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Única parte.

—Descarado.

—¿Quién?

—Ese tipo de allá. ¿Puedes creer que rompimos el año pasado y ahora ya se está casando? ¿Entonces quien fue la cornuda? ¿Yo o ella? ¿O las dos al mismo tiempo?

—Quizá simplemente la conoció después de romper contigo, ¿no crees?

—Jaja, entonces sí fui poca cosa para él como tanto sospeche, digo, si es que me pudo superar tan rápido. —Trago saliva intentando deshacer ese horrible nudo en su garganta que se formó conforme más hablaba de él—. Salimos por tres años ¿y a los pocos meses de terminar ya se había comprometido? Yo creo que a ambas nos vieron la cara.

—¿Y por qué no se lo dices?

—¿A quien?

—A la novia, si es como crees entonces ella no tendría ni idea de que tuvo a alguien más hace un año. Es más, lo más seguro es que tenga razón, porque está boda les tomo seis meses planearla..

—Jaja, tienes razón, lo desenmascare y saboteare su estúpida boda. —Sonrió maliciosamente.

—Si necesita ayuda, me ofrezco como cómplice, al final, mi primo me desagrada, es un verdadero hipócrita.

—Sí, lo es... ¿Eh? ¿Tú-tú primo? —Se giró para ver a quién le estaba hablando.

SeokJin solo tenía un primo: un jovencito de 12 años.

Oh, cierto. Tenía 12 hace aproximadamente 15 años atrás, ahora debería tener ¿27?

Y ahí estaba. Aquel niño que cuido por un dos años, cuando sus padres murieron y este quedó bajo la tutela de sus tíos, es decir, los padres de su ex novio, Jin.

Acepto el trabajo aunque en ese entonces con 17 años no le gustarán los niños, todo fuera por pasar tiempo y poder acercarse al tonto de su ex, que en aquel momento no era más que un adolescente como ella que la ignoraba por llevarle un año y medio de edad.

Sí, gran defecto que le gustarán menores que ella. Bueno, tampoco tan menores. Jin tenía 15, y no fue hasta que cumplió los 25 que el atractivo joven decidió hacerle caso.

Pero ahora, el tierno niño que era todo un nerd que adoraba cuidar, ya no era más un preadolescente melancólico y deprimido por la perdida de sus padres.

¿Cuánto media? Le llevaba casi una cabeza de diferencia. Portaba una camisa blanca con tirantes para hombre que solo marcaban más sus pectorales. Una espalda ancha que estaba bien plantada.

Su porte era exquisito y sin embargo su rostro mantenía esa sonrisa inocente e ingenua que tantas veces logro apreciar tiempo atrás y que le regalaba solo a ella.

Sus pequeños ojos desaparecieron cuando le sonrió alegre y sincero al notar que ella había captado quién era.

—Hola, Noona. Es un gusto volver a verla.

El niño con el que se encariño en el pasado ya no era un niño. Era un hombre hecho y derecho.

—¿Jo-joonie? —Retrocedió un paso impactada y choco con un arreglo floral que estaba justo detrás de ella.

—Uy, cuidado. —Tomo el jarrón, evitando que cayera, pero en el acto, acorralandola, dejándola capturada entre sus anchos brazos—. Normalmente yo sería el que hubiera roto el jarron, jaja, déjemelo para al rato, no me quite mi acto de esta noche. Con suerte romperé la champaña cara que Jin está pagando, jaja.

Esos hermosos hoyuelos que siempre adoro picar y que a él le molestaba y se sonrojaba cuando lo hacía, hicieron acto de presencia cuando sonrió mostrando sus dientes.

Debía regresar al presente en lugar de divagar por el pasado recordando cada una de las cosas que adoraba del antiguo Kim NamJoon.

—Ja, ¿sigues siendo tan destructivo como antes? —Intento recobrar la compostura acomodando un mechón rebelde detrás de su oreja, mientras veía como se alejaba, guardando la distancia debida.

—Ya no tanto. Pero aún tengo mis accidentes de vez en cuando. —Comento algo avergonzado—. Aún recuerdo cuando intentamos llenar la piscina inflable en mi habitación y rompí la llave del baño y se inundó todo—. La joven mujer no pudo evitar reír con nostalgia

—Ya había olvidado eso, jajaja, esa vez a los dos nos regañaron y casi pierdo el empleo.

—Lo recuerdo perfectamente. Al final solo te quitaron esa semana de pago y yo terminé regresandote el dinero de mis ahorros.

—Perdon, necesitaba el dinero en ese momento, no pensé ni un segundo en rechazarlo. —Rio divertida—. Y en el fondo si estaba molesta contigo por meterme en problemas.

—¿Y de quien fue la idea de llenar una piscina en una habitación en el segundo piso?

—Estaba mensa e inmadura, jaja. Si quieres, todavía te puedo regresar el dinero.

—Mmm, ¿segura? Porque la tasa de interés es alta.

—Entonces mejor te invito a cenar un día de estos, jaja. —Negó con la cabeza divertida mientras regresaba la mirada al escenario donde los novios ensayaban sus votos una última vez.

Siempre creyó que, en lugar de esa joven y muy atractiva mujer vestida con una bata, estaría ella recitando sus votos ante Jin.

Sintió un peso en su corazón cuando vio que la novia se equivocó y se avergonzó, y SeokJin río enternecido y acaricio la blanca mejilla de la fémina.

—No te preocupes amor. Lo harás perfecto. — Leyó claramente sus labios. Esos labios que tanto beso tiempo atrás y con los que tanto deliro durante los primeros meses de su ruptura.

Creía que al pasar los primeros días, semanas, meses, él llegaría y le diría que se arrepentía de haberla dejado. Pero nunca regreso.

Tantas noches lloró bebiendo cerveza mientras cantaba Rosas de la Oreja de Van Go. Tantas veces intento marcarle solo para oír su voz por la contestadora, y más tarde, darse cuenta de que él ya la había bloqueado de sus contactos.

Y por desgracia, aún quería hacerlo.

Desvío la mirada al joven que tenía a su lado.

Necesitaba distraerse. Aún quedaban horas de tortura por delante.

Ella era dama de honor de la novia aunque solo había tratado un par de veces con ella. ¿Como pudo pasar eso? Ah, cierto. Jin la llamó para invitarla a su boda, diciendo que las cosas entre ellos debían estar bien para que pudiera ser feliz en su nueva relación.

Así de descarado como suena, Jin quería prácticamente la "bendición" de su ex. Y ella de tonta, acepto.

—¿Quieres salir al jardín? Es muy bello con todas esas rosas que encargaron como decoración. —Planteo NamJoon al notar que su antigua niñera no sé encontraba bien.

—Claro. —Acepto.

El jardín estaba fresco, aún era de mañana y las rosas estaban todavía siendo colocadas en los arbustos perfectamente cortados.

—A Jin siempre le encantaron las rosas. Sobre todo las de color rosado.

—Son lindas. —Afirmo el joven rubio teñido—. ¿Y a ti? ¿Cuál flor te gusta?

—Mmm, no conozco mucho de flores, pero tengo una preferencia por la bugambilia. Mamá dice que en su país esa flor abundaba y decoraba las calles.

—Oh, ya veo. —Continuaron caminando en silencio mientras dos empleados terminaban de decorar el jardín donde sería la recepción.

El fresco se mantenía debido a que otoño estaba por entrar. Esos últimos días habían sido bastante fríos.

—¿Y que es lo que haces ahora? ¿Trabajas? ¿Estudias? ¿Estás tomando un descanso? —La castaña tomo la iniciativa de sentarse en una banca colgante.

—Estoy trabajando en una empresa de Tecnología.

—Wow, ¿en serio? Recuerdo que siempre estabas pegado a tu computadora.

—Jaja, pero no es lo que te imaginas. En realidad parte de mi trabajo es ser traductor de coreano a inglés y viceversa para los ejecutivos y ciertos archivos. Estoy en el departamento de Marketing internacional.

—¡Vaya! ¿Ingles? ¡Pero si era la materia que más odiabas!

—Bueno, nunca digas nunca, jaja. De hecho, estuve cuatro años en el extranjero, el mes pasado regrese a Corea cuando me llegó la invitación de boda.

—¿Y planeas regresar o solo es por estas fechas?

—No lo sé. Quizá encuentre una buena razón para pedir mi traslado. —Sonrió coqueto, aunque a la vista de la mujer aquel gesto solo había sido tierno y no seductor. No podía evitar no ver a Kim como un niño aún.

Desde lejos, esos dos parecían grandes amigos, como si se conocieran de toda la vida. La conversación simplemente fluía, el ambiente era agradable, y las risas no paraban entre plática y plática. Parecían ser tan... Tan perfectos, uno a lado del otro.

—Amor, ¿qué haces? Deberías ir a terminar de alistarte. —Una delicada y suave voz se colocó a espaldas de cierto pelinegro.

—¿Eh? —Seok Jin aparto la mirada de la nueva parejita y sintió como las manos de su prometida se deslizaron por su brazo, para llevarlo adentro de nuevo.

Era imposible no haber notado que esos dos habían salido del salón riendo algo fuerte.

Lo que había temido toda la mañana desde que los vió llegar por separado sucedió.

—Sí, ya voy. —Estaba por dejarse llevar por su prometida, cuando vio de reojo como su primo menor acaricio la mejilla de su ex.

"Detenlos". Fue lo primero que cruzó por su mente, y casi por inercia dio un paso adelante.

—Querida, ¿te acuerdas de esa chica amable que llegó en la mañana que te ayudo con tu peinado? —La arrastró con él mientras salían de detrás de la fuente.

—Ahm, sí, ¿tu antigua amiga de universidad, cierto?

Mentira. Todo era mentira. Disfrazó quién era para que ninguna se diera cuenta que había salido caso un año simultáneamente con las dos.

Con descaro, le presento a su prometida a su ex novia, con el fin de mostrarle que estaba muy bien sin ella, que lo suyo había acabado y que dejara de llamarlo borracha. Jaja, sí claro. Él ya no se creía esa escusa.

Quería, no, más bien, Jin necesitaba que alguien impidiera su boda, que alguien se pusiera en contra del matrimonio, le urgía que alguien más lo rescatará de casarse con alguien a quien no amaba.

¿Y quién mejor para eso que una ex obsesionada?

Por lo tanto, debía mantener la atención de su antigua chica sobre él todo el tiempo. Tenía que recordarle en menos de dos horas todos los encantos que ella amaba de él, todos los momentos que pasaron juntos por el tiempo en que fueron felices debían inundar su cabeza, provocar que su corazon doliera y actuar en consecuencia para que dejara de hacerlo.

Y todo parecía estar llendo de acuerdo al plan, hasta que llegó su primo con esa sonrisa que sabía que a ella le encantaba porque antes siempre le pedía tocar sus hoyuelos.

NamJoon era todo lo contrario a SeokJin. El rubio teñido era mucho más atento que él, más inteligente, cosa a la cual le tenía cierta envidia al ver todos esos diplomas que colgaban en su habitación, más humilde y sencillo.

En cambio, el pelinegro de rostro sublime era orgulloso, nunca aceptaba que estaba equivocado pero también era muy romántico, tanto en público como en privado, y sabía bien que a su ex novia le encantaba todo eso. Era parte de su particular encantó.

Sin embargo ahora la veía reír y sonreír como hacía mucho no lo hacía desde que ellos terminaron.

Alejarla de él. Eso quería.

—Quería verte antes de la ceremonia —mintió mientras la jalaba suavemente para que le siguiera el paso— Hace un rato que llegó.

—¿Verme?

—¡Hey! ¿Pero que tenemos aquí? —Ignoro a su prometida llegando a dónde ellos estaban, y haciendo que guardarán silencio abruptamente.

—Jin. —Trago saliva al verlo con su nueva mujer a su lado—. ¿Qué tal? ¡Felicidades! —Fingió alegría abriendo sus brazos para darle un abrazo.

"¿Felicidades? ¿Pero que le pasa?" Pensó confundido estrechando la brevemente en sus brazos.

La sintió más pequeña, ¿había bajado de peso o tenía algún corsé? Seguramente lo segundo, porque él recordaba muy bien como su chica adoraba comer, sin importarle los estándares de belleza del país. Por eso es que le fue tan fácil amarla, podía seguir brillando aunque los demás intentarán apagar ese singular brillo.

De lo que Jin no estaba enterado, era que, ahora mismo, todo ese brillo era fingido.

Tamara ya no se sentía bella, no se sentía especial y mucho menos se creía perfecta como el tantas veces le insinuó. Tamara se sentía como una bestia a lado de su perfecto ex novio y su nuevo mujer, quién, a los ojos de ella, resultaba perfecta.

Comenzaba a entender el porque Kim la había abandonado.

Y todo eso NamJoon lo pudo leer en sus expresión forzada que enseguida detecto. Ella era tal y como la recordaba. Aún apretaba fuerte sus manos hasta quedar amarillas cuando mentía, todavía seguía moviendo de un lado a otro su cabeza y no dejaba de cambiar el pie sobre el que estaba apoyada.

Estaba incómoda, molesta y quería salir de esa situación ya mismo.

"¿Tanto te afecto?" Pensó con cierta angustia al ver a su antigua niñera y primer amor.

—¡Felicidades linda! —Se alejo veloz de Jin y abrazo breve a la joven confundida.

La extraña que la felicitaba estaba en su boda, siendo una de sus seis damas de honor y lo único que sabía de ella era que, supuestamente estudió con su prometido y fueron amigos cercanos en su momento.

—¿Qué tal los ensayos? —Tamara se forzó a interesarse por los preparativos.

—Oh, bueno, algunos errores, pero Jinnie me da seguridad. —Volteo a verlo con una sonrisa enamorada en su boca.

"Yo también le llamaba así". Su corazón se estrujó. Entonces recordó el plan que había empezado a armar antes de que NamJoon se apareciera.

Tenía que apartarla de SeokJin por un momento para soltarle la bomba.

—Errores, mmm... No debería ocurrir errores en un día tan perfecto. Te puedo ayudar a ensayar tus votos mientras te terminas de arreglar. —Paso su brazo por los hombros delgados de la coreana y comenzó a caminar con ella rumbo al vestidor—. Falta menos de dos horas y aún hay tanto que hacer. Para eso soy tu dama.

—Eh, está bien. ¡Ya vuelvo amor! —Mando un beso volado mientras era casi arrastrada adentro.

Un silencio se instaló entre ambos hombres. Ninguno planeaba decir nada sobre todo lo que había pasado y lo que faltaba por pasar.

—Asi que, la encontraste. Creí que ninguno se reconocería. —El pelinegro decidió tomar la palabra.

—¿A sí?  ¿Por qué? —Pregunto intrigado el rubio cruzándose de brazos.

"Maldición. Ha estado entrenando, mira esos brazos que se carga". Jin mordió su labio frustrado por como su primo estaba aún más atractivo que 15 años atrás, y peor aún, que tenía la atención total de su ex.

—Ninguno se parece a lo que antes eran.

—¿Y como éramos según tú? —Cambio su tono a uno más retador.

Conocía bien esa mirada que Jin tenía, era una despectiva, mientras lo veía de pies a cabeza.

—Un par de nerds retraídos de la gente. Ella quizá ya no lo sea tanto —error, a Jin en realidad le fastidiaba un poco cuando Tamara comenzaba a contar emocionada sobre sus series de superhéroes o cuando usaba términos que él no entendía acerca de su trabajo como química—. Pero cuando te oiga hablar la ahuyentaras.

—Jaja, que tú nueva novia pública sea así no hace que Tami sea igual.

—¿Tami? ¿Ahora la tuteas? Seguramente eso la incomodaría.

—Ay, "Jinnie"... Como se ve que te has olvidado de como es ella. Lástima. —Avanzo y le dio unas palmaditas en el hombro—. Tú te pierdes de tener a una mujer como ella. Mientras tanto, ¿te molesta si me la quedó? —Sonrió de lado con aires de victoria, y al notar que dejó mudo a su primo, continuo su camino.

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Entonces, sigue tu parte. —Indico la coreana después de terminar de recitar sus votos.

—¿Eh? ¿Mi parte?

—Sí, o sea, la de Jinnie.

—Oh, no creo que necesites oír los votos de Jin de mis labios. —Se removió incómoda en su silla alta mientras la veía por el espejo.

—¡Claro que sí! Necesito asimilar sus palabras para no ponerme a llorar en el momento, o si no mi maquillaje se arruinará. ¡Auh! ¡Esta muy apretado! —Se quejo al sentir como jalaron de golpe el corsé que iba debajo del vestido.

La estaban vistiendo de novia y todavía faltaba darle los toques finales al maquillaje y accesorios. Pero con solo verla con el vestido puesto, Tamara no pudo evitar pensar que ella era nada a su lado, y por eso Jin la abandono. No había sido lo suficiente para él y cada día estaba más segura que tampoco lo sería para cualquier hombre.

—Adelante, te escucho. —Insistió la de piel blanquecina mientras le terminaban de acomodar el vestuario.

"Tu puedes. Son solo letras en un cartón." Tomo aire e inicio su tortura.

—Yo, Kim SeokJin, prometo, mi amada media naranja... —"a mí me decía igual"— que te cuidare, te respetaré, te mimarte y te amare por el resto de mi vida. —sintió su voz falsear, así que fingió que tenía un poco de tos para que nadie se diera cuenta de cuánto dolor le causaba leer aquellas palabras—. Eres más de lo que yo merezco y jamás... —ya no pudo, un par de lágrimas gotearon en el cartoncillo blanco.

No podía continuar, haría evidente que aún sentía mucho por su ex.

Toc toc.

Alguien llamo a la puerta, y la de piel bronceada fue la primera en levantarse y casi correr a atender.

—¿Sí? —La abrió un poquito, nada más para que se viera ella.

NamJoon frunció el ceño al verla con los ojos llenos de lágrimas y su nariz comenzando a enrojecer.

—¿Qué te...

—No digas nada.  —movió sus labios y él asintió.

—Ahm, te están buscando allá fuera.

—¡Claro! —Se giro tantito para dirigirse a la novia y sus otras dos das que la ayudaban a arreglarse—. Ya vuelvo.

—Okey. —Fue lo único que respondió colocándose sus guantes blancos de seda.

La puerta se cerró.

—Entonces esa es una de sus amigas. —Comento con cierta molestia una de las damas.

Jaja, no, esa es la amiga.

"Y jamás podría encontrar a alguien tan perfecta como tú". En la mente de Tamara no dejaba de repetirse esa frase que ya no pudo leer en voz alta.

—¿Estás bien? —Nam camino a su lado preocupado.

—No. —El aliento se le fue, así que se detuvo a recuperarse.

—¿Qué ocurrió allí dentro? —Se colocó frente a ella, evitando que la vieran los meseros que comenzaban a moverse por el lugar y los que afinaban unos detalles de la decoración.

Sería una boda grande. 400 invitados no era fácil de manejar, y algunos ya comenzaban a llegar.

—Me hizo leer los votos de Jin. —Apretó su mano en el broche dorado que estaba a la altura de su corazón—. Es un descarado maldito. ¿Como puede decirle las misma palabras que me decía a mi? —Se quitó el broche y lo apretó aún más, comenzando a hacer sangrar su mano.

—Oye, tranquila. Vamos afuera. —La tomo del brazo y ella se dejó llevar.

Una vez en el jardín, dónde ya casi ni había movimiento debido a que todos estaban en la recepción principal, Nam vio la sangre que comenzaba a escurrirse en la mano de la joven mestiza.

—Suelta eso. —Pidio amable pero firme, tomando la mano y abriendo los dedos amarillos.

—Auh, no me di cuenta.  —Se quejo soltando otras lágrimas pero ahora por el ardor y dolor de su mano.

—¿Por qué hiciste esto? ¿Y si te preguntan que paso, que dirás?

—Que manche de sangre el broche que mi ex me dio. —contesto sería, asustando un poco a Nam— Jajaja, es broma, no estoy tan loca para responder eso.

—Ese broche, ¿te lo dio él? —Tomo el objeto de la palma con sangre de la mujer.

Era una margarita con diamantes falsos, pero dorado en los bordes, eso sí era oro puro. Pero ahora tenía sangre.

—Sí.

—¿Y lo trajiste a propósito para que lo viera?

—Sí. —Respondió aún más decaída.

—Es lindo, no lo voy a negar. ¿Pero no crees que trayendo lo a este evento, frente a sus ojos, estás demostrando que aún tiene control en tu corazón?

Mordió sus labios carmín, quitando un poco de su labial.

—Pero me gusta.

—Vendelo. —Sugirió el rubio con las cejas fruncidas de preocupación.

—¿Qué?

—Vendelo y compra uno más bello, más caro, uno que sí valga la pena. Yo te ayudo a pagarlo, te acompleto lo que sea necesario, será un pequeño regalo de mi parte. Pero porfavor, deshechalo de tu vida. —Se lo extendió.

Ella lo tomó y limpio con su pulgar la poca sangre que le quedaba.

—Pero iba con mi vestido hoy. —Frunció los labios.

—Entonces usa mejor este. —Nam se quitó la rosa que decoraba su saco que ahora si traía puesto.

Con delicadeza, se lo coloco detrás de la oreja.

El rojo de la rosa contrastaba con el dorado satín del vestido que traía la mujer.

—Se deshojara con el movimiento.

—¿Parece real verdad? —Aprovecho que estaba distraída con el asunto de la flor para acariciar un poco su cabello ondulado que estaba atado en media coleta alta.

—¿No lo es? Pensé que lo habías tomado del jardín.

—Es falsa, de un material tan parecido a la rosa que muchas abejitas creen que pueden acercarse a ellas. —Retiro sus dedos de sus mechones de cabello—. Así que, si ves que se te acerca una "abejita" dile que ya tienes compañero para está noche. —Sonrió dulce.

—Jajaja, ¿que fue esa  pésima elección de metáforas? —Rio divertida mientras veía el rostro levemente colorado de su amigo. Se dio cuenta que él solo quería apoyarla, así que dejó de reir y tomo su mano algo insegura—. Esta bien, gracias por todo Nam. Sigues siendo tan dulce como antes. —Acaricio el dorso de su gran mano con su pulgar.

—Ja... Y tú sigues sin tomar mucho en cuenta el espacio personal. —Rio nervioso y acalorado.

—¡Ups! ¡Perdón! Aveces no puedo evitarlo. —Retiro veloz su mano.

—Mientras no lo hagas con desconocidos está bien. —Pero Nam la busco, estrechando la con suavidad y cariño—. Vamos a buscar un botiquín de emergencia, o tu vestido se manchara, y se que eso no te gustaría.

—Sí, es rentado.

—Aun si hubieras venido solo con un vestido de tu clóset te hubieras visto hermosa.

—Mentira, lo intente pero el estómago se me marcaba más, el corte no favorecía a mis brazos y mi caderas se veían de...

—Vale, detente. Si sigues resaltando los defectos que tú ves, los demás comenzarán a criticarlos también.

—Es que no entiendes, los empecé a notar aún más por ellos. Ahora mismo la faja que traigo me asfixia. —Se sobo si estómago.

Nam ya no supo que decir. No era el momento de darle todo un discurso de amor propio y de porque él la veía divina. Sabía que, ahora, más que nunca, en la boda de su ex y viendo a la nueva pareja de éste que básicamente cumplía con casi todos los estándares de belleza coreanos, Tamara se sentiría diminuta, insignificante, inferior y muy herida.

Así que decidió, que antes de una buena terapia con el psicólogo, la haría sentir bella esa noche.

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"Porfavor, porfavor, no rompas mi corazón". Rogaba mientras la ceremonia iniciaba a pesar de saber que lo que pedía era imposible.

Los asistentes se sentaron como el sacerdote lo indicó, pero ella tenía que estar de pie en el escenario junto a la novia. Desde donde estaba podía ver demasiado bien como Jin jugaba nervioso con sus manos. Él siempre fue muy seguro de si mismo, incluso mostró seriedad y convencimiento cuando terminaron.

Un simple: —Esto ya no está funcionando. Debemos terminar.— Fue lo que dijo para dejarla confundida y casi en shock sola en su departamento.

Jamás creyó que lo vería casarse, y peor aún, nunca se imagino estar en la boda de la persona que llevo amando por demasiado tiempo.

De repente, sintió unos ojos sobre ella, claro, no era nadie del público, era alguien que siempre le atrajo cómo un imán desde el primer momento en que se conocieron.

Encontró un par de ojitos angustiados viéndola detrás de Seok. Nam le dedicaba esa mirada que años atrás le daba cada que era rechazada o ignorada por su primo mayor.

Le dio una corta sonrisa de lado, como tratando de indicar que estaría bien, pero eso no quitó la expresión del rostro del rubio. Entonces, después de alejar su mirada de él, choco con la del novio.

Sus ojos se abrieron sorprendidos por encontrar que Kim la veía atento. Aunque, apenas hacer contacto, ambos desviaron sus miradas para concentrarse en la ceremonia.

Una larga media hora transcurrió mientras Tamara sentía como sus talones y rodillas comenzaban a resentir su peso debido a sus tacones sin plataforma, así fue hasta que llegó la hora de los votos y el intercambio de anillos.

—Yo, Kim SeokJin, te acepto a ti... —Sus ojos redondos la vieron a ella, no, no a la novia, sino a su ex, pero al oír el sonido de las cámaras lo  obligó a regresar a la mujer que tenía enfrente—. Park Jia, como mi esposa... —Eso fue todo, la castaña bajo la mirada y decidió concentrarse en otra cosa mientras su tortura proseguía.

¿Por qué acepto ir? ¿Qué esperaba conseguir? ¿Qué Jin huyera con ella teniendo a la mujer perfecta esperándolo en el altar?

Vio el pequeño ramo que sus manos sostenían igual que las otras damas de honor. Un ramo de tres sencillas rosas con mucha naturaleza muerta alrededor. A este paso terminaría detestando esas flores.


—Si alguien se opone a esta unión. Que hable ahora o calle para siempre.

¿Era su idea o fue demasiado tiempo dado para que algún opositor se presentará?

¡Yo me opongo! Quería gritar y arrojar el ramo de estúpidas rosas al rostro de Jin. Gritar aquello, pero no para volver con él, sino para arruinarle su vida. Desenmascarar ahí mismo el hecho, o bueno, la suposición de que Kim había estado con las dos casi al mismo tiempo, pero sería arriesgar mucho por conseguir muy poco. ¿Y si aún así la novia decidía proseguir ya que, a fin de cuentas, la había elegido a ella y no a Tamara?

De nuevo, sintió a alguien observándola. ¿Quién era? ¿Acaso alguien había descubierto lo que pasaba por su mente?

Busco algo nerviosa quién era el que la veía con tanta intensidad, y entonces se topó de nuevo con él.

Jin, la veía. Sus cejas estaban fruncidas, ¿acaso estaba preocupado por qué se opusiera?

"Vamos, porque no dices nada. Lo veo en tus ojos. Quieres protestar. Adelante, házlo." Intentaba comunicarse por medio de sus ojos. Ella siempre supo leer sus emociones con solo una mirada. Sin embargo, aunque lo entendió a la perfección, creyó estar en un error, así que desvío sus ojos angustiados y estresados a otro punto, a otra persona.

"Soporta. Eres más fuerte de lo que crees." Nam asintió cómo queriendo decirle que todo estaría bien, y ella sonrió con dulzura por el gesto del menor.

—Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Después de aquel largo momento de silencio, el beso que presenció le pareció poca cosa. Ya estaba anestesiada. Como si su corazón estuviera ahora dormido y presenciar aquel gesto íntimo de la pareja ya no significará nada.

Pero Jin tenía los ojos abiertos durante el beso, y peor aún, la estaba viendo fijamente a ella.

Tamara sintió un escalofrío recorrerle.

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El brindis no fue mejor. Jin tuvo demasiados errores que todos interpretaron como simples nervios, al final fue su nueva esposa quien terminó el pequeño discurso preparado.

Tamara se removió incómoda en la mesa que no estaba muy lejos de los novios, pero sí estaba en un rincón.

No conocía a nadie de la mesa, y aunque la intentaron incluir en su charla sobre empresas, inversiones, lujos y otras cosas, no tuvo mucho que decir así que al final la dejaron de lado.

Buscaba con la mirada algo desesperada dónde rayos se hallaba la única persona que por el momento era como su ancla, el que le permitía tener los pies en la tierra y no perder la cabeza y cometer alguna locura.

NamJoon comía incomodo en la mesa familiar; al ser casi familia directa por ser tutorado por los padres de Jin, tenía que estar en la mesa central donde los novios estaban a la cabecilla.
La verdad es que solo quería terminar su delicioso platillo y buscar una excusa para irse de la boda de su fastidioso y engreído primo, pero sus planes habían cambiado cuando se la topó.

¿Cuánto tiempo paso soñando con su reencuentro? ¿Cuántas noches se perdió en sus recuerdos recordando los momentos que lo hicieron tan feliz apesar del momento tan complicado que estaba viviendo?

Ella había sido su todo durante su duelo y durante su preadolescencia.

Por más novias que tuvo en el extranjero, una tan linda e inteligente como la anterior, nunca pudo sacar de su corazón a aquella joven tan nerd como él.

¿Qué si había vuelto a dónde su primo se casaría por puro amor a la familia? ¡Ja! ¡Claro que no! Aunque se supone que lo habían adoptado, siempre lo dejaron de lado en todo, por lo que él mismo tuvo que esforzarse siempre por ser el mejor y conseguir muchas becas que lo ayudaran a realizar sus sueños, y a su lado, durante esa transición de retos y temores, estuvo ella; haciendo horas extras como niñera sin cobrar para mantenerse despierta a su lado mientras se rompían la cabeza estudiando.

Por eso, cuando por fin consiguió la beca que tanto anhelaba, y ella lo fue a despedir al aeropuerto, su corazón se rompió. Y diez años más tarde, después de haber perdido su celular con su contacto, se vino a enterar por medio de su tía que su "querido" primo estaba de novio con su antigua niñera, su corazón se quebró en mil pedazos. Nam creía que su antiguo primer amor ya no le importaba, sin embargo, sentir su corazón tan adolorido y no poder contener las lágrimas cada noche antes de dormir le demostró que Tamara jamás se iría de él.

Sin embargo, ahora la tenía a unos cuantos metros de su cuerpo, y ella parecía necesitarlo.

—Permiso. —Dijo al levantarse de la mesa y encaminarse al baño para refrescar el calor en su rostro—. Controlate. Ya no eres un niño hormonal. —Mordió su labio mientras se veía en el espejo.

De repente se sintió como un adolescente perdidamente nervioso y enamorado al verla a través del espejo.

—¡Ta-tamara! ¿Qué haces aquí? Es el baño de hombres. —Se giro algo escandalizado para ver a la mujer con la mirada en el suelo y sus manos fuertemente apretadas.

—Te quería pedir un favor sin verme patética frente a los demás. —Susurro y encogió más sus hombros por el miedo que sentía de ser rechazada por su amigo.

—¿Qué sucede? —Se acercó unos pasos a ella.

—Jaja, el señor Kim parece muy orgulloso. —Unas voces masculinas se oyeron por el pasillo al baño de hombres.

Ambos abrieron los ojos y se giraron asustados buscando donde esconderse. Corrieron al baño del final, el que era para personas con alguna discapacidad y se encerraron ahí.

—Claro, si yo fuera él también estaría orgulloso de tener una nuera como Jia, hasta ahora es la más capacitada para ser la heredera del negocio de restaurantes.

—Supe que las últimas renovaciones que tuvieron los locales principales fueron idea de ella, y al parecer volvió a aumentar la afluencia de gente.

Tamara no podía sentirse más pequeña ante la conversación que estaban teniendo los desconocidos. Ella solo era una pequeña química que trabajaba en una clínica de amplios análisis médicos. Sin embargo su rival era una mujer ricachona, con un futuro muy grande y una fama que iba creciendo así como su carrera.

Se sentía horrible, muy inferior y peor aún,  derrotada.

Cuando creyó que ese sentimiento horrible se quedaría con ella por el resto de la noche, sintió un par de cálidas manos colocarse en sus orejas.

Abrió los ojos sorprendida al ver qué el hombre que tenía enfrente le sonreía mientras movía sus labios: "tú eres perfecta".

Sintió ternura. Sabía que NamJoon solo lo decía para consolarla, pero aún así no podía evitar sentir su corazón un poco más acelerado de lo normal.

Las voces se fueron perdiendo conforme salieron del sanitario, entonces ellos también salieron de su escondite.

Una vez más en el lobby, Nam se detuvo y la volteó a ver.

—¿Qué favor querías pedirme como para perseguirme hasta el baño de hombres?

—Antes que nada, perdón por tener que llegar a eso.

—Ya no importa. Solo suelta lo que quieres decir. —El rubio se veía serio, haciendo dudar un poco más a Tamara si debía o no contarle lo que pasaba por su cabeza.

—Se... —cerro la boca al pasar un mesero junto a ellos, entonces, estando despejado el lugar, pudo proseguir— ¿Serías mi pareja por está noche?

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—Se supone que soy una mujer adulta. No tengo ni idea de porque hago estupideces, y lo peor es que son una tras otra. Jin solo hizo que retrocediera casi diez años en mi madurez. Soy una estúpida por dejar que él siga influyendo en mi... ¡Ahhh! —Grito al ver por el espejo a una mujer vestida de blanco que la miraba fijamente.

Ahora comprendía como se sintió Nam al verla así hace rato.

—¿Retocandote para la casería? —Pregunto la novia mientras se acercaba con un estuche de maquillaje, acompañada por una dama de honor.

—¿Cacería?

—Sí, digo, no estás casada aún, ¿cierto? —Percibió la malicia en su voz, haciendo que frunciera un poco el entrecejo—. Entonces te estás preparando para conquistar a alguien ahí fuera, ¿no?

Treinta y tres años y seguía soltera. Toda una juventud enfrascada en conseguir a un hombre que solo se amo a si mismo y nunca a ella.

Aquel razonamiento le cayó como balde de agua fría. ¿Pero que hacía ahí metida desesperada intentando verse aún más hermosa que la propia novia? Y lo peor es que ni siquiera el maquillaje cargado que se seguía colocando la hacían ver mejor. Solo parecía un payaso dark.

Se sintió como una tonta.

—No lo sé. Ya veremos cómo termina esta noche. —Cerro su cartera donde tenía parte del maquillaje.

No dijo nada más, salió de ahí y se encamino directo a la salida. Quería largarse y desaparecer de una vez de la vida de Jin.

—¿A dónde vas? —Esa peculiar voz la llamó.

—¿A dónde crees? —Apenas y lo vio de reojo.

—Pues al parecer lejos de mí, de nuevo.

Se sintió mal.

Él había aceptado ayudarla a pesar de que no le debía nada.  Le estaba haciendo un gran favor y ella simplemente había optado por huir, como siempre.

—Has sido demasiado bueno conmigo por está noche y por todas la anteriores que compartimos, pero no puedo seguir aquí metida. Esta boda me está matando. —Apretó sus puños, clavando sus uñas postizas que se había puesto por primera vez en su vida debido a la ocasión.

—Entonces déjame regresarte a la vida. —Se acercó y tomo su muñeca, haciendo que ella se sobre saltará y lo viera algo sorprendida a los ojos.

—Jaja, Nami... ¿Cuando aprendiste todas esas frases cursis? —El rubio se sonrojo y desvío la mirada al espejo que había en la entrada.

—Creí que te gustaban los hombres románticos.

—Me encantan. —Se termino de girar con una sonrisa dulce en sus labios y puso su mano libre sobre la de él, apartandola con cuidado de su muñeca—. Pero si lo dices así me puedes confundir. —Verlo así de cohibido de repente le recordó años atrás cuando era demasiado tímido con las chicas de su edad, siendo ella la primera con la que tuvo una amistad muy estrecha que lo hizo abrirse con las demás también.

—¿De qué manera confundir?  —Subió sus ojos lentamente hasta dar con los de ella, acelerando el pulso de la mujer.

—Descúbrelo tú. —Bromeo animada de nuevo.

—A todos los invitados, les invitamos a ver el siguiente baile de los recién casados. —Oyeron que el director de la boda hablo por el micrófono.

—¿Vamos? —Nam tiro suavemente de ella para invitarla a caminar a su lado.

—Tengo miedo.

—¿Miedo? —Fruncio el ceño confundido.

—¿Y si me lanzó a Jin y lo jalo de sus pelos? —Mordió su labio verdaderamente preocupada, arrancándole una carcajada a su amigo.

—Entonces yo te separaré para que no lo mates.

—Kim, es en serio. —Le dio un leve golpe en su hombro.

—Sí, yo también hablo en serio. —Aseguro poniendo la mano en su pecho—. Todo estará bien. Solo no te sueltes de mí y verás como las ganas de golpear se irán.

—De acuerdo. —Nam le ofreció su brazo, y ella lo acepto, caminado lento pero constante hasta la mesa más cercana donde se pudieran quedar de pie desde lejos.

Varios invitados se habían acercado al centro para ver mejor el vals.

Thinking out loud resonó. Y Tamara apretó el brazo de Nam.

Él la vio algo dolido, ¿tanto lo seguía amando?

—Es un desgraciado. —Hablo entre dientes impotente—. Esa canción le dije que la bailaramos el día de nuestra boda.

—Entonces también es un sinvergüenza. —Acaricio su mano tratando de calmarla. Solo podía ver cómo las venas en su frente se marcaban al estar apretado tan fuerte la mandíbula—. ¿Te gusta Ed Sheeran? —Intento distraerla mientras el baile continuaba.

—Sus canciones son maravillosas. A él le parecía muy cursi está canción, y cuando le decía que la bailaramos  el día de nuestra boda, él solo se reía y negaba con la cabeza.

Guardaron silencio unos segundos. Tamara creyó que ya había hartado a NamJoon con el mismo tema durante toda la velada, así que se dispuso a tragarse sus emociones. Ni siquiera sabía porque le había insistido en qué se quedará. Después de todo, si ella se iba, él quedaría libre para aquella noche de invitar a bailar a quien quisiera y no permanecer como su acompañante el resto de la noche, como habían acordado.

—Seria idiota pedirte que bailaramos está. — Soltó un bufido divertido, captando la mirada de la más baja—. Así que, ¿bailas la siguiente canción conmigo? —Se acaricio la nuca algo nervioso, y al no obtener respuesta, solo unos ojos muy abiertos y brillantes viéndolo, prosiguió —. Digo, si siempre sí me quieres como tú pareja por hoy.

"No solo hoy, te quiero para siempre."  Tamara se sorprendió a si misma al encontrarse pensando aquello.

—¿entonces?

—Por supuesto. Muchas gracias. —No pudo evitar sentir su rostro un poco caliente y su corazón más acelerado de lo normal. Solo ver esos tiernos ojos le movía algo por dentro.

Los aplausos les hicieron salir de su pequeña pero cómoda burbuja en la que se habían encerrado. El vals había acabado, y ahora el director les invitaba a entrar a la pista y continuar acompañando al nuevo matrimonio en unas cuantas canciones lentas más.

—Espero no ser tan mala en esto. —Comento algo avergonzada mientras se acercaban al centro como otras dos parejas también lo hacían.

—Ehm, creo que es buen momento para decirte que a mí tampoco se me da bien el baile. —Nam sonrió de tal modo que sus ojos desaparecieron entre sus mejillas, marcando sus hoyuelos que tanto le encantaban a la mujer que tenía enfrente suyo.

Photograph del mismo artista comenzó a sonar, y los dos, como pudieron, se desplazaron en el mismo sitio. Lento y tímido era su andar suave por la pista.

De reojo, Nam podía ver cómo la pareja principal de la noche se desplazaba con demasiada elegancia por el lugar, parecían un príncipe y una princesa de cuento de hadas. Aunque, a su parecer, y también el de Tamara, sus movimientos parecían demasiado exagerados para una canción tan sencilla.

—Jaja... —La castaña no pudo evitar reír y negar con la cabeza, regresando su concentración a los pasos que daba para no dar un mal paso.

—¿Qué? —Inquirió curioso Nam.

—Es su momento, ¿pero no pueden ser un poquito menos dramáticos? —Apretó sus labios  intentando contener la sonrisa que le provocaba ver los movimientos de la pareja—. Ya ni en el vals principal se movieron así.

—Jaja, tu sabes cómo es Jin. La atención siempre debe estar en él y en nadie más. —Negó divertido viendo de reojo al susodicho.

—Sí, esa era una de las cosas que me desagradaban de él. Siempre fue el primero en todo, y en las discusiones yo siempre era la que terminaba disculpándose. Corría detrás suyo como si fuera mi culpa incluso respirar antes que él. De hecho, creo que si está fuera nuestra boda yo estaría demasiado incomoda porque es muy ostentoso para mí, así como Jin también lo era.

—Pero aún así lo querías, ¿no?

—Eso creo... Pero... —Sus pasos se detuvieron, dejaron de moverse, y simplemente se quedaron ahí, de pie alejados del centro de atención andante.

NamJoon la veía atento. Parecía que la mujer acababa de tener una revelación, porque su rostro confundido pero iluminado se hicieron notar enseguida.

Treinta y tres años y no estaba casada. Dos años de noviazgo con el que creía que era el amor de su vida. Casi toda su juventud detrás de aquél bello hombre.

Varias veces ella le insinuó el matrimonio. Varias veces él le contesto cuando le preguntaba sobre su opinión del tema un sencillo y simple: ¿por qué no?.

Parecía tener todo listo para dar el siguiente paso. Incluso Tamara, en una ocasión se acercó a una joyería para hacerse a la idea del costo de un par de anillos de matrimonio y unos de compromiso.

Ahí estaba todo. Tenía el dinero, tenía el aparente apoyo de su novio para dar el siguiente paso, y sin embargo, salió de la joyería con un amargo sabor de boca, dudando si era él con quién quería pasar el resto de su vida.

—Ara... mara... ¡Tamara! —Una mano agitándose frente a su rostro la hizo regresar a la realidad.

—¿Eh?

—Sigues perdiendote en tus pensamientos, jaja. Adoraba eso, aunque también me desesperaba cuando te estaba diciendo algo importante.

—Perdón. —Intento volver al baile, pero sus manos estaban temblando.

Su mano en el hombro de Nam lo apretó, y de la que estaban tomados daba pequeños temblores.

—¿Estás bien? —No siguió con sus suaves pasos, en su lugar, bajo la mano que presionaba su hombro y le dio un leve apretón para que soltara lo que al parecer tenía atorado en la lengua.

—Nam... Creo que... Creó que ya no lo amaba. —Lo vio impactada.

—¿Ah? —Fue lo único que atino a decir en medio de su confusión.

—Deme una porfavor. —Tamara se acercó veloz a un camarero que llevaba una charola con copas de vino, y de una, se lo tomo.

—Espera, ¿qué era lo que decías? —Nam también agarro una copa para que su olor lo tranquilizara, y aunque él no era de tomar mucho, imitó la acción de la joven mujer y comenzó a tomar un poco rápido.

—Tenia todo para que él fuera mío. Pero no lo aproveche porque ya no lo amaba. Y todo lo que he tenido este maldito año de separación no ha sido más que rencor por él.

—Es-espera, más lento y más explícito porfavor. —Kim intentaba procesarlo mientras bebía el vino tinto.

—Toda mi adolescencia lo perseguí. En mi primera etapa adulta hice lo mismo, y que de repente me dejara fue como una bofetada del mundo para darme cuenta que solo perdí mi estúpido tiempo tras alguien a quien nunca le importe realmente. ¡Durante toda la maldita velada no pude dejar de pensar en sabotear su noche así como él saboteó mi juventud! —Termino alzando la voz un poco más de lo normal.

—Ven aquí un segundo. —El joven la tomo de su antebrazo para alejarla un poco más de la pista y de la gente. Pero ella estaba tan exaltada que no podía evitar hablar.

—Se que soy un desastre, que soy imperfecta, pero tampoco merecía tal traición. Yo daba todo lo que podía de mí en esa estúpida relación sin sentido, ¡realmente fui una...!

—Tami, tranquila. —Coloco sus grandes manos frías, por el ambiente gélido del local, en los brazos desnudos de la mujer, quién se erizo ante su tacto—. Jin no merece tus lágrimas, no merece que lo tengas en tu mente, y nunca mereció que tú fueras suya.

¿Cómo podía sentirse tan segura en las manos de un chico que hacía siglos no veía? Es más, horas atrás  ni siquiera sabía que era de su existencia. Y sin embargo, ahora era él el que la estaba haciendo sentirse especial por esa noche tan caótica.

—¿Y quién me merece según tú? —Frunció sus labios en un puchero de frustración.

Pero el hacer tal gesto delante de Nam no fue tan buena idea... ¿O sí?

—¿Sabes qué hay alguien que siempre espero tu atención durante todos estos años? —Con la mirada en sus labios, llevo una de sus manos a la quijada de la mujer, acariciando suavemente su barbilla con cuidado de no incomodarla.

Tamara sintió mariposas en su estómago, mariposas que creía muertas hacia tiempo.

—¿Hay alguien así? —Sonrió levemente de lado algo incrédula mientras disfrutaba del tacto del más joven.

—Claro que lo hay.

I found a love, for me
Encontré un amor, para mí.

Una canción muy familiar para ambos sonó. Quizá en ese momento no era la favorita de Ed Sheeran para Tamara, ya que nunca se identifico ni un poco con la letra, no obstante, para Nam era la canción perfecta, en el momento perfecto, con la mujer perfecta.

—¿Me regalas esta pieza? —Tomo con delicadeza y elegancia la mano de ella.

Y por un momento, la del corazón herido se sintió como en un sueño.

—Sera un honor. —Contesto con un tono divertido por la gran caballerosidad que demostraba aquel que alguna vez fue el niño de sus ojos, pero del cual tuvo que reprimir todas la emociones que le producía porque él, en ese entonces, era solo un niño de doce, y ella una chica de diecisiete.

Fijarse en el apuesto Kim SeokJin siempre le pareció un poco más razonable que quedar encantada con la nobleza e inteligencia del pequeño NamJoon. Pero de repente, que esté último apareciera siendo un hombre hecho y derecho, había alborotado de nuevo ese sentimiento que encerró en una cajita.

Darling, just dive right in and follow my lead
Cariño, solo sumérgete y déjate guiar por mí.

Con un suave tirón a su mano, la llevo de vuelta a la pista de baile, solo que está vez, sin temor a no saber moverse, porque la pista ahora era suya. Sus ojos solo la veían a ella, y ella solo lo veía a él.

Las pupilas dilatadas de la mujer llenaron de esperanza su corazón agitado.

Well, I found a girl, beautiful and sweet.
Encontré a una chica, hermosa y dulce.

Danzaban lento y suavemente por la pista, de una manera que parecía que caminaban sobre suaves nubes.

Oh, I never knew you were the someone waiting for me.
Nunca supe que eras ese alguien que esperaba por mí.

Una veloz y ágil vuelta le hizo dar NamJoon a Tamara, para al final atraparla aún más cerca de él, con su brazo abrazando si ancha cintura y la otra alzando alto sus manos entrelazadas.

Cause we were just kids when we fell in love
Not knowing what it was
Porque éramos unos niños cuando nos enamoramos, sin saber lo que era.

I will not give you up this time.
No renunciaré a ti está vez.

En algún momento de la canción, Nam comenzó a murmurar cantando con una voz gruesa y ronca que no hizo más que emocionar y alborotar a Tamara.

But darling, just kiss me slow.
Your heart is all I own.
Pero cariño, solo besame despacio.
Tu corazón es todo lo que tengo.

Para los presentes fue prácticamente imposible no fijarse en aquella nueva pareja que surgía en medio de la pista. La atención se desvío de los novios a los desconocidos con una química vibrante. Aunque, para estos dos, los demás ya no existían en la pequeña burbuja que acababan de crear.

And in your eyes, you're holding mine.
Y en tus ojos estás sosteniendo el mío.

Nam... No me siento bien. —Susurro y él, sin dejar de moverse, le pregunto con calma.

—¿El vino te hizo mal?  —Negó rápidamente—. ¿Quieres que me detenga? —Volvió a negar, y simplemente pego su cabeza al pecho del varón, oyendo sus fuertes latidos de su corazón.

Baby, I'm dancing in the dark
With you between my arms.
Bebé, estoy bailando en la oscuridad,
Contigo en mis brazos.

Tardo en responder, poniéndole nervioso de repente.

Barefoot on the grass
Listening to our favourite song.
Descalzos sobre la hierba.
Escuchando nuestra canción favorita.

—No... No es el vino... Es que me haces sentir embriagada. —Sintió como Kim se tensó, y eso le arrancó una risa traviesa mientras seguían bailando.

—¿E-eso es malo? —Hacia tiempo que una mujer no lo hacía sentirse como inexperto.

—No. Es exquisito. Me encanta como cantas.

Nam sonrió realizado.

When you said you looked a mess.
Cuando dijiste que parecías un desastre.

Inclino un poco más su cabeza, para quedar aunque sea un poquito más cerca del oído de la fémina, para cantarle...

I whispered underneath my breath
But you heard it.
Susurré por debajo de mi aliento, pero me escuchaste.

Tamara quería llorar.

Darling, you look perfect tonight.
Cariño, te ves perfecta está noche.

Y entonces, sin retener más sus emociones, se libero de lo que contuvo por muchos años y que había reemplazado por un amor de papel.

—Creo que me gustas. —Susurro aún más bajó, con cierto temor, pero Nam lo escucho.

Well, I found a woman, stronger than anyone I know
Bueno, encontré a una mujer, más fuerte de lo que conozco.

Aún más ágil que antes, la separó de él para darle dos vueltas seguidas solo para que al final regresará a sus brazos para seguirle cantando al oído, estremeciendo su piel y haciendo sus corazones latir desbocados.

Todo parecía perfecto. Se olvidaron de su entorno sin pensar en nada más, en quién los veía, de quien provenían los susurros, o las emociones de celos y envidia que estaban desatando en cierto varón que los veía con mucha molestia.

Cada palabra, cada estrofa, cada parte del coro, Nam se lo cantaba mirándola a los ojos.

Be my girl, I'll be your man
I see my future in your eyes
Se mi chica y yo seré tu hombre.
Veo mi futuro en tus ojos.

Juntaron sus frentes mientras sonreían complacidos. Tamara soltó despacio la mano de Nam para rodearlo por el cuello, y él puso ambas manos reposando en su cintura.

When I saw you in that dress, looking so beautiful.
Cuando te vi en ese vestido, luciendo tan hermosa.

Susurró casi contra sus labios.

I don't deserve this
Darling, you look perfect tonight.
No merezco ésto.
Cariño te ves perfecta está noche.

Un corto, suave pero muy satisfactorio beso fue lo que Tamara dejo en los labios de NamJoon, quién no quería dejarla ir, pero se contuvo, porque sabía que la canción no había terminado, que había muchos ojos sobre ellos, y que ya tendría mucho tiempo después para disfrutar de cada beso que esa mujer que lo traía loco, podría brindarle.

—Noona... ¿Como puedes ser tan perfecta?

El corazón de Tamara se derritió.

—¿Como puedes ser tú tan perfecto? —Le regreso la pregunta ya rendida a sus pies.

—Entonces seamos perfectos por lo que resta de esta noche.

Gracias por leer!

Como se habrán dado cuenta por la ficha anterior, este one shot (que es mi primer one shot), forma parte de un concurso de escritura.

Espero les haya gustado, me costó mucho trabajo hacerlo, porque me cuesta contar una historia en un solo capitulo. De hecho, tenía pensado algo muy diferente cuando lo inicié, y sentí algo apresurado el desenlace.

Así que, me entusiasma decirles que, aunque esté capítulo tuvo un final, en realidad lo volveré libro después del concurso.

Más adelante estaré subiendo aparte la historia y será mucho más completa.

En fin, espero que les haya gustado, y si fue así, ayúdenme con una estrellita ★ se los agradecería mucho.

Liianshi, cambio y fuera!

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