Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18. El Viaje

📅Viernes

- Sabes que puedo recurrir a otros trucos para que me digas donde vamos, Kepa.

- Estoy deseando ver esos trucos.

Entrecierro mis ojos y lo miro fijamente mientras el suelta una risilla. Hace una hora me monté con él en un avión privado y el muy cabrón aún no me ha querido decir donde vamos. Se supone que al sitio donde me lleva estaremos hasta el martes. Él no tiene que incorporarse hasta el miércoles a los entrenamientos así que para Kepa son también unas pequeñas vacaciones. Mentiría si dijera que todo esto no me ilusiona. Sobre todo porque nunca había viajado en avión privado.

- Kepa -alza sus cejas y me mira esperando mis palabras.

- Gracias por todo esto. Nadie se ha tomado nunca tantas molestias por mi.

- Ven aquí, anda.

Kepa me tiende la mano para que acabe sentada en sus rodillas. Lo hago pasando mis manos por su cuello mientras él pone las suyas en mi espalda y en mi muslo.

- Solo quiero que tengas el cumpleaños que te mereces, que disfrutes, que te olvides de todo y que hagas lo que te dé la gana. Pienso consentirte mucho este fin de semana. Iremos donde tú quieras, te compraré lo que te apetezca...te voy a dar todos los caprichos del mundo.

- Ay que guay - me pongo a saltar y a dar palmitas encima de Kepa- ¡como si fuera una novia influencer de esas de los futbolistas!

Kepa me mira y se ríe. Yo lo miro poniendo morritos.

- ¿Me vas a comprar todo lo que quiera, nene?

Kepa tuerce el gesto mientras yo me agarro a su cuello acercando mis labios para besarlo. Mi lengua se abre paso a través de su boca buscando la suya para poder acariciarla y saborearla como a mi me gusta. Nuestras labios se besan algo desesperados y mi cuerpo se acerca más al suyo para hacer que mis pechos se aplasten con los suyos. Estoy tan cerca de él que puedo sentir perfectamente los latidos de su corazón. Nuestros besos suben de intensidad y nos besamos enloquecidos. Mi vientre palpita de deseo por él. Siento como su erección va creciendo hasta notarla entre mis piernas.

No puedo evitarlo, es instintivo. Me muevo lentamente haciendo que su pene me roce un poco más provocándolo sin dejar de besarlo.

- Naroa.

Kepa deja de besarme mientras yo bajo mis labios para dejarle húmedos besos en su cuello que hacen que su piel se erice. Mi trasero ha vuelto a moverse mientras sus manos se han colado por debajo de mi jersey tocando la piel desnuda de mi espalda. Siento ahora mismo una intensa necesidad por él. Kepa es mi infierno porque sus caricias y sus besos me queman cada vez más sintiendo que quiero perderme en él y en sus brazos.

- Naroa para o te juro que voy a acabar follándote en este puto avión, que te tengo muchas ganas.

Mis labios abandonan su cuello para mirarlo a los ojos con todo el deseo que tengo por él.

- Hazlo - le digo mojándome los labios - te deseo muchísimo. No me hagas rogarte, Kepa.

Una media sonrisilla aparece en sus labios cuando se levanta del asiento conmigo en brazos. No puedo evitar soltar un pequeño grito pensando en lo que vamos a hacer y donde. Kepa camina conmigo hacia el fondo del avión y abre una puerta corredera pasando a continuación por ella. Estamos en un dormitorio, con su cama y su armario. Increíble pero cierto. No sabía yo que había camas en los aviones.

Kepa cierra la puerta y me deja encima de la cama. Se quita la sudadera negra y la camiseta que llevaba debajo dándome unas maravillosas vistas de su abdomen. A ver, en Internet había visto fotos suyas sin camiseta pero la realidad supera la ficción. El niño está tremendo.

- ¿Disfrutando de las vistas?

- No sabes cuánto Kepa. Si vieras lo mucho que te deseo - le digo apoyada en mis codos.

- No tenemos prisa preciosa, hasta dentro de una hora y media no llegamos - me dice él mientras se quita las zapatillas y los pantalones- desnúdate, pero déjate la ropa interior.

Miro a Kepa mordiéndome los labios mientras el espectáculo de verlo solo con unos calzoncillos negros es demasiado para mi salud mental. Estoy deseando hacer el amor con él, o follármelo o lo que sea, porque yo lo que quiero es sentirlo dentro de mi y que apague este fuego que tengo cada vez que estamos juntos.

Me quito el jersey y el pantalón y él entra al baño. Lo oigo rebuscar y salir a los pocos segundos con un preservativo en la mano. Debería decirle que tomo la píldora pero prefiero esperar un tiempo y decírselo tranquilamente y que tome él la decisión de si quiere que lo hagamos sin nada de por medio.

Kepa se sienta en la cama y sus dedos recorren mi cuerpo de arriba a abajo haciendo que se me erice toda la piel.

- Eres tan jodidamente preciosa, Naroa.

Kepa se coloca entre mis piernas y va dejando un rastro de besos desde mis tobillos hasta llegar encima de mis braguitas. Su boca presiona mi clítoris por encima de ellas arrancándome un buen gemido de placer. Kepa sigue torturándome con su boca apretando y mordiendo mi sexo a través de la fina tela de mi ropa interior. Sigue su camino de besos por mi vientre y ombligo hasta alcanzar mis pechos. Sus dedos se cuelan por dentro del sujetador acariciando mis pezones. Mis manos se van a su pelo y tiro de él porque quiero que me bese, quiero sentir su lengua en mi boca.

Kepa sonríe malicioso y acerca su boca a la mía lamiéndome con su lengua. Primero el labio superior y luego el inferior. Sus dedos siguen tocando mis pechos teniéndome ardiendo de deseo.

- Kepa - le digo medio rogando porque estoy sintiendo su erección clavarse justo en mi centro y me gusta demasiado como me está rozando.

- Solo tienes dos opciones Naroa. O lo hacemos muy, muy, muy lento besándonos y acariciándonos hasta que ya no podamos más...

Mientras me habla Kepa va dejando pequeños besos en mi cuello que me hacen abrir los labios y jadear con cada roce de su lengua en mi piel.

- Kepa, no puedo más necesito sentirte dentro de mi pero ya.

Su mano bajan hasta rozar mis braguitas y con sus dedos vuelve a hacer presión provocando que me arquee hacia atrás terriblemente excitada.
Kepa me mira con una ligera sonrisa mientras poco a poco se va acercando. Va bajando mis braguitas tan lentamente que quiero gritar.

- Aún no me has dicho cómo quieres que lo haga...

Los dedos de Kepa se posan en mi clítoris y yo dejo escapar un gemido mientras él los mueve muy lentamente. Es apenas un roce muy, muy lento que me hacen arder de deseo. Sus dedos son muy suaves y me están volviendo totalmente loca.

- Si lo quieres lento...

Sus dedos se mueven de arriba a abajo muy despacio hasta que el ritmo empieza a aumentar y yo siento que de un momento a otro voy a explotar.

- O más rápido....

Sus dedos se mueven ahora muy deprisa. Su ritmo es enloquecedor y yo siento que la garganta se me seca y que no puedo más.

- Joder Kepa, vas a hacer que me corra.

- ¿Ya? - me pregunta él con una sonrisa de niño que está haciendo algo muy malo y no quiere que lo pillen. Asiento con mi cabeza sintiendo temblar todo mi cuerpo-- perfecto entonces, porque quiero probarte mientras te corres.

Y sin darme tiempo a reaccionar, tengo su boca sobre mi clítoris y su lengua moviéndose en círculos mientras siento que me falta el aire. Estallo en miles de pedazos. Sentir sus labios, su lengua, su boca en esta parte tan sensible de mi cuerpo es total y absolutamente increíble. Mientras me corro, él no deja de mover su lengua y de probarme. Siento tantas sensaciones y tan únicas, que me cuesta explicarme a mi misma lo que me está pasando. Los últimos espasmos del orgasmo me dejan exhausta. Me llevo las manos a la cara mientras sonrío como una tonta.

- ¿Que me has hecho Kepa? - le pregunto mientras se limpia la boca con el dorso de la mano y se incorpora para ponerse entre mis piernas

- ¿Yo que te he hecho?.

- Me has vuelto loca en dos segundos.

Kepa se pone en pie y se quita los calzoncillos liberando su erecto pene. Lo veo acariciarselo un poco mientras me mira con una mirada felina en sus ojos, como queriendo devorarme en cualquier momento.

Kepa coge el preservativo y después de rasgar el envoltorio se lo pone. Se coloca entre mis piernas y yo ya estoy temblando de la anticipación. Contengo la respiración mientras me roza muy despacio. Lo siento deslizarse poco a poco dentro de mi, mientras lo veo apretar la mandíbula y soltar un jadeo cuando se entierra profundamente en mi.

- Loco me tienes tú Naroa. Estoy loco por tus besos y por estar contigo, pero sobre todo por estar entre tus piernas y sentir como te corres conmigo.

Kepa empieza a moverse al principio con mucha lentitud haciendo que cada vez que se entierra en mi yo arquee mi espalda recibiéndolo. Sus manos están a cada lado de mi cabeza y mis labios buscan los suyos para besarlo desesperada.

- No quiero que vayas lento, no quiero que pares, quiero que... joder.

Kepa me mira riéndose porque acaba de moverse en círculo y a mi eso me tiene loca.

- ¿Fuerte? ¿Quieres que te folle bien fuerte Naroa?

- Si, si por favor.

Parece que le estoy rogando. Pero es que lo que me está haciendo este hombre no es normal. Ha conseguido que me corra en dos minutos, algo que casi nunca me pasa y ahora me tiene aquí suplicando por más. Lo que siento por él, lo que me pasa cuando estoy a su lado, no lo he sentido nunca por nadie. Y quizás es porque tengo sentimientos por él.

Kepa pone sus manos en mis caderas para enterrarse aún más profundo. Alzo mis piernas y le rodeo la cintura con ellas. El roce de nuestros cuerpos, los gemidos ahogados y nuestros besos es lo único que se escucha. Él cada vez se mueve más deprisa y yo tengo que besar su cuello para no gritar todo lo fuerte que quiero. Sus embestidas son profundas, fuertes y me tienen a punto de perder la razón, la razón por él.

- Kepa.

Él baja su cabeza y me mira sonriendo. Acerca su boca a la mía y me besa dejando que su lengua saboree mis labios. Siento dentro de mi un cosquilleo y como todo mi cuerpo se tensa y sé que si, que voy a hacerlo, que voy a correrme.

Aprieto mis labios y de mi boca sale un jadeo que lleva su nombre. Vuelvo a explotar de nuevo. Vuelvo a sentir la mejor sensación que he tenido en mi vida. Él lo hace también. Se incorpora y se corre mirándome con una sonrisa preciosa. Lo veo apretar su mandíbula y soltar el aire que contenía mientras voy bajando mis piernas poco a poco.

Kepa besa mis mejillas con pequeños besos hasta acabar en mi boca. Se separa de mi a los pocos segundos y me mira con una sonrisa satisfecha.

- ¿Estás bien preciosa? - sus dedos acarician mi mejilla con una ternura que me hace sentir escalofríos.

- Estoy de maravilla. Ha sido increíble Kepa.

- Increíble será también la próxima vez que lo hagamos porque pienso besar y acariciar  tu cuerpo hasta que me lo aprenda de memoria, hasta que sepa a qué sabe tu piel y hasta que tú seas mi olor favorito.

Bari. Kepa me ha traído a Bari. No me lo puedo creer. Desde que nos bajamos del avión hasta llegar al hotel no he podido cerrar la boca. Todo es tan bonito. El hotel es una pasada. Esta enclavado encima de una cueva y desde la habitación se pueden ver unas increíbles vistas al mar mediterráneo.

- ¿Te gusta? - los brazos de Kepa envuelven mi cintura mientras reposo mi cabeza en su pecho.

- Mira no lloro para que no te rías de mi, pero esto es increíble. Estoy que me muero.

Kepa me da la vuelta y me mira sonriendo..

- Me alegro mucho de que te guste. Espero de verdad que te lo pases muy bien estos cuatro días Naroa.

- Estoy contigo, claro que me lo voy a pasar bien.

Abrazo a Kepa sintiendo los latidos de su corazón. Desde que hemos estado juntos en el avión no hemos dejado de besarnos y tocarnos a la menor ocasión. Tenía razón cuando él me decía que necesitaba tenerme cerca, porque yo también lo necesito a él. Me he entregado a él en cuerpo y alma y ahora mismo siento que hemos dado un paso abismal en nuestra relación. Hacer el amor con él me ha roto todos los esquemas porque ha sido infinitamente mejor de lo que podría haber imaginado.

- ¿Vamos a comer? -me dice Kepa.

- Uy si. Que tengo mucha hambre.

Le doy un beso en los labios a Kepa y voy a darme la vuelta para coger mi chaqueta cuando él tira de mi brazo y su boca desciende sobre la mía para darme un beso de los que me quitan la respiración, de los que me hacen desearlo aún más de lo que lo deseo.

- Tú, yo, la cama, la ducha, el sofá, la alfombra del suelo... piensa muy bien donde quieres que lo hagamos la próxima vez Naroa.

Pongo mis brazos alrededor de su cuello y me acerco a su oído dejando un par de besos en el lóbulo de su oreja.

- Sinceramente me da exactamente igual mientras te tenga dentro de mi.

📅 MÁS TARDE

Estoy terminando de secarme el pelo dejandomelo un poco ondulado, mientras pienso en todo lo que hemos hecho hoy. Kepa me llevo a comer a un restaurante en el casco antiguo de Bari. Esta ciudad es preciosa con sus calles empedradas, sus plazas escondidas, sus maravillosos callejones. Después de comer paseamos hasta la Piazza Mercantile y nos hicimos fotos en la columna de la justicia.

Después de dar nuestro paseo volvimos al hotel y fue llegar a la habitación y nos quitamos la ropa desesperados por estar el uno con el otro. Esta vez nos tomamos nuestro tiempo en recorrer despacio el cuerpo del otro y en darnos miles de besos y caricias. Y si, fue aún más increíble que nuestra primera vez.

Dormimos un rato y al despertar nos fuimos de nuevo a recorrer las calles de Bari visitando su Fortaleza con su castillo, la Basílica de San Nicolás y la zona de tiendas. Total, que son la 9 de la noche y lo que vamos a hacer ahora es bajar al restaurante del hotel, al Grotta Palazzese y cenar tranquilos.

Anudo mi toalla al cuerpo y después de pintarme los labios de rojo y algo de máscara de pestañas, salgo del baño para vestirme. Me quedo bastante sorprendida cuando encima de la cama veo una caja blanca con un lazo dorado y a Kepa mirarme mientras me sonríe. Y no sé quién me sorprende más si la caja o él. Porque  mira que se ha puesto guapo el puñetero con esos pantalones grises y un jersey azul de manga larga. Luego me quejo de lo que babeo por él, si es que no me extraña joder.

- ¿Que es eso Kepa?

- Tu regalo de cumpleaños.

- ¿Otro? Creo que con este viaje tengo más que suficiente...

- Nunca es suficiente cuando se trata de ti, venga, ábrelo.

Resoplo y me acerco a la caja para abrirla. Mis dedos tiran del lazo dorado y después de abrir la tapa abro mis ojos sorprendida. Ante mi aparece un vestido de tirantes negro con una abertura en el muslo que es una pasada. 

- ¿Te gusta? - me dice Kepa mientras se muerde los labios.

- Me encanta. Joder. Es fabuloso.

Me doy la vuelta y me quito la toalla consciente de los ojos de Kepa en mi. Me gusta provocarle y sentirme deseada por él . Cojo el sujetador negro y me lo abrocho para después ponerme las bragas y las medias muy lentamente. Lo escucho respirar entrecortadamente y me muerdo los labios para no reír.

Cojo el vestido y lo voy deslizando por mi cuerpo mientras escucho los pasos de Kepa viniendo hacia mi.

- ¿Necesitas ayuda con la cremallera?

- Si, por favor.

Puedo sentir su aliento en mi cuello mientras sus dedos acarician mi espalda lentamente. Es una caricia suave que hace que se erice la piel. Kepa va subiendo la cremallera y apoya su cabeza en mi hombro. Puedo ver que el vestido se adapta perfectamente a mis curvas y me queda mejor de lo que pensaba porque no me hace barriga.

- Estas guapa de cojones, Naroa.

Sonrío al ver su mirada recorriendo mi cuerpo mientras Kepa deja un beso en mi cuello. Me doy la vuelta y lo veo alejarse para coger la chaqueta, eso si, sin quitarme la vista de encima. Me gusta que me mire así, me gusta que me desee, me encanta volverlo loco.

Cojo mis zapatos negros y me los calzo. Me miro en el espejo torciendo el gesto.

- ¿Que te pasa?

- Es que... hay algo que no queda bien...

- ¿El qué? Pero si el vestido te queda de puta madre.

Sigo mirándome hasta que me llevo las manos a la espalda y me desabrocho el sujetador. Me bajo los tirantes y me lo quito metiéndolo de nuevo en un cajón.

Me miro y veo que el escote es tan estrecho que sujeta mis pechos sin problema y me lo realza más. Me doy la vuelta para coger la chaqueta e irnos cuando veo a Kepa que me mira relamiendose los labios.

- ¿Tú es que quieres que esté toda la noche mirándote las tetas?

Me acerco a él y pongo mis manos en su cuello mientras le doy un corto beso.

- Las tetas, el culo, lo que quieras...que luego cuando vengamos te voy a dar las gracias un par de veces por el vestido...

- ¿Un par de veces? ¡Mierda! Tenía que haberte comprado también unos zapatos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro