Habían pasado 3 días desde que Candy se topó con Rory, los mismos días en que no había sabido nada de ella. Le había pedido su número de teléfono cuando desayunaron juntas pero al parecer Rory le había dado un número falso. Eso la tenía más allá de molesta, no, estaba furiosa.

Ahora no podía encontrarla, no sabía donde vivía, ni su número de teléfono, ni donde trabajaba... en fin, estaba jodida. Ella era la jodida cuando quien debía ser jodida era Rory. Ironías de la vida.

Iba bufando pensando que sólo la volvería a ver si dentro de 27 días se plantaba en el aeropuerto todo el maldito día. Y entonces... creyó verla.

Mierda.

No era ella, pero era alguien muy parecida. A lo mejor eran hermanas, parientes o... quien mierda sabría qué.

Lo importante era que tal vez, esa mujer, igual de deliciosa que su ángel, podría conocer a Rory. Se acercó, con un plan en su cabeza.

―Rory ―gritó tomando del brazo a la extraña.

La chica se giró arqueando una ceja.

―No soy Rory.

―Oh, lo siento. Pero es que te pareces tanto a ella.

La chica sonrió irónicamente mirando la mano que aun sujetaba su brazo.

―Eso dicen siempre.

Bingo.

Candy no pudo evitar sonreír.

―Es que acabo de perder su rastro, chica parecida a Rory.

―Seguramente por el bárbaro con quien vive, ¿cierto?

Candy almacenó ese pedazo de información en su memoria. Al parecer Shane no era bien visto en la familia de su ángel.

―Pues sí, es que...

―¿Se dio cuenta Rory de que te atrae?

Candy soltó su brazo como si se hubiera quemado.

―¿Cómo...?

―Es fácil, tenemos poco más de 5 minutos hablando y ni una vez me has mirado a los ojos...

Candy levantó la mirada.

―Tienes razón, la amo.

―Pues buena suerte por qué a ella no le tiran esas cosas, sólo ha sido de Shane y sólo será de él.

Candy frunció el ceño. Nunca le había gustado que trataran de menospreciar sus esfuerzos. Lo suyo con su ángel no había terminado ni por asomo.

La mujer sonrió más amplio.

―Soy Lauren, prima de Rory.

―Y yo soy Candy.

―Una vez más no me estás viendo a los ojos, Candy.

―Lo sien...

―¿Te gusta lo que ves?

Candy la miró fijamente a los ojos. Lauren sonreía.

―Me gusta mucho Lauren ―contestó decidiendo que le iría mejor siendo honesta.

―¿Qué te parece que si, mientras esperamos a que mi prima salga de trabajar, nos conocemos un poco?

Candy pasó saliva. Pensó en Rory. Juró serle fiel a partir de mañana.

Tomando la mano de Lauren la llevó a su casa.