Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap.35

«Los hombres siempre le han tenido miedo a las mujeres poderosas.»

Gracias por el 1M de lecturas. <3


Observo de forma atenta mi reflejo en el espejo, algunas cosas en mí han cambiado. No hay ni una sola arruga en ninguna parte de mi cuerpo, es como si hubiera rejuvenecido, mis ojos cuando no tengo sed de sangre siguen siendo grises oscuros, sin embargo, no tienen ningún tipo de brillo, están apagados. Me veo como la misma, pero me siento diferente. Todo lo que hay en mi mente es destructivo, peligroso y tóxico, al punto de sentir que una vez deje salir todo, no podre controlarme.

Miro el cofre de oro que Darius mando a traer a mi habitación, en ella se encuentra la corona que hizo para mí. Lo abro y la agarro con delicadeza. Es un poco pesada, aunque muy hermosa. La levanto y la coloco en mi cabeza, sintiendo su peso.

¿Me merezco ser la futura reina de los vampiros?

Mientras me miro la repuesta es clara.

No.

Por eso, tomo una decisión que se la haré saber a todos una vez termine la guerra.

Me quito la corona y la devuelvo a su lugar. Es hora de acabar con los malditos bastardos.

Salgo de mi habitación para dirigirme al área de entrenamiento del castillo. Allí estarán reunidos algunos miembros de clanes y manadas cercanas. Todos nos encontramos unidos para acabar con los cazadores, durante días hemos entrenado y planificando estrategias en caso de que algo pueda salir mal. Abigail junto a otras brujas organizaron un aquelarre para hechizar las armas que usaremos, si corta la piel de un humano, este morirá.

Al llegar al lugar, los soldados se encuentran separados en diferentes grupos, mujeres y hombres de la especie vampiro en un lado y los lobos en otro lado. Mientras voy caminando, me sorprendo al ver una cara conocida.

—¿James? ¿Qué haces aquí? —cuestioné, no esperaba verlo después de lo que paso con Alexander.

—Luna —Deja de hablar con su grupo y me hace una ligera reverencia —. Vengo para pelear en la guerra.

—No pensé que tú...

—Los cazadores también afectan mi manada, además sé que tú no tienes la culpa de lo que sucedió con nuestro alfa. Fuiste importante para Alex y te respeto.

—Bien —asentí, comprendiendo lo que me dice. No deseaba que me odiara por eso. Me despido y sigo mi camino hasta detenerme al lado de Darius y Liam. Al verme, detienen su conversación con unos de los vampiros antiguos. Este me mira de arriba abajo con desprecio, aun así, hace una reverencia. Sonrío con fingida inocencia, no le caigo bien, ni a él ni al resto del consejo. Creen que solo he traído problemas y desgracias para este mundo sobrenatural.

—Mi sol —Me abrazó mi padre, la mandíbula del vampiro se aprieta. Otra cosa que ellos creen es que manipulo a Darius para que haga lo que yo digo.

No es cierto, si fuera verdad, él ni los otros antiguos estuvieran aquí.

—Hermana, ¿lista para patear traseros? —preguntó, una vez que Darius me libera.

—Sí, estoy preparada.

Quiero acabar lo más pronto posible con ellos, estoy cansada de todo esto, solo deseo un momento de calma.

Darius despide al vampiro con un movimiento de mano y dirige su atención a los guerreros, antes de comenzar a hablar.

Realmente no lo escucho, mi mente piensa en Ayrton cuando veo a su beta Anka y algunos miembros de su manada. Se fue cuando aún era invierno y ya la primavera casi acaba.
La última vez que estuvimos juntos me alimento con su sangre, es exquisita. Mantiene mi cuerpo con más energía y poder que cuando bebo la de un humano. Mi hambre se calma, sin embargo, he tenido que alimentarme de ellos.

¿En dónde estarás, Ayrton?

—Nos vamos, Kaela —dijo, Darius. Pone una daga en mi mano y se coloca a mi derecha, Liam lo imita poniéndose a mi izquierda.

Los tres vamos al frente, a una distancia corta se encuentra Anka junto a los lobos transformados, cuidando mi espalda. Se ven grandes e imponentes. Los vampiros mantienen su espacio, pero siempre en alerta.

Cuando damos los primeros pasos, todos los demás también lo hacen. Mantengo mi cabeza en alto y la espalda recta. Hoy es un buen día para acabar con ellos.

Durante el camino, nos mantenemos en silencio, escuchando los sonidos de nuestros alrededores en caso de que sea una trampa de los cazadores.

Unas de las cosas que me costó adaptarme como mitad vampiro, es lo sensible que es mi oído a los sonidos, al igual que mi olfato a los olores. Justo ahora podía escuchas los sonidos de animales pequeños que estaban a kilómetros de distancia. Es fascinante, aunque frustrante en algunas ocasiones.

Los altos árboles nos rodea, todo es muy verde y colorido. Creando un ambiente tranquilizante y acogedor, con el sonido de las aves que destaca por el lugar. Si hoy no fuera un día en el que se derramaría sangre, disfrutaría de lo precioso que es esto.

Llegamos a un sitio que desconozco, los pocos árboles que hay están a una distancia lejana, aparte de eso, no hay nada con vida cerca. Nos detenemos, parece que este es el punto de encuentro elegido para enfrentar a los cazadores. Los lobos y vampiros se distribuyen por el lugar, listo ante cualquier amenaza.

—No tardarán en venir, escucho sus pasos —dijo, Liam, cruzando los brazos.

—Yo igual los escucho, también hay un aroma raro que no logro identificar —expresé, mirando a mis alrededores.

—Deben de ser los experimentos, quizá piensan utilizarlos en nuestra contra —Darius tensa la mandíbula, sus ojos cambian de color.

—¿Será un problema?

—No lo creo, los experimentos son inestables, fáciles de matar.

Por un breve momento miro a Anka, que se ha mantenido a unos pasos de mí. Su cuerpo está tenso y como si estuviera a esperando que alguien pudiera atacarme en cualquier momento. Supongo que Ayrton le dio algunas órdenes antes de irse.

Suspiro, hago un movimiento con mi mano creando un trono al instante. Lo divertido de controlar la oscuridad es todas las cosas que puedo hacer con ella. Siento los ojos de todos sobre mí cuando me siento de manera despreocupada, Liam sonríe y niega al mismo tiempo, Darius me mira orgulloso.

—No puedo esperar a que ocupes mi lugar como monarca, serás una gran líder, mi sol.

Disimulo una mueca, yo no planeo ser la futura monarca. No es mi lugar. Sin embargo, no le digo nada.

Esperamos durante unos minutos, los pasos de los cazadores se escuchan cada vez más cerca, hay muchos de ellos. Cuando podemos ver a algunos de ellos acercarse, varios de los soldados se transforman en lobos.

Van vestidos de negro, traen armas y unas cadenas que sujetan a unas criaturas.

—Los experimentos —murmura, Darius.

Una de ellas se ve como un lobo, pero el doble de grande, aterrador y sus largos colmillos no le permite cerrar bien la boca, por lo que la baba resbala por su mandíbula. No camina en cuatro patas, sino en dos. Sus pies están desformados por enormes garras, al igual que sus manos. Su piel en algunas partes sigue cubierta por su pelaje, aunque el resto de su cuerpo parece a punto de estallar por sus músculos, perecen que le inyectaron demasiados esteroides.

—Es la primera fase de un licántropo —musitó, Anka. Lo miré confundida —. Los hombres lobos hemos evolucionado, eso que ves ahí, es parecido al primer hombre lobo creado. Su parte animal es la que domina, son agresivos, salvajes e inestables. Además, parece que mezclaron su ADN.

Joder. Vuelvo mi vista al frente, otras de las criaturas tienen un aspecto horrible. Sus huesos sobresalen, desnutrido. El color de su piel es gris, ojos totalmente blancos, su boca se encuentra llena de dientes afilados y tiene la oreja y alas parecida a un murciélago. Supongo que esto es un... vampiro.

—¿Esa cosa es la primera fase de un vampiro?

—No. Es horrendo —aclaró, Liam. Mirando con desagrado eso.

—Hieres mis sentimientos al decir eso —Se burla uno de ellos, deteniéndose a una distancia. Son cientos, pero no nos superan en número.

Mi ceño se frunció, estoy confundida. Liam no habló alto como para que él escuchara y un humano no tiene tan buena audición.

—Parece que se han hecho algunas modificaciones.

—¿Saben que de aquí no saldrán con vida? —comentó con ligereza, Darius.

La sonrisa de ese cazador no se borra.

—Yo no estaría tan seguro de eso, morirán o los utilizaremos para nuestros beneficios.

—¿Tienen idea de los estúpidos que son? Cuando ustedes pestañeen, ya los habremos asesinado. Están jugando a ser Dios y apenas son unos simples mortales —decidí hablar.

Él me mira, su sonrisa por un breve momento decae, sin embargo, se recompone.

—Así que eres la híbrida de la profecía. Eres una mujer —espetó con desdén.

—Oh, si no me lo dices, no me doy cuenta. Pensaba que era un extraterrestre.

—Una mujer no nos destruirá —Se ve genuinamente ofendido.

Ruedo los ojos con fastidio. Hombres, siempre subestimando nuestro poder.

—No una, varias — corregí, señalando a las demás chicas.

—Son mujeres, nunca tendrán el poder para luchar contra los hombres.

—No pongas a prueba mi poder ni el de ellas, si no estás listo para la consecuencia. Hablas mucho y haces poco.

Me observa con odio, como si fuera inferior a él. Chasquea los dedos sin dejar de mirarme. Su gente se separa, dándole espacio a un hombre que se pone del lado del inútil.

—Ese es...

—Zigor, rey de los Boutlyn.

Las criaturas tiran de las cadenas, queriendo escapar cuando lo ven. Se forma un silencio, los ojos de Zigor son amenazantes y fríos. En su mano derecha lleva algo, una daga.

La reconozco, leí sobre ella en unos de los libros mientras buscaba información de la primera hibrida. La daga oscura fue creada por los dioses para matar a esa chica y a la siguiente que destruiría todo según Loki, o sea, yo. No puedo usar mis poderes contra ella y si la entierran en mi corazón, moriré.

—La hija de Eider y la nieta del traidor de Blake. Todavía no puedo creer que pensara quitarme el trono utilizándote a ti. No tengo nada en tu contra, pero no puedo dejarte con vida.

—¿En serio piensas que te dejaré tocar a mi hija? —inquirió, mirándolo con desafío.

—No es cuestión de lo que tú pienses, es que lo haré.

Con un movimiento rápido me levanto y me deshago del trono. Anka se transforma, Darius y Liam avanza.

El caos inicia. Desatan a las bestias y Zigor vienen por mí.

Usa su control de la oscuridad para levantar las raíces del suelo y golpear con ella a mi padre y hermano.

Ellos son más veloces y Darius destruye las raíces con un solo ataque. Se acercan cazadores y se disponen a eliminarlos.

Eso no detiene a Zigor, creo flechas, rodeándolo de ellas y muevo mi mano para lazarlas. Una de ellas impacta con su hombro derecho, pero elimina las otras.

—Pequeña zorra —sisea con enojo.

Mi atención se desvía un momento, uno de esos vampiros modificados va a atacar por la espalda a Liam mientras este lucha con los otros. Saco la daga encantada de mi bota y la lanzo directo a la cabeza de esa cosa. En mi distracción, Zigor golpea mi costado con fuerza, haciéndome rodar por el suelo, no tengo tiempo de levantarme cuando repite el golpe, se sienta a horcadas sobre mí, levanta la daga oscura, preparado para incrustarla en mi corazón.

Detento su brazo con una mano y utilizo la otra, sacando mi garra y la hundo en su ojo. Grita, la sangre se desliza por su cara cuando se lo saco. Aprovecho para quitármelo de encima.

—¡Eres una jodida perra! ¡Voy a matarte a ti y a toda tu sucia familia!

—No, no lo harás, pero yo voy a destruir a toda tu gente, hasta que no queden ni un solo de ellos en pie —declaré.

Invoco la oscuridad, ella responde a mi llamado. La siento en cada parte de mi cuerpo, lista para hacer lo que le ordeno.

Anka destrozo la cabeza de un cazador que se acercaba para atacar. A mi alrededor, algunos de los nuestros estaban muertos. Zigor me lanza la daga, mi reflejo es más rápido y la esquivo con facilidad. Cuando ve que falla, furioso, se aproxima para atacarme de nuevo, su enojo no lo deja ver como centro toda mi energía en mi mano y cuando se encuentra a unos centímetros, golpeo su corazón con la oscuridad.

Su boca se abre sorprendida, balbucea algunas incoherencias e intenta alejarme.

—Mira el lado positivo de esta situación, podrás vengarte de Blake por traicionarte cuando llegues al infierno —Liam se acerca sigilo, con su ropa manchada de sangre —. Ten un lindo viaje —Sonreí, viendo como él despegó la cabeza de Zigor de su cuerpo, salpicándome de sangre.

—A seguir matando a estas escorias.

Es momento de que yo tome el control, Kaela.

Bien, acaba con todo.

Había cuerpos esparcidos, la sangre teñía el suelo. No puedo permitir que personas inocentes mueran por mi culpa.

Mis ojos cambian de color, la palidez de mis brazos contrasta con las venas negras que se marca en mi cuerpo y mis alas salen a relucir.

Es hora de jugar.

Hago una bola de oscuridad y se la lanzo al licántropo modificado que se acercaba por mi derecha. Golpeo al próximo con mis alas, antes de crear una espada y clavársela por su garganta, la saco y se la incrusto en su cabeza. Uno de los humanos dispara una pistola varias veces con balas de plata, solo tengo que levantar la mano para detener el ataque. Él al ver eso, intenta seguir disparando, pero ya es tarde. Mando las balas a su dirección y en menos de un segundo, cae muerto.

Un gran aullido me alerta, cuando doy la vuelta sobre mis pies veo a un gran lobo blanco despellejando a dos cazadores. Levanta la cabeza y sus ojos negros me mira, la sangre mancha su pelaje. Sonreí, reconociéndolo.

Ayrton, mi lobo.

—Lobito, estás aquí —Él gruñe y vuelve a aullar —. Hablaremos más tarde, tengo que seguir matando a los malos —Sus ojos no me dejan mientras me alejo.

A una distancia, Darius se encuentra peleando con tres, es rápido, letal ni siquiera puedo pestañear y ya los mato.

Un dolor agudo se presenta en mi hombro izquierdo, lo miro y hay una daga de plata que traspasa mi piel. Muerdo mi labio al sacarla y dejarla caer al suelo, esta cosa quema horrible. El líquido rojo y viscoso no deja de salir. La herida no cerrará pronto.

—Te dije que una mujer no podrá contra nosotros —Se burló, pensando que este corte va a detenerme —. Llego tu hora de morir.

No me muevo y tampoco digo nada.

—¿Te comió la lengua el ratón? —Da unos pasos, confiándose. Detrás de él veo a Ayrton acercándose, lo miro con advertencia, no deseo que intervenga. Se detiene —. Sabía que esa leyenda no podía ser cierta, experimentaré con tu asqueroso cuerpo y...

Se calla abruptamente, mientras él perdía el tiempo hablando, hice que la oscuridad lo fuera rodeando poco a poco, manteniéndolo ahora cautivo.

—¡¿Qué haces?! —grita con pánico.

Ladeo la cabeza, mirando como su cuerpo se estira en direcciones contrarias.

—¿Ahora quién es que morirá, tú o yo? —imite su tono de burla.

—Por favor, por favor —lloriquea, sus extremidades se están despegando de manera lenta, para prolongar su dolor —. Basta, por favor —Las lágrimas mojan su rostro y siento una enorme satisfacción.

Despejo un poco la oscuridad, dándole espacio para moverse. Un simple movimiento de mi cabeza le indica que hacer. Titubea antes de arrodillarse.

—Suplica —le ordené—, porque si el diablo estuviera aquí, hasta rezaría misericordia por ti.

—N-no me mates, ¡ten piedad!

Arrugue la nariz por el olor, se había orinado encima. Una carcajada se escapó de mis labios, no merece vivir.

—Hoy no es tu día de suerte —Hice un puchero, fingiendo pena.

—¡No! —Su grito resuena por todo el lugar y su cuerpo se desprende en diferentes direcciones.

Las bestias y los cazadores me miran y vienen para donde estoy.

Me elevo en los aires, los experimentos vampiros me imitan, intentando atacarme, sin embargo, en unos segundos hago que estallen. El cielo se pone negro al mismo tiempo que levanto a todos mis enemigos, sus gritos son fascinantes, mi poder le hace daño, quiero que sufran.
Flotan, mientras sus miembros van estallando poco a poco.

—Es hora de que todos desaparezcan.

Uno mis manos con fuerza, causando sus muertes. Las partes de sus cuerpos caen, pareciendo una lluvia terrorífica. En mis labios se dibuja una sonrisa cruel, esto se siente también. El poder y la oscuridad vibran con fuerza dentro de mí.

Aterrizo con suavidad en la tierra, ellos me miran, con asombro y respeto. El lobo de Ayrton se abre paso y hace algo que no esperaba. Inclina sus patas delanteras y cabeza, arrodillándose. Un segundo después, las manadas aúllan antes de imitarlo y los clanes se arrodillan, incluso mi padre.

—¡Larga vida a la futura reina oscura! —dijo en voz alta, Darius y todos hicieron lo mismo.

—¡Largo vida a la futura reina oscura!


¡Hola, lunitas! Espero que se encuentren bien.

¿Les ha gustado el capítulo?

¿Qué opinan de Kaela?

Ya volvió Ayrton, ¿qué sorpresa traerá su regreso?

Ig: March_libros.
Twitter: maryoris_baez.

Las quiere, March.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro