Eres mi lugar seguro
Según sarvente, tardaría una hora en preparar una maleta para emprender su viaje, pero ya había pasado una hora y media y aún no habían señales de la chica. En todo ese tiempo Ruv había estado meditando en la cocina, pensando en su pasado, en todo lo que habían vivido juntos y en el cómo jamás se había dado cuenta de la naturaleza demoníaca de su amiga, sabía que Sarv era buena guardando secretos pero esto estaba a otro nivel.
Ahora vagaba por la casa observando todo con ojo clínico, buscando cualquier pista que hubiera delatado su secreto, pero todo lucía demasiado normal, si Sarvente no le hubiera dicho nada, jamás se habría enterado.
Pasado un rato, ya aburrido de buscar algo que jamás encontraría, decidió distraerse en su teléfono, pero al sacarlo se encontró con un mensaje inesperado de un número desconocido.
"Hola viejo amigo, creo que ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos ¿Qué te parecería un reencuentro esta noche? Tengo un concierto especial en un lugar algo escondido, si quieres puedo enviarte la ubicación para que vengas y charlemos un poco, como en los viejos tiempos"
El mensaje no decía quien lo enviaba, pero por su contenido, Ruv sabía perfectamente de quien se trataba.
—Creo que ya sé cual será uno de los primeros destinos de nuestro viaje. —Dijo en voz alta, su voz delataba una mezcla de nostalgia y alegría.
—¿Y cuál sería ese destino? —Preguntó sarvente quien venía por fin llegando cargando su maleta lista.
—¿Uh? Vaya, hasta que por fin te dignas a aparecer, se suponía que tardarías una hora, ya casi van dos —reclamó con expresión reprobatoria.
—Perdón, sé que me tardé más de lo que había dicho pero tenía que dejar todo arreglado para cuando no esté. —contestó con una sonrisa radiante, pero esta no fue capaz de conmover a Ruv.
—Estuve casi una hora sentado sin hacer nada. —Le dedicó aquella mirada penetrante tan característica de él.
—Lo-lo siento ¡Por favor no te enfades!
Sarvente dejó en evidencia su nerviosismo y Ruv suspiró exasperado.
—Tampoco es para que te pongas así, no es algo tan grave, no me voy a enfadar por eso, nunca me enojo contigo realmente y lo sabes.
Procedió a centrar su atención en otra cosa, normalmente el quitar sus ojos de ella bastaba para que se calmara. Mientras tanto se enfocó en un cuadro muy bonito que estaba colgado en una pared cercana, Sarvente lucía hermosa en él y proyectaba esa aura tan especial que siempre lo tranquilizaba, era una sensación de comodidad y alegría que nadie más lograba provocar en él.
—Es que tu mirada es muy intimidante, es como la que pone la gente cuando está furiosa.
—Por favor, nos conocemos desde hace años, sabes que no es así.
—Lo sé, pero eso no significa que logre acostumbrarme a ella —Sarvente finalmente logró tranquilizarse.
—Bueno... Puede ser, pero no hay nada que podamos hacer al respecto. En fin ¿Cómo fue que cambiamos tanto de tema? Como sea ¿Estás lista?
—Casi, solo tengo que hacer una cosa rápida en la iglesia.
Se rascó su brazo nerviosa, cosa que le dio muy mala espina a Ruv
—Sarv, presiento que lo que vas a hacer no será tan rápido, recuerda que este viaje es para despejarte de tus deberes en la iglesia.
—Lo sé, pero en serio es algo rápido, por favor Ruv —Le dedicó unos ojitos de cachorro abandonado que Ruv no pudo resistir.
—Está bien ¡Pero solo cinco minutos! Los voy a contar y si no sales luego de ese tiempo yo mismo te sacaré, aunque sea por la fuerza.
—Prometo que serán solo cinco minutos.
Mucho más de cinco minutos después...
—¡Ruv! ¡Suéltame!
La monja estaba agarrada a una de las bancas de la iglesia mientras Ruv la tiraba de las piernas tratando de que se soltara.
—¡Sólo cinco minutos más!
—¡No! Hiciste una promesa y ahora ambos saldremos por esa puerta ¡Vamos!
Ruv siguió tirando, ahora con aún más fuerza, pero Sarvente también contaba con un poder sobrehumano, al final el forcejeo fue tal que terminaron arrancando de su lugar el enorme y pesado banco al que la chica estaba agarrada, pero eso no lo detuvo y se dirigió a la puerta de la iglesia arrastrando a Sarvente con todo y banco.
—¡Noooooooooo!
—¡Sarv ya suelta esa banca y haz las cosas más fáciles para todos! ¡Por favor!
Cuando ya estaban llegando a la puerta de la iglesia, Sarvente en una maniobra extremadamente rápida dio vuelta la banca dejándola atravesada y haciendo imposible que pasara por la puerta.
—¿Quiénes son todos? ¿Tú y tú? ¡A mi no me estás facilitando las cosas!
—¡Todos son todos los que nos están mirando ahora!
Ruv señaló con la mirada y la inclinación de su cabeza hacia el interior de la iglesia, Sarvente curiosa finalmente le prestó atención a sus alrededores y notó que había un montón de gente allí preparándose para la misa de la tarde y que estaban siendo importunados por su escándalo infantil.
—Oh...
La pelirosa sintió su rostro arder de la verguenza, su actitud no era nada digna, pero como hacía a menudo, trató de disimular, así que soltó la banca y juntó las manos mientras rezaba "amen"
Ruv aprovechó ese breve instante para tirar de ella y sacarla de golpe a la calle, finalmente estaban afuerta, era el primer paso para el inicio de su gran aventura, pero Sarvente todavía no lograba asumir la situación del todo, pues su berrinche aún no terminaba, pero Ruv se limitó a ingnorarla, así que no le quedó más remedio que calmarse.
Cuando finalmente recuperó la compostura, se tomó algunos minutos para limpiar el polvo de su ropa y arreglar el cuello de su blusa, además de acomodar su cabello, cosa de lucir un poco más presentable, entonces dio media vuelta y observó con angustia la fachada de su iglesia, un pedazo de su vida estaba allí, llevaba años dedicando su existencia a ello y dejarlo ir, aún si era por poco tiempo, resultaba sumamente difícil. Trató de quitarse la ansiedad que sentía pensando que estaría en buenas manos, la había dejado a cargo del vecino, debía estar bien.
—Es hora de empezar nuestro viaje —Declaró el ruso entregándole su maleta mientras él tomaba posesión de la suya— Quedamos en que cambiarías de aires y te despejarías de este asunto de la iglesia.
—Sí... Pero no es fácil...
—Nadie dijo que lo sería, llevas años llevando ese estilo de vida, imagino que este lugar se ha vuelto tu refugio, el lugar donde te sientes segura y tu consuelo luego de lo que te pasó...
Quería mostrarse comprensivo con su amiga, darle todo su apoyo para ayudarla a sanar su corazón, las secuelas de todo lo que había vivido debían estar ahí, nadie podía pasar por una situación así sin tenerlas, pero confiaba en poder ayudarla, deseaba de todo corazón retribuirle todo lo que ella había hecho por él.
—La iglesia no es mi refugio realmente...
Esa respuesta no se la esperaba, con lo obsesionada que estaba con el lugar no se notaba, pero lo que lo sorprendió aún más fue lo que la chica hizo a continuación.
Lentamente la chica se acercó a él, dudó al principo, como si estuviera a punto de hacer algo prohibido, pero no tardó en agarrar confianza y deslizar sus brazos alrededor del cuerpo de él hasta rodearlo en un tierno abrazo. Esto dejó al peligris confundido, Sarvente siempre fue cariñosa, pero nunca al punto de abrazarlo de la nada de esa manera, de alguna forma se sentía muy íntimo.
—Tú eres mi refugio, porque cuando estoy contigo, no importa el lugar, siempre me siento segura.
Como siempre el rostro de Ruv no demostraba ninguna emoción, aún cuando se estaba muriendo por dentro ¿Qué significaba todo esto? Definitivamente esto no era normal en Sarvente ¿Qué había pasado? ¿Por qué su comportamiento con él había cambiado tanto en un par de horas? ¿Tendría algo que ver con el hecho de que ahora sabía su secreto?
No era descabellado pensarlo, ese secreto solía ser una barrera invisible que ponía una distancia entre ellos, por mucho afecto que se tuvieran si no podían sincerarse por completo no podían declararse como personas verdaderamente cercanas, y una vez rota la barrera, Sarvente se entregaba a su afecto sin tapujos, cosa para la que Ruv no parecía estar preparado, tanta cercanía le provocaba un nerviosismo muy desagradable.
—Eres la única persona con la cual puedo ser yo misma sin tener miedo... —Continuó la muchacha—. No necesito la iglesia si te tengo a ti...
Hasta ese momento Sarvente había mantenido su frente enterrada en el pecho de Ruv, pero cuando sintió una cierta tensión en los brazos que la rodeaban se atrevió a alzar la mirada sorprendiéndose bastante. El usualmente serio Ruv ahora era un atado de nervios. No era algo demasiado evidente pero sus ojos mostraban inseguridad, su actitud era tímida, incluso sus brazos temblaban, como si intentara con todas sus fuerzas corresponder al abrazo de Sarvente pero no pudiera.
—Ruv ¿Estás bien?
—Te-te-tenemos que irnos.
—¿Qué pasó? ¿Viste algo? ¿Alguien te está buscando?
Miró nerviosamente a todos lados, supuestamente ya nadie perseguía a Ruv, pero uno nunca sabe.
—No-no es nada de eso solo... Vámonos....
—De acuerdo...
La pelirosa estaba confundida por su actitud pero no quería incomodarlo más. Se quedaron en silencio unos momentos, ambos de pie en la calle con sus maletas listas como si esperaran algo, pero por supuesto no estaban esperando nada ¿O si?
—¿Y cómo nos vamos?
—Digamos que un amigo mío me va a echar una mano —contestó ya más tranquilo.
El peligris iba a sacar su teléfono, pero justo en ese momento divisó doblando por la esquina de la calle un coche negro muy elegante, el cual se estacionó justo enfrente de ellos dos. Sarvente se quedó viendo el vehículo totalmente confundida, pocas veces había visto un auto semejante ¿Qué estaba haciendo allí?
De pronto la ventanilla del coche bajó revelando la identidad de la conductora, era una mujer regra de mirada astuta con un enorme peinado afro.
—Hola Carol, ha pasado un tiempo —saludó Ruv.
—Hola Ruv ¿Que tal? ¿Estás listo? Whittmore me dijo que te recogiera aquí para el concierto de esta noche.
La mujer se dio el tiempo de analizar con la mirada a ambos, en especial a la encantadora chica de cabello rosa.
—No recuerdo haber aceptado asistir... Aunque pensaba hacerlo...
—No necesitabas responder, Whitty te conoce y sabía que lo harías.
—Está bien... Por cierto, ella es Sarvente —Dijo apartándose para dejarle ver a la monja con más claridad.
—Ho-hola —Saludó ella con timidez.
—¿Es de fiar?
Carol con mucho disimulo colocó una mano cerca de su bolsillo donde tenía oculta un arma.
—Sarvente no es un peligro para Whitty, es más, no es un peligro para nadie.
Señaló a la chica quien ahora se encontraba distraida mirando el vuelo de una mariposa. La chica negra suspiró.
—Está bien, suban.
Ambos subieron sus maletas al carro para luego abordar y ponerse en marcha hacia su siguiente destino. Sarvente sin embargo una vez arriba pegó su rostro en el cristal del auto para dedicarle una última mirada a su amada iglesia, se despidió agitando su mano suavemente para luego volver y en focar su atención en el camino que se abría ante ellos.
Ahora se encontraban viajando a la ciudad vecina, un lugar bastante cercano donde en las próximas horas se llevaría a cabo un concierto secreto, uno dedicado solo a los más fieles seguidores de Whitty.
Sarvente le dio un vistazo a Ruv, quien a diferencia de ella se mostraba tranquilo, ausente mirando el paisaje por la ventana, le alegraba que ya estuviera más calmado, así que con una sonrisa apoyó su cabeza en el cristal de su lado y procedió a cerrar los ojos tratando de quedarse dormida, si les esperaba un concierto nocturno, lo mejor sería estar descansada.
----------------------------------------------
Puede que no lo sepan pero me gusta mucho el humor caricaturezco en los libros y ese era un sello de SoftLottus.
Hay un chiste que eliminé respecto al original, se supone que quien se quedó cuidando la iglesia en ausencia de Sarvente era un tal Helpy, parece que es un personaje de Five night at Freddys, la verdad yo no pillé la referencia porque no sigo esa franquicia y no voy a poner un chiste que ni yo entiendo, así que se elimina.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro