17. Si Quieres No Me Enamoro
📅 AL DÍA SIGUIENTE
Jax me lo advirtió y no quise hacerle caso. El arreglo del coche no me ha durado ni dos semanas. Y precisamente hoy, tengo que ir a la otra punta de Madrid a llevar una tarta de cumpleaños para un crío encantador de 5 años, además de una mesa dulce y salada. No sé lo que hacer. No puedo ir en taxi y Ainara no me coge el teléfono. Así que hago lo que tengo que hacer, llamar a mi novio.
Marco el teléfono de Kepa y me contesta a los pocos segundos.
- Hola, preciosa -Uy, preciosa. Me derrito cuando me llama así, bueno me derrito cuando me habla en general.
- Hola guapo, ¿te has ido ya a la ciudad deportiva?
- Aún no. Hasta las siete no tengo que estar allí..
- ¡Menos mal! ¿Puedes hacerme un favor?
- Claro. ¿Qué te pasa?
- El coche se ha vuelto a romper y está vez es el motor... y tengo que entregar una tarta para un cumple y yo ya no puedo más... si es que tengo ganas hasta de llorar...
Me muerdo los labios intentando de verdad no llorar porque tengo muy mala suerte.
- No llores Naroa. Voy para allá ahora mismo, yo te llevo ¿vale?
- Vale. Pero no quiero molestarte mucho.
- Tú a mi no me molestas preciosa. Tardo 5 minutos. Y tranquila Naroa, todo saldrá bien.
Le cuelgo a Kepa y me guardo el móvil en el bolsillo mientras miro mi coche con tristeza. No es ya que me fastidie que se haya estropeado para siempre es que el último recuerdo que me quedaba de mi abuela y eso si que me da más pena.
📅 MÁS TARDE
- Gracias por ayudarme a traer la tarta y todo lo demás -le digo a Kepa mientras salimos de la casa del niño del cumple- y creo que has hecho felices a los padres de los niños ¡menos mal que eran atléticos!
- Pues un par de las mamás me querían dar su teléfono, les he tenido que decir que eras mi novia...
- No me extraña, es que mi novio está muy bueno.
Me pongo de puntillas y pongo mis manos en el cuello de Kepa para poder rozar sus labios con los míos. Siento su lengua abrirse paso a través de mi boca y buscar la mía para acariciarla lentamente. Cuando me separo de él lo veo esbozar una sonrisa satisfecha.
- Anda vamos, que como sigamos así damos un espectáculo no apto para menores.
Le quito mis manos del cuello y las bajo hasta buscar las suyas para entrelazarlas con las mías. Andamos los pocos metros que nos separan de su coche y Kepa se saca las llaves del bolsillo y me las da. Lo miro algo confundida.
- ¿Y esto Kepa?
- Para que me lleves a la ciudad deportiva.
- ¿En serio? -miro las llaves que están en mí mano, el coche y luego a Kepa.
- Pero vaya, que si no quieres...
- Si, si, si, si que quiero.
Rodeo el coche dando saltitos mientras Kepa se monta en el asiento del copiloto. Entro en el del conductor y antes de ponerme el cinturón pongo el asiento a mi medida y regulo los espejos.
- Luego tendrás que ponerlo todo bien, te lo estoy toqueteando todo - le digo poniéndome el cinturón y arrancando el coche - oh, dios, que bien suena.
- ¿Sabes lo que más me gusta de ti Naroa?
- ¿Aparte de que soy fabulosa, muy guapa y te mueres por mi cuerpo?
Kepa suelta una carcajada y yo lo miro de reojo sin quitarle la vista de encima a la carretera.
- Aparte de todo eso. Es como te entusiasmas por los detalles más pequeños, por como valoras las cosas más insignificantes... como ahora, ver como disfrutas conduciendo mi coche me hace feliz a mi también...
- A ver Kepa, no quiero aburrirte pero la vida que yo he tenido no ha sido fácil. En mi casa nunca nos faltó lo básico para vivir, no hemos pasado hambre pero hay otras cosas que no podíamos tener. De hecho yo estoy estudiando gracias a una beca y el piso donde estoy lo paga el Ministerio de Defensa...
- ¿El Ministerio?
Kepa me mira algo extrañado y al final resulta que si le estoy contando mi vida.
- Mi padre trabajaba para el Ministerio de Defensa en los astilleros. Murió de un accidente allí y mientras mi hermano y yo estemos estudiando nos pagan la carrera y el alojamiento donde sea. Y nos Dan también una pequeña ayuda que bueno entre eso y lo de la pastelería... pues Chris y yo vamos tirando.
Le cuento también que mi madre murió a los pocos meses de morir mi padre de cáncer de mama aunque mi abuela siempre decía que se murió de pena. Mi vida es un dramon y me cuesta hablar de ella. Sobre todo porque me cuesta confiar en la gente.
Permanecemos en silencio unos segundos en los cuales yo me como la cabeza pensando en lo que Kepa piense de mí. Pone una de sus manos en mi muslo y me lo acaricia con mucha suavidad.
- Eres una luchadora, Naroa. Otra cosa que me gusta de ti.
- Soy un partidazo y no te has dado ni cuenta Kepa. Al final acabarás enamorado de la pobre pastelera.
Miro a Kepa riéndome y él se pone algo serio mirándome.
- Para el coche, Naroa.
- ¿Porque? ¿Qué pasa?
- Para el coche, por favor.
Hago lo que él me dice con el corazón a punto de salirse de mi pecho de lo mucho que me late ahora mismo. No sé por qué se ha puesto tan serio de repente. Paro el coche aparcando junto a una acera y Kepa se quita el cinturón. Me giro para mirarlo bastante nerviosa.
Él se acerca a mi y acaricia mi mejilla con mucha suavidad. Sus manos se enredan en mi pelo y me atrae hacia el para besarme, algo que no me esperaba en absoluto. Es un beso muy lento y muy suave. Él disfruta de mis labios y yo me abandono a sus besos y a la calidez de su boca. Es que Kepa besa tan condenadamente bien que cuando sus labios se estrellan contra los míos no puedo evitar gemir en su boca. Kepa se separa de mi para que pueda recobrar el aliento. Su cálida mirada está sobre la mía mirándome de una manera que por mi se puede ir el mundo a tomar por culo y quedarme sola con él en este y en todos los momentos.
- Si quieres no me enamoro de ti Naroa, pero creo que me va a resultar muy difícil cuando me miras como lo haces ahora.
Siento mi cara arder después de lo que acaba de decirme. ¿Se puede ser más lindo? No, no se puede. Y es que encima no sé qué decirle después de lo que me ha dicho. Me limito a sonreírle y a morderme los labios nerviosa.
- Y deja de morderte los labios o te los como.
No puedo evitar sonreír como una tonta y acercarme a él para darle un corto beso. Kepa vuelve a colocarse bien en su asiento y se pone de nuevo el cinturón de seguridad. Yo arranco el coche y volvemos a la carretera.
Y mi cara de tonta y de felicidad no me la quita nadie.
📅 MÁS TARDE
Kepa me dice donde tengo que dejar el coche. Al parecer, cada jugador tiene una plaza de garaje asignada y la de él coincide con su dorsal, el 21. Dice que el 13 no le gusta y que el 1 ya lo tiene el que hasta ahora era el portero titular, el infame hijo del míster.
- Bueno, pues ahora tendrás que decirme donde coger el autobús para volver a casa - le digo quitándome el cinturón de seguridad
- No te hace falta. Llévate mi coche.
- ¡Si claro!
- Te lo digo en serio Naroa. No me hace falta el coche y además así te obligo a venir a recogerme mañana.
Miro a Kepa y me cruzo los brazos algo cabreada.
- No me hace gracia ¿sabes?
- Menos gracia me hace a mi que andes de autobuses. Solo es un coche Naroa, y va a hacer que esté tranquilo sabiendo que lo usas.
- Kepa. Joder. Que solo llevamos ¿cuanto? ¿3 días saliendo? Y ya me dejas tu coche...
- Y el pedazo de cumpleaños que te estoy preparando...
Bajo mi mirada sintiéndome terriblemente mal por todo esto.
- ¿Que pasa Naroa?
La mano de Kepa levanta mi barbilla y lo veo mirarme con mucha ternura.
- Seguramente estarás pensando que soy tonta Kepa, pero yo no estoy acostumbrada a esto.
- ¿A qué?
- A qué se preocupen tanto por mi, a qué me estés haciendo sentir que realmente te importo
- Es que me importas mucho Naroa. Te busqué como un loco hasta encontrarte y ya te he dicho que necesito tenerte cerca.
- Jo. Así vas a hacer tú también que me enamore de ti.
Los labios de Kepa buscan los míos y nos besamos hambrientos de cada uno del otro. Es un beso lento pero bastante desesperado. Su lengua repasa mi boca, busca y acaricia la mía y muerde mi labio superior haciendo que jadee su nombre. Las voces fuera nos hacen separarnos y a mi esconderme avergonzada en el cuerpo de Kepa.
- Anda baja, que voy a presentarte a mis compañeros - me dice Kepa tomando mi mano.
Miro hacia el frente y abro mis ojos un poco alucinada por ver a algunos jugadores Atléticos delante de mi.
- ¿Ese es Marcos Llorente? - le pregunto a Kepa mientras él abre la puerta y se baja.
- Si.
- No bajo, que me da vergüenza. Que después de lo que le contaste el otro día no sé si voy a poder mirarlo a la cara.
- Venga Naroa. Baja. Es mi mejor amigo y quiero que lo conozcas.
- Pues si se me olvida como se habla es culpa tuya...
Me bajo del coche y cierro la puerta. Kepa me espera y me agarra de la mano para ir al encuentro de su amigo Marcos, el cual está con Mario Hermoso, el defensa del Atlético.
- Hola chicos - les dice Kepa saludandolos - esta es Naroa... mi novia.
Llorente mira a Kepa con una media sonrisa y viene hacia mi dándome dos besos muy cariñosos.
- Ya tenía ganas de conocerte - me dice él muy amable - que mi vasco no para de hablar de ti.
Miro a Kepa y lo veo llevarse las manos al pelo mientras se ríe y yo me pongo como un tomate. Mario Hermoso me saluda también bastante amable.
- Kepa me ha dicho que haces unas tartas que te mueres - me dice Marcos mientras yo aguanto los nervios que tengo.
- Bueno, si, me salen bastante buenas.
- Pues tendré que invitarte a mi casa a cenar para que nos hagas una, que a mi mujer le encanta el chocolate.
Osea, ir a cenar a casa de Llorente. Y encima le tengo que hacer una tarta. Esto es irreal hasta para mi.
- Claro, cuando quieras -le respondo alzando mis manos.
Seguimos hablando un rato más y me doy cuenta de que tanto Marcos como Mario son dos personas muy sencillas con las que puedes hablar de cualquier cosa y no son para nada el estereotipo que yo tenía en mi mente sobre los futbolistas. Bueno, es que Kepa ha roto todos mis esquemas en ese sentido.
- Ei. Hola Naroa.
La voz alegre de Ferran viniendo hacia nosotros me hace cambiar la cara. No sé me olvida que el domingo Kepa y yo nos peleamos por su culpa. Así que le sonrío con ironía y procedo a ignorarle dándole la espalda.
Kepa alza una de sus cejas y yo lo miro esbozando una sonrisa y me acerco más a él.
- Vale, estás enfadada conmigo - me dice Ferran cruzando sus brazos sobre su pecho.
- Pues no sé ¿en qué lo has notado? ¿En qué no quiero que me hables quizás?
- Vamos Naroa...
- ¿Que parte de no quiero que me hables no has entendido Ferran?
Me doy la vuelta y abrazo a Kepa por la cintura dejando que él ponga sus brazos sobre mis hombros.
- Ferr - le dice Kepa - déjala, tío.
El valenciano me mira pero yo lo ignoro escondiendo mi cabeza en el pecho de Kepa. Ferran se da por vencido y se pone a hablar con Marcos y Mario.
Un hombre sale por una de las puertas y les dice que se vayan preparando para irse en el autocar. A quien no he visto todavía es a Collado aunque no me apetece mucho verle la puta cara.
Kepa me lleva abrazada hacia su coche y se apoya en el capó mientras pone sus manos en mi cintura.
- Ve preparando la maleta - mis manos se van hacia su pelo enredándose en sus rizos.
- ¿Frío o calor?
- Parecido a esto.
Kepa tira de mi cintura para besarme y yo dejo que sus labios recorran los míos. Me encanta besarle. Me encanta sentir sus labios sobre los míos. Los silbidos de Marcos y Mario nos hacen separarnos.
- Nos vemos mañana preciosa - me dice Kepa mientras no dejamos de mirarnos - luego te llamo.
Abrazo a Kepa y dejo que sus dedos recorran mi espalda haciendo que todo el cuerpo me tiemble.
- Gracias por lo del coche - me separo de Kepa aún con mis manos en su cuello y fijando mi mirada en la suya- y gracias por lo del cumpleaños Kepa, me hace mucha ilusión todo lo que estás haciendo por mi.
- Naroa, no me des las gracias, lo hago encantado, preciosa.
- Si, pero ya sabes. Soy insegura y desconfiada...
- ¿No confías en mi?
Kepa me mira algo confundido y yo acaricio su mejilla lentamente mientras le doy un suave beso en los labios.
- Si que lo hago si. Lo que pasa es que ya sabes que soy una puta insegura y no sé hasta qué punto me merezco todo esto.
- Ay, Naroa -ahora es él el que roza mi mejilla en una caricia lenta- tú te mereces que te digan a cada instante lo bonita que eres, que te besen a cada hora y que te den momentos increíbles.
Kepa se acerca hasta mi oído para susurrarme muy bajito haciendo que la piel del cuello se me erice.
- Y te voy a contar un secreto Naroa, esa persona voy a ser yo. No voy a poder bajarte la luna pero voy a darte todo lo mejor que tengo de mi.
*** Vale si, me estoy poniendo muy romanticona con estos dos, pero es que no me sale otra cosa con ellos. Son muy monos y está claro que van a acabar enamorados hasta los ojos.
Pensaréis que a lo mejor van demasiado rápido. Pero cuando encuentras a "esa persona" el tiempo no cuenta.
Además, que esto es una novela de ficción.
***
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