Ranmy se veía al espejo, su cabello había sido trenzado por sus hermanas, Fiora le había ayudado con el maquillaje, el vestido que le habían comprado era verde oscuro, con adornos blancos en forma de flores, en teoría era un vestido corto, pero gracias a su baja estatura, le llegaba hasta debajo de las rodillas, pero aun así su figura se veía bonita, parecía "una muñeca de parcela" en palabras de su mamá. Sus zapatos tenían un tacón leve, eran de charol negro, sus pies se veían estilizados a pesar de estar gorditos. La rubia extendió su mano, la pasó por su reflejo, se sentía desconcertada, su imagen se veía tan diferente a la que normalmente era

-¿a Mocte le gustara como me veo?-se preguntó así misma en un susurro, y de repente le vino el recuerdo de la sonrisa del mexicano, cuando su padre había corroborado la afirmativa de su hermana, esa sonrisa que parecía de un...un enamorado, no, de alguien que estaba en el altar a punto de casarse con su "alma gemela", el color se le subió a la cara, no podía ser eso posible, ¿verdad? Estaba empezando a sobre pensar las cosas, hasta que sintió molestia, entre sus pompas, se acomodó la ropa interior, y con eso recordó que fue su hermano Mariano, quien llego a donde ellas y le mostro a Fiora un conjunto de lencería de encaje negro con margaritas, y se lo entrego guiñándole un ojo le dijo "Uno nunca sabe"...lo peor es que Fiora y otras de sus hermanas asintieron de acuerdo con Mariano...

La cara de Ranmy exploto de la vergüenza era bastante obvio a lo que se refería su hermano.

Mientras tanto, Mocte se encontraba amarrando sus rastas en una coleta baja, en su computadora se podía ver que estaba en una video llamada con Mixtle, Itzmitzin, también con su jefe, de fondo se podía escuchar las voces de las parejas de los amigos de la infancia de Mocte, así como la de la hija de su jefe.

El de rastas solo sonreía con diversión, estaba seguro que si estuviera en su casa, ellos estarían ahí ayudándolo a arreglarse para el evento, pero más que nada le estarían haciendo bromas sobre su cita.

-+te vez bien Mocte+-le había dicho la prometida de Itzmitzin que estaba detrás de ella, él asintió en respuesta al alago que le dio. El curador de arte estaba usando un traje de color gris oscuro, una camisa negra, una corbata verde, y unos zapatos que parecían de piel de cocodrilo de color verde oscuro.

-+pásatelo bien Mocte+-le apoyo su jefe, un hombre de ojos negros, y facciones rectas, que casi siempre mantenía una cara seria. Aunque el hombre de hecho no lo estaba viendo, ya que estaba trabajando en unas cuentas y demás papeles de sus otros negocios. Mocte asintió y les sonrió, en señal de despedida, se deconecto, antes de que el novio de Mixtle se acercara para "darle un consejo", que seguramente sería algo vulgar, aunque él sentía que "era sabiduría de cortejo", pese a que Mixtle era un idiota impulsivo, era bastante reservado cuando hablaban de relaciones personales o sexuales, a menos que le pidieran su punto de vista y aun así hablaba de manera respetuosa, mientras que su novio era resumidamente un pervertido, aunque tenía sus virtudes.

El de ojos rosas reviso su celular para ver la hora, estaba a tiempo. Le mando un mensaje a la italiana para informarle que ya estaba en camino.

Los nervios se estaban apoderando de ambos, unos eran más positivos que los otros. La italiana estaba tratando de saber si esto era lo correcto, por su parte el mexicano estaba curioso de que les esperaba a ellos dos.

-tranquila hija-las palabras de su madre eran suaves, mientras la volvía a peinar, ya que con su ataque de nervios se había despeinado. Su hermana Nina solo negaba desde la cocina, ella había peinado a Ranmy y sentía que su esfuerzo se había desperdiciado.

-pero y si... ¿y si esto no es lo que creo que es?-dijo la de ojos morados, la duda y el miedo estaban presentes en su voz.

-¿y qué crees que es?-pregunto la mujer de manera tranquila, mientras le levantaba la cara a su hija para verla a los ojos.

-que seamos destinados-dijo la menor de sus hijos, con unos ojos que amenazaban con soltar lágrimas, la mujer sonrió de manera maternal.

-ooh, mi querida niña, a veces las almas destindas tardan en mostrarse, ¿o acaso no tardo Fiora en ver quien era su alma gemela?-declaro su madre, para consolar y animar a Ranmy. La menor sonrio, solo quedaba esperar que todo fuera bien...

Mocte estaba tranquilo, había alquilado un auto, la verdad se sentía incómodo, porque le quedaba algo chico el vehículo, pero valía la pena, ya que según el clima y su rodilla había una gran posibilidad de que lloviera y mejor prevenir que lamentar, que sus ropas quedaran hechas sopa.

Estaba delante de la casa de Ranmy, se bajó y fue directo a tocar la puerta de la casa. Dentro de la casa, varios hermanos de Ranmy estaban al pendiente de la puerta, cuando tocaron estaban por pelearse por abrir pero su padre se les adelanto.

-hola, señor Mocte, llega algo antes de la hora-saludo el hombre de edad avanzada, sin embargo su intento de parecer amenazante se quedó corto, y más al ver la sonrisa tan amable y amena que tenía el extranjero en su cara.

-*hola, lo sé, y perdone, puedo esperar a Ranmy si no está lista aun*-se disculpó el más alto, pero aún no se quitaba su sonrisa de su cara. Por su parte el patriarca de la familia solo pudo negar y dejarlo pasara, para él era obvio que el moreno tenia las mejores intenciones con su hija.

-pasa, la iré a buscar-dijo el hombre mayor, y aunque parecían unas simples palabras, él sintió que una parte de su alma se desprendía, su pequeña estaba creciendo, y tal vez no la podría proteger de lo que le esperaba a ella. Mocte, le toco el hombro y le sonrio, como si esa sonrisa fuera una promesa silenciosa de que cuidaría de su pequeña bambina.