Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24: Sorpresa, amarga y triste sorpresa.

Quiero que miren mi nueva portada ¿No es linda?
Gracias a JosefinaPizarro2 por esta bonita ilustración en la que puso un montón de su tiempo.

Gracias, muchas gracias.

No puedo evitarlo esta vez y la sigo, aunque es muy rápida y la pierdo ante la multitud y las grandes paredes del lugar, me siento lejos de todos mientras me desvanezco en suspiros.

Dirijo mi mirada a los de la mesa y luego a Sophia quien disfruta de la fiesta abrazada de su esposo, el magnate al que creímos que era solo un chófer, la verdad se ven muy felices, me alegro por ellos, aunque siento un poco de lástima por él, al parecer ahora parece ser una gran señora, lamentablemente sigue siendo la niñita caprichosa de siempre.

Voy por un whisky, no necesito y no quiero estar con todos mis sentidos, bebo del dorado alcohol, baja suavemente por mi garganta creando un suave y excitante ardor. Lo necesitaba... A este punto seré un vagabundo alcohólico más, que se la pasa sucio y desalmado en las calles llorando por el amor de una mujer, que se alejó un día.

Miro con más atención que Santiago se siente incómodo, quiere irse de aquí, la mirada de él se cruza con Sophia, y esta lo mira con algo de ¿Tristeza? No es capaz de sostenerle la mirada ni un minuto, él se pone de pie, le dice algo en el oído a Hannah y se dirige a la puerta, se ve muy irritado e iracundo.

A él si puedo seguirlo y lo hago...

–¿De qué me perdí?– Le pregunto cuando voy a su espalda.

–Tengo dolor de cabeza y quiero ir a descansar al hotel, eso es todo– Me dice mientras toma su frente con la palma de su mano.

–¿Quieres que te acompañe?

–No, la verdad no– Sentí como se le escapaba el aliento –Me regresaré a casa esta misma noche.

–¿Por qué?

–Fundamentalmente porque conocerlos ha sido un error, voy a perderlo todo solo porque mi curiosidad pudo más que mi inteligencia.

–No entiendo.

–Si llega una mujer que conoces con el mismo nombre de tu novia muerta es obvio que te causará curiosidad, todo mi ser me recordó que eso significaba peligro, salí y la vi, estaba nerviosa, no supe quién era, hasta que la atendí, pude dejarla ir, pero solo me acerqué a ella, desde que me acuerdo ella me atrae como un insecto al fuego, y siempre que la sigo termino con el corazón roto y con las manos vacías... Este pobre y estúpido insecto, termina en el infierno de una fogata... Lo peor, sin saberlo eres quien pone los leños secos, y una vez más soy yo el que termina sin nada.

–En serio me gustaría tener alguna idea de lo que estás hablando...

–¿Sabes? Cuando mi Valeria murió, estábamos mal. Ella y yo nos distanciamos, de hecho, lo nuestro había muerto desde hacía un tiempo, pero su madre confiaba en que me casara con ella, después de todo yo pagaba su colegiatura, quizás era ambición o era miedo de que ella no lograra nada... Ya no lo sabremos, para todos éramos una pareja que se amaba y por dentro solo dos personas con un pasado en común... Un día traje una bebé a casa diciendo que era mía y ella solo se marchó, harta de su madre y de mí, no la vi por meses... Y entonces, una llamada, paseaba ebria en con su nuevo novio en el mismo estado, chocaron con un taxi que llevaba una familia, el conductor murió, la mujer y los niños se salvaron por poco de la muerte...

Me sentía culpable, por mi culpa ella se había ido y había terminado en ese auto, era una buena chica, así que le dije a su madre que había muerto meses antes como una heroína y que quería que su nombre viviera... Para todos los demás, mi Valeria había muerto dando a luz a nuestra hija, protegí a la chica que luchaba entre la vida y la muerte, le di su nombre... Entonces hice a tu Valeria mi esposa, no nos casamos con el permiso de nadie, legalmente ella ya era mayor de edad, entonces un día cualquiera entró la llamada de que Melissa Mape se había suicidado, me había quedado solo, con una bebé por criar y montón de secretos a guardar...

Cuando la vi, no la pude reconocer era tan diferente a la que yo conocía, de la que yo me enamoré, en medio de su caos, sonreía, le invité un café, quería conocer a esta nueva chica, y si tendría la oportunidad de estar en la vida de ella... Entonces esa estúpida exnovia tuya tenía que atacarla, recordándome un mundo del que escapé hace mucho, sentí que nuevamente tenía que protegerla y no podría hacer nada, confié en ti, y lo peor, ni siquiera tenía idea de quien eras... Yo estoy harto de todo esto y volveré a casa, donde sea que quede ese lugar.

–No  En...–Entiendo, quise terminar de decir, pero en eso Sop nos interrumpió.

–Elián ¿Ya te vas?– Pregunta ignorándome, lo que me tiene sin cuidado, pero me llama la atención la forma en que lo llama, no había escuchado ese nombre desde que me había enterado meses atrás antes de la junta de la oficina.

–Sí, no quiero estar en este circo Natalia, podrás hacer el papel de dama de alcurnia, con todo y el esposo rico, pero al final seguirás siendo la misma perra de siempre, que se divierte con el mal ajeno, hasta tu pobre marido se dio cuenta que estás torturando a este idiota.

–No es lo que parece, hablando a mi favor, ni siquiera se me ocurrió que ustedes fueran amigos y menos que estuvieras saliendo con Hannah, además no los traje para burlarme, solo quería hacer algo bueno por primera vez para él...– Dice con la cabeza gacha con ojos llorosos.

–No somos amigos Natalia, solo tenemos algo en común y si no estuvieras jugando, ni siquiera me hubiera dado cuenta...

–No me digas Natalia, sabes que lo odio, no soy Nat, ni Sofi, soy Sophia... Así y ya. Sí, ya me di cuenta de que cometí un error, olvidé que tú y ella...

–Por favor, no te sigas equivocando, solo déjame ir, no me iré del país porque tenemos una conversación pendiente, nuevamente llegas a mi vida a quitarme todo– Las lágrimas amenazan con salirse de sus ojos, y yo solo estoy ahí como una estatua sin saber que hacer –Me imagino que tendremos una última conversación, nos vemos Natalia.

Se marchó con una dolorosa sonrisa, dejándonos en silencio por unos cuantos minutos, cada uno con sus pensamientos, aunque los míos solo consistían en entender las dos conversaciones y descubrir que era lo que estaba pensando mi prima Natalia, sí se llama Natalia Sofía, aunque desde adolescente decía llamarse Sophie para parecer más "internacional".

–Lo siento por todo esto– Suspira, creo que sería el hombre más poderoso de la tierra si me dieran un centavo de peso cada vez que suspiro o alguien más suspira a mi alrededor –Pasado mañana hablaremos ¿Sí? 

–¿Por qué te ves tan diferente?

–Soy diferente, soy esposa y también mamá... Por favor no te vayas ¿Quieres? Realmente quiero presentarle a mi esposo, mi familia.

No esperó a que contestara, solo se devolvió al gran salón, no quería quedarme desde un principio así que no volví a la fiesta, sin embargo, me quedé en el primer sillón que encontré a esperar a mis hermanos.

–Adrián no sabía que aún estabas aquí– Escucho la voz de Hannah y abro los ojos, creo que me quedé dormido por unos minutos.

–No, aún estoy aquí, llevo años sin tomar unas reales vacaciones y estoy agotado ahora que no tengo trabajo.

–Te entiendo, como que del todo no se puede dejar el trabajo en casa... Pensé que te habías marchado con Santiago, hace rato no lo veo de hecho, vine a buscarlo.

–Él si se fue hace un rato, también se veía cansado.

–Me imaginé que se iría... ¿Puedo contarte algo? Es que extraño mucho a Valeria, ella era mi amiga, mi confidente, a quién le contaba todo lo que no podía decirle a Laura, para no afectar su mundo.

–¿Quieres que reemplace a Valeria?

–Eh...Solo un poco, necesito un poco de ella en estos momentos.

–Lo que quieres es una opinión objetiva sin tener en cuenta los sentimentalismos, siendo pragmático como tú aparentas ser.

–Sí.

–Ok, no divagues tanto y di lo que te tiene así– Eso nos hace reír a ambos, pues me había puesto en la posición que seguramente ella estaría, con todo y su cara de poker, la cual no me duró mucho, igual no soy Valeria.

–Aprendiste bien.

–¿Entonces?

–Sé porque Santiago se fue, solo que esperaba que no lo hiciera, esperaba que fuera más fuerte– Suspiró, otro centavo para mí.

–¿Quieres hablarme desde el principio?

–Está bien, vi salir a Santiago un par de veces de la empresa, cuando iba por Valentina, en fin, un día lo vi de perfil y sentí que lo conocía de antes, así que entré en modo investigador hasta que conseguí me invitara un café... Luego de varias citas encontramos juntos de donde nos habíamos visto antes.

Unos cuantos años antes nos habíamos visto, en una fiesta, en la única que hemos estado todos juntos, para ese entonces Laura y yo estábamos peleadas, no sé si lo recuerdas, había optado por ser amiga de Sophie y bueno terminamos todos cuidándole el culo a Laura y ustedes el de Sophie... Allí nos conocimos, él cuidaba de una chica, no me dijo el porqué, solo recuerdo que le gustaba mucho y por culpa de Sophie la perdió, la hizo vestir de blanco supuestamente para un experimento y la chica accedió, por lo que me explicó Santiago la hizo vestir de esa manera así hizo que la perdiera de vista, la volvió a encontrar al día siguiente... En fin, Santiago tenía un recuerdo muy triste de ella, así que lo hizo la entrenadora seguramente le hizo recordarla... Listo eso es todo ¿Qué dices?

–¿Sientes un poco de celos porque ella fue primero? – Ella asintió –No deberías sentirte así, recordarlo de pronto probablemente le trajo recuerdos dolorosos, además es la misma Sophie quien los trajo de nuevo, es como si te encontraras de nuevo con tu verdugo, quizás necesite un tiempo a solas, como también... Quizás, necesite un hombro sobre cual llorar o un pecho, lo que quieras darle, en fin quizás no sé, necesita consuelo femenino... Pero como dije, solo es un quizás.

–¿Tú crees?

–No me parece que sea la clase de chico que juegue con una mujer solo para olvidar la anterior, están saliendo eso es obvio – Ella mira expectante – Ahora que Valeria no está a mi lado, tengo algo de tiempo para vigilarlos a todos, él sale contigo porque le gustas, eso tiene algo a favor ¿No?

–Creo que sí.

–¿Entonces que estás esperando? Eres lo suficientemente fastidiosa como para entrometerte en su vida, y en verdad en estos momentos lo necesita.

–Gracias– Sonrió y se marchó planeando algo.

Esta vez me levanté y decidí acompañar a los demás, no podía dejar de mirar con recelo a Sophie, pero ella me devolvía la mirada con algo de nostalgia y de agradecimiento, no estoy seguro de querer saber que trama bajo todo ese papel gran señora.

La fiesta terminó en la madrugada, los chicos estaban tan cansados que no preguntaron por las personas ausentes, y prácticamente toco subirlos a todos alzados hasta la cama, pero bueno, ya estábamos en nuestras habitaciones dormimos un poco, al menos yo no mucho, a todos hubo que llamarlos para que salieran a desayunar.

–Hola chicos gracias por venir– Dijo Jorge sonriendo al ver las caras de todos detrás de grandes gafas oscuras y cansadas.

–Gracias por invitarnos– Contestó Andrés matando un bostezo.

–¿Ordenamos? – Suplico, muero de hambre.

–Si, si claro–

Casi terminamos de comer cuando llegó a Amelia, su cara era peor que la de nosotros, tenía ojera y se veía muy cansada, donde sea que estuvo la fiesta fue mayor que la de Jorge.

–Hola Amelia, por fin pudiste llegar– Sophie se veía un poco ansiosa.

–¿Me llamaste para desayunar? ¿En serio? Tengo cocina y sé preparar mis huevos ¿Sabes? – Estaba irritada obviamente.

–Lo sé, es solo que quiero... –Sophie se calló cuando Amelia puso su mano adelante en forma de alto.

–¡Basta! ¿Quieres? –Se empezó a poner muy pálida de repente –Para, no quiero oír tus planes estúpidos, Jorge controla a tu...

No pudo decir más, se desmayó, por poco cae al suelo, por suerte estaba cerca de ella y pude atraparla a tiempo, con un talento que no podría saber de donde salió, limpié la mesa tirando los platos que todavía estaban en ella y la puse ahí.

–Nena, despierta, no me asustes quieres, por favor, despierta– Empecé a recordar momentos pasados con ella y mi corazón empezaba a correr desbocado, sintiendo como revivía la misma pesadilla una vez más.

–Ven– Me dice Santiago haciéndome aleja un poco, mientras el como médico la examinaba, aún así no soltaba su cabeza, analiza su respiración, su pulso, temperatura... Todo –Creo que solo está muy agotada, lo demás parece estar bien, la llevaré a descansar –Me mira y sonríe –Si, entendí tu llévala.

Me la entrega y yo la tomo nuevamente entre mis brazos, los chicos me miran como esperando respuestas, pero no tengo tiempo para explicar nada.

–Yo los llevo– Dice Jorge –Ella vive cerca, Sophia vamos, no escaparas de esta.

Dejamos a los demás en el restaurante confundidos, pero no dejaré mi mujer atrás para explicarles nada. Jorge condujo el auto se veía enojado, noté que mi nena ahora respiraba con menos dificultad, estaba durmiendo, eso me tranquilizo un poco, pero quiero saber la razón por la que se encuentra así, nadie dijo nada, nos tomó cerca de cuarenta minutos llegar a su apartamento, si eso es cerca no quiero imaginarme qué es lejos.

Al llegar, el edificio era lujoso, ahora tengo más curiosidad por encontrar la relación entre ellos y Amelia, no me acostumbro a ese nombre aún. Al entrar al apartamento se oía el llanto de niños pequeños, eso me asustó, lo primero en encontrarnos fue a la pequeña sobrina de Melissa, lo que confirmaba mis sospechas, estaba asustada, nerviosa y estaba a punto de llorar.

–¿Qué pasó? ¿Acaso Amelia no las dejó con la niñera?

–Si, pero como siempre se fue– Gritó una voz pequeña fuera de la habitación –La estúpida esa debe estar tirándose al vecino del otro piso.

Al fin salió la dueña de la voz, con un bebé que lloraba en sus brazos, primero encontró con su mirada a Sophie y a Jorge, luego nos vio a los demás abriendo muy grandes sus ojos, miró a su mamá en mis brazos y luego a su prima, se quedó muda, no supo que hacer en ese momento, Jorge tomó el bebé en sus brazos para quitarle la carga a la pequeña, en ese momento ya no soportó más y empezó a llorar.

–Papi– Corrió a los brazos de Santiago y él la recibió también con lágrimas en los ojos. 

–Ya amor, papá está aquí– La abrazó.

Mientras veía eso sentía como mis brazos empezaban a cobrarme el peso de Melissa, estaba mucho más delgada que cuando se fue, aún así me dolían mucho y sentía que se me caería en cualquier momento.

–Tráela a la habitación– Me habló Sophie apenas con un hilo en la voz.

Así hice, dejando la hermosa escena atrás, la dejo en su cama reposando un poco. No puedo evitar acariciar su rostro dormido, es la primera vez que veo su rostro en calma.

–Ya estoy aquí nena– Le susurro al oído.

–Lo siento, no pensé que las cosas fueran a salir así.

–No te preocupes no es como si tuvieras la culpa de contrataran una mala niñera y que Val, perdón que Amelia se matara de cansancio por ello.

–No es eso, Adri, yo quería devolverte algo, no pensé que le quitaría algo a otro hombre.

Me quedo en silencio procesando toda la información, hay un bebé, un bebé ¿Mi bebé? La miro por respuestas, pero prefiero indagar ahora antes de comprobar mis pensamientos.

–¿Quieres contarme tu historia? – Ella suspira y niega con la cabeza –Me trajiste hasta aquí y no me dirás nada.

–Es que no... Yo... 

–En algún momento se iba a enterar, que tal si dejamos a que todo se calme un poco y luego hablamos en la sala– Interviene Santiago que ha entrado en la habitación –Creo que la sorpresa que le tenías preparada era diferente, pero aun así será una buena sorpresa para él – Le habla a Sophie, creo que se refiere a mí.

Dejo a Melissa en la cama y salimos con mi prima siguiendo a Santiago, llegamos a una habitación cerca, allí está Jorge con el pequeño en brazos, pero al entrar veo dos cunas, nos pide que hagamos silencio al entrar.

–Son dos demonios– Me susurra Santiago –De razón estaba tan cansada.

Me acercó un poco, ahora estoy aterrado, mi corazón se detiene y también mis pulmones, me acerco a las cunas y observo como quien mira hacia un bajo y alto barranco, y lo veo, un pequeño bebé dormido.

–¿Puedo alzarlo?

–¿Por qué pides permiso? De todos los que estamos aquí eres quién más tienes derecho a opinar sobre ellos– Parezco idiota mirando a todos, procesándolo parezco maquina vieja intentando codificar algo simple, aunque no soy el único, mi prima y su esposo nos miran extraños –Eso sí, trata de no despertarlo, los acabo de revisar y al parecer acaban de pasar un resfriado, por eso están un poco llorones, creo que este jovencito aún tiene un poco de fiebre.

Saco al pequeñito de su cómoda cama, lo llevo poco a poco hasta mi pecho y siento como mi pobre músculo va a mil, me preocupa que con el constante cambio abrupto mi corazón colapse, lo beso en su cabecita la cual está caliente y miro a Santiago preocupado.

–Calma muchachón ya le di su medicamento a ambos por si acaso, nuestra esposa puede ser una mentirosa, pero es una buena madre por lo visto– El muy maldito se está riendo de mí, no me importa, mi hijo está aquí, mis hijos están aquí. Dos palabras y siento que todo lo vivido a valido la pena, solo para llegar a este momento.

Lo lleno de besos hasta que el pequeño se revuelca en mi pecho, he incomodado su sueño, lo siento hijo acostúmbrate. Sí soy un idiota y no dejo de sonreír por ello.

Me siento en una silla mecedora que hay allí, Jorge me pasa al otro pequeño. Yo solo me quedo viéndolos, son tan hermosos, no hay nada más hermoso en la vida, nada.

–Lo siento, no lo sabía, ella dijo que el padre había muerto en la guerra– Menciona Jorge.

–No tienes porque disculparte, ni siquiera es tu culpa.

Mis manos están a punto de dormirse, pero no los quiero soltar jamás, solo puedo quedarme viéndolos.

–Llamaré a Hannah, quiero que ella esté aquí, por suerte es diseñadora y conoce mejor esta ciudad que cualquiera.

–¿Por qué Hannah? – Pregunta Sop.

–Porque es mi novia, Natalia, y la quiero aquí conmigo ¿O eso también me lo vas a quitar? – Sophie agacha la mirada arrepentida de algo ¡NO! Me niego a arruinarlo tan pronto, no preguntaré ni pensaré más en ello.

En ese momento entran las niñas, con una sonrisa traviesa, Abigail mira mis piernas y eso me hace sentir extrañado.

–No hay espacio para mí– Protesta haciendo pucheros la menor.

–¿Cómo voy a hacerle espacio a todos? Algo nos inventaremos, ven acá– Santiago la sentó en mi regazo –Voy a dejar de creer que tenemos una esposa en común y voy a empezar a creer que los que tenemos una relación somos tu y yo.

–Cálmate joto– Rió –Me caías mejor cuando me llamabas necrófilo. 

Apenas si noto cuando sale con Eliza, luego mi prima y su esposo nos dejan también.

–Que gusto verte Abi.

–Yo también quería verte tío, me la paso aburrida aquí, nos dan un montón de clase y extraño a mamá un montón.

–Seguro mamá también te extraña mucho, antes eran ustedes dos solitas, ahora son parte de una gran familia, imagino que no es sencillo, pero eres una chica muy lista y podrás resolverlo, después de todo tu mamá y tu tía son las personas más listas que conozco.

–Está bien... –Hizo un pequeño puchero –Pero no le digas a la tía que le hacíamos travesuras a la niñera.

–Tranquila, trato hecho.

Ella se baja y sale de la habitación, la veo llegar y me mira con una sonrisa dulce.

–¿Quién te dio permiso de encontrarnos? – Me pregunta.

–¿Dios?

–Lo dudo... ¿Qué haces acá?

–Caíste como siempre a mis brazos.

–Los bebés han estado enfermos esta semana, y cuando logro dormir a uno, el otro empieza a llorar, además hay que estar pendiente de  las niñas, no quiero que se sientan solas por los gemelos, además Sophie quería un montón de cosas estúpidas.

–Tengo tantas preguntas que hacerte, pero prefiero que descanses, tendrás mucho tiempo para hacerlo porque no me iré de aquí, es obvio que necesitas ayuda y soy tu compañero, no te dejaré.

Dejó que todo el aire que llevaba dentro saliera, negó con la cabeza y tomó los niños uno por uno y los puso en las cunas, además colocó una especie de radio comunicador infantil.

–Puedes dejarlos, cualquier sonido podrás escucharlos desde la sala.

–No quiero dejarlos ni un solo minuto, siento que he perdido demasiado el tiempo sin ellos... ¿Por qué?

–¿Por qué? ¿Qué?

–¿Por qué estás aquí?

–¿Me creerías si te dijera que es una larga historia?

–¿En serio Mel? Contigo nunca es una historia corta, ni siquiera has terminado de contarme la historia anterior... Cuando mi prima Sophie escribió un mail diciendo que tenía algo para mí, todo lo que podía pensar era en ti, pero mi cordura me advertía que era imposible, luego te vi y no lo dudé, pero desde anoche la gloriosa Sophie solo sube la mirada para pedir perdón.

–No sé la razón del porque Sophie te llamó o te chantajeo para que viniera, ni siquiera sabía que eran familia, pero te puedo decir el porqué los conocí, Jorge es el contacto de emergencia que dejó mi padre, mi abuela me lo dio antes de emigrar.

–Espero a que me digas la historia larga...

–Yo puedo aclarar eso– Entro Santiago a la habitación –Hannah se ha llevado las niñas a dar un paseo mientras nosotros hablamos, no hemos querido espiarlos, pero encendiste la radio y escuchamos toda la conversación.

–Si has tenido que enviar las niñas al parque es porque lo que tienes que decir es muy grave.

–Solo no me odies, bueno no odies a nadie al final ¿Quieres?– Veo en los ojos de Santiago suplica por la aprobación de Melissa.

–Ya no lo alargues más.

–Eliza también es hija de Adrián.

Menos mal estaba sentado para cuando Santiago habló, por desgracia Melissa no, ella cayó sentada al piso, puedo jurar que se le olvidó respirar mientras lo miraba sin pestañear, no sé si mi mundo acaba de hacer un nuevo giro de ciento ochenta grados o morí cuando me llevaron a la cárcel por abusar de Valeria cuando estábamos ebrios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro