Capítulo 28. Un mundo nuevo.
Siento un poco de miedo por lo que está pasando, porque en el fondo sé que Adrián me ha descubierto, no sé cómo lo ha hecho, por suerte tengo un as bajo la manga para hacerle creer que está loco.
Antes de volver con ellos preparé una trampa, conociéndole, sé que me seguirá hasta asegurarse que sus pensamientos son reales, así que rápidamente voy a la tienda deportiva y compro unas mallas de licra enterizas, de las mismas que utilizan las patinadoras artísticas, tomo una que tiene una gran rosa en la espalda, esto ayudará a cubrir mis cicatrices tanto las de la espalda con las de mi vientre.
Encima del traje me pongo la ropa normal y unas pulseras deportivas para ocultar el cambio en la manga de la mano, lo demás tendrían que estar muy cerca para notarlo, el traje es de un tono más oscuro que el natural, así que no necesita tantos detalles.
Al finalizar la jornada empiezo mi plan, hago que las chicas se vayan de spa y consigo que Adrián me siga hasta los vestidores, pero no cualquiera, los más alejados ya que allí no van muy seguido, sé por las niñas que casi no los utilizan, suelen esconderse en ese lugar.
Desde un espejo superpuesto lo observo llegar, en ese momento me empiezo a quitar la ropa, le dejo que me espíe y veo su sorpresa en el rostro, por suerte desde su ubicación no logra ver su propio reflejo, su mente entra en conflicto y minutos después lo veo alejarse confundido. Lo logré. Me cambio, pero por si acaso conservo el traje de licra.
Escucho un alboroto y me apresuro a salir, pero al hacerlo veo a mi sobrina caída en el suelo y a Adrián como testigo de una escena de lo más cómica, esas niñas son demasiado traviesas, aunque las voy a reprender por no haberme dicho que la niñera no tomaba en serio su responsabilidad de cuidar los niños, y sobre exponer a mis pequeños.
Me oculto ante ellos, y los dejo ser, ya ni modos, no hay manera en que mi querido no sepa quien es ella, ya tendré tiempo de inventar algo más. Después de que ellos se marchan decido buscar a Eliza y esperar a Abigail, además tengo que ir por los pequeños.
Cuando me encuentro con mi hija, la veo recostada debajo de las bancas limpiándose las lágrimas.
–Ey ¿Qué pasa?– La llamo con los brazos y cuando me ve, estiro mis brazos y ella sale de las bancas y se tira sobre mí. Cuando decidí traerla conmigo, sentía miedo de como cuidarla, pero a medida que pasa el tiempo, me doy cuenta que el instinto materno es algo impresionante porque siempre justo a tiempo, sé que hacer.
–Vi a papá– Me dice dejándose llevar por la tristeza –Y sé que no puedo hablarle aquí, pero lo extraño mucho...
–Tranquila, tranquila... –La alzo en mis brazos y le doy palmaditas en la espalda.
–¿Por qué está aquí? No debería verlo ¿Cierto?
–Al parecer es primo de la tía Sophie, y ella los ha invitado a todos para el cumpleaños del tío Jorge, pero para la fiesta de gala, no la que vamos a hacer en el campo, así que podremos ir... Probablemente.
–¿No puedo hablarle?
–Amor es tu padre– La dejo en el suelo para que me vea a la cara –Si quieres, puedes hacerlo, jamás te negaré sin importar las circunstancias de hablar con tu padre.
–Pero y ¿Si eso nos pone en peligro o lo pone a él?
–Y esa es la razón por la que no deberías ser tan lista– Me acuclillo para quedar a su altura –Hay ocasiones, muchas en realidad que tienes que dejar de usar tu cabeza– Le toco la sien y luego pongo la mano en su pecho –Y dejar que tu corazón decida. Lamento que tengas una madre tan problemática que te robe la infancia, pero al menos déjame concederte este capricho.
–Gracias mamá– Me abraza y siento su calidez –Está bien, cuando sea el momento podré hablar con él.
–Odio cuando eres tan madura... Aunque no lo suficiente para delatar a tu niñera– Es hermosa cuando se siente descubierta, estoy enamorada y orgullosa de mi hija –Me enteré de que sacó a uno de los bebés. Deberías habérmelo dicho sabes que no es bueno en esta época, están muy pequeños.
–Lo siento má.... Creí que podría controlarla, es que es tan tonta– La veo alzar la ceja y yo solo puedo reír.
–Lo sé, pero es ese tipo de tontas que necesitamos que nos rodeen, no queremos que sepan la relación con su tío. Ese tipo de personas no observan más allá de su celular y su ego propio– Un suspiro se escapa de mi cuerpo –Mira, entiendo que tengas secretos, me gustaría que no, pero lo entiendo y es parte de tu privacidad, pero, mírame bien, todo, me refiero a todo lo que tenga que ver con la seguridad de ustedes, no importa si es una sospecha, quiero que me lo digas... O con quién estés a cargo, que lo más probable es que sea tu tía Mar o yo.
–Esta bien, lo siento má.
–Vale. Ahora vamos por tu prima y tus hermanos... Y a despedir a tu niñera– Veo la sonrisa triunfante de esa niña, quien dice que no puedes enfrentarte a ti mismo, es más Castelli que yo.
Cuando encontramos a Abigai, vamos por los pequeños y me doy cuenta de que ambos tienen fiebre, esto no puede ser, no sé si llevarlos al hospital o llamar al pediatra para que vaya a la casa.
No puedo ir con las niñas al hospital, así que decido que vaya a casa, en momentos como este me gustaría tener ayuda, no quiero decirle a Jorge, tiene sus propios problemas con esa esposa loca y caprichosa que se consiguió.
Al llegar a casa los pequeños empiezan a llorar, llamo al médico y siento que todo se descontrola, el pediatra me anuncia que probablemente están resfriados pero que llevara unas pruebas para descartar infecciones y otras afecciones. Apenas si duermo en toda la noche, Eliza me ayuda en la madrugada y aunque quisiera que ella solo pensara en jugar, en verdad necesito la ayuda.
Sophia me llama temprano diciendo que tengo que ir al club, le digo que los niños están enfermos, pero no acepta nada, tengo que ir. Contrato una enfermera pediátrica por unas cuantas horas y la reservo para la noche, me imagino que también tendré que ir a la fiesta de mi hermano.
Apenas llego ya me quiero devolver, mis hijos en manos de otros... No es justo, me perdí ver el crecimiento de Eliza, no me perderé el de mis hijos.
Apenas veo a Jorge, me resuelvo no me quedaré a ver el show que está armando su caprichosa mujer, me acerco y por poco no noto que está muy guapo.
–¿Hola?
–Jor me tengo ir, los bebés están enfermos y no me voy a quedar a alcahuetear lo que sea que esté planeando tu esposa.
–Está bien, te llamo más rato, estoy esperando una llamada de Luciano.
–Ok, bye.
No dudo en salir corriendo a casa, duermo un poco en la habitación de los niños cuando la enfermera me dice que ya están mejor, me despierto cuando uno de ellos hace un ruido, al parecer están soñando tranquilamente, y eso también me tranquiliza, veo por la ventana y me doy cuenta de que ya anocheció, toma una ducha fría rápida, me visto con unos vaqueros y un top largo, agrego a mi conjunto un abrigo.
Cuando llego a la locación veo como mi querida cuñada se quiere morir al verme, seguramente por mi elegante vestimenta que no combina nada, bueno con nada. Mi pequeña venganza.
–¿Por qué estás así vestida?
–¿Por qué estoy aquí cuando mis hijos están enfermos?
–Sí, lo siento, pero es que en serio quiero que estés aquí con nosotros, hace mucho que Jorge no celebra sus cumpleaños con el resto de la familia, y esperaba que al menos tu te quedaras...
–Entiendo... Aunque tienes que entender que mi prioridad son mis hijos y mis sobrinos, luego los demás ¿Lo entiendes? ¿No?
–Lo sé... ¿Me dejas vestirte?
–¿Quieres que juegue a ser tu muñeca?
–Si, porfa... Tus hijas no me dejan jugar mucho con ellas...
–Son sabias... Está bien, pero que no vuelva a ser parte de tus caprichos.
–Está bien, lo prometo...
Me voy con Sophie, esta me lleva a una habitación y me muestra un lindo vestido de lino blanco que está en una caja.
–Compré este vestido hoy, pensé que te quedaría, pero no pensé que podría ponértelo hoy mismo, si hubiera sabido eso te compro más accesorios.
–Ni creas...
–Ok, ok...Sabes que no tengo hermanas, ni hijas, déjame jugar contigo esta noche, nunca tengo tanta suerte.
–¿Qué tramas?
–Quiero presentarte a alguien.
–¿A tus primos? ¿Por qué no me imaginé que algo tramabas cuando hiciste que Jorge apareciera como conductor?
–Eso fue invento de él, no conocía a mi familia, hace muchos años que no los veía.
–Así que Jorge se siente celoso de sus primos y fue a investigarlos como todo un espía encubierto.
–Sí, algo así.
Me río de las tonterías de los dos, a pesar del tiempo y la historia que tienen juntos pueden comportarse con un par de niños, es lindo y tierno, mientras no metan a mis hijos y a mí en sus conflictos.
Me veo al espejo después de que ella termina y me gusta, parezco una adolescente que se ha desvelado coqueteando con su novio calenturiento. Mis ojeras se ven terribles aun con todo el maquillaje que Sophie me puso encima, pero el vestido es lindo.
Al fin empieza la fiesta y me siento inquieta, Sophie empieza un nuevo juego que imagino es jugar con Adrián si los niños no estuvieran enfermos me quedaría a ver que es lo que trama. Jorge llega por fin, se ve muy guapo, entrecierra los ojos cuando ve algo de maldad en los ojos de su esposa. Me toma de la cintura.
–Llamó Luciano, quiere que nos reunamos el fin de semana– No quiero más problemas de los que tengo al frente.
La presentación empieza, pero me llama Eliza, los niños se les subió la temperatura, la enfermera sigue a cargo, pero le pedí a mi hija que me llamara en caso de que las cosas empeoraran.
Me acercó a Jorge.
–¿Qué pasa linda?
–Lo siento, Jor. Los niños empeoraron, me iré a casa.
–Está bien, más rato paso para ver como siguen.
–No te preocupes, disfruta tu fiesta.
–Te enviaré con el chofer...
Cuando llego a casa, la enfermera me calma diciendo que todo está bien, que les ha puesto su medicamento y que es normal que aun cuando el resfriado va pasando que les de un poco de fiebre. Creo que es por que nunca puedo confiar en nadie del todo que no le puedo creer del todo.
La noche es igual de larga que la anterior, y como claro la enfermera se ha marchado me hago cargo de los pequeños yo sola, esta vez trato de que las niñas puedan descansar como se debe.
Los niños ya se ven mejor, y cuando pienso en irme a dormir Sophie llama, algo urgente ha pasado, no puede explicarme muy bien, como estoy deprisa le llamo a la estúpida niñera, Dios.
Una hora después consigo llegar al hotel, y entonces lo veo todos reunidos para desayunar... ¡PARA DESAYUNAR! Aquí habrá un asesinato.
–Hola Amelia por fin pudiste llegar– Las palabras de Sophie me taladran los oídos, ni modo mis sobrinos tendrás que crecer sin su madre.
–¿Me llamaste para desayunar? ¿En serio? Tengo cocina y sé preparar mis huevos ¿Sabes?– Mis hijos están al cuidado de una idiota, de paso dos de ellos están enfermos.
–Lo sé, es solo que quiero– Oh no, no quiero escuchar sus estupideces, levanto mi mano y le pongo un alto.
–¡Basta! ¿Quieres?– Siento tanto enojo que creo que me va a dar un ataque –Para, no quiero oír tus planes estúpidos, Jorge controla a tu...– Eso es todo, la oscuridad se apodera de mi cuerpo y ya no sé qué sucede.
No sé porque, pero tengo una sensación de tranquilidad, como si estuviera protegida por los mejores brazos, estoy tan cansada que solo quiero dormir, sé que algo se me escapa, estaba preocupada por algo, pero ya no puedo recordarlo, solo quiero quedarme aquí, donde sea que sea este lugar.
Lo que pasa después me llena de dudas, la declaración de Santiago de que Adrián es el padre de Eliza, me deja cierto desconcierto y sabor amargo que me duele en el alma, no estoy segura de que esa vez que nos encontramos yo haya tenido sexo con él, es más el trago amargo empieza en saber que si es así, es que concebí a mis hijos en total estado de ebriedad como para ni saber las consecuencias de mis actos.
Me daba un poco de rabia pensar que Santiago hubiera abusado de mí en esa época, pero ahora quisiera que eso fuera cierto, no por la posibilidad de que fuese Adrián el padre, sino porque sería la primera vez que tendría que reconocer el daño profundo que ha hecho Héctor en mi vida, es darle el poder de reconocer que él... No, no quiero aceptarlo, siempre lo tomé de una manera diferente, como algo que tenía que hacer... Como un castigo que pagaba por lo que mi padre le hizo a mi madre.
Es fin de semana y estamos todos reunidos en unas cabañas alejadas de la ciudad, me mantengo distante mirándolos a todos ser felices, compartiendo, quisiera que los niños tuvieran más oportunidad de estar así.
–¿Un dólar por tus pensamientos?– La voz de Andrés me vuelve la mirada a él.
–Solo observo. Sería genial que todo se mantuviera por mucho tiempo.
–Se, será genial. Por cierto, lindos niños buen trabajo –Yo solo le respondo con una sonrisa –Escuche de Sophie que tuviste un momento difícil en su nacimiento.
–Nada del otro mundo, solo te puedo decir que no me volveré a embarazar, es demasiado traumático.
–¿Y si yo quiero tener más hijos?– Interrumpe Adrián causándome gracia su comentario.
–Existe la adopción...– Los tres soltamos la carcajada.
Después de unos minutos llega Hannah un poco atareada con uno de los bebés y los dos hermanos se van a socorrerla, mientras me quedo sentada descansando, estoy feliz de que a pesar de todo lo que hemos pasado podamos estar aquí en paz y sonreír.
Al final todos deciden meterse a la piscina, me preocupa un poco la seguridad de los niños, pero Jorge se me ha adelantado, ha traído personal profesional para estar al pendiente de todos.
Me quedo recostada en una silla playera observando todo desde lejos nuevamente, y los pensamientos crueles vuelven a invadir mi mente, no sé el porqué, pero recordar a esa mujer golpeándome hace que mis cicatrices duelen, lo que involuntariamente hace que lleve a mis manos a tocarlas, dándome una especie de abrazo mortal.
Noto que estoy toda encogida, como una bolita de carne humana sobre la silla.
–Eres mía... Me perteneces, entiéndelo. –Esa frase en esa voz, sabía que estaba rota, pero nunca miré atrás para saber cuánto. Por desgracia hasta ahora lo entendí, mientras sea parte de mis pesadillas seré suya, siempre.
Mi mirada se desvía y veo dos figuras, al principio me alegra verlos, pero cuando me observo los detalles mi corazón se agita en el desconsuelo.
Luciano entra con su calidez de siempre, con Mar a su lado, el luce un traje oscuro, camisa blanca y corbata verde, acompañado de una gabardina color beige, se ve tan elegante, por alguna razón me duele, demasiado mi pecho duele terrible... Mi padre estaba vestido igual la última vez que lo vi, la última vez que tuve algo de felicidad.
Como si se tratara de una advertencia, mi corazón estalla, un mal presagio de lo que viene, puedo asegurarlo, las lágrimas empiezan a salir y lloro, no como lo he hecho durante el último año, una lágrima de la actriz de la película que se ve ridículamente bien mientras exclama su tristeza, más bien es un llanto desgarrador, es algo que no puedo contener.
Mar corre con fuerza hasta llegar a mi alcance, me mira con preocupación y sé que quiere saber lo que está ocurriendo, pero no sé como decirle... Ni siquiera yo sé lo que me está sucediendo. No me dice nada, pero se aferra a mi como cuando éramos niñas y ella lloraba... De la nada levanta la mirada hacia nuestros hermanos que está allí detenidos sin saber que hacer, y lo entiende.
Nuestra madre nos mostró las fotos del cadáver y de como había quedado... Nunca despedí a papá, mientras mi hermana lloraba y pedía a gritos a esa mujer que le dijera que no era cierto, ella celebraba la victoria feliz... Yo solo me quedé ahí como estatua, viendo todo lo que pasaba mientras empezaba a entender el infierno que nos esperaba, en especial a mí, por tener su mirada... La misma que estaba en las fotografías que ahora estaban tiradas en el suelo.
–Luciano, quítate la ropa ¡AHORA!– Mar se ha puesto al frente mío protegiéndome de todo.
Sin preguntar nada nuestro hermano mayor obedece, el resto sin saber que hacer, Adrián intenta acercarse, pero sé que Jorge no lo deja pasar. Por primera vez quiero caminar hacia atrás, quiero recoger cada pedazo de mi vida, quiero que devuelvan lo que me quitaron... Quiero que esos dos malditos mueran y se retuerzan en el mismísimo infierno.
Cuando ya puedo calmarme un poco le extiendo mis brazos a Luciano, y este viene me alza como si solo fuera una niña, me abraza tiernamente hasta sacarme del lugar.
No me doy cuenta de que Mar nos ha seguido y como quien decide sacar por fin ese forúnculo infectado y lleno de pus, que ha llevado durante años escondido por miedo de lo que pueda pasar, reviento, le digo todo lo que me ha pasado, ellos se quedan en silencio escuchándome, todos mis sentimientos podridos y recuerdos que creía enterrados salen a la luz, el miedo, el dolor y la desesperación, muchas cosas las oculté incluso de mi hermana.
Siento como mi alma moribunda se empieza a liberar de la presión por la que ha sido sometida durante años, quién diría que volver a ver a papá, aunque solo sea por su parecido haría que todo explotara. Mientras sigo hablando más calma siento, y la vez sé el porque me siento así, me aterra de que los niños puedan llegar a pasar por algo siquiera parecido.
De la nada aparece mi pequeña, espero que no haya escuchado nada, no solo porque no quiero que sepa la maldad que existe sino porque también les he contado el temor que siento sobre su paternidad. Al parecer no, porque en su mirada solo veo preocupación.
–Mamá ¿Estás bien?
–Si amor, ya estoy bien, solo que tu tío es tan feo que me asusté, pero ya lo perdoné– Ella sonríe y me abraza.
–No es tan feo– Lo defiende haciendo pucheros tiernos.
–Tienes razón no es tan feo.
–¿Es porque has estado demasiado ocupada con los bebés?
–No cariño, no es porque esté ocupada, es que me preocupa un poco cuando ustedes se enferman y también que no tengan tiempo de ser niños. Gracias por preocuparte.
–Lo que necesites, yo lo haré.
–¿En serio?
–Sí mamá, lo prometo.
–Entonces ve a jugar con tus primos, necesito que seas una niña feliz ¿Puedes hacer por mí?
–Lo voy a intentar... Empezando con un helado– Me sonrío, le di un abrazo y la envíe de nuevo con los demás.
Por fin noté que Luciano solo vestía su pantalón y un ataque de risa me invadió, pobre... Quizás no pueda recoger los pedazos de mi alma dejados atrás, pero puedo formar unos nuevos con la familia que tengo ahora.
Qué lastima que los finales felices, son solo para los cuentos de hadas...
N/A. Hace tiempo no hago de estás notas... Bueno, primero que todo disculpas porque pensé que había publicado ayer... Pero me concentré en otras cosas y lo olvidé.
Segundo. Estamos tan cerquita del final, que debo advertirles que habrá una segunda parte... Pero después de que edite todo el contenido y mis otros proyectos vean la luz.
Tercero. Quiero recordarte a ti, que te amo, gracias por seguir esta historia hasta aquí y continuarla. Y que voy hacer todo lo posible por seguir publicando lo que tengo en mente.
Cuarto. Haré muchos cambios... Cómo ya ven tengo banner nuevo y también portada nueva... Voy a dejar todos los intentos fallidos en cada capítulo (de los anteriores) así que si gustan un día podrán verlo antes de empezar cada capítulo si lo vuelven a leer.
¡Gracias!
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