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Epílogo.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

El embarazo de Hinata fue algo que estuvo esperando por varios meses. Era maravilloso ver cómo su vientre crecía con el pasar de los días. Nunca pensó que podría verse más hermosa, sin lugar a dudas se equivocó. Ella insistía en que no quería saber el sexo de su bebé, le gustaría que fuera una sorpresa. En ese momento su esposa se había quedado en casa, en los últimos meses de su embarazo el doctor le recomendó que guardara reposo. Él estaba almorzando junto con otros de sus compañeros de trabajo, uno de ellos apenas llegaba corriendo al comedor, se había retrasado.

—Shisui-san— él era un chico de cabello oscuro, tenía poco de haberse graduado de la universidad y de entrar a trabajar. Tomó aire antes de volver a hablar, Shisui notó entonces lo agitado que se encontraba —El jefe me pidió que te hablara con urgencia.

—¿Qué sucede?, Es mi tiempo libre— Shisui suspiró, resignado a que lo llamarían de nuevo a realizar cualquier pendiente.

—Tu primo llamó por teléfono— él volvió a tomar aire —Dice que tu esposa está en el hospital.

El Uchiha se levantó de su silla al escucharlo —¿Qué más dijo?

—Tu esposa está en labor de parto.

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Se maldijo varias veces por haber dejado su celular en la oficina. Tenía varias llamadas perdidas de Hinata, dejó sus cosas en la parte trasera del auto y salió lo más rápido que le fue posible. Itachi le avisó que estaban en el hospital de la avenida principal. Aceleró cuando el semáforo cambió de color.

Su primo estaba en la sala de espera, Itachi lo saludó y lo invitó a sentarse a su lado.

—Su padre ya está en camino, Sakura y yo le avisamos— Shisui se sintió culpable, con la noticia no se acordó de avisarle a Hiashi.

—Gracias, Itachi. ¿Por qué no me dejan entrar a ver a Hinata?

—No puedes, Shisui. Sólo ten paciencia.

El asintió a regañadientes —¿Y Sakura?

—Ella si logró entrar con Hinata-san, el doctor necesitaba que alguien estuviera con ella y como no llegabas...

—Comprendo— murmuró el Uchiha.

—Hinata-san nos llamó, dijo que no contestabas.

Shisui cerró los ojos, intentando controlar todos los malos pensamientos de él mismo que llegaban a su mente —Tuve la gran idea de dejar mi celular en la oficina.

Itachi sonrió —Tranquilo, ella estará bien.

—Estoy nervioso— confesó —Hinata no quiso saber el sexo del bebé.

—¿Eso te preocupa?, ¿No sabes que será?

—No, yo si sé que es— Itachi arqueó las cejas, incitando a que continuara —Es un niño.

—Felicidades.

—Y una niña— completó.

Itachi dejó de sonreír, sus ojos se abrieron un poco más —¿Son dos?, ¿Acaso Hinata-san no sé dió cuenta?

—No, es su primer embarazo y pensó que era normal que su vientre creciera de esa manera.

—¿Qué te preocupa?

—Que se asuste cuando se lo digan.

—No creo que le asuste, se alegrará. Ser madre es una gran ilusión para ella— le animó Itachi sonriendo.

Shisui se tranquilizó un poco, Itachi frotó su espalda en señal de apoyo —Gracias, Itachi.

—Deberías decirle a mi padre.

Él giró su cabeza hacia otra parte para no tener que ver a su primo —No creo que al tío Fugaku le importe lo que sucede con mi esposa y mis hijos— respondió tratando de sonar divertido.

—A él le interesa lo que sucede con sus hijos— Shisui lo volteó a ver sorprendido —Y tus hijos también le importan, son sus nietos después de todo.

—Itachi— murmuró —¿Desde cuándo...?

—¿Desde cuándo lo sé?— su hermano mayor asintió —Cuando te fuiste de nuestra casa enfrenté a mi padre, le pregunté las razones de tu repentina huida. Él me contó toda la verdad, yo tenía diecisiete años.

El Uchiha se pasó las manos por el rostro —¿Quién más lo sabe?

—Sólo Sasuke, él también es muy inteligente, fue casi imposible ocultarlo. Los dos estábamos de acuerdo en no decirle a Okasan, le podría afectar demasiado— contó Itachi recordando un poco de aquellos eventos.

—Perdóname, Itachi.

—No debes disculparte por lo errores de tus padres.

—Pero sabía la verdad y no se los dije— Shisui frotó sus manos entre sí, por su miedo a ser rechazado, nunca había tenido con Itachi y Sasuke una relación como lo que realmente eran, sus hermanos menores.

—Entiendo tus motivos.

—Sabes, se siente bien quitarse ese peso de encima.

Itachi sonrió, una sonrisa casi imperceptible —Seguro que lo es.

Pasaron la tarde en la sala de espera, ambos compraron café para aguantar la noche. Shisui en ocasiones se recargaba sobre el hombro de Itachi y dormía un momento. Para el Uchiha menor era agradable por fin ser sincero y confesar que sabía que era su hermano. Nada podría cambiar la buena relación que tenían, la sangre los unía y eso jamás cambiaría.

Itachi lo despertó cuando el doctor llegó a la sala de espera, dió oportunidad a algunos familiares de ver a los pacientes y luego se acercó a ellos.

—Son dos bebés muy sanos, puede pasar a verlos, están en el área de las incubadoras. Sólo estamos esperando a que llegue el pediatra para que los revise.

Shisui suspiró aliviado, sus hijos estaban bien. Hinata le había dado el regalo más hermoso, la paternidad. En el fondo de su corazón estaba atemorizado por no poder ser padre.

—Su esposa está dormida por la anestesia, sería ideal que la dejemos descansar— continuó el doctor —La señorita que entró con ella dijo que se quedará a cuidar a la paciente.

—¿Cuándo entraré a verla?— preguntó Shisui.

—Cuando su esposa despierte vendré a avisarle, entonces podrá verla.

—Gracias, doctor— el hombre asintió y se retiró.

Itachi le pidió a una enfermera que los llevará al lugar donde tenían a los recién nacidos. Shisui sentía que su corazón se aceleraba con cada paso. Al verlos en las incubadoras la emoción lo invadió, eran preciosos,con poco cabello oscuro y con pequeños rizos, su piel era como la porcelana, igual que Hinata.

—Felicidades Shisui, tus hijos son muy lindos.

Él sonrió por las palabras de su mejor amigo —Gracias, Itachi.

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Por la mañana por fin pudo visitar a Hinata en su habitación. El doctor le permitió llevar a sus hijos para que Hinata los vea y pueda alimentarlos. Sakura se lo encontró en la puerta, aprovechó para ver de nuevo a los niños y luego se retiró. La ojijade le había abierto la puerta antes de irse, Shisui entró con sus dos hijos. Hinata comenzaba a despertar.

—Buenos días, pequeña.

—Shisui, el doctor dijo que...

—¿Qué eran dos?— la interrumpió, su tierna esposa asintió, ella no despegaba su vista de los dos niños que llevaba —Sí, son dos, Hinata. Dos niños muy tiernos, iguales a su madre.

Hinata tomó con cuidado a uno de los niños, tenían el cabello de Shisui y unas pestañas largas y rizadas —Shisui, estoy muy feliz.

—Yo también, Hinata.

—Los amo, ustedes lo son todo para mi— habló Hinata mientras acariciaba las mejillas de sus hijos, era toda una sorpresa saber que era madre de dos pequeños.

—Me has convertido en padre, Hinata. Creeme que no puedo ser más feliz.

—¿Qué nombre quieres darles?, ¿Has pensado en alguno?— quiso saber ella, sus hijos dormían tranquilamente entre sus brazos, lo que le agradaba, por ahora no lloraban.

—¿Te parece si tú escoges uno y yo otro?— su esposa asintió —Entonces está linda niña se llamara Hanabi— decidió Shisui sonriendo, Hiashi había propuesto ese nombre cuando ambos se enteraron de que había una niña en camino.

La ojiperla sonrió —Y tú serás Minhyuk— el niño bostezó un poco al sentir los dedos de su madre recorriendo su mejilla —¿Te gusta, pequeño Min?

—Hinata— ella levantó ligeramente la cabeza, encontrándose con los ojos oscuros de su esposo —Estoy enamorado de ti, hoy más que cualquier otro día.

Hinata se sonrojó, Shisui se acercó y le dió un delicado beso. Cuidando en todo momento sostener bien a su hija.

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Cinco años habían pasado, Hinata ese día alistaba a sus niños para salir al parque, aprovechando que era su día libre. Shisui prometió alcanzarlos cuando terminara sus pendientes del trabajo.

Ese día decidió usar un vestido de color amarillo, tan sólo tres dedos arriba de la rodilla. A su hijo lo vistió con el traje tipo marinero que su padre le regaló en su cumpleaños y a su hija con su lindo conjunto de abejita, también un regalo de su padre. Hinata imaginaba que así a ambos les sería más cómodo jugar en el parque.

Tomó a cada uno con una de sus manos, los tres caminaron al parque que quedaba a dos cuadras. Sus hijos se soltaron de su mano para correr con otros niños.

—Tengan mucho cuidado— pidió Hinata sin perderlos de vista.

Su hijo mayor se detuvo a despedirse con su mano —Te prometo que voy a cuidar a Hanabi-chan.

La niña de cabello oscuro y rizado y ojos iguales a su madre no pareció estar feliz con la declaración de su hermano mayor —Soy yo quien siempre te cuida Minhyuk-niisan.

Minhyuk la ignoró y tomó su mano para volver a correr junto a su hermana —Ahora regresamos, Okasan.

Hinata los miró partir con una sonrisa, sus hijos eran maravillosos, muy parecidos a Shisui. Él era el amor de su vida y verlo reflejado en sus hijos era muy lindo. El cansancio la invadió después de estar varios minutos de pie, sin pensarlo demasiado fue a sentarse en una de las bancas del parque, debajo de un árbol y en el lugar ideal para seguir viendo a sus hijos.

Una señora muy hermosa, se sentó a su lado sin decir una palabra. Una señora alta, de cabello negro y largo, complexión delgada, vestida con un pantalón de mezclilla y una blusa de botones, sus gafas de sol le impedían ver sus ojos, sus labios estaban pintados de color rojo.

La ojiperla se aclaró la garganta, sonrió nerviosa —Buenos días.

La señora de increíble belleza alzó su lentes y le dirigió una mirada, sus ojos eran profundos y totalmente oscuros —Buenos días, ¿Disfrutando de una mañana en el parque?

—Sí, mis hijos quisieron venir a jugar este fin de semana. En ocasiones son muy inquietos— explicó con una pequeña risa.

—Tus hijos son muy lindos.

La sonrisa de Hinata se borró, no entendía porque esa desconocida sabía quienes eran sus hijos —¿Cómo sabe cuáles son mis hijos?

—Tus ojos son idénticos a los de sólo dos niños entre los que están jugando— la mujer de mayor edad se dió cuenta de la desconfianza con la que aún la miraba —Mi nombre es Jin Nakamura, un placer conocerte.

Hinata dejó de lado el susto que le dió la señora Nakamura, sonrió más calmada —Hinata Uchiha, el placer es mío.

Jin sacó una cajetilla de cigarros y un encendedor, volteó a verla un momento —¿No te molesta?

Ella la miró apenada, no le gustaba para nada el humo del cigarro, pero tampoco era quien para decirle lo que tenía que hacer, por lo menos la señora Nakamura había tenido la atención de preguntar —No hay problema.

—Bien— Jin encendió su cigarrillo y lo llevo a sus labios, guardó de nuevo el encendedor en su bolsillo. Se quitó el cigarro sólo para hablar una vez más —¿Y el padre de tus hijos?

—Él llegará más tarde.

La mujer de cabello negro asintió —Debe ser muy lindo ser madre.

—¿Usted no lo es?— Hinata guardó silencio de inmediato, se sintió culpable de hacer una pregunta tan personal.

—Lo soy, pero no he vuelto a ver a mi hijo desde que él era un bebé.

Su culpabilidad aumento —L-lo lamento, no quise...— Jin parecía afectada por su confesión, Hinata dedujo que había perdido a su bebé, no podía imaginar por el sufrimiento que ella pasaba —Debe ser muy difícil perder a un hijo.

Jin apagó su cigarrillo —No te equivoques, cariño. Si lo perdí fue por mi propia culpa. Lo abandone cuando era tan solo un bebé.

—¿Por qué haría algo así?— preguntó Hinata aterrada.

—Engañé al amor de mi vida, era joven e ingenua, tan sólo tenía veinte años... Aunque no me justifico...— la mujer volvió a expulsar el aire del cigarrillo, su expresión se volvía cada vez más triste.

—Pero, no debió dejarlo, era su hijo— argumentó Hinata, sabía muy lo que dolía no tener a una madre, ella la perdió a los cinco años y su esposo ni siquiera podía recordar a su madre.

—Jamás lo entenderías— ella sacó otro cigarrillo —Les fallé a ambos, para mí fue más fácil castigarme por mis malas decisiones. Cada día sufro no poder estar a lado de mi hijo y ser la responsable de terminar con el amor que me tenía el mejor hombre que conocí.

—¿Cuántos años tiene su hijo?, Si puedo saberlo— Hinata le seguía viendo, tratando de entenderla.

—El tiene treinta y cuatro años. Nunca he dejado de observarlo. Estoy muy feliz por él, actualmente tiene una linda familia.

—Pienso que debería acercarse a él— insistió Hinata, a pesar de saber que no debería meterse en los asuntos de Jin.

—También lo he pensado, pero mi hijo debe odiarme. No creo que le agrade mucho ver a la persona que lo abandonó por tantos años.

Hinata se quedó callada, entendía sus motivos pero no creía que una madre pudiera pasar años separada de un hijo. Se preguntó porque Jin le contaba todo eso. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el fuerte mareo que la invadió, seguido de una extraña sensación que casi le hacían vomitar. Rápidamente cubrió su boca con sus manos.

—¿Estas bien, cariño?

La azabache asintió —Son sólo los síntomas del embarazo— le dijo Hinata mientras bebía un poco de la botella de agua que llevaba en su bolsa.

Jin la miró sorprendida —¿Estas embarazada?

—Sí— confesó sonrojada —Mi esposo aún no lo sabe, sigue siendo un secreto.

—Muchas felicidades, ¿Puedo tocar tu vientre?, Es una rara creencia de mi familia, para que nada le pase a tu hijo— Hinata accedió, Jin acarició su vientre, las lágrimas se acumularon en sus ojos y no hizo nada por detenerlas.

—¿Se encuentra bien?

—Sí, es sólo que...- ella limpió sus ojos con su otra mano, negándose a dejar de acariciar el vientre donde crecía una nueva vida —La esposa de mi hijo también está embarazada, siento que es su vientre el que toco.

Hinata sintió pena por ella, era una mujer de poco más de cincuenta, todavía tenía tiempo para buscar a su hijo. Jin se apartó para limpiar su cara con un pañuelo que sacó de su bolso. En ese momento, cuando Hinata la miró por completo sin sus lentes de sol, se dió cuenta de algo, esa mujer era muy parecida a...

—¿Cómo se llama su hijo?— preguntó repentinamente.

Jin apagó su cigarrillo, era peligroso que siguiera fumando cerca de ella —No debiste dejar que fumara cerca de ti, es peligroso para tu embarazo.

La ojiperla se sonrojó, era algo que no recordaba, se sintió tan avergonzada por haber sido descuidada. Pero no dejaría que ella cambiara el tema de conversación —Jin, ¿Cómo se llama tu hijo?

Ella revisó su celular y suspiró —Tengo que irme, han venido por mi.

—¿Cómo se llama tu hijo?— volvió a insistir, segura de saber cuál era la respuesta.

Jin comenzó a caminar, Hinata la siguió muy de cerca —No necesitas saber eso, linda.

—¿Es Shisui Uchiha?— Jin se detuvo un momento, no contestó. Aceleró el paso y se metió dentro de un auto blanco, Hinata estuvo a punto de tocar la puerta pero el auto arrancó de inmediato.

Sintió unas manos rodear sus hombros, se dió la vuelta asustada para encontrar la vista preocupada de su esposo —¿Qué haces persiguiendo a esa señora?, Los niños siguen jugando, no puedes dejarlos solos.

Shisui le ayudó a seguir caminando, Hinata se detuvo y señaló el lugar por donde el auto había desaparecido —Shisui, es tu madre, estoy segura de que es ella.

—¿Qué?— murmuró desconcertado.

—Tienes que buscarla, debes escuchar lo que ha pasado. Ella está sufriendo, por favor, Shisui.

La mirada de su esposo se endureció —No me interesa lo que ella esté pasando. Mi madre me abandonó.

—Pero Shisui, ella no...

Él tomó su mano y siguió caminando —Hinata, no dejes a los niños solos de nuevo, por favor- su interrupción la dejó callada.

Le sorprendió que no le hiciera caso. Shisui fue por sus hijos y se los llevó de regreso a la casa sin importar que ellos no tenían mucho tiempo de haber llegado al parque. Hinata intentó hablar con él, pero su esposo no quiso escuchar nada más sobre el tema.

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Hinata terminó su llamada con Sakura, su mejor amiga le hablaba para contarle sobre el cumpleaños que le harían Itachi y ella a su primer hijo. Obviamente su familia estaba invitada.

Shisui entró a la habitación y se recostó a su lado en la cama —¿Cómo estás?

—Mucho mejor desde que llegaste— le dijo Hinata sonriendo.

El sonrió también y besó su vientre, Hinata ya tenía ocho meses de embarazo. Y para él seguía siendo tan hermosa como la primera vez —¿Ya pensaste en un nombre?

—Estoy segura de que será una niña- Hinata acarició su vientre, Shisui cubrió su mano y le depósito un suave beso —Quiero que se llame Jin.

—Es un lindo nombre, aunque pensé que quizás querías ponerle el nombre de tu madre.

—Lo pensé, pero tal vez Otôsan se pondría sentimental— comentó Hinata con cierta melancolía, su padre aún ponía una sonrisa triste cuando veía a su hija Hanabi.

—Lo entiendo— Shisui rió un poco y escondió su cara en su cuello, lo mordió ligeramente provocándole un suave gemido.

—Shisui...


—Te amo, tú y los niños son lo más importante que tengo— ignorando la mirada de reproche de su esposa, Shisui continuó viéndola con una sonrisa dibujada en sus labios.

—¿Me amas demasiado?— quiso saber ella mientras acariciaba su cabello.

—Nunca lo dudes— Shisui besó su frente.

—Entonces, quiero que busquemos a tu madre.

—Hinata...

—Los niños tienen el derecho de conocer a su abuela, no se lo puedes negar— Hinata acarició sus mejillas, haciendo esa cara a la que su esposo no podía resistirse. Ella sabía como dejarlo vulnerable.

—Está bien— accedió.

Hinata lo abrazó, unieron sus labios en un dulce beso, tan único y especial como el primero. Shisui metió su mano por debajo de su blusa y acarició su pecho por arriba del sujetador.

—Shisui...

—Vas a tener que hacer algo más que esa inocente carita para convencerme— su sonrisa se hizo más grande.

—Pero Shisui, estoy...— él la silenció con sus labios, introdujo despacio su lengua en su boca para convertirlo en un beso húmedo.

—Tranquila, seré cuidadoso.

—Lo sé.

—Nunca será suficiente todo el tiempo de mi vida para demostrarte lo mucho que te amo.

Hinata sostuvo su mano —Te amo Shisui, siempre eres tan lindo conmigo.

Shisui unió su frente a la suya, sonrió sin decir una palabra. Sólo un momento para perderse en los ojos del otro antes de volver a hablar —Eres perfecta para mí.

—Te amo, Shisui. Nunca me cansaré de decirlo.

—Te reto— él la miró divertido —Veremos quien puede gritar más alto, el que haga que el señor de a lado venga a quejarse gana.

—¿Y qué es lo que gana?— indagó con curiosidad.

—Si gano harás todo lo que te pida, aprovechemos que los niños no están— susurró como si estuvieran compartiendo un secreto, para gran alegría de Shisui, Hiashi estaba en la ciudad, y había pedido tener a sus nietos por algunos días.

—¿Y qué debemos gritar?

—¡Estoy enamorado de Hinata Uchiha!— gritó lo más fuerte que su cuerpo le permitió.

Hinata se sonrojó, no le gustaba llamar la atención, pero no le daba pena confesarle al mundo que amaba a su esposo —¡Estoy enamorada de Shisui Uchiha!— su intento de grito hizo reír a Shisui.

—Con eso no me ganarás— ella infló sus mejillas —¡Estoy enamorado de Hinata Uchiha!

—¡Estoy enamorada de Shisui Uchiha!

—¡Estoy enamorado de Hinata Uchiha!

—¡Estoy enamorada de Shisui Uchiha!

—¡Estoy enamorado de Hinata Uchiha!— el timbre de la puerta impidió que Hinata gritara, Shisui sonrió victorioso —Gané, ahora ponte cómoda, pequeña. No te permitiré descansar el resto del día.

Hinata asintió sonrojada —Te amo, Shisui.

—Yo también te amo, Hinata.

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Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.


• Y con eso queda terminada esta historia, gracias a los que la siguen ❤️ muchas gracias por sus votos y sus comentarios. Son l@s mejores 💖

Espero les haya gustado, dejen sus votos y comentarios para este último capítulo 💕


En fin, muchas gracias por todo su apoyo ❣️

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