Debo cumplir mis sueños
Esa noche Candy entró en su habitación y lo que miró en su cama la dejó sin aliento. Rory la miraba con los ojos entrecerrados, lamiendo su labio inferior. Candy no podía ni quería resistirse a ella. Se acercó lentamente, disfrutando el momento. Rory estaba completamente vestida pero dentro de poco lo arreglaría, Candy solucionaría todo.
Llegó al final de la cama y tomó uno de los pies de Rory, sin ceremonias le quitó su zapato e hizo lo mismo con el otro de inmediato. Su ángel solo la miraba sin desprender en ningún momento su mirada de la de ella.
Entonces continuó. La jaló de los pies atrayéndola hacia sí, Rory abrió las piernas para evitar golpear con los pies sus muslos, situación que aprovechó al momento desnudándola. Le abrió los jeans y los deslizó por sus piernas lentamente, dejando al descubierto unas bragas de encaje. Candy sonrió, su ángel era malvado.
Jaló su cuerpo un poco más cerca para levantarla por el torso. Se deshizo de la sudadera y la blusa rápidamente. Rory no había abierto la boca en todo el proceso. La tomó de la nuca y reclamó sus labios en un beso arrollador. Las manos de Candy no podían quedarse quietas. Sin que supiera bien como, tuvo a Rory desnuda un segundo después de romper el beso.
Su ángel era hermoso, total y completamente perfecto.
Miró a Rory buscando en su mirada aceptación o el miedo de la primera experiencia con una mujer. No había ninguna de las dos cosas y no le importó. Era su ángel, Rory le pertenecía y a partir de ese momento jamás la dejaría marchar. Agachó la cabeza, dejándola ver sus intenciones antes de tomar uno de sus pezones en la boca, su ángel echó la cabeza hacia atrás gimiendo. Tomó eso como una buena señal, así que continuó sucamino abajo por el cuerpo de Rory. Finalmente llegó al lugar por el que clamaba su boca, el dulce centro de Rory la convocaba y la encendía como nada más lo había hecho antes. Nadie la había atrapado así antes.
Abrió un poco más sus piernas y dejándose caer de rodillas se colocó en medio de ellas. Con los dedos abrió sus labios, sólo un poco. Rory permanecía callada, dando una silenciosa aceptación, su mirada fija en ella todo el tiempo.
Sin apartar su mirada, Candy la tomó con su boca, lamiendo, chupando y mordiendo, sin piedad. Rory gemía sin control y fue tanta la dulce tortura que le provocaban esos sonidos que se dejó caer en la cama mientras continuaba provocándola. No paró, su ángel era delicioso. Sintió los primeros espasmos recorrer el cuerpo de Rory pero no dejaria de lamerla. Le mostraría bien clarito a quien pertenecía. Cuando el cuerpo de Rory se sintió pesado, fue cuando Candy se levantó totalmente dispuesta a adueñarse de su boca.
―Eres mía muñeca
Rory giró su cara.
―Dilo ángel, di que eres mía
Rory abrió la boca y...
Psss pssss pssss psssss
Candy apagó la alarma y se giró al otro lado de su cama. Nadie estaba con ella.
Su maldito sueño la había dejado exhausta, entre dormida no creía que fuera del todo un sueño, todavía sentía el sabor dulce de su ángel en la boca, pero no podía ser de otra manera.
El día anterior, después de desayunar, poco había faltado para que Rory echara a correr dispuesta a alejarse de ella, casi como si tuviera la peste.
Su ángel había huido de ella.
Candy hizo una mueca, debía hacer sus sueños realidad, era lo que su padre le había enseñado desde pequeña.
―Serás mía muñeca ―murmuró viendo la foto que le había podido tomar con su teléfono en un momento en que Rory se distrajo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro