Un baile de fantasía
El viaje fue silencioso y algo incómodo, ambos guardaban sus intrigas con la esperanza de que serían aclaradas en algún punto de la velada.
Al llegar al museo un valet parking le abrió la puerta a Mocte, y luego a Ranmy. Había una alfombra morada en la entrada del museo, alrededor del edificio todo estaba oscuro, por lo que la luz que venia del edifico lo hacía ver casi dorado y majestuoso. Fascinando a la italiana, el mexicano se puso a su lado luego de haber entregado las llaves al valet, Mocte estaba admirando a la rubia, que se veía muy adorable con sus ojos agrandados de la admiración, con ese bello vestido, su cabello arreglado, su piel iluminada por la luz del museo, una bella imagen a los ojos de él.
Con cuidado el moreno acerco su mano hasta el hombro de Ranmy, para llamar su atención, la de ojos morados salió de su ensimismamiento volteando a ver a su acompañante. Quien le sonreía amablemente. Mocte usaba un traje de color gris oscuro, una camisa negra, una corbata verde, su cabello estaba recogido en una coleta, la luz amarrilla que emanaba del edificio lo bañaba, dándole un aspecto onírico, una imagen que embonaba con la de un cuento de hadas producido por Hollywood.
La italiana se sonrojo cual tomate, pero aun así extendió su mano para que el extranjero la tomara. Sin perder el tiempo el más alto tomo la mano de la chica, ambos entraron al edificio. Varias personas eran guiadas de la recepción del museo a lo que sería el ala y la sala donde se exhibirían las diferentes obras que Mocte se dedicó a restaurar, junto a otras que habían sido traídas de otros museo.
Ambos entraron sin llamar mucho la atención de los demás asistentes del evento, había música en vivo, compuesta por un cuarteto de violinistas, y una mujer con una voz melodiosa y suave, la música era agradable todo era un ambiente de ensueño.
Mocte le extendió su mano una vez más, esta vez para invitarla a bailar, la rubia se sentía en un sueño, ni siquiera podía asegurar que sus pies o ella misma estaban tocando el piso. La diferencia de alturas entre ellos era bastante grande, pero aun así era divertido para los dos estar juntos, siguiendo el ritmo de la música. Por eso momento no había más personas solo eran ellos dos.
Todo se movía de manera lenta...
O al menos así lo sentía Ranmy...
Mocte por su parte sentía que una vez más estaba en "ese sueño", rodeado de flores, siguiendo la voz inalcanzable de una mujer. Solo que esta vez no dejaría que esa presencia desapareciera ante de que la pudiera alcanzar, esta vez la iba a alcanzar. Y sabría quién era la persona que "Xochiquétzal" había elegido para él.
La música seguía, pero ellos tuvieron que dejar de bailar, ya que llamaban de manera muy insistente al mexicano, que con una fuerte exhalación de aire, tuvo que prestar atención a quien le hablaba, que era el director del museo, no tuvo más opción que acercarse para hablar con esas personas, la conversación fue de etiqueta, había preguntas interesante, y otras que le resultaban ofensivas y por lo mismo las ignoraba, Ranmy por su parte, escuchaba atentamente lo que decían, y cuando le preguntaban algo una de las acompañantes de los otros hombres, ella les contestaba de manera educada, o le preguntaba algo a Mocte cuando este ignoraba los insultos disfrazados de preguntas. Eso duro unos 15 minutos unos 15 minutos muy incomodos para la pareja, y el director del museo que se sentía entre la espada y la pared.
Pero al final el de rastas se había escusado de la plática con que deseaba seguir conviviendo con su invitada, dejando que el director respirar más tranquilo.
Las mariposas habían vuelto a su estómago, y conforme avanzaba la velada, sus aleteos no solo se hacían intensos, si no que se movían a otras partes de su cuerpo, como sus piernas, pecho, manos, por decir algunas.
El tiempo transcurría, de manera lenta pero a la vez rápida...
De alguna manera terminaron en el departamento de que estaba rentando Mocte...
En la habitación del moreno...
Ranmy estaba en la cama de Mocte, con el moreno besándola...
Las manos del extranjero recorrían su cuerpo, se sentían tan cálidas, ella se sentía segura...
Era un momento bastante erótico, él estaba sin su camisa, ella podía ver su cuerpo bien trabajado, con cicatrices, tatuajes...
Pero algo la detuvo...
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