Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26. Una gran familia.


Cuando por fin creí que tenía la libertad de expresarme, de ser quien realmente soy, ese maldito imbécil intenta asesinarme, no puedo defenderme y no porque no tenga la fuerza, sencillamente si lo hago será dar un paso en falso y toda mi farsa será descubierta. Aunque me dice que sabe la verdad, ya es muy tarde para mí, he perdido la fuerza y veo la luz irse de mis ojos, solo puedo pensar, lo siento Adrián, lo siento Eliza... Lo siento.

Intento abrir los ojos, pero sienten demasiado pesado, apenas y soy consciente de las máquinas que me rodean, no tardo mucho en descubrir que estoy en un hospital por el sonido que anuncia el latir de mi corazón, combinado con la alarma del ventilador, y la molestia que me produce al respirar por mí misma.

Escucho unas voces a lo lejos, pero no entiendo muy bien lo que dicen, ni los reconozco, aunque a la vez me parecen conocidos, me agoto pensando en ello y siento como el sueño me vence.

Vuelvo a despertar, pero esta vez puedo abrir los ojos, todo a mi alrededor es blanco y gris metálico, las luces son tenues y están escondidas en el techo, agradezco por ello porque aún veo todo borroso, el olor a hipoclorito inunda mis fosas nasales haciendo que retuerza la cara en un gesto de disgusto, sigo explorando a mi alrededor esperando que el resto de mis sentidos empiecen a despertar y veo a un sujeto que duerme recostado casi sobre mi mano derecha.

No me puedo mover así que solo me quedo observándolo, duerme sobre sus brazos cruzados encima de la camilla, la cual por cierto parece ser más grande de lo normal, el puño que alcanzo a ver está notoriamente lastimado, pero su rostro dormido no quizás peleó contra una pared... No, por la fuerza que al parecer fue aplicada, tendría la mano rota, se acomoda un poco más mientras trata de recuperar el aliento.

Tiene una pequeña marca en la ceja, creo que es un único golpe, siento algo de remordimiento en mi cuerpo, sé quién es y que hace aquí, no quiero que salga lastimado, no quiero que sea parte de este mundo, de mi mundo, cuando me pidió conocerlo, acepté por una sola razón, que entienda que eso no es para él... En realidad, para nadie, pero de todas las personas, es quien menos quiero que baje al infierno.

Estoy observándolo, cuando una figura femenina entra, tardo un par de segundos en reconocerla, sobre todo porque no trae ningún disfraz especial, solo viste como enfermera para poder acceder al lugar, me da una sonrisa de calma, todo este tiempo ha estado preocupada, lo veo en sus infames ojos de hermana mayor.

Intento hablar, no lo consigo, eso me hace fruncir el ceño, ella lo nota, aunque solo me pide que haga silencio. Hace una pequeña nota en un tablero que lleva con ella.

¿Puedes leer? Yo afirmo con la cabeza.

¿Te quedarás? Encojo los hombros y tuerzo la boca, no lo había pensado así que no lo sé.

¿Lo amas? Mis ojos se cristalizan e igual los de ella, creo que ella y solo ella podría entender eso como una afirmación.

Entonces no deberías quedarte... Lo harás hacer cosas muy malas por defenderte. Me quedo pensando por unos segundos a su comentario escrito. Entonces, ella lo borra y escribe uno nuevo.

Lo mató a golpes. Abro los ojos por la sorpresa, y busco nuevamente sus manos, y como si mi visión mejorara milagrosamente puedo ver a profundidad sus heridas, las cuales sobrepasan las muñecas. Cierro los ojos, trato de poner mi corazón en calma para que no lo despierten los latidos de la máquina.

Te dejaré ir con la abuela, pero tendrás que mantener la calma o pondrás en peligro a los bebés. Volteo la cara de medio lado, como si moverme hiciera que entendiera mejor. Ella me sonríe al descubrir mi sorpresa, me hace un dos con sus dedos. Alzo mi ceja derecha en forma de respuesta.

Cambiaré los resultados, por ahora, va a morir Frunzo el ceño, esta comunicación señas me está empezando a disgustar, entonces ella sonríe y escribe un nuevo comentario Como nosotras.

Entonces lo entiendo, se cual es su plan, siento pena por Adrián, pero es por su bien y el de los bebés, afirmo nuevamente, ella escribe un último mensaje.

No hables, tu garganta quedó muy lastimada, por nada en el mundo hables borró y escribió echaras a perder tus cuerdas vocales.

Desaparece sin dejar rastro, yo cierro mis ojos tratando de dormir de nuevo, no quiero pensar más en lo que me ha dicho o escrito, es la primera vez que el cuerpo me responde y me obedece, en poco tiempo me quedo profundamente dormida.

Cuando despierto nuevamente me cuesta abrir los ojos, me pesan demasiado los parpados, aún así el resto de mis sentidos se agudizan pronto, y nuevamente el sonido de los aparatos a su alrededor, en especial el monitor que suena con cada latido de mi corazón, el cual me relaja poco a poco.

–¡Despertaste!– Me encuentro con la mirada del interlocutor quien me ve con una sonrisa en sus labios, mientras voy recuperando del todo mi visión, puedo notar que esta no llega a sus ojos, los cuales se ven más oscuros de lo que son realmente.

–Hola– Se acerca y puedo notar con más detalle el dolor golpeando su rostro, unas grandes ojeras haciendo juego con el aroma a whiskey mezclado con pasta dental.

–¿Cómo te sientes?– Me mira a los ojos en busca de una respuesta honesta.

No le puedo decir cómo me siento, así que levanto mis brazos en busca de un abrazo y lo consigo, ninguno de los dos quiere decir algo, así que nos quedamos en esa posición incomoda un rato, de una u otra manera sentía que así recuperaba fuerzas en mi interior.

Nos quedamos así hasta que llegó el médico, me costó un poco reconocerlo porque no lo había visto en años... Era el padre de Santiago, quién me atendió cuando estaba en coma.

Nos explica muchas cosas sobre mi salud y da la mala noticia, aunque sé que no es real, no puedo evitar llorar ante la posibilidad de que algún día fuese verdad. Amo con todo mi ser a este bebé, bueno a los dos, aunque hace apenas unas horas me enteré de ello, no importa los amo, como a Eliza, solo por el hecho de que tienen una conexión conmigo... Son mis hijos.

Mis hijos esa palabra sigue sonando en mi mente, hace un año pensaba exclusivamente en vivir como Valeria hasta el final de mis días, sin familia, feliz pero sola, ahora me doy cuenta de que he cometido un error y debo repararlo, no debí asociarme con nadie, no familiarizarme con ninguno, dejar que todos llevaran el curso de sus vidas... Ahora solo tengo que protegerlo.

Me siento terrible por mentirle a Adrián se ve tan afectado, que termina confesándome que asesinó a golpes al imbécil que intento hacerlo conmigo. Lo que no sabe él es que, aunque me apena que haya tenido que caer tan bajo para protegerme, me alegra que lo haya hecho, probablemente nos ha dado tiempo de salir con mis hijos fuera de la posesión del hombre que no dudaría un segundo en asesinarlos despiadadamente solo por hacerme su sumisa o peor aún por el solo hecho de controlar que los pequeños son de un hombre que no es él.

De solo llegar a esa terrible conclusión un frio recorre mi cuerpo y me hace temblar de un miedo que he experimentado pocas veces en mi vida y que siempre ha provocado el mismo personaje. No puedo evitarlo, ahora me siento asustada y furiosa. No sé qué hacer.

Los días empiezan a pasar de prisa y mi estado de ánimo no mejora, y es que ni siquiera puedo fingir que estoy bien, pero la verdad es que no solo me siento fatal, sino que, por primera vez en mi vida, estoy dejando que mis pensamientos me controlen, así que apenas puedo moverme sin poner en peligro a mis hijos, me voy, lo dejo todo atrás.

Antes de irme lo miro por ultima vez, dicen que los suspiros se llevan la felicidad la buena suerte, si es así a mi vida no le queda una gota de felicidad ni buena suerte, mi aliento queda en todo el aire que sale de mí de manera imprudente, lo beso y cuando por fin veo su hermosa sonrisa, solo trato de grabarla en mi memoria, le digo que lo amo mentalmente, y espero que las lágrimas no broten en este momento, porque delatan mi triste plan.

Mi hermana me lleva donde la abuela, donde pasaré un tiempo después de todo no es que pueda ir muy lejos, tengo que proteger a mis hijos, tanto los que tengo en mi vientre como la que llevo de la mano, cuando le dije que me iría, ella dijo que me acompañaría.

Siento mucho quitarle la infancia a mi pequeña, pero prefiero que sea una persona madura que una muerta, por suerte decidió seguirme por sí misma, sé que está triste, pero no hay nada que pueda hacer por ella, me aterra que Héctor pueda encontrarla... Si, todo me da miedo, ahora soy nada.

–¿Qué piensas?– Me interrumpe mi abuela.

–Nada del otro mundo, solo calculo cuando podré viajar, además a un no escojo el lugar...

–¿Desde cuando dejas que tus sentimientos te perturben?

–No abuela, no es lo que crees... Es solo que debo pensarlo muy bien, llegaré con tantos niños debe ser sospechoso– Miento.

–¿Sabes? Sé por lo que estás pasando, la razón por la que vivo aquí es porque hui de la casa de tu abuelo, con tu padre en mis brazos... Sé lo que es tener miedo, pero no dejes que eso te domine o todo estará perdido... Y ya no quiero perder a nadie más– Se le cristalizan los ojos, no sé qué decir.

Marianna entra a la habitación, minutos atrás había ido a dormir las niñas.

–Ven Mar, tengo que contarles algo...

Mi hermana le obedece y se sienta a mi lado en el sofá, para sobar mi panza que aún sigue plana.

–Ustedes ahora son madres y entenderán lo mucho que amo a su padre, es lamentable la suerte que les ha tocado, pero quiero que sepan que siempre he estado aquí para cuidarlas lo que más pude hacer... Cuando ustedes salgan del país, yo también me iré, ya no quiero estar aquí...

Ya no puedo ayudarlas, y tampoco es que hubiera podido ayudarlas mucho antes... Así que les contaré unas cuantas verdades a la que esa bruja les ha negado.

Yo nací y crecí en un pueblito de Italia cerca de la Toscana, como era una joven muy hermosa, un hombre le pagó a mi padre para que me casara con él y le fui entregada, era un hombre muy rico y mucho mayor que yo, era la tradición así que me sentí orgullosa de ser llevada con un hombre pudiente, era el único lujo que se podía dar una chica de mi clase.

Con el tiempo mi esposo perdió todo su dinero y empezó a hacer cosas ilícitas para recuperar su estilo de vida, yo pensé en trabajar para alimentar de mi familia, algo que solo hacían los pobres, así que mi esposo me golpeó por haber pensado en algo tan vil, según él, antes de eso tenía una vida muy bonita, tenía tres hijos hermosos.

Pronto empezó a recuperar su dinero e incluso más, pero quería que yo lo acompañara a sus fiestas, y negocios, un día me dijo que si algo le pasaba tenía que vengarlo, ya conocía a sus "socios" y que tendría que hacerme cargo de los negocios... No lo entendía, me había golpeado si pensaba en trabajar... Me enojé, decidí no volver a sus fechorías, era obvio que era un criminal, aún así no sabía muy bien a que lo que hacía.

Un día ya no salió más, se veía pálido y bebía en casa, me golpeaba de ira y cuando quería, pero como nunca tocó a mis pequeños yo me aguantaba, era lo que una mujer casada debía hacer.

Entonces asesinaron a mis bebés, los dejaron en la puerta como amenaza... Yo pensé que iba a morir, fui a buscar a los antiguos socios de su abuelo y pregunté, investigué hasta que di con el paradero de los malditos que metieron a mis hijos en sus repugnantes negocios, dicen que una mujer a quien le ha quitado sus hijos es más peligrosa que el mismo diablo, es cierto, ya no había nada que perder... Los maté a todos.

Mi esposo se enteró y pensé que me mataría a golpes, pero no, salió a recibirme feliz, lo había librado de la amenaza que era para él, todo lo que me dijo fue No te preocupes por tus hijos, ya te haré otros. No se imaginan el desconsuelo que sentí, como si las vidas de mis pequeños fuesen reemplazables, me deprimí muchísimo aún así no me marché de su lado.

Entonces nació su padre, sus ojos eran diferentes, mi esposo dijo que era porque sabía que la misión en su vida era reemplazar a sus hermanos mayores, que él siempre había planeado que siguieran con su labor, apenas se descuidó tomé todo lo que pude de la caja fuerte y me marché.

Duré tres años viajando, hasta que llegué a este país, me casé con un hombre dulce que crio a mi hijo como si fuera su verdadero padre, tuvimos otro hijo. Y decidimos mudarnos a Francia, para que los niños tuvieran una mejor educación y vida. En ese tiempo no era muy difícil, después de todo solo necesitabas dinero y eso lo teníamos.

Su padre se educo en las mejores escuelas, trabajó y se hizo muy importante, para cuando tenía veinte años se casó con una compañera de universidad se amaban muchísimo, cuando cumplió los treinta tenía todo lo que un hombre quería, una familia mucho dinero y reconocimiento a nivel mundial... Eso último fue su desgracia, ese hombre lo reconoció, y lo llamó para ajustar cuentas.

Mi pobre muchacho quedó desolado cuando se enteró quien era su verdadero padre, amaba mucho a mi esposo, así que nos envió aquí de nuevo, y se separó de la familia... Tuvo que dejarlo todo, con el dolor de todos nosotros tuvo que convertirse en el hombre que su abuelo quería.

–Abuela ¿No había nada que pudieran hacer para negarlo?– Preguntó Marianna, ambas estábamos acongojadas por la situación, siempre amamos a nuestro padre, pero aún así siempre creímos que solo era un hombre malvado.

–No, tu padre tenía los ojos diferentes, como tú Mel... No había manera alguna de evitar todo lo que pasó después... Yo dejé de saber de él, sencillamente lo di por perdido, no podía acercarme a mis nietos por miedo a que encontraran a mi nueva familia. Un día apareció en el restaurante, me miró a los ojos y lloró, yo solo lo abracé y me contó sobre ustedes dos... Estaba asustado, no podía protegerlas, no como a los otros... apenas si tenían cerca de un año... Así que me pidió que las cuidara o al menos su hermana menor lo hiciera, pero Melissa estaba estudiando fuera del país así que no podía... Si, ustedes dos tienen los nombres de sus tías, Marianna era mi hija pequeña, quien fue asesinada y Melissa la única hija de Louis, mi amado esposo.

Cuando le conté a Melissa, ella sencillamente dijo que si, no importaba qué se quedaría con sus sobrinas, pero cuando ella llegó al país fue asesinada, un robo que salió mal... Al menos eso es lo que dicen. Y luego él... Yo no tengo nada ya, pero ustedes tienen a sus hermanos mayores.

Uno de ellos vendrá por ti Melissa y otro vendrá por Marianna, porque yo ya no puedo quedarme, apenas me quedan unos meses de vida, ya no tengo nada que perder.

Cerró los ojos y nosotras quedamos en un estado de pausa, sabíamos que había una historia tras la sombra de mi papá, pero no nunca nos imaginamos que fuera así, sabía que no podía llorar como quería porque afectaría a los bebés, todo esto era demasiado, la historia de la abuela pronto terminaría. No estoy lista para dejarla ir. No quiero.

Mi hermana lloró hasta quedarse dormida, la verdad es que ella sentía mucho rencor con mi padre por lo que le había hecho a nuestra madre, ahora todos los pensamientos que la juzgaban, lo sé... Porque hasta yo me sentí culpable.

El día llegó y un hombre entró a la casa, al principio nos asustamos por las niñas, pero cuando se quitó los lentes sabíamos quien era, sus ojos era igual que los de Marianna... Al parecer era lo único que nos hacía ver iguales.

Como había decidido no usar lentes desde el hospital, se quedó mirándome un poco nostálgico, nuestro hermano mayor había llegado por mí. Se acerca generándome temor, mi mente trabaja rápido haciendo que me llene de todo tipo de miedos, donde su cercanía les cueste la vida a mis hijos. No importa que, no puedo pelear, y mi hermana y abuela llegarían demasiado tarde... Cuando está frente a mí, levanta su mano muy rápido, cierro los ojos esperando el golpe, aprieto los puños y giro el rostro.

El golpe nunca llega, solo una suave caricia sobre mi mejilla izquierda.

–No cierres por favor tus ojos, princesa– La caricia persiste, y siento como la tensión se aleja de mi cuerpo y por primera vez en años respiro con tranquilidad –Tienes unos muy hermosos ojos.

Poco a poco voy dejando que nuestras miradas se encuentren, y lo que veo en su mirada me tranquiliza aún más, veo a papá en sus ojos cafés, la ternura con la que nos veía.

Escucho la puerta ser golpeada fuertemente contra la pared, y aunque me tenso no es igual, entra un hombre de unos treinta años, grande, fuerte, sus pisadas son seguras y aceleradas. Mi corazón se acelera, se me va a salir del pecho.

Nos ve y suelta una carcajada estruendosa, a Mar se le cae el vaso que en el que me traía algo de jugo antes de que ellos aparecieran, el vidrio choca con el suelo rompiéndose en pedazos.

–¿Papi?– Pregunta Mar, sus lágrimas inundan sus mejillas, yo solo paso mi mirada entre ella y ese sujeto, es imposible que sea papá, pero al igual que Mar es así como lo recuerdo.

–Puedes llamarme papi si quieres, pero no creo que a mi esposa le agrade mucho. No te vayas a mover ángel, te vas a lastimar.

–¿Cómo sabes que papá la llamaba ángel?

–Parece un ángel ¿No crees pequeño demonio?– Me hace sonreír ante el sobrenombre, si, así nos llamaba papá –Antes de... Bueno, papá le envió una carta a mi mamá, explicando su existencia, mi mamá lo amó lo suficiente, para querer buscarlas, y siempre nos contó lo importante que fueron para papá... Sé lo suficiente como para saber de ustedes.

–Te pareces mucho a él– Me escuecen los ojos, un montón de sentimientos confusos y encontrados.

–Eso me dicen– A pesar de la fuerza con la entró, ahora me mira con algo de timidez –¿Puedo abrazarte?

–Claro que sí, pero no como papá...– Me río de solo acordarme, mi papá creía que si mientras te abrazaban no te partían una o dos costillas, entonces no había amor, por suerte no nos amaba tanto, pero si dolían sus caricias.

Volteó a ver a Mar y ella afirmó con su cabeza, al parecer no podía hablar. El grandote pasa por encima de los libros, la abraza y le besa en la mejilla, como se queda estática, la alza en sus fuertes brazos y la saca de allí hasta llegar hasta donde estoy.

–Tu turno– Me dice y yo estiro mis brazos para llegar hasta él.

–Gracias– Le abrazo, siento las lágrimas llegar –Por dejarme darle un último abrazo a papá, y por darme la oportunidad de conocerte.

Él rompe el abrazo y se queda viéndome, brota en su rostro una sonrisa tierna.

–Gracias a ti por dejarme ver sus ojos una vez más... Yo podré ser su físico, pero tú pequeño demonio, eres su personalidad... –Me da un beso en la mejilla y luego uno en la frente. Se sienta tan bien, tan nostálgico, tan... Tanto.

–¿Y nosotros qué?– Pregunta el otro hombre –¿Nosotros no somos de esta familia o qué? –Dice con una sonrisa malvada, así que creo que está bromeando, cortando nuestro momento especial.

–No, tú no, a ti te recogió mamá de un hospital abandonado– Ambos rieron a carcajadas, en cambio yo no sabía que pensar o decir.

–Al menos no me recogieron de un zoológico.

–Estos niños, tranquilas niñas, ellos solo disfrutan de maltratarse...– Comenta la abuela, se ve feliz y nosotras también lo estamos.

–También nos golpeamos con amor o hacemos equipo para golpear a Romeo.

–¿Romeo?– Pregunto curiosa.

–Nuestro otro hermano... El menor de los hombres, aunque creo que apenas es uno o dos años mayor que ustedes.

–Por cierto, no sabemos sus nombres– Por fin habla Mar.

–Es cierto, soy Luciano el mayor, mi nombre es tan italiano como la abuela y es porque ese es el verdadero nombre de nuestro verdadero padre, Luciano Castelli, ese tonto, es Jorge nombre griego porque al parecer a la abuela le gustaba la variedad y el nombre de su hijo mayor asesinado.

–No importa qué nuestro apellido siempre pertenece a la mafia– Comenta Mar con algo de disgusto y dolor, creo que de una u otra manera quería salir de esa gran sombra.

–En esencia, todas las personas tienen algún apellido asociado con la mafia, porque es más común la gente mala que la buena... Así que no es nada que puedas arreglar– Comenta Jorge, el primer hombre que llegó.

–Después de nosotros sigue Romeo, quién también tiene el nombre de nuestro otro tío fallecido, creo que papá no quería buscar nombres– Todos nos reímos de su último comentario – Y luego ustedes... Quienes no se salvaron de tener el nombre de un tío muerto...

–Bueno, desde que no tengamos su mismo destino, creo que es un honor darle vida a ese nombre– Digo sinceramente, y ellos sonríen, la abuela también, quizás no habían visto la intención de papá, pero es lo que creo que fue su intención.

–Además todos ustedes tienen un segundo nombre no sé de qué tanto se quejan– Su comentario nos deja a mi hermana y a mí con la boca abierta, eso no lo sabía –Ustedes dos si alguna vez utilizaran sus identificaciones reales al menos tendrían una idea de lo que estoy hablando, pero se la pasan viviendo la vida de otros, así que ya no saben que es real y que no.

De repente siento mucho dolor en mi vientre y no puedo evitar hacer mala cara, entonces el dolor se vuelve más intenso y me hace doblar cruzándome de brazos.

–¿Estás bien?– Pregunta Luciano preocupado.

–Quizás llevas mucho tiempo de pie, es mejor que te recuestes– Dice la abuela, y antes de poder decir algo Luciano me está llevando en sus brazos hasta mi cama.

–Está embarazada de gemelos– Comenta Mar, ahora soy yo la que no puede hablar, el miedo vuelve a apoderarse de mi ser –Y acaba de salir del hospital porque alguien intentó asesinarla.

Ambos me miran como si se les cayera un balde de agua fría en pleno invierno.

–¿Intentaron asesinarte?– Pregunta Luciano con una mirada fría y calculadora como la de mi padre, sí, se parecen mucho.

–Nosotras también tenemos un hermano... Uno que cree que Mel le pertenece, y si no la tiene o la tiene alguien más, la asesinará o a los que se atrevan a tocarla.

Su voz no esconde ni un poco la rabia y el odio en sus palabras, siguen hablando, pero ya nos le puedo escuchar mucho, porque todo se pone oscuro y pronto dejo de escucharlos.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro