A veces vivir en una ilusión
        es mejor que la realidad.

     Aún recuerdo el olor de pintura fresca y los cuadros junto al ventanal de  aquella casa de campo .Todos mis recuerdos siguen presentes como si fuera ayer y no hace diez largos años .
Memorizo esa pequeña niña ,frágil y vulnerable llena de vida con ojos curiosos que jugaba en los jardines repletos de flores a la sombra del viejo roble ,ese gigantesco árbol que plantó el abuelo para colgar un sencillo columpio de dos palos .Imaginaba un lugar encantado como los cuentos que hacía papá de corsarios y princesas donde el malo siempre pierde , incontables  páginas en las cuales podía existir un final feliz .En mi intacta inocencia creía que el mundo real era así ,hasta que una noche de abril ,todo cambió . Esa madrugada parecía ser exactamente igual a las demás pero dio la  peor de las sorpresas  porque al entrar al taller no encontré una nueva pintura sino el cadáver de papá  .Las sirenas cantaron ,y los oficiales no entendieron la razón escondida de este terrible acto , jamás olvidaré ese día y los ojos conmovidos del detective  intentando explicarme que desde ahora estaba sola .