlo en cualquier segundo. Ryder está haciendo el remedio lo más rápido posible. Tenemos que encontrar una cura y detener el virus antes de que sea demasiado tarde.

Chase, Skye y Zuma se miraron entre ellos, sorprendidos y preocupados por la noticia de Rocky. La gravedad de la situación les golpeó de lleno, y la urgencia por encontrar la cura se hizo más evidente en sus rostros.

"¡Tenemos que ayudar a Ryder a encontrar la cura lo más rápido posible!", exclamó Chase, determinado a contribuir en la solución del problema.

Skye asintió con seriedad. "Estoy de acuerdo, no podemos perder tiempo. Cada segundo cuenta."

Zuma se preparó para unirse al esfuerzo colectivo. "Vamos a buscar a Ryder y ofrecerle nuestra ayuda. Juntos podemos hacer frente a esta crisis."

Los tres cachorros se iban a dirigir  al laboratorio, no obstante Rocky lo impidió. "Ryder me pidió que no intervenimos. Lo mejor que pueden hacer es distraer".

Marshall miró a su alrededor, confundido por el cuidado que recibía. Se preguntaba qué químico .abía tocado para que hubiera tanta preocupación. "¿Qué pasó, Ryder? ¿Cómo estoy?" preguntó, preocupado.

Ryder le explicó la situación y la gravedad del accidente. Marshall asimiló la información, sintiendo una mezcla de culpa y gratitud por la atención que estaba recibiendo.

"Estoy aquí para ayudarte, Marshall. Vamos a superar esto juntos", aseguró Ryder, transmitiendo confianza y determinación.

Marshall estaba triste. No era fácil asimilar que podría morir en cualquier segundo, se sentía solo y deprimido. No tenía ganas de jugar, ni de salir de su caseta. Solo quería estar acostado y dormir.

Sus compañeros se dieron cuenta de que algo andaba mal con el cachorro bombero. Lo vieron apagado y silencioso, sin su habitual alegría y entusiasmo. Se preocuparon por él y decidieron hacer algo para animarlo.

En un rincón del barracón, Skye trabajaba diligentemente en el vibrante mural, eligiendo cuidadosamente los colores que alegrarían el espíritu de Marshall. Pintó mensajes edificantes de amor, amistad y aventura, decidida a recordar a su cachorro de fuego que era apreciado y que estaba rodeado de compañeros cariñosos. ( Y de lo que podría se un atractivo crush con cierta husky )

Mientras tanto, Chase, estaba recogiendo los juguetes y golosinas favoritos de Marshall. Con cada hallazgo, no podía evitar sonreír, imaginando la cola de Marshall moviéndose de emoción al verlos.

De vuelta al mirador, Zuma y Rubble unieron fuerzas en la cocina. Prepararon un festín digno de un héroe: montones de comida deliciosa y apetitosa que sabían que abriría el apetito de Marshall. Sus colas se agitaron con anticipación, sabiendo la felicidad que una buena comida podría traer.

Por fin, con todo preparado, el equipo se reunió alrededor de Marshall. Skye dándole su obra maestra, el vibrante mural rebosante de positividad. Chase depositó los juguetes y las golosinas con cuidado, con los ojos brillantes de expectación. Zuma y Rubble colocaron cuencos con sus sabrosas creaciones culinarias, cuyo aroma llenó el aire.

"Hola, Marshall", arrulló Skye, su voz llena de dulzura mientras se acercaba al solemne cachorro. "Nos hemos dado cuenta de que has estado deprimido. Así que pensamos en recordarte lo mucho que significas para nosotros".

Marshall levantó la vista y sus ojos reflejaron un destello de reconocimiento y agradecimiento. Vio cómo sus amigos lo rodeaban, sus rostros irradiaban amor y preocupación.

"No estás solo, amigo", dijo Chase, con una voz teñida de lealtad inquebrantable. "Estamos aquí para ti, en las buenas y en las malas".

Zuma y Rubble asintieron con la cabeza, y sus cálidas sonrisas mostraron su solidaridad. "Somos una familia, Marshall. Nos mantenemos unidos, pase lo que pase", añadió Rubble, con palabras llenas de amistad y comprensión.

Marshall agitó un poco la cola y un destello de esperanza volvió a encenderse en su alma. Dio un paso fuera de su casita, rodeado de colores vibrantes, juguetes familiares y el tentador aroma de sus golosinas favoritas.

Cuando Skye, Chase, Zuma y Rubble se reunieron a su alrededor, Marshall no pudo evitar sentir una calidez que se extendía por su corazón. "Chicos... gracias", murmuró, con la voz llena de gratitud y emoción. "No sé qué he hecho para merecer unos amigos tan increíbles. Los amo tanto".

Skye le dio un suave codazo con la pata, y una sonrisa iluminó su rostro. "No tienes que hacer nada, Marshall. Eres parte de nosotros, y siempre nos apoyaremos y cuidaremos los unos de los otros".

Chase, con una expresión reflexiva, añadió: "Sin duda, Marshall. Son momentos como estos los que me hacen reflexionar sobre la suerte que tenemos al contar con amigos tan extraordinarios".

Skye, con su tono suave y reflexivo, comentó. "Mis pensamientos coinciden plenamente contigo, Chase. Se acercó lentamente a el".

Rubble, recordando con asombro el festín compartido, exclamó: "Y no podemos olvidar el delicioso banquete que comeremos juntos. Aún me sorprende la cantidad de comida que logramos acomodar en esa mesa".

Zuma, con su peculiar humor, agregó. "Sí, eso fue bastante impresionante, Rubble. Menos mal que todos tenemos buen apetito".

Marshall, sumergido en la reflexión, respondió: "Verdaderamente, Rubble. Este no es solo un momento para apreciar la comida, sino de convivir".

Chase, adoptando una perspectiva más profunda, continuó: "Y estar al lado de nuestro querido Marshall.

Zuma, evocando la imagen de una manada unida, expresó. "Somos como una manada".

Marshall, con una sonrisa, instó: "Así que celebremos estos momentos y sigamos estando ahí el uno para el otro. Porque con nuestra increíble amistad, no hay límite para la felicidad y la curación que podemos brindarnos mutuamente".

Chase, exclamó: "¡Por la amistad y todas las maravillosas memorias que creamos juntos!" Cada quien agarró una taza y pusieron leche en ella para que pudieran beber de forma de Brindis.

Skye, Zuma y Rubble, uniéndose al pastor alemán: "¡Por la amistad!"

Ryder se había embarcado en la misión de encontrar el antídoto, buscando por todas partes una forma de salvar a Marshall. Cada hora, se sentía impulsado por la determinación, alimentado por la esperanza de poder crear la cura.

Mientras recorría incansablemente cada rincón del cuarto, se topó con Rocky. "¡Hola Ryder! No he podido evitar fijarme en lo entregado que estás en la búsqueda de ese antídoto". La voz de Rocky estaba llena de preocupación.

Ryder lo miró, con el sudor goteándole de la frente, y asintió. "Y ahora que quieres Rocky".

Los ojos de Rocky centellearon con una idea. "Bueno, ya sabes, Marshall también ha estado triste, Y pensé que al menos convivir una hora con él no te costará nada".

"Voy a convivir todo mi tiempo con el cuando ya esté a salvo". Respondió Ryder sin prestarle atención al cachorro.

Ryder hizo una pausa, contemplando la sugerencia. Marshall, todavía no había tenido un momento para hablar con Ryder todo ese día.

"Puede que tengas razón, Rocky", respondió finalmente Ryder, con un rayo de esperanza en los ojos. "En el momento donde tengas un resultado positivo te vas corriendo hacia donde está Marshall para que tome el antídoto". Rocky asintió con la cabeza.

Ryder se dirigió al elevador y presionó el botón para subir, dispuesto a proponerle la idea a su peludo amigo. Encontró a Marshall en medio de un juego con los demás cachorros.

Los demás cachorros sabían que era momento que el perro y el chico conviviera un tiempo a solas. Así que lentamente comenzaron a retirarse. Chase fue el quien confirmó esto cuando dijo. "Los vamos a dejar para que puedan hablar".

"Hola, Marshall", le saludó Ryder, con una sonrisa en la cara. "Rocky sugirió que jugará con tigo. ¿Qué te parece?"

Marshall se dio la vuelta, sorprendido pero también emocionado por la propuesta. "¿En serio, Ryder? Esto significa mucho para mí. Quiero estar con las personas que más amo".

Ryder se acercó y puso una mano en el hombro de Marshall. "Por supuesto, Marshall. Eres un miembro crucial de nuestro equipo. Recuerdo el día que te adopté, no fue por lástima. Fue porque vi tu valía, tu potencial. Eres valiente e inteligente a tu manera".

Los ojos de Marshall brillaron de gratitud. "Gracias, Ryder. Eso significa mucho para mí".

El sol empezaba a ponerse, proyectando un cálido resplandor sobre Bahía Aventura. Las hojas del árbol estaban cayendo, dejando el árbol casi pelón en un día. Los Paw Patrol y Marshall estaban sentados en la hierba, rodeados de un mar de juguetes que los juguetones cachorros habían esparcido mientras disfrutaban de su tiempo juntos. Las risas llenaban el aire mientras compartían historias, sus voces llenas de calidez y amistad genuina.

Marshall no pudo evitar reírse al recordar un percance especialmente gracioso durante una de sus aventuras. "¿Recuerdas aquella vez que me enredé con mi propia manguera durante un rescate? Tropecé con mis propias patas y acabé en un montón de hojas".

Ryder estalló en carcajadas, apoyándose en los codos. "¡Sí, me acuerdo! Ese día eras un escondite literal para las ardillas, Marshall. Y la cara que pusiste, ¡vaya!". Su risa era contagiosa, del tipo que hace que su vínculo sea aún más fuerte.

Cuando las risas se calmaron, se encontraron en un cómodo silencio, un momento de conexión que iba más allá de las palabras. Ryder sintió que su corazón se hinchaba de gratitud por esta amistad, por esta conexión que parecía fluir sin esfuerzo entre ellos.

"Sabes, Marshall". Comenzó Ryder, con voz suave y llena de sinceridad-, nunca esperé que nos hiciéramos tan unidos, que compartiéramos este vínculo tan profundo. Es como si estuviéramos destinados a estar juntos, no sólo como compañeros de rescates, sino como amigos."

Marshall le miró con auténtico afecto, moviendo la cola alegremente. "Yo siento lo mismo, Ryder. Hemos pasado por muchas cosas juntos, y en estos momentos de pura alegría y risas, creo que hemos descubierto algo importante.

Ryder asintió, un destello de esperanza reflejándose en sus ojos. "Tienes razón, Marshall. Encontraremos esa cura, lo sé".

El otoño era una estación maravillosa del año. Todos los cachorros quedaron yendo al árbol que estaba enfrente de su casa el cual estaba perdiendo las hojas muy rápidamente. "Está a punto de perder la última hoja" Mención Rubble mientras que los demás miraba a Ryder y su comportamiento cariñoso con Marshall. "Extraño eso momentos". Pensó Chase al ver el abrazo de sus mejores amigos.

Rocky, desesperado por encontrar una sol que pudiera a su amigo Marshall delvenenamiento químico, no se detuvo en su búsqueda. Recorrió incansablemente todos los rincones hasta que finalmente encontró la cura que tanto anhelaba.

Con las manos temblorosas pero lleno de determinación, Rocky reunió los ingredientes necesarios y se dispuso a preparar el antídoto. Cada movimiento era preciso, consciente de que el tiempo jugaba en su contra. La esperanza de salvar a su amigo era su única motivación en ese momento.

Mientras mezclaba los componentes, Rocky no podía evitar sentir una profunda culpa y remordimiento por no haber encontrado la solución antes. Se acercó a una foto de Marshall, cuyos ojos reflejaban tristeza pero también una determinación inquebrantable. Ambos sabían que cada segundo era valioso y no podían permitirse perder ni un instante más.

Con el antídoto en sus manos, Rocky salió corriendo hacia el elevador, dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. La vida de su amigo estaba en juego y no descansaría hasta haber hecho todo lo posible por salvarlo.

Mientras tanto, Chase se manten cerca de Ryder y Marshall, siendo más cercano a. En un instante de desesperación, se abalanzó hacia ellos, abrazándolos con fuerza. "Vamos a estar juntos hasta que muramos de viejos". Sin embargo, pronto se soltaron, conscientes de que debían enfrentar la situación que tenían por delante. Marshall levantó la pata. "Juntos hasta el final".

Marshall, sintiéndose un poco mejor, decidió dar una pequeña caminata para despejar su mente. Con cada paso que daba, contemplaba la vida que pasaba ante sus ojos, consciente de lo frágil y efímera que podía ser.

En ese momento, la última hoja del árbol cercano se desprendió, cayendo suavemente al suelo. Era como si el pronóstico se hubiera cumplido, como si ese pequeño detalle natural fuera un presagio de lo que estaba por venir.

El mundo se detuvo mientras el cuerpo sin vida de Marshall estaba  en el suelo, su espíritu extinguido en un instante. El grito de angustia de Chase resonó en el aire, un grito desgarrador que parecía reverberar con el peso de sus esperanzas y sueños destrozados. Corrió hacia Marshall con frenética desesperación, como si por pura fuerza de voluntad pudiera traerlo de vuelta de las garras de la muerte.

Ryder, con el corazón apesadumbrado por el dolor, le seguía de cerca, con pasos vacilantes a cada instante. Ansiaba ver un destello de vida en los ojos de su amigo, creer que todo aquello era una cruel pesadilla de la que despertarían. "Quédate con nosotros, Marshall", suplicó Chase entre sollozos ahogados, con las lágrimas cayendo por su cara como un torrente de desesperación. Pero sus súplicas cayeron en oídos sordos.

La angustia aumentó en la voz de Chase, sus palabras eran una súplica desesperada a un universo que había hecho oídos sordos a su dolor. "Abre los ojos, Marshall. Abre los malditos ojos". Su voz se quebró bajo el peso de su pena, la esperanza se le escapaba entre los dedos temblorosos.

Pero la realidad no ofrecía ningún consuelo, ningún respiro ante la cruel verdad. Marshall se había ido, perdido para siempre para ellos.

Rocky, con la cura en sus pinzas, se congeló al ver a Marshall caer. El dolor se reflejaba en los ojos de los cachorros mientras corrían hacia la escena.

Chase abrazó el cuerpo inmóvil de Marshall, soltando un grito ahogado y lágrimas que fluían sin control. Ryder se unió al abrazo, compartiendo el pesar de la pérdida. Los demás cachorros, al darse cuenta de lo sucedido, se agruparon en silencio, formando un círculo de apoyo en torno a sus amigos afectados.

Un año después

Un año después, el vacío dejado por Marshall seguía presente, pero el equipo de cachorros había aprendido a vivir con esa ausencia.

Lo único que no se lamentaban era correr del equipo aquel bastardo que mató al Dálmata. Todos querían que hubiera sido Rocky y no Marshall.

Ryder y Chase dejaron algunas rosas en la tumba del dálmata.

Mientras la brisa marina acariciaba su rostro, el chico recordaba el fatídico día en el que Marshall había caído. La imagen de su cuerpo inerte en el suelo seguía atormentándolo, como un recordatorio constante de su incapacidad para salvarlo.

Mientras el sol se ocultaba en el horizonte, el chico se sentó en la arena, abrazando a su fiel compañero. Ambos se perdieron en sus pensamientos, recordando los momentos felices que habían compartido con Marshall y lamentando la pérdida de su muerte.

Y así, mientras el viento susurraba su triste melodía, el chico y su pastor alemán continuaron su camino.

Sin el inigualable Marshall.


Fin

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