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Cap.22

Ojalá nunca te hubiera conocido, creo que todo sería mucho más fácil.


Mierda, ¿ahora cómo salgo de aquí?

Piensa Kaela, piensa.

—Mata a los guardias de la puerta.

—Tendría que pelear con ellos y lo más probable es que el ruido de la posible pelea alerte a Alex.

¡Ahg! ¿Por qué no me quedé en Australia? Nada de esto hubiera pasado.

—Porque quería dejar el recuerdo de tu hijo muerto, además, tarde o temprano te ibas a convertir.

—¿En algún momento te apagas, vocecilla estúpida?

—Cuando te mueras y no soy una vocecilla, soy tu parte demoníaca la que te hace cometer locuras y querer hacer cosas malas; como matar a todos.

—No puedo matar a todos, ellos son inocentes.

—Le quitas lo divertido a la vida.

Paseo la vista por toda la habitación en busca de algo que me ayude a salir de este lugar. Espero que sea la última vez en estar en esta manada, aunque extrañaré a Emma y James.

Espera, si soy una vampiresa puedo volar ¿cierto? O bueno… en las películas vuelan.

—Solo sal por la ventana, al idiota de tu mate se le olvido la vez que te escapaste por ahí y no hay ninguna seguridad.

—La otra vez casi me rompo el pie.

—Antes no eras una híbrida. 

Tiene razón. Me muevo sigilosamente, lo menos que quiero es que se enteren de mi escape y enfrentar de nuevo a Alex.

Saco los pies por la misma ventana de la que traté escapar la primera vez, suspiro antes de dejarme caer al vacío. La diferencia de aquella ocasión y esta, es que aquí quedo de pie sin ningún rasguño, excepto el pequeño dolor de las heridas que están sanando.

Me pregunto, ¿por qué esta parte de la manada tiene menos seguridad? Ante cualquier ataque, este sería el mejor lugar para entrar. Observo a mis alrededores, al no ver a nadie cerca avanzo recordando mi sueño con ese hombre.

«Al final del bosque, cerca del lago que se encuentra en el este de la manada encontrarás un sendero de rosas muertas, estas te guiarán a un castillo; ahí me encontrarás.»

—¿Y si todo es una trampa para matarte?

—Pues estaré muerta y ya, de todos modos no es que me encuentre segura con Alex.

Un ruido detrás de mí, me pone alerta. Que no sea un guerrero, que no sea un guerrero, que no se…

—¿Luna? —doy media vuelta sobre mis pies y observo un joven rostro desconocido —. ¿Qué hace usted acá? —interroga evitando contacto visual.

—Y…yo estoy dando un paseo —respondo rápidamente. El chico me mira con desconfianza, pero asiente.

—No debe andar sola por esta parte de la manada, luna.

—Sí, lo sé. Solo necesito un poco de tranquilidad y este es el sitio adecuado.

—Bien, no se tarde mucho, luna —dice antes de irse.

Lo mejor es darme rápido, para eso soy una vampiro. Llego al final del bosque, donde se encuentra un bonito lago congelado, las montañas de fondo y altos pinos cubiertos de nieve le dan al lugar un aspecto de esos que se ve en las revistas, que te cuesta creer si son reales o no.

Hasta ahora no me había dado cuenta de que no siento frío, en cambio mi piel se encuentra helada, supongo que es algo de vampiros.

El sonido de una rama rompiéndose me pone en alerta y el olor a lobo llega a mi nariz.

—Oh, pero miren a quien tenemos aquí —la desagradable voz de Cleo irrita mis oídos, no la había visto desde aquel día en la universidad —. Si es la patética humana que resultó ser una híbrida.

—¿No tienes algo mejor que hacer, Cleo? —entorné los ojos con molestia —. No tengo tiempo para perderlo contigo.

—Por los alrededores se comenta lo que hizo Alex contigo y que mató a Chad, así que supongo que escapas de él, ¿no?

—No son tus problemas lo que haga o deje de hacer.

—Creo que Alex se sentiría orgulloso si te llevo ante él —da golpecitos con los pies y sonríe al ver lo tensa que estoy. Perra —. Pero no lo haré, me convienes más lejos que cerca de mi osito.

—Cuidado si lo irritas y seas la próxima muerta.

—Cállate, aunque seas una híbrida, no manejas tus poderes, por lo que en un rápido movimiento puedo apagar tu miserable vida para siempre.

—No lo harás, sabes que eso también significaría tu muerte —se queda callada y ahora soy yo la que sonrio —. Espero que no acabes muerta con la furia de tu osito.

—Eres una perra —sinsea con enojo.

—No, soy una vampiro. Que te vaya bien con tu osito —me despido burlonamente y cojo el sendero de las rosas muertas.

¿Por qué estás rosas se encuentra muerta cuando todo en mi entorno se halla lleno de vida? El camino cada vez es más estrecho, algunas ramas cortan mi piel, pero las heridas se cierran con rapidez.

En esta parte del bosque, todo se ve siniestro, los árboles cubiertos de algo negro y viscoso, además de secos y con olor a animales muertos. Esto no me agrada para nada, quizá si es una trampa para matarme aquí mismo, nadie se daría cuenta.

No puedo usar mi velocidad, ya que estoy rodeada de grandes ramas y algunas de ellas con espinas. No sé cuánto tiempo pasa hasta que salgo del bosque. Frente a mí se alza un imponente castillo, parece antiguo, sus colores son opacos y todo lo que se puede ver me gusta. Pensaba que los vampiros vivían bajo la tierra y que todo a su alrededor estaría muerto.

Mi cuerpo impacta contra el suelo cuando alguien me empuja poniéndose encima de mí y llevando mis brazos a una posición dolorosa.

¿Acaso mi destino es estar en el suelo?

Desde esa postura, observó varios hombres rodeandome y apuntándome con armas.

—¿Qué demonios?

—¿Quién eres tú y qué haces en nuestra tierras? —aprieta con más fuerza mi brazo.

—Huele a perro, significa que estaba con los lobos —dice uno de ellos.

—Es una vampiro, pero no pertenece a ningún clan cercano.

—Habla, ¿cómo llegaste hasta aquí?

—¿Con los pies? —Cuando esas palabras salen de mi boca, soy levantada con brusquedad por el que estaba encima de mí. Me gira para que quede frente a él y sus ágiles manos envuelven mi cuello.

—Si no quieres morir, contesta mi pregunta sin ninguna broma —pongo mis manos arriba de las de él tratando de quitármelo, pero no puedo. Sus inepresivos ojos negros me miran con amenaza, en cualquier momento puede matarme.

—T...tuve un sueño con un hombre y él me guió hasta aquí.

—¿Cómo se llama ese hombre?

—No lo sé, solo me dijo que dijera mi nombre.

—¿Tu nombre es…? —pregunta con impaciencia.

—Soy Kaela Williams —El chico abre la boca con asombro y en sus ojos se presenta el miedo. Se aparta de mí y baja la cabeza. Los otros chicos que me rodeaban también se muestran sorprendidos, aunque repiten la acción de bajar la cabeza y guardan sus armas.

—L-lo siento, alteza. Ha sido un grave error nuestro tratarla así, le pido por favor que no le diga al rey de esta terrible ofensa, no volverá a suceder —Se muestra muy nervioso, hasta balbucea algunas cosas que no logro entender.

Aunque en mi cabeza se reproduce la palabra alteza. ¿Los vampiros tienen una monarquía? Y si es así, por qué ellos me dicen alteza si ni siquiera pertenezco a este lugar, o eso creo.

—¡Cortenle la cabeza! —Desde que la reina roja de Alicia en el país de las maravillas dijo esa frase, siempre desee decirla. Sin embargo, creo que no fue un buen momento para usarla —¡No! —grité horrorizada cuando vi que iban a cumplir lo que dije. ¿Quién demonios soy para que ellos cumplan lo que digo? —. Es solo una broma —Creo que al chico estuvo a punto de darle un infarto, si pudiera.

—Lo siento, alteza. La llevaremos con el rey —dice otro de ellos, lo único que puedo hacer es asentir.

—¿Por qué me llaman alteza? —inquiero viendo el bonito jardín que rodea el castillo.

—Usted es la hija del rey Darius —Me detengo bruscamente y ellos se giran para mirarme.

—¿Es una broma? ¿Cierto? —niegan. Ay, no. ¿No podía seguir con mi vida normal y sin dramas? Un mate loco, un padre rey, gente que me quiere matar, yo híbrida, ¿esto podría ser peor?

Yo no digo nada, ni ellos tampoco. Más adelante hay un sendero de margaritas y quedo totalmente maravillada, son mis segundas flores favoritas. Llegamos a la entrada del castillo, la gran puerta es abierta cuando estamos frente a ella y ahí aparece… espera ¿ese es el vampiro que atacó la manada de Alex?

Una sonrisa juguetona se instala en sus labios al ver que lo reconozco.

—Pueden irse —les dirigen una reverencia y desaparecen —. La hija favorita de padre al fin se encuentra en casa —Sus ojos verdes son brillantes y expresivos, es muy alto. Tiene el cabello castaño y un mechón le cae en el rostro. La piel extremadamente pálida, al igual que todos los vampiros que he visto hasta ahora.

¿En serio es mi hermano?

—Sí, soy tu hermano. El menor, específicamente —¿dije la pregunta en voz alta? —. No, pero puedo leer tu mente —Creo que se dio cuenta de mi cara de horror ya que se echó a reír de una forma bastante alta —. Ven, te llevaré a darte una ducha antes de conocer a padre, tu olor a ese perro de tu mate es bastante desagradable —no respondo y lo sigo — ¿Eres muda? —niego — ¿Por qué no hablas?

—Creo que estoy en shock, es mucha información que procesar.

—Y eso que todavía falta lo peor —susurro, pero lo entendí perfectamente.

¿Algo peor? Estoy jodida.

Este castillo parece un laberinto, aunque uno muy bonito. Al contrario de la fachada antigua, el interior es elegante y moderno. Grandes cuadros decoran los pasillos, algunos son de personas y otros de paisajes un tanto tenebrosos.

Por el camino nos cruzamos a varios vampiros, algunos de ellos me miraban con un extraño interés y otros pasaban de mi presencia. Liam, el que se hace llamar mi hermano, caminaba despreocupado y a la vez con la elegancia de un depredador. A su lado parezco un patito feo.

—Bienvenida a tu humilde morada —dice abriendo una gran puerta —. Esta es tu habitación, padre la mandó a decorar para ti —mi «humilde habitacion» es todo, menos humilde.

Hay una sala, una jodida sala en este aposento. Los colores que destacan es el blanco y dorado, con un estilo minimalista. Una enorme cama con dosel ocupa el otro lado de la habitación. Lo que veo por el enorme ventanal me deja maravillada, puedo ver todo el bosque y casas que desde aquí se aprecian pequeñas.

—La mejor habitación para la princesa de padre —expresa con sarcasmo.

—¿Por qué cuando se llega al castillo no se ven todos los hogares? —pregunto con la vista en el exterior e ignorando lo que dijo.

—Están detrás de el ya que el castillo es una protección en caso de una guerra. Bañate y en diez minutos vendré a buscarte, en aquella puerta a la derecha hay un closet con ropa para ti.

¿Por qué si mi padre es un rey me abandonó en Australia? ¿Y mi madre por qué lo permitió? ¿Cómo es que pensé todo este tiempo que era humana?

Esas y muchas otras preguntas rondan en mi mente en el momento que estoy en la ducha. Los diez minutos pasan rápido y cuando Liam llama a mi puerta, ya estoy lista con una cómoda ropa.

Todo estará bien, todo estará bien. No tienes que estar nerviosa, todo estará bien.

—Tranquila, eres su hija favorita, por lo tanto, nada pasará —expresa con despreocupación.

—Deja de decir eso —musito.

—¿Qué?

—Que soy su hija favorita cuando eso no es cierto —resopla divertido.

—Créeme cuando te digo que lo eres. 

—Si ser su hija favorita es dejarme en orfanato hubiese elegido no serlo.

—Pronto entenderás los motivos —Llegamos a un amplio comedor, donde se encuentra un hombre dándonos la espalda. Al sentir nuestra presencia se gira y yo me quedo sorprendida.

Es el mismo hombre que vi en mi sueño o lo que sea que fuera. Es igual a mí, bueno, yo soy igual a él, pero en una versión masculina. Es demasiado alto, musculoso, una barba cubre tu mandíbula y siendo sincera no parece para nada un viejo.

—Mi pequeña sol, al fin te tengo en casa —De repente tengo los brazos de Darius rodeándome, durante un momento estoy paralizada. Muchas veces soñé con un abrazo así y me preguntaba qué hice mal para ser abandona, ahora lo único que me provoca es rechazo. Lo alejo de mí y se queda paralizado.

¿Pensaba que todo se arreglaría tan fácil?

—Hola, soy Kaela, la hija que abandonaste —me presento con ironía y lo único que hace es reírse.

—Eres igual a tu madre —la nostálgica se hace presente en sus ojos grises como los míos. ¿Dónde estará mi madre? ¿Llegará después?

—Tu madre Eider murió y antes de que te preguntes, no, no es mi madre. Solo somos medios hermanos —dice Liam sentado en una de las sillas. 

—¡Liam! —grita enfurecido Darius.

—¿Qué? De todos modos se lo ibas a decir —se encoge de hombros despreocupado.

Soy incapaz de moverme o de decir algo. Su muerte no debe de dolerme si nunca la conocí ni sabía de su existencia, pero una opresión en el pecho hace quiera hacerme ovillo en el suelo y llorar. ¿Por qué me siento así? Creo que tenía la leve esperanza de… tener una madre. Es como si volviera a perder algo que nunca tuve. 

—¿Te encuentras bien? 

—¿Por qué me abandonaste? ¿No era lo que deseabas y por eso tuviste otro hijo? —me froto los ojos  tratando de no llorar ¿Por qué quiero hacerlo?

—No es así, déjame explicarte —Intenta acercarse, pero yo me alejo.

—Pues hazlo —contesto con la indiferencia que no siento. Se sienta y yo lo imito.

—Todo comenzó cuando conocí a Eider en el bosque, quedé embobado con su presencia y el olor de su sangre fue como un afrodisiaco, ahí supe que era mi tua cantante. Sin embargo, ella se fue y no la volví a ver hasta semanas después. Era una loba, pero no me importó, iba a matar a todo aquel que se interpusiera en nuestra relación —¿loba? —. Todo fue muy bien, la amaba y ella me amaba a mí, aunque nunca me habló de su pasado, pero no me interesaba, solo la quería a ella. Pasamos dos siglos juntos, fuimos muy felices, peleábamos porque Eider era muy testaruda y le gustaba llevarme la contraria —Una sonrisa se dibuja en su rostro —. El clan la aceptó y ella fue una reina justa y luego llegaste tú. Nuestra felicidad estaba completa, aunque a tu madre le preocupaba algo, siempre estuvo alerta a cualquier cosa. Traté de que compartiera su miedo conmigo, pero siempre evitaba el tema. Al mes de vida tuyo, encontramos su cuerpo quemado, los padres de tu mate, su manada, mataron a tu madre.

—¡¿Qué?! —balbuceé —. Alex me dijo que tú mataste a sus padres, no que ellos mataron a mi madre.

—Es cierto que los maté al igual que a muchos de su manada, me hallaba furioso, desolado, me habían arrebatado a mi otra mitad, ellos tenían que pagar. Luego llegaron otras amenazas, sin embargo ahora eran contra ti, intentaron matarte en varias ocasiones, aunque esta vez no eran los lobos. Los boutlyn están detrás de ti desde tu nacimiento, la mejor forma de protegerte fue buscar una bruja que durmiera a la verdadera tú y mandarte a otro continente haciéndote pasar por una humana. Un año después tuve a Liam con una vampiresa para desviar la atención de todos. Eso funcionó hasta que dieron donde estabas y yo tuve que traerte de regreso, al entrar en contacto con tu lugar de nacimiento, el hechizo cada día se iba desvaneciendo. Por eso no quería que estuviera cerca de Alex ni de esa manada. Tú eres Kaela Hassler Allard, princesa heredera del clan “Hell.”

—No, no. Nada de eso es cierto —siento mi cabeza a punto de estallar, mi mundo da vuelta sobre mis pies. Mi vida es una puta mentira —¡No! —grito con furia. Me levanto de la silla y doy vuelta como un león enjaulado, hasta que caigo en cuenta de algo —. Dijiste que mi madre era una loba y que los boutlyn están detrás de mí, ¿cierto? —Darius asiente confundido —. Entonces ¿por qué no soy mitad loba y si mitad boutlyn?

—¿De qué hablas? Eres una híbrida, mitad lobuna y mitad vampira —Darius y Liam se me acercan y lucen amenazantes.  

—No, cuando el verdadero yo despertó lo hizo la parte vampiro y la parte boutlyn. Mis ojos se ponen negros y mi piel se llega a poner extremadamente pálida haciendo relucir unas venas negras. La bruja Abigaíl me lo confirmo, dijo que por eso me buscaban los boutlyn. Por lo que represento. 

—No, nada de eso es cierto. Ella… era una loba, tu igual lo eres —frunce el ceño inclinando su cabeza hacia delante.

—Eider te engaño sobre lo que era o en realidad no soy hija tuya —cuando digo eso último, sus ojos se vuelven fríos e inexpresivos.

—Tu madre nunca me engañó con otro hombre, tú eres mi hija —Yo también lo creo, el parecido que tenemos lo puede confirmar.

—Padre, ella no tiene el aroma a loba, cuando llegó tenía el de su mate, pero pensé que era porque esa parte no había despertado aún —Darius asiente dándole la razón y luciendo preocupado —. Si eso es cierto, debemos decirle lo otro.

—¿Hay más información que no sé? Juro que mi cabeza no da para otra cosa —expreso sintiéndome agotada mentalmente.

—Cuando estuviste en Australia, estuve pendiente a todos tus pasos y eso incluye que se lo dé tu embarazo —me tenso y me alejo molesta.

—Kaela…

—No, no quiero recordar eso.

—Kaela…

—Te he dicho que no quier…

—Tu hijo está vivo, Kaela.

Justo en ese momento mi cuerpo se desvanece y se deja arrastrar por la oscuridad.

¡Hola, hermosuras! Espero que el capítulo les haya gustado.

Es el capítulo mas largo que he escrito hasta ahora de esta novela, así que presten atención a las informaciones que di en el.

¿Cómo creen que reaccionará Kaela ante la noticia de su hijo vivo? ¿Ustedes se lo esperaban?

En el anterior capítulo algunas lectoras adivinaron quien será el otro hombre en la vida de Kaela...

Lo que se viene no será bueno.

Instagram: March_libros

Les quiere, March.

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