Capítulo 16. Heterocromía.
Han pasado cerca de tres meses desde el incidente con Patricia, y parece que mi vida sigue dando vueltas sin freno alguno.
Aprobaron mi propuesta de hacer una comunidad para padres e infantes, pero un momento que no pude ver venir, el proyecto se extendió a otros proyectos, Adrián dio la idea de capacitaciones y ayudas especiales para padres solteros, padres cabeza de hogar con cierta edad en adelante, fue bueno, porque nuestros empleados pilotos fueron la señora Marta, quién prácticamente perdió su empleo por nuestra culpa, ahora es mi secretaria... Sí, ahora tengo una, resulta que la señora González había estudiado hace muchos años, pero dejó su empleo para cuidar de sus hijos, cuando su esposo murió pasó cientos de hojas de empleo, pero nadie se arriesgó a contratarla por su edad... Difícil para una madre sola con sus dos hijos, así que tomaba esos malos empleos que de paso son mal pagados, es una mujer eficiente y muy ordenada, así que puedo dedicar más tiempo al complejo de bares a mi nombre, Javier su hijo mayor es el asistente administrativo de Adrián, claro que de medio tiempo no más, porque tiene que recuperar los años de universidad que no hizo por ayudar a su madre y hermano menor.
Además trabajo con Julián González también, es bueno con los números y además es fanático de cómics de todo tipo y eso me ha ayudado con los bares, aunque estoy pensando en su propuesta de abrir cafés y sitios de juego para incluir otro tipo de clientes: Menores de edad.
Cómo Adrián se fue primero el día de hoy porque tenía una junta, estoy midiendo mi panza con una cinta métrica ¿Por qué? Porque aún no le he dicho que estoy esperando un hijo suyo, por suerte mi vientre no ha crecido sino un centímetro. Sí, sé que soy estúpida, al no decirle, pero es que cuando quiero hacerlo, las palabras no salen de mi boca y entro en pánico, no sé el porqué pero así pasa, sé que tengo que decirle pronto antes de mi hinchado vientre me delate, pero no puedo hacerlo.
Me termino de vestir, Hannah se ha divertido un montón conmigo, como subí de puesto ya no puedo utilizar los mismos trajes baratos para pasar desapercibida, así que me ha hecho unos cuantos conjuntos que hacen voltear al que sea y es que la verdad me veo sexy y elegante a la vez, gracias Hannah.
Hoy veré a la abuela para llevarle el contrato, la idea es que ella lleve la delantera con todo tipo de programas para maternas, lo que me recuerda a que debería ir a esas clases donde te preparan física y mentalmente para el parto... Y que debería ir con el padre.
¡Ok lo solucionaré!
Me dirijo al parqueadero por mi auto, pero ahora soy muy perceptiva de lo que pasa a mi alrededor, sobre todo cuando estoy sola, aún no puedo perdonarme que me hayan atacado desprevenida.
Cuando llego a la tienda de la abuela, ese delicioso olor inunda mis orificios nasales haciendo que casi levite hasta su oficina, fresas y chocolate, no tengo problemas con los aromas o antojos, pero si huelo unas deliciosas fresas rojas carnosas y jugosas, o chocolate de cualquier tipo, textura o diseño, mi boca se vuelve agua, y lo que huelo es un pastel recién horneado con mis ingredientes favoritos...
—Sabía que vendrías hoy— Dice mi abuela cuando me ve entrar.
—Ya lo noté— Quiero de ese pastel ya, pero no suplicaré, tengo dignidad —Vine a traerte los papeles para que los leas y después los firmes, quiero empezar el proyecto lo antes posible.
Mi estómago empieza a crujir sobre todo cuando esa mujer que tengo en frente parte un pedazo y se lo empieza a comer... Creo que mi dignidad no es tan fuerte como creí.
—No te daré pastel, aún no le has dicho nada a tu novio.
—No le diré aún, creo que no es conveniente.
—No me refiero al bebé, me refiero a mí, si lo amas el debería saberlo todo— Sus palabras me roban el apetito.
—No abuela, nadie puede saberlo y es mejor así.
—No quiero perder otra nieta...
—No es la vida que escogimos pero es la que tenemos que vivir— Siento como mi rostro se queda sin expresiones —Ni siquiera sé si podré con esta situación— Me llevo las manos al vientre.
—Sé que tienes miedo, incluso de decir la verdad todo es culpa de esa maldita mujer, si ella no te hubiera hecho eso... Tú...
—Mi padre no era una santa paloma... No me lo tomes a mal, no la estoy defendiendo, pero esa mujer es lo peor pero no olvides que fue tu hijo el que la convirtió en lo que es... Te dejo los papeles encima, vendré por ellos el viernes, si no los firmas entenderé como un No a mi propuesta de trabajar juntas.
Me dirijo hacia la oficina, tengo dolor de cabeza por tratar de controlar los pensamientos que vienen y van de mi cabeza, tengo que inhalar fuerte para contener ciertos recuerdos que quiero dejar atrás en el pasado ¿Por qué tuvo que traer todo eso a mí mente?
Llego a la oficina y la señora González me dice unas cuantas cosas a las que no puedo prestar atención, masajeo mis sienes, tengo mucho dolor de cabeza, respiro y trato de concentrarme en mi trabajo, tocan a la puerta y es la señora González con un vaso de agua y un par de aspirinas.
—Parece no sentirse bien— Se excusa.
—Gracias.
—Llamaron de presidencia adelantaron la junta para dentro de una hora.
—Gracias de nuevo, me empezaré a preparar para ello entonces ¿Tengo alguna cita hoy?
—No señorita.
—Esta bien, puedes retirarte.
La junta es para tratar a las personas que se encargarán del desarrollo del proyecto, así que tengo que prepararme muy bien por qué soy su principal responsable.
El tiempo pasa demasiado rápido, pero al menos ya me siento mejor, así que me siento lista. Aunque nada en el mundo hubiera podido prepararme para enfrentar a las personas que estoy viendo.
—Hola Santiago— Saludo al primero.
—Utiliza tu segundo nombre en todo momento, y si puedes utilizar el otro apellido es mejor— Se ve bastante nervioso, pero no entiendo el porqué.
—Ok.— Es todo lo que opto por decir.
Al entrar en la junta veo a una persona que no quiero ver, y siento que mi corazón palpita muy lentamente, como si hacerme la muerta fuese a funcionar.
—Buenos días, bienvenidos y gracias a todos por venir— Adrián da por comenzada la junta.
—Creo que todos han leído el proyecto desde sus inicios y eso es lo que los trae aquí, es más creo que algunos de ustedes se conocen— Continúa Adrián.
—Muchas gracias por la introducción, mi nombre es Carlos Bustamante, quiero agregar que como inversionista para este proyecto me veo fascinado por la idea y además traigo un par de propuestas que por supuesto si las aprueban mi inversión será mayor— El rubio de ojos azules mira a todos mientras habla, y nota lo inquieto que está Santiago —¿Elián? Tú eres Elián ¿Verdad?
—Si, hola Carlos...
—Wao, quién diría que me encontraría aquí con Elián Sanz, escuché que ahora eres ginecólogo.
—Si, por esa razón estoy aquí, quiero apoyar desde mi carrera— Evita mirarme, en cambio se concentra en Adrián que también parece confundido —Aunque prefiero que me llamen Santiago, como es un nombre más común la gente suele sentirse más cercana.
Trago saliva y me aseguro que aún estoy respirando, alguien golpea a la puerta y yo misma me dirijo a abrirla, esos valiosos segundos me servirán para mantener la compostura.
Una joven morena es quien golpea, por su vestir puedo adivinar que es uno de los invitados de Adrián, así que la hago seguir, antes de cerrar la puerta veo al señor Márques, parece que se había retrasado y yo ni siquiera lo había notado.
—Perdón la tardanza, el tráfico y un inconveniente familiar me han robado el tiempo de hoy— Se excusa.
—Tranquilo padre, apenas estamos comenzando, por cierto, él es mi padre, Jhon Marqués, el dueño de esta gran empresa y seguirá personalmente el avance de este proyecto.— Mientras hablaba Adrián preguntaba con sus gestos faciales sobre el inconveniente del que había hablado su padre, pero éste con una negativa facial, pasa la conversación a otro momento— Aprovecharé para presentarlos a todos.
—Andrés Marqués, el vicepresidente de la compañía, y encargado de las relaciones públicas.
—Carlos Bustamante, presidente de SocialFase, fundación dedicada a ayudar a las personas con escasos recursos económicos y representante de HB.Co.— Esta presentación fue más para informar al Señor Marqués.
—Paulina Mennie, cofundadora de Hoja verde compañía dedicada a la biología y la creación de programas ecológicos en la ciudad. —Señaló a la morena recién llegada.
—Giovanni Bellogini, miembro activo de la policía, y líder juvenil de la fundación de Carlos —Ay no, él no... No lo conocía así, pero esto se puede estar llendo al carajo en este momento.
—Y por supuesto Santiago Sanz, ginecólogo de la clínica de la mujer y del hospital principal.
—Wao esa es una gran variedad de profesionales, pero no entiendo el porqué todos aquí, quiero saber más de este proyecto— Interrumpe la morena, y lo hace a tiempo porque soy la última en presentarse.
—Bueno para allá vamos, porque falta por presentar a la autora de este proyecto.
—Hijo deja que ella misma se presente— Dice mi ahora amado suegro. Ha salvado mi pellejo.
—Gracias a todos por venir, a usted señor Marqués por darme esta oportunidad y señor Adrián por darme la palabra. Soy Katherine, la primera persona en sobresalir bajo la beca educativa de la empresa con prospecto a trabajo, y este es mi proyecto— Obviamente evito mi apellido, pero lo último que quiero es preguntas curiosas, así que los envío por el tema que quiero: mi trabajo —La idea empezó por ayudar a madres y padres solteros con educación paternal, educación superior y mejores empleos. Pero en la investigación conjunta con el doctor Santiago— Trabajo que hizo Adrián y él, parece que se hicieron muy amigos —Nos dimos cuenta que hay muchos adolescentes involucrados en este tema, así que quisimos ampliar el proyecto a una mayor escala, crear un proyecto que incluya educación sexual integral, y apoyar a todo aquel que necesite y quiera cambiar su actual estilo de vida.
Todos aplaudieron.
—No niego que es una buena idea, pero hay dos cosas que no entiendo, primero hasta donde tengo entendido este proyecto consiste en negocio no en caridad, y segundo ¿Qué viene a hacer mi compañía?— Pregunta la morena —No me mal entiendan, me gusta la idea de educar a jóvenes y mayores pero mi visita es por razones monetarias.
—Excelente pregunta, señorita Paulina, en primer lugar es hacer con los chicos lo que hicieron conmigo, educarlos para que se conviertan en empleados en las empresas involucradas, algo así como formar el futuro de la empresa sin mencionar que podrán venderse como un jugador de fútbol a otras empresas, teniendo un personal capacitado de la mejor calidad podemos darnos el lujo de decir que le pertenece a la empresa, por eso sí una empresa local o extranjera quiere nuestro personal, tendrá que pagar una multa para ello.
En segundo lugar queremos en un futuro un establecimiento que sea digno del progreso, eso por supuesto es un pacto con la naturaleza y el futuro de todos.
—¡Estoy dentro!— Dijo la mujer sin rechistar.
—Si quieren un edificio, yo puedo suministrarlo, como una donación, con una sola condición— Dijo Carlos —Quiero darle el nombre.
—¿Cuál sería?— Me causa curiosidad.
—Melissa Mape.
Tomo asiento para no caerme, jamás pensé escuchar ese nombre, y mucho menos aquí.
—No— De mi boca salen esas dos letras sin ningún reparo.
—Estoy de acuerdo con Katherine— Dice Santiago, por fin me mira en todo este tiempo, lo entiendo tenemos muuucho de que hablar —no puedes colocar ese nombre.
—¿Por qué no?— Pregunta el soquete rubio llamado Carlos.
—¿Por qué no? ¿En serio? Era una mafiosa, asesina, y además se suicidó ¿Quieres más?— Veo a Giovanni enfadado.
—Bueno es precisamente lo que me inspiró, verán hace tiempo había planeado hacerlo en su honor, no sabemos si en realidad era una delincuente, nació en una familia de la mafia y no tuvo ninguna oportunidad en la vida, quizás si hubiera tenido la oportunidad no habrían resultado las cosas como pasaron... —Veo el pesar en su rostro.
—Es una excelente idea señor Bustamante, pero entenderá que no es bueno que nos relacionen con la mafia, o que saquemos a la luz un tema que fue silenciado de esa manera —Expreso de manera tierna, sí, tengo que actuar.
—¿Puedo saber de dónde conocieron o escucharon de Melissa Mape?— Interviene Andrés.
—Santiago, Carlos y yo estuvimos en la preparatoria con ella, así que vimos de cerca lo terrible que fue su existencia.— Dice Giov con un poco de rabia en su comentario.
—Como es un tema personal ¿Que les parece si seguimos discutiendo el proyecto?
Mi presentación sigue hasta cerca del mediodía, cuando el señor Marqués decide que almorcemos todos juntos, siento que mi mundo está a dos palabras de desmoronarse, me pregunto quién será el que suelte la hoja de la guillotina que haga rodar mi cabeza.
Todos hablan de todo un poco y como estoy tan distraída no había notado que Paulina sutilmente ha llevado la conversación a un nivel personal, quiero prestarle atención pero el aroma que sale de los platos me provocan náuseas, algo que no me pasaba ya hace algún tiempo, trato de imaginarme el pastel de la mañana para calmar mi estómago.
—Quiero preguntarle algo que ha estado rondando mi cabeza y si es una imprudencia espero me perdonen, pero quiero saber sobre ese tema que causó un poco de discordia esta mañana... La chica, no recuerdo su nombre.
—¿Melissa?— Definitivamente Carlos es un imbécil, acaba de morder el anzuelo que pone en tensión a la mesa. Aunque lo que más me sorprende es que puedo ver en el señor Jhon la misma tensión que en los demás, a veces olvido que no ha llegado a dónde está solo siendo un hombre amable, es un viejo zorro.
—Sí, ella.
—¿Qué quieres saber de ella?
—Como quiero ser parte de este proyecto, me gustaría saber porque quieres poner su nombre en alto.
—Era una chica del colegio, no era muy popular pero todo el mundo la conocía, muy buena en los deportes y en las materias, en cinco años si la escuché unas tres veces fue mucho, pero era una buena chica, casi al final de la preparatoria nos enteramos que su familia era mafiosa, en el último semestre cambió mucho, su personalidad era diferente, poco después de salir se suicidó.
—Oh, eso es impactante, me gustaría saber más.
—No hay más— Interrumpió Giov —Nadie sabe mucho, Eli.. perdón Santiago, quiso acercarse una vez pero no lo consiguió.
—No es una historia larga ni interesante, solo era una chica diferente, punto. —La voz de Santiago era seria y firme, se ve que quiere huir de aquí estoy casi segura que no es el tema lo que le molesta —Ya que entraron en temas personales ¿Pauline eres soltera o casada? Sé que estás en desventaja con nosotros porque nos conocemos un poco, pero nos gustaría saber más de ti— Coquetea un poco, es natural en él por ser tan lindo.
—¿Que les puedo decir? Soy soltera y mi amiga y yo...— No escucho más, no me interesa y además quiero ir al baño, hoy en definitiva no me siento bien.
—¿Estás bien linda?— Me pregunta el señor Marqués, lo que me sorprende parece tratarme con mucha delicadeza últimamente.
—Sí, sí, creo que la comida me sentó un poco mal, si no les importa me retiro.
—Tranquila hija, ve con cuidado.— Sé que lo miro extrañada y que hoy ha sido un día muy complicado y extraño, pero no sé porqué, pero me siento protegida por el viejo zorro. Lo sabe.
Santiago me ha seguido.
—¿Estás bien?— Debo tener cara de espanto, porque es la tercera vez que me lo preguntan, y creo que cuando el señor Marqués lo hizo todos escucharon.
—Ya dije estoy bien, solo son náuseas, después hablamos...
Ahora me dirijo al baño, siento un leve mareo que me hubiera hecho caer sino es porque unos brazos muy conocidos me sostienen.
—No has comido nada hoy y apenas si tocaste el plato hace unos momentos, sin mencionar que hoy pareces muy estresada— Comenta Adrián mientras me ayuda a ir hasta el auto.
—No lo sé, esas personas me dan mala espina y esta mañana tuve una discusión con la mujer de la tienda de maternidad, creo que todo va a salir mal.
—Ven, no te preocupes por eso— Me abraza cuando entramos al auto.
—Vamos a la oficina por favor.
Me duermo en el asiento del pasajero, una pequeña siesta que me hace muy bien, cuando despierto, Adrián me da una malteada deliciosa, al parecer todo mi problema es falta de energía.
Llegamos primero a la oficina porque no hay casi nadie, ni siquiera en la recepción.
Cuando voy a subir al ascensor Mario se me acerca.
—Señorita Sanz, me alegro que llegara, tenemos un inconveniente. Una niña pequeña llegó buscando a uno de los invitados de la reunión, la hubiese dejado aquí hasta localizarlo pero está un poco maltrecha así que su secretaria la subió al piso.
—Gracias Mario, me haré cargo.
—¿Cómo se llama la niña?— Pregunta Adrián.
—Eliza Sanz.
—Oh ya veo— Subimos al ascensor —Ya sé porqué está aquí, si es la hija de Santiago, creo que no tiene a nadie más, su madre murió en el parto.
—Pobre niña...
Lo primero que hago es buscarla y a la señora Marta, Adrián me acompaña. Veo a la niña sentada frente al escritorio de mi secretaria.
—Hola— Saludo.
—Hola— Me contesta y se queda mirando, creo que esperaba ver llegar a su papá.
La señora Marta se pone de pie para explicarme, pero yo le hago una sonrisa cómplice.
—Ya Mario nos comentó algo— Me dirijo primero a la mayor y ahora lo hago a la menor —¿Quieres decirme por favor a quién buscas?
—A mi papá, se llama Elián— Contesta tímida, no sé porqué me parece de lo más adorable.
—Tu papá es un amigo nuestro pero está almorzando ya vendrá pronto ¿Ya comiste algo?— Me dice que no con su cabecita —Ven conmigo— Le ofrezco la mano y después de unos segundos de duda me acepta la invitación.
Cuando se pone de pie, me doy cuenta que tiene la ropa sucia y rota, sus piernas tienen algunos moretones y raspados, y un golpe en la cara. Adrián también lo nota y su ceño se frunce, pero no dice mayor cosa.
—¿Quieres comer pizza?— Propone Adrián.
—Me gusta más la hamburguesa— Dice con timidez, lo que me hace reír, es tan linda. Las hormonas del embarazo me afectan demasiado.
—Entonces pediremos hamburguesas— Dice Adrián y siento que es el mejor hombre del mundo.
Después de comer con la pequeña en mi oficina, empiezo a indagar un poco pero con tacto.
—Entonces ¿Cuántos años tienes?
—Cumpliré siete en unos meses.
—Eres una chica muy lista y muy grande— Digo mientras salimos del cuarto de baño y lavarnos las manos.
—Te puedo hacer una pregunta— Sondea Adrián con calma —¿Cómo te lastimaste?
La pequeña bajó la cabeza.
—Unos niños se dieron cuenta que soy diferente y me llamaron monstruo— Empezó a llorar probablemente recordando tan terrible escena —Y me lastimaron.
—Ven— La abrazo —No eres un monstruo, eres preciosa y no entiendo porque dices que eres diferente.
—No puedo ser un monstruo, porque si soy un monstruo, mamá también lo era y ella no era un monstruo— Sus lágrimas me duelen.
—No les creas a esos tontos, seguramente tú mamá no era un monstruo.
Mientras vamos yendo a la oficina, veo que le molesta algo en la vista, y sin querer se quita un lente de contacto, cuando la miro lo entiendo todo. Siento que el oxígeno sale de mi cuerpo y no regreso.
—¿Tus ojos tienen colores diferentes? Eso es muy genial— Dice Adrián —¿Porque usas lentes? Quítatelos aquí.
—Mi papá dice que es por mi seguridad— Dice entre sollozos.
—Ven nena— Le digo e intento llevarla en mis brazos, pero Adrián me la quita y la lleva él hasta la oficina.
—¿Así que de qué color son tus ojos?— Adrián sigue la conversación, yo estoy sin palabras.
—Uno es color miel y el otro es verde, como los de mi mamá.
—Entonces tu mamá era muy hermosa, no deberías ocultar esos bellos ojos, lo que tienen esos chicos es envidia de lo hermosa que eres.
—No eres un monstruo— Interrumpo —Al contrario eres muy hermosa, pero no debes dejar que te vea nadie ¿Quieres? Papá quiere protegerte de personas muy malas— La abrazo, pobre niñita, nació en el mundo equivocado.
Adrián me ve extraño, pero me inundan las ganas de llorar, además sigo sintiendo que no puedo respirar, así que salgo de la oficina cómo puedo.
Al salir me encuentro con Santiago, que me algo preocupado.
—¿Cómo estás?— Pregunta.
—No estoy bien, nada bien— Unas lágrimas salen furtivas diciendo todo lo que mi boca se niega a decir —¿Por qué me has mentido tanto?
—No te he mentido, solo quiero protegerte y no entiendo porqué en estos momentos me reclamas.
—Te pregunté en esa cafetería por qué hacías eso por mí y dijiste que era porque me parecía a alguien, no podías sencillamente decírmelo... ¿Por qué me ocultaste a Eliza?
—¿Qué? ¿Cómo sabes de ella?
—Está aquí adentro... Con Adrián. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque ahora tienes una familia, vas a tener un bebé y ese hombre te adora, aunque nerviosa te ves muy feliz y no me reconociste. Pensé bien, tendrás un buen final, no nos necesitas. Además ese chico te adora no tenía el corazón para decirle que tú apellido es de casada, y que yo fui quién te lo dió. Me dejaste atrás y me olvidaste, fue lo mejor para ti, después llegó la mamá de Eliza...
—¿Quieres por favor dejar de mentirme? Los chicos en la escuela la llamaron monstruo por el color de sus ojos... Y ella dijo que eran los mismos de su madre...
—Hay muchas personas con heterocromía...
—¿Cuántas personas crees que hay con ese mismo patrón?
—Que yo recuerde, tres.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro