Prólogo.
Cómo es de costumbre, la escuela suele hacer viajes a ciertas partes del pueblo o fuera de ahí, en este caso se encontraban en el Monte Ebott. La profesora narraba los acontecimientos sucedidos de ese lugar y tú no prestaba ni un poco de atención, no llamo para nada tu atención ese tema, más bien estabas cansado de oírlo.
Aburrido, te alejaste del grupo, subiste una pequeña colina dueña de un campo de adonis amarillas que adornaban con su belleza natural el ambiente, contrastando con este día tan hermoso. Te adentraste al bosque, perdiendote un poco, pero eso no importa, sabías el camino de vuelta este pueblo es muy pequeño a decir verdad, así no había problema.
En la distancia viste a alguien, era otro niño, un chico, un niño como tú, pero él estaba completamente solo. Cuando te acercaste pudiste identificarlo, es Chara, un compañero de clases. Sentiste curiosidad del porqué estaba ahí parado, pero entonces viste que se encontraba al borde de un agujero, una caída al abismo. De inmediato lo tomaste de su suerte verde con rayas amarillas y lo jalaste hacía ti. Por culpa de la falta de equilibrio y estabilidad, los dos giraron en el aire y cayeron al suelo.
Abriste tus ojos, estabas encima de Chara, el muchacho se encomtraba debajo de ti con ojos llorosos, cosa que te sorprendió, pensando que fue por ti, te echaste a un lado y lo ayudaste a levantar.
—¡P-perdón!, ¡no quería hacerte daño!
No dijo nada al respecto, se mantuvo en silenció. Empezó a levantarse por su cuenta, se veía confundido, desorientado, tan fuera de si mismo y lejos de este mundo, te diste cuenta de que algo no andaba bien con él, solo que siendo un chiquillo de 10 años aproximadamente no supiste ver a través de eso, pero esas lágrimas en sus ojos eran más que suficiente para que te preocupes y lo ayudes.
Él se volteo para irse de vuelta con los demás, por cada paso que daba se tamableaba, parecía mareado también.
—Oye...—se detuvo.—... ¿Estás bien?—preguntaste. Él se giro y te miró.—Estabas aquí al borde de ese hoyo, si caes ahí algo malo te pasará. Ahí abajo hay monstruos.—te acercaste a él y tomaste su mano.—¡Ven, vamos con los demás!—exclamaste y te sonrojaste por cómo se escucho eso.—Ya sabes...
Sin más, lo llevaste contigo con los otros y devuelta con la profesora. Desde ese día tuwy Chara se han vuelto unidos, y nadie pensaría todo lo que te ocurría después solo por él.
Bienvenido lector, está es tu historia de amor con Chara Dremurr.
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