29. El drama del regalo
📅 30 de diciembre
📅 Una semana después
Estoy en casa de Kepa. Me ha vendado los ojos y me ha bajado al sótano. Dice que quiere darme su regalo de reyes anticipado. Me muerdo las labios nerviosa pensando en lo que puede ser.
- Ya puedes quitarte la venda, Naroa.
Llevo mis manos detrás de mi cuello y me quito la venda. Parpadeo un poco para acostumbrarme a la luz del sótano cuando jadeo ante lo que tengo delante de mi. Es un coche negro con un gran lazo rojo. Kepa me mira muy entusiasmado.
- ¿Te gusta? -me pregunta mirándome muy contento mientras yo tengo que aguantarme el cabreo que me está entrando ahora mismo.
- ¿Qué es esto Kepa?
- Pues un coche, que va a ser Naroa -contesta él como si fuera un freidora.
- ¿Me has comprado un puto coche?
- Si... ¿qué pasa? pensé que te gustaría...
Kepa me mira algo confundido y yo cruzo mis brazos pasando mi lengua por el labio superior mientras me la muerdo.
- Pues no, no me gusta Kepa.
- ¿Y porqué?
- ¿Cómo que porqué? Joder. Que es un cochazo que te tiene que haber costado una pasta...
- ¿Y? gano bastante dinero, puedo permitirme regalarle un puto coche a mi novia ¿no crees? -me grita Kepa mirándome enfadado.
- ¡Ese es tu problema! Que TÚ si puedes permitirte un coche y lo que te de la gana, pero yo no idiota -le grito yo al mismo nivel que él.
- ¡Qué sólo es un coche Naroa! Joder.
- Un coche, un coche... joder, ¿tú es que no te enteras que yo no necesito tus regalos caros?
- Yo lo único que sé es que te he regalado un coche con toda la ilusión del mundo para que no andes de autobuses por ahí y eres tan orgullosa que encima ni me lo agradeces...
- ¡Porque no necesito un coche! No te enteras Kepa. Llevas dos meses conmigo y no te das cuenta de nada.
- ¡Madre mía Naroa! Cualquier tía estaría feliz de que su novio le regalara un coche, y tú...
- Porque yo no soy cualquier tía, ¡parece mentira que no me conozcas Kepa!
-Será eso entonces, que no te conozco.
Miro a Kepa sintiendo como se me hierve la sangre y me doy la vuelta abriendo la puerta del sótano cabreada. Subo las escaleras todo lo deprisa que puedo y salgo hacia el recibidor. Cojo mi chaqueta y mi bolso y me los pongo mientras escucho como él sube las escaleras. Voy a abrir la puerta para irme cuando me doy la vuelta para mirarlo.
- Me voy. Que luego no digas que no me despido de ti -le digo abriendo la puerta y casi saliendo por ella.
- Naroa, joder, no seas cría.
-Soy como me da la gana. Y si me conocieras, ya lo sabrías.
Salgo de casa de Kepa dando un portazo. Siento ya las lágrimas caer por mis mejillas y salgo de su casa casi corriendo porque no quiero que salga detrás de mi. Estoy tan cabreada y me siento tan mal. Odio cuando hace eso. No me gustan los regalos caros. No me gusta que piense que me aprovecho de él. Me hace sentir muy mal. Veo un autobús llegar a una de las paradas y no me lo pienso, me monto en el sin sabe siquiera donde me lleva. Lo único que quiero es alejarme de Kepa y de su coche.
📅 31 de Diciembre
📅 Al día siguiente
- ¿De verdad no te importa que Oliver y yo nos vayamos después de cenar? -mi hermano me abraza por detrás mientras yo le bajo el fuego a la sopa. Escucho el timbre de la puerta y la voz de Ainara diciendo que va ella.
- Claro que no, tonto. Aprovecha y sal tú que puedes.
- Naroa, llama a Kepa y haz ya las paces con él cariño. Lo del coche es una tontería. ¡Ojalá Oliver me regalara a mi uno!
- ¡Seguís sin entenderlo! Joder, que no me gusta que me haga esos regalos tan caros. ¿Qué será lo próximo? ¿Un piso?
- Si te regalo un piso seguro que estás un mes sin hablarme.
Me doy la vuelta para ver a Kepa apoyado en el marco de la puerta. Lo fulmino por la mirada intentando disimular que me ha dejado sin respiración. Lleva unos pantalones negros y una camisa blanca con el cuello y las mangas de color negro. Le queda tan ajustada que se le marca todo. Vale, si, babeo y mucho. Debería de dejarme de tonterías y echarle el polvo de nochevieja y luego el de Año Nuevo. Pero soy una orgullosa y no pienso dar mi brazo a torcer.
- Christian, ¿quieres decirle al portero del Atlético que me olvide? -le digo a mi hermano mientras le sonrío de la forma más irónica que tengo.
- Lo siento cariño. Es mi cuñado y además hoy está muy guapo. Conmigo no cuentes.
Christian me da un beso en la mejilla y sale de la cocina no sin antes darle una palmada a Kepa en el pecho. Yo sigo haciendo lo que sea disimulando a ver si coge la indirecta y se va, porque como se acerque a mi temo que voy a arrojarme a sus brazos desesperada. Siento como anda por la cocina hasta que se pone detrás de mi. Siento su aliento en mi cuello y como su cuerpo está muy cerca de mi.
- ¿Te ayudo en algo? -me pregunta acercando sus labios a mi cuello.
- Si. Ayúdame a irte, no quiero verte -le contesto sintiendo que mi autocontrol empieza a flaquear a causa de su presencia.
- Naroa.
- Estoy enfadada contigo
- No voy a pedirte perdón. Estás enfadada por una tontería -me doy la vuelta y pongo mis manos en su pecho apartándolo de mi.
- Que para ti no sea importante, no quiere decir que para mi no lo sea. Pero claro...como no me conoces...
- Naroa.
Kepa va a poner una de sus manos en mi mejilla cuando yo lo aparto. Nos quedamos mirándonos cuando escucho unos pasos entrando en la cocina. Me giro y veo a Jax en la puerta mirándonos a los dos fijamente.
- Hola. He traído vino -dice Jax alzando dos botellas. Voy hacia él apartando aún más a Kepa.
- Genial. Es lo que necesito esta noche, beber hasta desmayarme -le digo a Jax cogiendo las dos botellas.
- La última vez que lo hiciste acabaste vomitando en la alfombra de mi dormitorio.
- Puaj. No me lo recuerdes, fue asqueroso.
- Asqueroso fue que tardó más de una semana en irse el olor Naroa. Ni siquiera podía dormir en mi cuarto.
- No te quejes Jax. Que yo recuerde dormías en mi casa.
Ruedo mis ojos mirándolo y veo como a él se le escapa una media sonrisilla haciéndome un gesto con los ojos hacia Kepa. Me doy la vuelta y lo veo con los brazos cruzados mirándonos a los dos no muy amistosamente. Jax sale de la cocina y yo pongo el vino encima de la encimera.
- ¿Qué hace ese aquí?
- Ese, es mi amigo Kepa, además del cuñado de mi hermano. Desde que vivo en Madrid, Jax no me ha dejado ni una Nochevieja sola, y yo no iba a dejarlo esta noche a él.
- Pues genial. Que bien lo vamos a pasar.
Kepa sale de la cocina pasando a mi lado mientras yo resoplo. Bien no, lo vamos a pasar de puta madre.
Quedan pocos minutos para que termine el año. Kepa y yo no nos hemos dirigido la palabra en toda la noche. De hecho me he sentado al lado de mi hermano y aunque lo tenía enfrente lo he ignorado. El beberme una botella de vino a medias con Oliver también me ha ayudado a pasar de él. Me levanto de la mesa y voy a la cocina a por una botella de champan para poder brindar después de las uvas. La saco del frigorífico y Jax aparece en la cocina con sus manos en los bolsillos.
- ¿Qué te ha pasado con el portero?
- Se llama Kepa, Jax.
- Pero también es portero. Que menudo partidazo ha hecho hoy.
- No lo he visto.
- ¿Entonces confirmamos que hay problemas en el paraíso?
- Me ha comprado un coche como regalo de reyes -Jax alza sus cejas y yo lo miró apretando mis labios.
- Y no te ha hecho ni puta gracia
- Joder, ¡por fin alguien que me entiende! -le doy con mi mano a uno de los trapos de la cocina y me agacho para recogerlo.
- Eso es porque te conozco Naroa.
- Menos mal que tú eres el único que me conoce Jax, porque quien debería hacerlo no se ha molestado ni un poquito en intentarlo.
Me levanto con el trapo en la mano y me quedo congelada al ver a Kepa en la puerta de la cocina. Nos miramos y veo en sus ojos que está dolido con lo que he dicho. Jax se da la vuelta y al verlo sale de la cocina discretamente dejándonos solos. No puedo evitar fijarme cuando al pasar cerca de Kepa él lo miro con odio en sus ojos.
- Kepa -le digo acercándome a él.
- Déjalo Naroa. Ya me has repetido ochenta veces que no te conozco. Eres tan insegura que se ve que quererte, para ti no es suficiente.
Kepa sale de la cocina y yo tengo que darme la vuelta sujetándome en la encimera mientras me aguanto las lágrimas. A lo mejor me he pasado con él. Cojo aire calmándome todo lo que puedo mientras escucho a Ainara llamarme. Salgo de la cocina con la botella de champan en la mano y me siento al lado de mi hermano. Kepa está al lado de Ferrán y ni me ha mirado cuando he salido. Me tomo las uvas casi sin prestar atención a las campanadas. Esta no era mi idea de Nochevieja. Yo lo que quería era estar al lado de mi novio y que el último beso del año fuera el suyo. Termino de tomarme las uvas reprimiendo mis lágrimas.
- Feliz Año Nuevo enana -me dice Chris mientras ambos nos abrazamos. Lo mejor de todo esto sin duda es poder estar esta noche con mi hermano.
Me pongo en pie y abrazo y beso a todo el mundo y cuando me llega el turno de ir a abrazar a Kepa, saca su teléfono de su bolsillo y se va al balcón a hablar por teléfono ignorándome completamente. Cojo aire con fuerza y me voy a mi habitación. Entorno la puerta y me tumbo en la cama con muchas ganas de llorar. De hecho se me escapan algunas lágrimas. Y lo peor de todo esto, es que estoy así por mi culpa.
- No pienso ir Ainara. Es que ni me ha dado un beso de Año Nuevo. Como si no existiera vaya
Ainara me abraza y dejo caer mi cabeza en su hombro. Estamos las dos sentadas en mi cama. Christian y Oliver ya se han ído, y Jax me ha dicho que había quedado en ir a una fiesta en casa de unos amigos.
- ¿Y qué querías Naroa? Lleváis dos días sin hablaros, y cuando se presenta aquí resulta que está tu ex...demasiado bien lo ha llevado créeme
- ¿Tú crees que me he pasado con él?
- Yo solo creo que te ha comprado un coche con toda su ilusión. A Kepa le da exactamente igual el dinero, y lo sabes. Él sólo quería que no fueras más en autobús ni a la facultad ni al trabajo, sólo eso... piensa una cosa, si tú fueras la futbolista y él el pastelero, ¿no te encargarías de que no le faltara absolutamente nada a tu lado? ¿no querrías gastarte todo tu dinero en él?
Miro a Ainara y me muerdo los labios nerviosa porque sé que tiene razón. Quizás no me he puesto en el lugar de Kepa y no he pensado las intenciones que tenía con el coche.
- Tienes razón Ai.
- Yo siempre tengo razón, así me va...
- ¿Ferrán y tú...?
- No. Vamos con calma. Y eso es lo que más me gusta de él, que me trata como si fuera el bien más preciado que tiene.
Ainara sonríe y esa sonrisa me gusta muchísimo. La veo feliz y la veo tranquila que eso es lo que a mi más me importa.
- Y ahora mueve tu culo, ponte un vestido bonito y venga, que Ferrán, Kepa, tú y yo nos vamos de fiesta.
- ¿Y dónde vamos a ir si no me habla?
- Cariño, ponte un vestido de los que diga "fóllame" y verás como te habla
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro