Capítulo 6: La locura dentro de mí.
He sacado desde lo más profundo de mi ser toda la fuerza de voluntad para no coger a golpes a mi hermano mayor.
Respiro con más fuerza de la que necesito a diario, y mantengo la calma, pero no es sólo porque me molesta terriblemente el hecho de que Andrés tome con tanta confianza a Sanz, sino el darme cuenta que me molesta. ¡Por Dios! ¡Es mi empleada! No debe importarme con quién decida salir, pero descubro que mis celos llegan al punto donde no quiero que salga con nadie.
Me gusta, tengo un gran conflicto interno, y todo empieza porque ella no es Patricia, y que todo esté tiempo he estado tratando de tapar el sol con un dedo.
Mi pequeña ex secretaria, ha puesto en su lugar a mi querido hermano, pueden decir lo que quieran de Sanz, pero ella puede luchar tranquilamente sus propias batallas, eso me hace sonreír. Mi hermano no es así, no suele comportarse como un estúpido puberto, me enoja, pero también me causa mucha curiosidad.
Sanz se dirige a su cuarto después de lo que creo yo, es una invitación a comer, iba a contestarle que mi hermano y yo, ya nos íbamos pero la cara de hambriento de Andrés me hace pensar que quizás ninguno de los dos ha comido nada desde la mañana, así que me quedo callado.
Me aseguro de que Sanz no esté cerca para reclamarle a mi querido hermano su comportamiento, pero antes de poder pronunciar la primera palabra, Andrés se gira y me confronta.
—No puedes meterla al infierno y ahora pretender que te culpas por ella— En su tono hay cierto toque de reproche y dolor. No lo entiendo.
—¿Qué?
—Te contienes para no agarrarme a golpes como un adolescente porque toqué a la chica que te gusta, pero tú la maltratas cada vez que quieras, nunca la has considerado como una humana y ahora resulta que ahora sí te das cuenta que es una chica.
—Estás diciendo disparates para defender el hecho de que estuviste buscando cualquier excusa para tocarla.
—¿Tocarla? Se desmayó en la oficina. Tú, mi padre y Ardila la han culpado de tu rompimiento con la imbécil esa a la que llamabas prometida, sin saber cuántas personas incluyendo a esa mujer, la han insultado por algo que tú deberías estar afrontando. Está cansada, estresada y desnutrida, no soy el hombre más fuerte del mundo y levantarla del piso hoy por tercera vez no me costó nada.
—¿Qué?— No puedo procesar la información en su totalidad, se desmayó y además probablemente tuvo que enfrentar a mi padre, es un hombre fiero que a pesar de su calma, su palabra es ley y ay de quién lo contradiga.
—Si, lo que oíste, y a eso agrégale que hasta ahora te estás dando cuenta que estás enamorado de ella hasta la punta de tus dedos. Sólo no la vayas a molestar más ¿Quieres?
—No estoy enamorado de ella. Recuerda que acabo de romper con mi prometida. Además a quien le gusta ella, eres tú o ¿Ya olvidaste como la pretendías y ella te ignoraba?
—Nunca la he pretendido en serio, solo lo hacía cuando quería salir de la empresa, le daba cierto toque y tú te ponías como un toro enfurecido, entonces me iba y no me reclamabas, lo intenté con Patricia y no te importó, así que desde mi punto de vista fue como un castigo por poner tus ojos en otra mujer mientras estabas enamorado de tu secretaria.
—Y ¿Qué hubiera pasado si Valeria se hubiera enamorado de ti? ¿Qué hubieras hecho si ella correspondía a tus coqueteos?— Estoy furioso, quiero gritarle por ser un estúpido, ese no es mi hermano mayor, jamás le voy a perdonar que quiera jugar con ella.
—¿Si ella correspondiera a mis coqueteos? Fácil, aprendería a amarla, como se lo merece, después de todo, esa niña no tiene a nadie y merece ser amada ¿Alguna vez pidió vacaciones para ir a ver a su familia? ¿Ha pedido permiso para pasar tiempo con su pareja? En cinco años, muchas veces no tiene tiempo ni para respirar, porque tú vives y dependes de esa niña, hasta el punto de tener una relación por ti con tú prometida. Sé que tiene amigas, pero no han de ser muchas. Además nunca la he visto reír ¿Tú sí?
¡Mierda! Su razonamiento me duele como un golpe en la entrepierna, si no hubiera sido por ayer, no lo habría visto sonreír, ni enojarse... Pero reír, nunca, en cinco años, nunca he escuchado su risa. ¿Qué tan lastimada puede estar una persona para que nunca ría? ¿Cómo pude olvidar que al final del día ella también es una persona? Y ¿Cómo no me di cuenta de lo que siento por ella? Es complicado, en definitiva no es amor, porque el amor me haría verla a ella realmente pero no se trata solo de dependencia cuando obviamente siento celos y rabia de que mi hermano mayor la cuide y vea lo que yo no puedo.
—A mi ella no me gusta como mujer— Continúa hablando mi hermano —Pero no puedo hablar por los demás, creo que Julián tiene el mismo capricho egoísta que tienes tú por ella.
Me fui por lana y salí trasquilado, quise reprocharle a mi hermano mayor su comportamiento, pero el mío es de lo peor, mi hermano ha sido altruista y desinteresado con ella, quiero no creerle, pero él es así, el tipo de persona que se saca la comida de la boca por alimentar a quien tiene hambre, me siento como la peor persona que existe en el planeta, iba a pedirle una disculpa, pero suena el timbre lo que nos alerta a ambos, Sanz sale del corredor rápidamente.
Ambos quedamos en silencio, la veo dudar de abrir la puerta y al final no le hace, accede a la tableta que está instalada en la entrada, no lo había notado pero debe haber alguna cámara o varias en la puerta porque su cara extrañada significa que sabe bien quién está del otro lado.
Andrés y yo nos acercamos para escuchar mejor la conversación, aunque honestamente no es que no pudiéramos oírla porque el apartamento tiene una acústica increíble y se oye claramente, pero el instinto gana, la conversación me toma desprevenido y me causa mucha curiosidad, sobre todo cuando el chico del otro lado me ofrece hospedaje sin siquiera conocerme, Sanz termina de hablar y parece molesta, pero es tan difícil saberlo, ella siempre tiene un rostro de hielo, y sus emociones son casi imperceptibles.
Me acerco aún más y le hago la pregunta que me parece más apropiada para el momento, y le toma unos segundos contestar, suele hacerlo cuando no está segura de responder, cuando miente le toma menos tiempo. Sé cuándo lo hace y no se me imagina ni un poco que a pesar de que lo sé, no me importa.
Al parecer tengo una nueva epifanía, lo que siento por ella es tan real, que a pesar de que sé cuándo me miente, no me importa porque entonces se convierte en verdad, doy un par de pasos hacia atrás cuando suena el timbre, pero al oír al chico curioso que está del otro lado, mi temor se desvanece y mis pies me llevan justo detrás de ella, sé que hice bien al notar que Sanz no negó la idea del chico de que yo era su novio, y la cara de desilusión del muchacho al no escuchar esa negación valía oro, llevo la mano al bolsillo para buscar dinero y pagar el domicilio, pero ella se adelanta y paga de la misma manera que compró y para deshacerse del muchacho de una vez por todas le habla sobre la propina.
Lleva las bolsas a la cocina y la sigo, mi hermano entra conmigo, ya que no hemos pagado por la comida debemos ayudar de una u otra manera, así nos enseñó mamá, que nunca seamos considerados inútiles y menos que lo seamos. Para ambos es claro que sí preguntamos nos dejará fuera y ninguno está dispuesto a ello. La vemos dar vueltas por todo el apartamento, me imagino que busca su celular por lo que le comento el primer chico. Al final se resigna y termina por sacar los víveres que vienen en las bolsas entonces yo también pongo manos a la obra, me lavo las manos y mi hermano igual, saco las carnes, empiezo a marinar todo porque no sé qué quiere preparar.
Sanz pulsa otra tableta, al parecer todo el apartamento está lleno de esos aparatos pero no hay de ningún otro estilo, lo que más curioso me parece es el hecho de que no se notan fácilmente. Pronto empiezo a escuchar su buzón de voz, me alegra saber que tiene amigas que se preocupan por ella, el primer mensaje suena amistoso y social, el segundo me parece muy gracioso, saber que ella habla con sus amigas de mí, me hace verla un poco más de su edad. El tercero me saca de cualquier cavilación en la que pude estar suspendido, yo jamás nombré a Sanz en la conversación y la idea de pagar por callar a los medios me parece vil y deshonesto.
Tengo que respirar para no caerme por lo que dice el siguiente mensaje, por la voz y actitud sé de quién se trata, Laura Pomel, es una de las mejores periodistas del país, hasta donde sabía de ella era muy honesta y siempre llegaba a la verdad sin importar el costo, además tenía una reputación intachable, que intentara desviar la noticia por Sanz, me hace sentir aún más curiosidad por mi ex asistente. Laura me ha hecho la vida de cuadritos desde hace un tiempo y ahora sé quién es su informante, mi maldito jefe de seguridad. Y ahora ¿Alejandra? ¿Cómo es que Sanz parece ser el centro del universo en estos momentos?
A Sanz parece tomarle tiempo entender el mensaje, así que cuando lo hacen miles de preguntas están en mi rostro y en el de Andrés, aunque se ve demasiado serio. No creo haberlo visto así en años. Cuando quiere salir de la cocina es detenida por nosotros.
Los mensajes siguen llegando y aclara algunas dudas, como el hecho de que Mario no es del todo un informante, que Sanz se ha mantenido leal a mí y de ella nunca ha salido información de la oficina, que Hanna Harper es probablemente H.H. y que esta misma es la única que podría llamar a mi padre a reclamarle por una secretaria, y es que Hannah es la diseñadora de mi familia, creo que siempre he pensado que Sanz viene de un hogar pobre, porque no se manejaba en nuestro círculo social, pero al parecer he estado equivocado, ya que Hannah se preocupa por Sanz, y ella viene de una de las familias más poderosas y ricas, aunque los Pomel tampoco es que estén lejos de esa posición.
Un último mensaje llega, reconozco la voz de Laura por los mensajes anteriores, aunque es un poco más tenue que antes, un tono de culpa y tristeza es lo que me parece oír está vez.
—Valeria, lo lamento todo esto es mi culpa... ¡Dios! No le digas a H ¿Quieres? Todo esto... Supe que Adrián te despidió, si es necesario yo hablaré con él o con quien sea ¿Vale? Yo... Mejor hablamos luego.
Ese mensaje incluso y lleno de vacíos me deja en un conflicto emocional.
Veo entrar a las chicas como son con tal imponencia que hacen que hasta la misma realeza se detenga solo para apreciar y respetar su presencia, Laura está cargada con bolsas de mercado y Hannah lleva consigo una fusta y mientras amenaza a Sanz se da cuenta de que Andrés y yo también estamos allí.
Ninguno de los dos había visto una personalidad diferente a la profesional en esa hermosa morena, a la cual parece abandonarla el color, Laura que le tomó unos segundos más en darse cuenta de lo que estaba pasando y sufre de un ataque de risa, el cual también afecta a mi hermano, aunque este trata de controlarse, la pobre Hannah avergonzada sale despedida a la habitación de Sanz. No niego que hasta mí me da risa la situación aunque observo a mi ex asistente y ella permanece igual que siempre. A veces no sé si ella no siente o solo es estoica, y sin querer mi interés por ella es notado por la periodista, de quién brota una sonrisa lobuna, la misma que tiene su hermano cuando tienen un propósito corrupto...
Laura explica la razón del comportamiento de Hannah y que en realidad sólo tiene ese tipo de personalidad con ellas, me parece bien, no es que la esté juzgando, es sólo que es bueno que tengan un círculo donde puedan comportarse como niñas malcriadas y serlo. No puedo imaginarme a Sanz en ese tipo de comportamiento, en las últimas horas se me ha estado creando una obsesión por ver expresiones en su rostro, juro que vi un atisbo de sonrisa y su enojo, ahora quiero ver más.
Cómo Sanz se dirige nuevamente a la cocina yo la sigo, y no es como si pudiera detenerme, mis pies solo la siguen como si mi vida dependiera de ello, como no sé cómo explicar mi comportamiento pregunto por el plato que desea preparar. Me mira como si le hubiera preguntado por la segunda guerra mundial, completamente confundida y extrañada, trato de aclarar la situación hasta que Laura sale en su defensa, y me explica la manera de cocinar de ella, me parece tan intrigante, y solo tengo una palabra para describir a Valeria Sanz: Única.
Laura interviene risueña describiendo a su gran amiga como un personaje de ficción que al parecer ama cocinar empíricamente o con una receta de verduras francesa, no estoy muy seguro, mientras explica eso, me toma del hombro y me siento incómodo, no me gusta esa clase de confianza, y básicamente me escondo en Sanz, quién la hace retirar con una sola mirada.
Después de ello, se queda pensando y parece respirar con dificultad hasta que es la misma Laura que la trae de vuelta al mundo real.
—Ya te diste cuenta ¿No?— Pregunta Laura con una sonrisa de medio lado aunque sus ojos contrastan -¿Qué harás?
—Contraatacar por supuesto, le daré un golpe que la dejará tranquila por un buen tiempo— Valeria Sanz puede ser una mujer estoica y muy paciente pero que cuya determinación puede hacer sentir cobarde al más valiente.
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