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Sueña con Volar

Un nuevo día comenzaba, los rayos del sol arañaban las penumbras de la noche que lentamente se retiraba del cielo. Un cálido color dorado pintaba las praderas y los montes que bordeaban la carretera por donde un único auto transitaba en absoluta soledad, como si fuera el único resquicio de tecnología y modernidad en aquellos parajes desamparados.

Dentro del vehículo había una tranquilidad sepulcral, ya que los ocupantes más bulliciosos yacían dormidos, aunque no por mucho. Justo en ese instante Sarvente se reincorporaba al mundo de los despiertos. Tras abrir los ojos descubrió que su situación no había cambiado mucho respecto a cuando se había quedado dormida, seguían conduciendo por la carretera y ella seguía sentada en las piernas de Ruv, aunque a diferencia de hace un rato, no tenía muy buen aspecto, se notaba que le hacía falta una buena taza de café.

—Uh... ¿Buenos días? —Saludó la chica.

—Días Sarv, solo días... —Contestó con una expresión de muerto viviente más acentuada de lo habitual.

—Si es por lo que estamos atravesando, no te preocupes, mientras estemos juntos seguirán siendo buenos días —Rio alegremente esperando animar con eso a su amigo.

—Si tú lo dices...

Ruv no estaba particularmente interesado en conversar en ese momento, así que optó por mirar por la ventana, acción que la pelirosa imitó.

Aunque Sarvente había despertado, aún era muy pronto para el resto de los ocupantes del vehículo, Whitty dormía profundamente, aunque esto era difícil saberlo ya que lo hacía con los ojos abiertos, pero su respiración lenta y profunda eran un buen indicativo de su estado. En cuanto a Hex, como buen robot había entrado en "modo descanso", había un cartel bien visible que lo indicaba en su pantalla, debajo del cual se podía ver una oveja pixelada saltando una cerca. La única que se mantenía despierta, obviamente por haberse mantenido conduciendo toda la noche era Carol, pero el cansancio ya hacía mella en sus ojos, sin embargo ya faltaba poco para llegar a su destino, ya descansaría todo lo necesario al llegar, ahora lo importante era ponerse a salvo.

—Oye Ruv —Sarvente repentinamente rompió el silencio.

—¿Ocurre algo cara de helado? —Su falta de sueño comenzaba a sacar a relucir su lado áspero.

—Quiero intentar algo...

—¿Qué cosa?

La forma en la que dijo esas palabras era demasiado sospechosa y conociéndola seguro intentaría algo estúpido y arriesgado. La sola preocupación e incertidumbre ante lo que haría bastaron para quitarle el sueño. Hasta ese momento había estado sentado con los brazos a los lados de forma relajada, pero de inmediato se dispuso a atrapar a su amiga antes de que pudiera hacer cualquier cosa. Lamentablemente para él, Sarvente era mucho más rápida y en un instante abrió la puerta del auto y se arrojó afuera.

—Wiiiiiiii.

Ruv no podía creer lo que acababa de pasar, estaba en su lugar con los ojos abiertos como plato tratando de procesar el hecho de que Sarvente se había tirado del auto, sin saber qué hacer miró a Carol esperando alguna respuesta, pero no recibió ninguna, ella estaba tan perturbada como él. Pero su estupor no duró demasiado, un ligero golpeteo en la ventana de Whitty les devolvió el alivio, Sarvente había tomado su forma de demonio y con sus alas desplegadas volaba feliz junto al auto.

—Sarvente que diablos... —Exclamó Ruv más aliviado.

—Tranquilo, soy una demonio inmortal, aún si me arrojo por la ventana nada puede pasarme —Y tras decirle eso le sacó la lengua de forma juguetona.

Eran esos pequeños gestos tan encantadores los que le hacían complicado a Ruv mantener sus sentimientos en órden. Hasta ahora siempre había sido su amiga y solo su amiga, pero de alguna forma sus sentimeintos estaban cambiando ¿Qué lo estaba provocando? No estaba seguro, quizás sería el hecho de que recientemente actuaba más cariñosa que de costumbre, o que la nueva libertad que le daba el no tener que ocultar su verdadera naturaleza la hacía más hermosa. Fuera como fuera, esa sonrisa radiante bastaba para hacer de su día, un buen día, tal como había dicho ella. Ojalá pudiera proteger aquella alegría.

Lo terrible era que protegerla podría tornarse cada vez más difícil, ahora lamentaba le hecho de que Upskyde hubiera visto la forma oculta de Sarvente, si estaba tan empeñado en oprimir y eliminar a cualquier persona que no se ajustara a sus estándares de normalidad, no le cabía duda de que iría tras su amiga, sin importar lo inofensiva que fuera, su naturaleza demoniaca la condenaba. No le quedaba más remedio que estar alerta, atento a lo que fuera, en cualquier momento podían ser atacados...

—¿Por qué la miras tanto? —Carol lo sacó de sus pensamientos— O mejor aún ¿Por qué no cierras la puerta?

—Lo siento, culpa mía, estaba pensando en otra cosa—Exclamó Ruv avergonzado.

—¿Como Sarvente por ejemplo? Eres muy malo escondiendo las cosas, casi babeas por ella.

—Es mi amiga Carol, nada más. Y no babeo por ella, no estoy enamorado ni nada... Sólo la protejo...

—¿Y por qué la proteges? No parece que le haga falta.

Ruv se quedó en silencio sin saber qué responder, entonces prefirió ignorarla y volver a enfocar su vista en Sarvente.

La monja sintió aquella sensación tan típica cuando alguien te observa y notó los ojos de su amigo clavados en ella, entonces agitó la mano a modo de saludo, gesto que él correspondió. Que curioso que estuviera tan pendiente de ella ¿Sería que envidiaba su libertad de volar? Quizás no le podía dar alas, pero podía darle una sensación muy semejante a volar.

—¿Quieres salir a dar una vuelta mi querido amigo? 

—Sabes que soy bastante pesado.

—Pues no para mí —hizo un gesto enseñando sus músculos.

—....

La demonio se puso a silbar esperando su respuesta.

—Nah, suena demasiado arriesgado, además... ¡Ah!

Debió haberlo imaginado, sin importar su respuesta el resultado era el mismo. Sarvente abrió la puerta y lo sacó a la fuerza.

—¡Los buitres secuestraron al soviético! —Chilló Hex despertando sobresaltado.

Ruv acostumbrado como estaba a las ocurrencias de su amiga no dijo nada, sin mostrar un atisbo de emoción, se dejó cargar obedientemente por ella, aunque era algo molesto, sobre todo porque la chica parecía aproblemada con el peso, aún con su fuerza sobrehumana.

—¿Estás bien? Te dije que era mala idea que lo hicieras.

—Bueno... La verdad no es que seas tan pesado, esta posición es muy incómoda, sería mucho más fácil si te montaras en mi espalda.

Sarvente hizo el esfuerzo de subir un poco a Ruv para que lograra alcanzar su espalda, pero él estaba reticente a la idea.

—Sarvente, no creo que sea buena idea, si lo hago caeremos en picada.

—¡Sólo hazlo!

—Está bien.

No se atrevió a contradecirla, con algo de dificultad extendió sus brazos y se abrazó a la espalda de Sarvente. Pero ni bien se hubo acomodado, la chica decidió gastarle una broma y se dejó caer en picada para engañarlo, pero esto no impresionó a Ruv, quien no dejó entrever ni un atisbo de emoción. Él era pésimo captando bromas, mucho menos las que implicaban poner en peligro algo importante.

Al final la demonio se vio obligada a subir sin haber cumplido su objetivo, aleteó con fuerza buscando recuperar altura hasta quedar algunos metros encima del coche.

—¿Se supone que eso fue una broma? Porque no tuvo nada de gracioso, pudiste haberte lastimado —Clamó implacable.

—Oh vamos ¿Qué tengo que hacer para que sonrías?

—Cirujía... Sabes que perfectamente que no puedo.

Sarvente lo miró molesta, no era una sonrisa física lo que buscaba, era otra cosa más sutil y profunda.

—Sarvente, sabes que de verdad no puedo hacerlo —Insistió Ruv.

—No me molesta que no puedas sonreir, es solo que... Quiero verte feliz, sin pensar en que vas a matar a alguien.

La pelirosa se sonrojó, si bien ahora era más abierta aveces aún tenía problemas para expresar sus verdaderos sentimientos y deseos.

—Si lo que quieres es verme feliz no necesitas hacer nada especial, aún si no sonrío, tengo una sensación de calidez cada vez que te veo siendo tú misma.

—Pues... Yo... Creo que es suficiente.... Sí... Uhh....

Las palabras de Ruv la habían afectado más de lo que esperaba, estaba tan roja que parecía una bengala, hasta se había tapado la cara con las manos para ahogar un grito de emoción, era la cosa más bonita que le habían dicho ¿Cómo era posible que un criminal asesino fuera tan lindo?

—Oye Sarv, creo que veo algo sospechoso ahí abajo.

La chica se vio obligada a romper su momento mágico para prestar atención hacia la carretera. Ahí abajo pudo ver tres autos negros  que seguían muy de cerca al vehículo donde iban sus compañeros. 

—Es cierto, deberíamos bajar a ver.

De inmediato la demonio descendió con cuidado hasta llegar al nivel del coche y posicionarse a su lado. Allí comprobaron el estado de sus amigos. Todos estaban bien, salvo por Whitty que estaba despierto e histérico gritando, no era para menos, en uno de los tres coches que los seguían iba el mismísimo Upskyde.

—Nosotros nos encargamos —dijo confianzudamente Sarvente.

—¡Tengan cuidado! —Los despidió Whitty con preocupación.

Sarvente se quedó atrás dejando que el auto avanzara, entonces se dio la vuelta para enfrentar a los enemigos que se aproximaban. Aterrizó con cuidado dejando que el ruso bajara, entonces extendió sus alas para parecer más amenzante. 

El grupo que venía tras ellos ahora era más numeroso y estaba mejor preparado que la vez pasada, los tres coches que los seguían se detuvieron y de ellos bajaron una gran cantidad de hombres armados que los amenazaron apuntando a sus puntos vitales. Y no sólo eso, tras unos minutos se sumaron a ellos dos tanques de guerra, el ejército de Upskyde venía dispuesto a luchar con todo.

Ahora el sol estaba en su cenit, hacía tal calor que hasta las aves habían ido a buscar refugio debajo de los árboles y las plantas, allí en la carretera las únicas almas vivientes eran los enemigos que estaban a punto de enfrentarse.

—Prepárate Ruv —Clamó Sarvente— Tendremos que escribir muchas notas de disculpa.

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De vuelta con esto. Todo permanece igual que la historia original, salvo que le metí más romance. Yo quiero que ellos se queiran mucho! Y nadie me va a detener! Jeje

Hasta otra!


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