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Capítulo 2: Consecuencias.

Después de hablar con Laura, no he podido dormir nada, mi mente anda intentando resolverlo todo antes de que llegue la hora de trabajar.

Laura Pomel una de mis dos mejores amigas, es periodista y ayer en la tarde hacía una entrevista en el actual restaurante de moda El Edén, en el cual es un verdadero pagar sus platos, cuando escuchó sin querer una discusión, en la que la chica empezó a gritar muy molesta la falta de interés de su prometido y al final dijo que por eso le engañaba con otro hombre, el chico se puso de pie y ni una sola vez miró atrás, según cuenta mi amiga, el chico es decir mi jefe o ex jefe, como sea; Adrián llevaba en su mirada tanta furia, que ni ella, la curiosa Laura se hubiera atrevido a investigar sobre el asunto, pero no era la única en el lugar y probablemente esto estaría en las noticias de mañana, bueno hoy... Todo esto es un verdadero caos.

Si todos supieran como terminó la noche el susodicho, los valores de la empresa estarían por el suelo antes de terminar el día, si en algún momento dudé de mi idea de fingir que no había pasado nada, en este momento me confirmaba que no había vuelta atrás.

Antes de las cinco de la mañana ya estoy lista para empezar el día, me miro al espejo, mis ojeras aumentaron, por suerte Laura y yo tenemos el mismo tono de piel blanco leche, o eso dice Hannah Harper, nuestra  otra mejor amiga de la universidad, ella es una bella morena con piel canela y dice que nosotras solo somos pálidas.

Ahora pienso en todos los tics que me ha dado Hannah para utilizar el maquillaje de mi amiga, los cuales uso por primera vez en muchos años, me impresiono a mí misma con el resultado que me devuelve el espejo, creo que he vuelto a tener menos de treinta.

Tomo del botiquín de primeros auxilios unos analgésicos, no quiero ni acordarme de lo que pasó anoche, me duele todo, pero un recuerdo fugaz, en el que yo gritaba y gemía por más, me recuerda que no fue una violación.

Me golpeó con la mano en mi frente, tengo que dejar de pensar en todo lo que pasó anoche, y espero que el señor Marqués no tenga ni idea de lo que pasó y que en el mejor de los casos solo piense que fue un sueño húmedo por dormir en mi habitación.

Mi amiga me da una mirada después de tardarme siglos en su baño.

—¡Oh wao! ¿Intentas conquistar a Adrián Marqués ahora que es obviamente soltero?— Me guiñó el ojo a lo que yo solo contesto colocando los ojos en blanco, ella ríe -Espera, Hannah tiene que ver esto, no creo que existan dos ocasiones en que te maquilles...Que te maquilles como una mujer profesional, ya nos rendimos de verte casada, así que al menos déjame disfrutar esto.

—Me volveré a maquillar cuando tengamos una noche de chicos y este apartamento parezca el más intrépido y casual motel— Digo con sarcasmo, mi lenguaje favorito, pasó a la cocina cuando veo que mi rubia amiga saca la lengua como parte de una respuesta infantil.

—Valeria ¡Quiero que me respondas con la verdad! ¿Aún eres virgen? -Una imagen de la noche anterior me viene a la cabeza, esta era diferente a la que había recordado y creo que explicaría el dolor en mi entrepierna, lo que me hace sonrojar demasiado, mi amiga sorprendida y llena de curiosidad brotan de sus ojos cientos de preguntas.

—Nunca he tenido novio, pero no significa que no haya pasado en la cama con nadie, además eso no es de tu incumbencia, y como ustedes dos vagabundas, probablemente han apostado por mi virginidad, quiero que me den la mitad de sus ganancias— Digo después de terminar de tomar mi café, inmediatamente salgo corriendo de allí dejando a Laura con miles de preguntas en sus oscuros ojos negros.

Antes de cerrar la puerta de entrada, escucho un grito al más estilo fangirl, y el nombre de Hannah, entre balbuceos, probablemente ya están hablando y gritando en el teléfono, aún no sé cómo me eligieron como amiga si soy tan diferente a ellas.

Hannah es diseñadora de modas y Laura periodista, ellas se conocen desde niñas son como hermanas, yo solo ayudé en una ocasión a Laura que no entendía la clase que había tomado con Hannah, la única en la que podían pasar juntas en esos años de universidad, y como si se apiadaran de mi soledad complaciente me hicieron parte de su grupo, se cansaron de intentar que tuviera novio, o que comprara cosas como ellas, así que la mitad de mi super vestuario lo hace Hannah, aunque el resto de mi ropa la compro en las tiendas para looks de oficina, a pesar de todo, fueron las primeras personas en aceptarme como soy.

Con esos pensamientos agradecidos a mis dos queridas amigas, llego a la empresa, veo la hora en mi reloj y apenas son las seis con algo y el sol apenas asoma entre los vidrios, mientras entro en el edificio saludo a los que apenas han llegado, con mi llegada adelantada todos se van quedando helados, siempre llego a tiempo, lo que significa que mi llegada a esta hora es que hay una emergencia y hay un mier... Un chiquero que limpiar.

Lo primero que hago es a revisar las redes, aún no hay nada, llamo al Señor Jhon Marqués, padre de Adrián y dueño del conglomerado, me contesta con un hola desganado, lo desperté... Le digo que estoy en la oficina y que pueden haber ciertos asuntos que arreglar, su voz se pone en alerta y me dice que estará aquí en una hora, me dice que se encargará del resto de la familia para que tener una junta antes de las siete de la mañana.

Ahora después de un largo suspiro hago esa llamada que no quiero, lo último que quiero es hablar con esa idiota que ha puesto el mundo de cabeza ¡Mi mundo!

Después del tercer tono contesta.

—¿Adrián?

—No, señorita Patricia, soy yo, Valeria.

—¡Ah!— Un sollozo se oye por el teléfono —¿Qué quieres?

—Disculpe señorita, esta mañana me ha contactado un periodista, preguntándome sobre el escándalo de anoche en el restaurante, y ya que el señor Marqués no contesta— Miento, algo que se me da muy bien —Y ya que no puedo contactar con él, quiero saber si lo que ha dicho usted es verdad, como usted entenderá su perfecta reputación se verá afectada con dicho comentario, y me temo que debo llamar a su padre para informarle antes de que lo hagan los periódicos, pero me gustaría saber de su parte si es o no verdad y si existe alguna evidencia que tenga que borrar.

—No, no es cierto— En sus palabras se oye el llanto —Yo si salí con un chico, pero sólo fuimos al cine un par de veces, pero yo jamás me acosté con él lo juro, Valeria por favor, no le digas nada a mi padre.

—Lo siento, señorita, pero todos tenemos que poner contramedidas para su imprudencia.

—¡Maldita perra! Tú deberías ser la esposa de Adrián, son perfectos él uno para el otro —Solo escucho gritos así que lo pongo en altavoz mientras le escribo a uno de los guardias privados para que investigue lo sucedido— Eres un témpano de hielo igual a él, calculadores e irracionales, a pesar de ir juntas al cine, estabas trabajando, prácticamente tuve una relación con los dos y sabes qué por mí se pueden ir los dos al infierno.

No supe cuál de las dos colgó primero, esa maldita rabieta es la que no ha puesto en dónde estamos y ahora la villana soy yo, respiro, soy una adulta, aunque la nenasa esa sea mayor que yo, yo si soy una adulta.

El guardia llega justo a tiempo, cuando mi cuerpo está en calma de nuevo.

—¿Señora?— Me llama y ya me acostumbré a que me llamen así, no soy esposa, ni madre ni siquiera tengo veinticinco años y desde que me acuerdo me llaman señora —Se ve muy bien.

Ok, eso en serio me tomó desprevenida, y me hace mirar con detalle al chico que está frente a mí, Mario tiene casi la misma edad que mi jefe, pero a diferencia de este, es moreno y tiene unos bellísimos ojos verdes, lleva dos años trabajando aquí, pero al parecer no había tenido tiempo de detallarme lo lindo que era mi compañero.

—¿Qué está mal?— Su pregunta me saca de mis cavilaciones, listo, la galería cerró, y el monumento ya no puede admirarse.

—Necesito que investigues las tarjetas de la señorita Patricia y sus redes para saber con quién ha ido al cine y cuando, revisar cualquier fotografía que pueda ser tomada por la prensa como una infidelidad, no cabe decir que esto es prioridad y es confidencial, quiero que investigue cualquier cosa que pueda ser tomada por los medios y utilizadas en contra de ellos— Me masajeo la sien con las yemas de mis dedos, demasiado estrés —Pediré el permiso del padre de la señorita y luego te daré lo que haga falta.

Mario afirmó con la cabeza y me miró con compasión, no tiene ni idea por lo que estoy lidiando, llamo a Miguel Ardila, padre de Patricia, después de contarle lo sucedido me grita por casi veinte minutos sobre lo culpable que soy por dejar que las cosas llegaran a ese punto, soy culpable desde ayer porque dos personas tomaron sus propias decisiones, en un momento de mucho fastidio, golpeo la mesa con ira con el puño cerrado, después de inhalar profundo, algo que últimamente se ha vuelto un hábito me despido y cuelgo sin esperar respuesta, boto el aire que estaba conteniendo.

—Al verla así podría decir que parece la presidente y no la secretaria— El tono despectivo del mayor de los Marqués solo hace que mi furia llegue a un nuevo nivel, pero aún así me controlo, si aun quiero velar por mi puesto, aunque si lo pienso mejor, debería solo irme.

Pongo las cosas es su lugar y antes de ponerme de pie, meto mis pies en las zapatillas de tacón que he traído para hacer juego con el vestuario elegante, me pongo de pie y sin hacer ningún comentario le invito a que me siga el recién llegado a la sala de juntas.

—Te ves preciosa— Escucho la voz de Andrés y veo que sus hermanos menores también se sorprenden ante el comentario y al verme, sobre todo porque aunque quiero no puedo disimular el enojo que tengo.

—¿Se puede saber porque estamos aquí tan temprano?— Valentina no disimula un bostezo pero aún así nos sigue como todos a la sala, espero que todos entren y verificó que todo esté cerrado.

Todos me miran con ansiedad, sobre todo al tomar el puesto de Adrián, ya que por lo general no me siento, sino que siempre estoy detrás de él.

—Adrián y Patricia han roto su compromiso de la manera peor posible— Todos se quedan viéndome como la loca desnuda que pregona sobre el fin del mundo— Esta mañana cerca de las tres encontré al Señor Adrián en un bar temático, semidesnudo y muy ebrio- Miro a Andrés que desvía su mirada hacia otra parte.

—Antes de cualquier cosa me contactó un periodista amigo mío — Sigo hablando—  para preguntarme sobre el rompimiento, hablando directamente sobre los amores que tuvieron cada uno de ellos por fuera y por supuesto de la disolución del nuevo proyecto entre las dos empresas— Termino de comentar.

—No entiendo, como es eso de sus amores— Pregunta el señor Marqués.

—Pues al parecer, la señorita en medio de una calurosa discusión en el restaurante El Edén, gritó que ella había tenido un amante, y los medios ha agregado que él también ha tenido sus aventuras de una noche, por suerte tengo una amiga en ese periódico, aunque en ese momento se estaba filmando un reality show de la misma cadena televisiva, ya se imaginarán cuánto tiempo se puede retener la noticia.

—¿Qué? No puede ser, estos rumores harán desvalorizar la empresa, nuestros accionistas van a querer retirarse... Esto es su culpa— Gritó Jhon enfurecido.

—Con todo respeto Señor Marqués, no es el primero en decirlo, pero antes quiero agregar que lo último que puedo hacer por esta empresa ya que hasta hoy trabajo aquí.— Subo el tono un poco más de lo que había pensado, mientras una voz en mi interior dice Ya valioooo... 

—¿Qué?- Está vez fue Julián el que se levantó —¿Porqué?

—Porque esta mañana el señor Adrián me ha despedido y me colocado un bar a mi nombre como liquidación, me imagino que mi entrada será permitida hasta hoy, así que he enviado a investigar para demostrar que todo es mentira y es el producto de una rabieta de una adolescente mayor, voy a necesitar que se hagan cargo de sus problemas, después de todo, los medios han estado como locos con lo de la boda, y pensar que hay patrocinadores involucrados, también llamé a la Señorita Ardila y ella dará una conferencia de prensa de ser necesario para aclarar el malentendido.

—¿Dónde está ese maldito mocoso después de todo esto?—  La voz del anciano tenía entre furia y preocupación

—En mi casa— Solté, a lo que todos me quedaron viendo cómo un animal exótico —Salí de mi casa a tratar el asunto con la jefe de prensa, apenas se quedó dormido.

—Ahhh... Es por eso que traes maquillaje- Soltó Andrés dejándonos fuera de contexto —No has dormido como en tres días, debes parecer un panda— Se puso de pie y me hizo sentar en la silla del jefe, ni siquiera había notado que estaba de pie defendiendo mi honor.

—Sí supe lo del bar anoche, me pareció raro que lo pusiera a tu nombre pero ahora entiendo el porqué— Llevó la silla hasta el lugar de él y se trajo la silla de él para ponerla en el lugar del presidente.

—Empezar un nuevo proyecto contigo a la delantera solo daría a pensar que ustedes dos si tienen algo, además lo peor es que Patricia lleva insinuando que ustedes dos son mejor pareja que ella y él, ya sabes, porque son tan fríos y calculadores, solo tú harías todo lo que hiciste por nuestra empresa anoche y hoy- Los gemelos asintieron -Si tienes dónde ir a dormir ve, nosotros nos encargamos desde aquí y vuelve tranquila el viernes, que si no eres la secretaria de Adrián puedes ser la mía, eres buena, y toma la compra del bar como el regalo de cumpleaños, navidades y otras festividades que no has tomado por estar trabajando estos cinco años.

—Sanz, quiero pedirle una disculpa, por mi enojo, me he dejado llevar y he olvidado que te has comportado maduramente para tu puesto y edad, espera una hora aquí por favor para que lleves comida y ropa a mi hijo— El viejo Marqués, se disculpó conmigo, creo que empecé a alucinar porque jamás había escuchado que ese señor se retractara, menos mal estoy sentada porque si estuviera de pie seguro habría caído al suelo.

—¿Ya te has comunicado con Miguel Ardila?- Yo solo afirmo con la cabeza a la pregunta de Jhon— Eres muy eficiente.

El mismo Jhon Marqués se hará cargo de todo, y como su hubiera quitado el peso de mis hombros siento como todo se vuelve a volver negro y el frío suelo recibe mi rostro.

Me despierto en el sofá de la oficina de mi jefe, tengo una manta sobre mí y la señora Marqués revisando mi temperatura, con sus cálidas manos, después de todo era una médico retirada.

—Despertaste niña impertinente— Me dice con el tono de siempre, aunque podría jurar que se ve preocupada.

—Lo siento— Intento pararme, pero el mareo me detiene.

—No te pares aún, eres demasiado tonta— Me ofrece un vaso con pajilla, tiene un jugo de un color extraño.

—Esta niña tiene recordatorio de recordatorios para comer, antes está de pie— Es Jhon quién habla, está tecleando en la computadora, mi computadora lo que hace que me levante de inmediato.

—Te vas a descansar hasta el lunes y tu computadora se queda conmigo, seguro estarás trabajando aunque estés en casa.

Andrés te llevará.


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