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Cap.18

A veces los finales felices no son como esperamos.

-------------------Capítulo dedicado a AlannyCruzrodriguez

¿Dónde estoy? Es la pregunta que me llevo haciendo todo este rato, aunque no obtengo alguna respuesta. ¿Cómo llegué aquí? Estaba tranquila en mi habitación, un dolor agudo en mi cabeza se hizo presente, algo me llamó y de repente todo fue oscuridad. 

La misma oscuridad me envuelve sin permitir que pueda ver algo de mi entorno. Mis pies tocan algo caliente y pegajoso, pero no sé qué es. 

—¿Hola? —Silencio, esa fue mi única respuesta. Un silencio que me volvería loca al igual que este lugar si permanecía por mucho tiempo.

No sé si tengo minutos u horas aquí encerrada, sin embargo no encuentro como salir. Llevo dando vueltas sin ningún resultado; el calor aumenta y cada segundo que pasa, me cuesta más respirar.

—Kaela —Escucho como mi nombre es pronunciado con preocupación, sin embargo, no hay nadie —. Kaela, corre. Te matarán si te atrapan… ¡Corre! ¡Vendrán por ti! —La desesperación de esa voz me causa terror y me eriza la piel.

—¿Quienes vendrán por mí? ¿Por qué me quieren? —Angustiada pregunto a la nada, mi corazón palpita cada vez más rápido.

—Eres destrucción… Acabar contigo es la mejor opción, pero no dejes que te destruyan como lo hicieron conmigo. No hay tiempo para ti, solo ¡corre!

—¡No! —Un gimoteo o quizás un grito desgarrador sale de mi garganta, no lo sé. No sé nada y me asusta. ¿Esto es real? El dolor que abraza a mi cuerpo es como una llama ardiente, va creciendo y no para.

Caigo sobre aquella oscuridad, no puedo respirar, ¿por qué no puedo respirar? Grito, grito tan fuerte como puedo, aunque nadie me escucha. Siento como mi cabeza va a explotar en cualquier momento y aquella maldita voz no deja de hablar.

—Corre, corre, ¡corre! No te detengas.

—¡Callate! Deja de hablar, por favor —Tapo mis oídos con mis manos, pero no funciona. Nada funciona.

 Haz que se calle y que deje de doler, por favor. ¿Por qué duele? Ahora mi garganta arde, arde como si la lava corriera por ella, arde como si nunca hubiera bebido agua.

Lup-dup, lup-dup, lup-d… ya no late, mi corazón no late ¿estaré muerta?

—A…alex —No puedo evitar que un quejido salga de mi boca, siento sus dedos tocando suavemente la piel de mi mejilla o a lo mejor es una alucinación.

—Shh, ya estoy aquí, amor —aprieto sus dedos con los míos cuando siento algo desgarrando mi pecho, esto duele.

—Du...duele, haz que pare —Me aferro a él tratando de aliviar mi dolor, aunque no funciona. Vuelvo a sentir la sensación de asfixia y que el calor aumenta cada segundo que pasa.

Los sollozos sacuden mi cuerpo, mi garganta se siente como si la estuvieran desgarrando y ya ni siquiera puedo escuchar el sonido de mi corazón. Por un momento todo para, no escucho ni siento nada, es como entrar en un trance. 

—Todo estará bien, luna —No, nada estará bien. Algo me desgarra por dentro, quitando todo dentro de mi, no me siento como Kaela.

Abro mis ojos con un jadeo de dolor y lo primero que veo es a él. En su cara pasan varias emociones, pero la que destaca es el horror hacía… hacía mí. Se aleja de forma brusca, como si mi cuerpo quemara. Lo miro desorientada, ¿por qué se aleja? Me siento en la cama tratando de decir algo, sin embargo, no sale nada. Siento sed… sed de sangre.

—A...alex, ¿qué tengo? ¿Por qué me siento tan sedienta? Mi garganta arde, como… Como si necesitara s-sangre —mi voz sale temblorosa, tengo miedo. ¿Qué demonios me está sucediendo?

—E-eres una vampiro —susurra impactado, aunque lo escucho perfectamente.

—No… no puede ser —Cuando dije esto él ya ni siquiera se encontraba en la habitación.

Me acerco al espejo a pasos lentos o eso creo, porque en menos de un parpadeo estoy mirando mi reflejo. Lo que veo me deja aterrorizada, un grito agudo sale de mi, esta no puedo ser yo. Mis ojos grises ahora son rojos con un toque de negro, mi piel esta extremadamente pálida, tanto que puedo ver mis venas, aunque estas son negras. 

Toco mi piel y ya no encuentro la calidez que poseía, en cambio mi piel se encuentra fría, fría como si estuviera… muerta. Eso lo confirmo cuando llevo mi mano hacía donde está mi corazón y este ya no late.

—¡Oh, Dios mio! —una exclamación de asombro y temor llama mi atención. La sirvienta humana se encuentra pasmada en su lugar, supongo que mi aspecto da miedo. Intenta escapar y en menos de un segundo estoy a su lado. 

—Shh, no te haré nada —Mi mano tapa su boca cuando estuvo a punto de gritar. Su cuerpo tiembla, está asustada. El corazón le late como loco y se puso pálida. 

La vena de su cuello llama mi atención, la necesidad de clavar mis colmillos y beber de su sangre hasta satisfacer mi sed es demasiado grande.

Hazlo, bebe de ella. Es nuestra presa.

Mis colmillos salen a relucir, ella se retuerce en mis brazos tratando de escapar, niega mientras lentamente las lágrimas bajan por sus mejillas. 

Acerco mi rostro al suyo, su respiración se agita y solloza cuando lamo la lágrima que cae por su rostro. Una lenta sonrisa se forma en mi rostro, me llena de satisfacción su miedo.

—Por f-favor, no… —Agarro su cabello y tiro de el ladeando su cabeza y acallando su súplica clavando mis colmillos en la delicada piel de su cuello.

Una vez que la sangre tocó mi boca, no puede parar, la sensación de que su vida se va poco a poco entre mis manos, me llena de adrenalina y de deseo de más.

Bebo desesperada de ella, hasta que sus brazos ya no luchan contra mí y su corazón deja de latir. Dejo caer su cuerpo y lo observo con atención. Debería de sentir remordimiento, aunque siendo sincera, deseo más.

Relamo mis labios sintiendo todavía la sangre de ella. Me acerco a la ventana y me tiro por ella para escapar, esta vez no me paso nada como la primera ocasión, mi cuerpo era más ágil, fuerte y rápido.

Mis pies se mueven con una velocidad impresionante, a pesar de esto, puedo observar todo lo que hay a mi alrededor con detalles y escuchar hasta el mas mínimo sonido. 

Reduzco la velocidad de mis pasos al sentir el aroma de humanos cerca. Me acerco a pasos silenciosos, hay alrededor de tres chicos y dos chicas. Miro como ríen y se divierten, es una lástima que hoy vayan a morir.

Ve y mátalos, Kaela, hazlo ya.

Obedezco a esa retorcida parte de mí, esa que desde despertó no le importa nada mas que saciar su sed de sangre. Salgo de mi escondite para comenzar mi cacería. La primera en verme es una chica que jadea con expresión de horror llevándose la mano a la boca; creo que mi aspecto y ojos les causaron miedo. Los otros chicos la miran preocupados antes de notar mi presencia y obtengo la misma reacción de miedo.

—¿Qué pasa chicos? ¿Ya no se divierten? —Una lenta sonrisa aparece en mi rostro, mis colmillos salen a relucir y mis manos hormiguean por querer romper sus frágiles cuellos. 

—T-tú… tú —balbucea uno de ellos.

—Yo… ¿yo qué? —le insisto a continuar la frase.

—Eres un vampiro.

—¡Sí! —exclamo divertida, aunque mi diversión desaparece —. ¿Por qué demonios no corren o intentan defenderse? No será divertido matarlos si ustedes no hacen nada —hago un puchero de molestia, están parados como estatuas y sin poder creerse lo que ven.

Unos de los chicos se abalanza sobre mí, de un rápido movimiento lo esquivo y presiono su espalda contra mi pecho, su corazón late deprisa, el pobrecito se encuentra asustado. 

—Mmm, hueles delicioso. Apuesto a que tu sangre sabe igual.

—No, no por f-favor… —Un golpe en la parte trasera de mi cabeza hace que me aleje un poco del humano, aunque no lo suelto. Volteo llevando mi atención hacía la chica que me golpeo.

—Oh, que lindo. Vienes a ayudar a tu amigo, es una lástima que no puedas —Despego la cabeza del cuerpo del chico en un movimiento rápido, provocando que su sangre nos salpique, ella de forma instintiva comienza a correr gritando por ayuda, sin embargo, no tardo en estar a su lado con su cabeza en mi mano y su cuerpo tirado en el suelo, tiñendo la nieve de rojo —. ¿Dónde están chicos? Es su turno de jugar.


Ver los cuerpos sin vida me llena de satisfacción, una parte de mi todavía siente la necesidad de seguir matando y la otra se pregunta ¿por qué demonios hice esto?

Observar mi cuerpo lleno de sangre me hace pensar que soy un monstruo, aunque después de lo que hice hoy, si soy un monstruo. 

A pasos lentos me dirijo a la manada, necesito a Alex conmigo. No sé qué mierda pasa con mi vida, pero me asusta. Me asusta saber que nunca fui quien realmente creí que era. Mi mente tiene muchas preguntas, aunque ninguna respuesta. 

¿Quién soy? Era una chica normal, sin embargo, estoy sumergida en este mundo sobrenatural y ahora soy parte de el.

Con cada paso que doy, los miembros de la manada me observan con asombro, otros quizá con miedo. Las madres esconden a sus hijos como si yo les fuera a hacer algo, cosa que a mí me asusta ya que se que puedo ser capaz de eso. Los murmullos son cada vez mas y mas.

—Por la diosa, ¿es nuestra luna?

—¿Qué le pasó?

—Es una vampiro, huele como una.

—Está llena de sangre, ¿nuestro alfa sabe de esto? 

De repente, estoy rodeada por los guardias de Alex. Entre ellos me agarran con fuerza y unos de ellos aprovecha para ponerme unos grilletes. 

—¡¿Qué les sucede?! ¿Por qué me ponen esto?! ¡Soy su luna! —golpeo a uno de ellos con fuerza, intentando liberarme. Los otros me sujetan con mayor presión y cuando trato de quitarme los grilletes, no puedo, esto queman mi piel. Me arrastran con determinación, a pesar de mis esfuerzos por librarme de ellos —. ¡Sueltenme! ¡Juro que los mataré! —Llegamos al centro de la manada donde se encuentra Alex y varios miembros —. Alex… —cuando doy un paso hacía él retrocede mirándome con odio. Quedo petrificada en mi lugar sintiendo la sensación de rechazo. 

—Alejense —le ordena a los guardias —. Me traicionaste, ¿cómo pudiste hacerlo?—con brusquedad tira de mis brazos encadenados.

—¿Qué? Yo no… 

—¡Mataste a un miembro de mi manada! Vienes cubierta de sangre humana y eres un jodido vampiro y ¡te atreves a decir que no! —grita furioso a centímetros de mi rostro, sus ojos ahora dorados me miran con desprecio y asco. 

—¡No! Ni siquiera sabía esto, tienes que creerme —le suplico, sintiéndome indefensa contra él.

—¿Creerte? Eres igual de despreciable, una asesina y justo ahora, te odio —se aleja unos pasos, todo el lugar está en silencio.

—¡No puedo manejar esto, maldición! ¿Crees que quise verme involucrada en este mundo? Justo ahora estoy que muero de miedo, hace unos meses atrás creía que era humana y ya no lo soy. Tengo miedo, miedo porque no sé quién soy. No pude controlar esa sed asesina que siento, sin embargo, me estas odiando por algo que no pedí o elegí, no tengo la culpa de que unos vampiros mataran a tus padres —en un abrir de ojos lo tengo sujetando mi garganta.

—No te permito que hable de ellos —gruñe clavándome sus garras —. No eres nadie para mencionarlos.

—Alex, joder. Piensas las cosas, es tu luna —es la primera vez que James habla desde que llegué.

—Mi expectativas para ti eran altas y me fallaste —siento como la sangre de mi cuello baja lentamente, su mirada en ningún momento se aparta de la mía.

—Te fallaron las expectativas que tenías para mí, no yo. En cambio nunca me cree expectativas sobre ti y ya me estas fallando —sus garras se hunden mas en mi piel —Vamos, hazlo. Mata a la mujer a la que algunas vez dijiste que querías —Estuvo a punto de hacerlo, sino hubiese sido por Chad quizá si estuviera muerta. Lo que más me dolió es que no iba a pensarlo dos veces para matarme. 

—¡¿Qué te sucede?! Es tu luna, joder —quita su agarre de un empujon e impacta su puño en su mandibula. James y sus guardias se acercan, la furia de Alex incrementa y unos de sus guardias agarra a Chad.

—Así que viniste a defender al enemigo, poniéndote contra tu alfa —Una sonrisa irónica sale de sus labios —. Son tal para cual.

—No le hagas nada, por favor —le vuelve a suplicar cuando veo sus intenciones, no me perdonaría que le hiciera algo a Chad por mi culpa —. Es conmigo con quien te encuentras enfadado.

—Nadie, pero nadie puede meterse con lo que es mío. Tampoco desafiarme delante de mi gente y no tener consecuencias —grito hasta que mi garganta arde, nadie hace nada cuando con crueldad Alex atraviesa el pecho de Chad justo donde está su corazón. Ella solo aparta la mirada mientras solloza y todos los demás no creen que su alfa haya hecho eso. 

—¡No! No… —lloro, mis lágrimas bajan por mis mejillas unas tras otras. Me doy cuenta de que mis lágrimas es sangre, ya ni eso es normal en mí. Sus guardias tiran de mis grilletes cuando me abalanzo sobre Alex, la mirada que me da él es de indiferencia y frialdad.

—Todo aquel que se interponga en mi camino o intenten traicionarme pagará las consecuencia —decreta con su voz de alfa para que todos lo escuchen —. Llevenla al calabozo, estará ahí hasta que yo decida.

—Te odio, juro que te odio.

—El sentimiento es mutuo, Kaela.

 Holis, hermosuras. Disculpen mi tardanza en subir este capítulo.

Aclaro que Kaela cambiará mucho, su verdadera naturaleza estuvo reprimida por mucho tiempo y de por si los vampiros son crueles. Además ella es una híbrida.

Alex... Alex es solo un pendejo que deja que la furia lo ciegue y estuvo a punto de matar a Kaela.

¿Creen que Kaela lo perdone?

Siendo sincera me gustó mucho escribir este capítulo.

Si les gustó voten y comenten, me ayudan mucho💕

En mi instagram le estaré subiendo algunos spoiler:  March_libros

Les quiere, March.















 




 


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