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Capítulo 15. El infierno.

He tenido el peor día que pudiera imaginarme en estos momentos veo como Valeria descansa en el hospital, aunque es muy fuerte a mi parecer. También es una mujer, más bien una persona, porqué el género no es lo que nos hace fuertes o débiles, es la procedencia y la pureza de nuestros sentimientos.

Y hoy ambas mujeres demostraron de que están hechas, lo que en verdad me hace sentir triste, las cosas no debieron ser como empezaron, así ninguna de las dos hubiera tenido que llegar hasta donde lo hizo.

No pude dormir toda la noche anterior al ver que Valeria no llegaba al apartamento, me había tomado una ducha y me había calmado después de un rato, pero aún no podía sacarme de la cabeza su rostro herido, si, caminaba como si el pie no le doliera ni un poco, pero cuando hice tal comentario de que no estábamos juntos su cara tuvo una pequeña reacción, la bala atravesó sin previo aviso y no tuvo de controlar sus reacciones faciales... Siempre ha sentido, pero lo ha escondido del mundo ¿Por qué?

Salgo un momento de su habitación y me dirijo a la cafetería, pero de paso voy a la habitación de Julián, el chico valiente que intentó defender valientemente a mi novia, no está, parece que aún está en cirugía.

Sigo de largo hasta la máquina expendedora de café, saco un poco y decido mejor no ir a la cafetería, no quiero que Valeria esté demasiado tiempo sola... Desde mi punto de vista ha estado sola desde que llegó a la empresa, así quién sabe ¿Cuántos años más ha estado tan sola que ni siquiera puede ser honesta con sus sentimientos?

Llego a la habitación y me siento a su lado, noto que de su chaqueta sale algo y lo tomo: es una ecografía. La veo con detenimiento, parece que todo está bien, un suspiro brota de mi alma y me devuelve a los acontecimientos de esta mañana.

Unas horas antes.

Estaba tirado en el sofá tratando de descubrir en que momento me equivoqué tanto, como fue que me dejé llevar hasta decir semejante estupidez... La iluminación llegó a mi mente, estaba inquieto por la forma en que salió del restaurante y el hecho de que le haya mentido a la chica, siempre la observo con detalle por eso sé cuándo miente y sí no mentía...

¡Demonios! He sido un irresponsable y ahora he sido un bruto, estaba tan feliz por el pequeño paraíso en el que estaba y luego tan cobarde por poder perderlo, que yo mismo disparé el arma que estaba sobre su cabeza, no solo estuvimos la primera vez sin protección, sin mencionar otro par en el que la calentura pudo más que el raciocinio y la madurez sexual que debíamos tener ya a nuestra edad, pero no, nos comportamos como adolescentes, de hecho me sigo comportando igual... ¿Y si ella realmente está embarazada y se comporta como una adolescente llena de miedo? Básicamente le dije que estaba sola...

Ese pensamiento es el que me pone de pie, me baño y visto para salir rápidamente, quiero encontrarla y arreglar las cosas, fue muy bonito disfrutar como adolescentes pero ya es hora de convertirnos en adultos, una imagen de Valeria recostada en una hamaca mientras acaricia su gran vientre con los ojos cerrados dejándose llevar en un profundo sueño pasa por mi mente, se ve preciosa... ¡Oh por Dios la amo!

Una sonrisa brota en mi cara, sí la embaracé, sin importar cómo fueron los hechos, es la única en la que realmente me alegra que fuera ella, a pesar de que me iba a casar con Patricia nunca la imaginé como esposa o como madre, pero la sola idea de Valeria esté embarazada no solo me hace pensar en ello sino que también me lleva a todo tipo de fantasías donde terminamos juntos hasta viejitos...

¿Tendré mi propia familia pronto? ¡Wao! No lo había pensado de esa forma.

—No me digas que esa sonrisa en tu cara es por estar oliendo la ropa interior de tu secretaria— La voz de Patricia me toma desprevenido, lo último que esperaba era encontrarla en el parqueadero de este edificio.

—No sé de qué hablas.

—Claro, ahora no tienes ni idea de quién vive aquí aunque hayas estado viviendo en su apartamento en el último mes.

—¿Cómo sabes quién vive aquí?

—La primera vez que enviaste a tu secretaria para reemplazarte en una cita, papá la investigó, no podían verme con cualquier persona... En ese momento pensé que no era normal que una simple secretaria viviera en un sitio de esta clase, pero no me importó ya que después de todo lo importante es que si me veían con ella todos supieran que la estúpida esa tenía algo de clase, nunca se me ocurrió que la muy zorra ya se estaba  acostando contigo y le estabas pagando tan lujoso apartamento.

—No hables así de Valeria y además mientras estuvimos juntos yo jamás te traicioné— No quiero discutir con Patricia y reconozco que subí el tono, pero no tolero que hable tan mal de Valeria, ella no lo merece. Aunque ahora me siento mal porque ha empezado a llorar.

—¿Valeria? ¿Ahora la llamas por su nombre? Siempre que la mencionabas lo hacías por su apellido ¿Tan cercanos son ahora?

—Como te dije antes yo jamás te traicione— Tengo que desviar el tema —Mientras estuvimos juntos yo te fui fiel, pero ahora no te debo ninguna explicación.

—¿Qué no me debes ninguna explicación? ¿Te estás revolcando con esa puta sí o no?— Grita y yo pierdo mis cabales.

—Que no la llames así, y no, no tienes derecho, porque yo sí te respeté, en cambio tú te fuiste a revolcar con el imbécil de Freddy, y sé que no tengo tu respeto, pero ni siquiera me tuviste lástima cuando me humillaste ante las cámaras, frente a todo el país declaraste que te acostabas con el mejor amigo de mi hermano y lo peor de todo es que te tomó como un juego, porque él es esa clase de persona...— Grito furioso, las palabras salen sin pensar, después de todo era el nudo en la garganta que traía desde ese día —Y no te permito que insultes a Sanz, cuando ha sido ella, la que incasab lamentablemente ha trabajado para limpiar, si señora, porque yo seré el cachón, el venado con más cuernos, pero tú eres la zorra que me los puso y en esta sociedad machista, la mujer siempre saldrá perdiendo.

—¿Me hablas a mí de humillación? ¡Qué hipócrita eres! Tú me has estado humillando todo el tiempo en tu empresa, todos saben que lo único que para ti es importante, es ella... Solo necesitaba una palabra para hacerte cambiar un negocio o lo que ella quisiera ¿Sabes cómo le dicen a ella en la oficina?

—Hmm... La llaman por su nombre... ¿No?

—La llaman la diosa, porque aunque los dueños y señores de la empresa tomen una decisión si la diosa dice que no, entonces no sé hace, no te imaginas lo humillante que era escuchar por los pasillos lo difícil que debía ser mi posición, porque yo sería la que tenía el anillo pero esa era la verdadera esposa, porque al final del día ella ha decidido hasta como te vistes.

—Sabes que no es porque sea ella, sino porque hace muy bien su trabajo y además permanece ajena a todo ese tipo de cosas.

—¿Ah si? Si es muy santa tu adorada secretaria, pues te cuento que ella también se ha pasado por la cama de Freddy, lo sé, porque la he visto salir de su apartamento tarde en la noche.

—Freddy no es el amante de Valeria, es su protector— Digo con más calma y con algo de pesadez al decir esas palabras, recuerdo escuchar el origen de su relación —Valeria, Freddy y Andrés se conocen desde hace tiempo.  Es como el proyecto de primaria en el que una pareja cuidaba un huevo, bueno pues Valeria es el huevo y Andrés y Freddy son esa pareja gay con un huevo rebelde.

—Ven conmigo...— Pide entre lágrimas, porque en todo este tiempo no ha dejado de llorar.

—¡No! No voy a ir a ningún lado contigo.

—Vas a venir conmigo y verás lo que le va a pasar a tu querida— Sonríe entre lágrimas, saca el arma que ha estado escondiendo todo este tiempo y me apunta, quita el seguro, así que le obedezco y entro al auto que tiene preparado, me hace conducir —Sé que se pelearon ayer y no vino a dormir, fue un poco difícil encontrarla pero sé dónde va a estar hoy...

Llegamos a un sitio cerca del centro de la ciudad, aparcamos un poco en la calle y la veo hablando con un chico en la cafetería, le pone la mano en la cabeza y sale de allí y se dirige a un gran edificio al lado, el chico se queda hablando con la recepcionista un poco y luego con vigilante, Valeria se queda cerca de quince minutos sentada.

Patricia por lo tanto saca su celular y llama a alguien a quien ordena que empiecen el desorden, dos sujetos empiezan a gritarle el uno al otro, llamando la atención de los transeúntes que se reúnen a su alrededor aunque no muy cerca, Valeria se pone de pie y se dirige hacia los hombres, cuando al fin nota la pelea se devuelve, creo que dará toda la vuelta a la manzana para ir por su auto, de repente un hombre empieza a seguirla, el pánico se apodera de mí cuando veo cómo alza un bate para lastimarla, pero ella esquiva la mayor parte del golpe... Lo que veo a continuación parece sacado de una película, Valeria se defiende y como si fuera una actriz de acción, corre hacia la pared y camina sobre ella para impulsarse, con una mano se sostiene porque la otra obviamente está lastimada y salta sobre el tipo grande, lo noquea, pero aún queda otro hombre.

Salgo del auto sin importarme si Patricia aún me apunta con su arma, Valeria se ve agotada, ya no se puede defender más, recuerdo que probablemente está embarazada, el miedo se vuelve ira y pánico, la peor combinación existente, más vale que Patricia se encuentre lejos de mí, porque si le hace daño a la mujer que amo, voy a destruirla en toda su forma.

Mis pensamientos se vuelven una especie de flash que vuelven por momentos, golpeo al hombre con toda mi fuerza, hasta que su voz me hace entrar en razón, aunque no es mi nombre lo que dice no me importa, si la diosa ha dicho que me detenga entonces lo hago...

—¿Qué pasó? ¿Valeria? No te ves bien...— El chico que antes había estado con Valeria se acerca asustado a ella y la llama.

—¿Adrián?— Me llama y corro hacia a ella, se desmaya y alcanzo a tomarla en mis brazos, no nena, tú no.

—¿Valeria me oyes?— La llamo cuando veo que respira, necesito saber que está bien, que los dos están bien.

—Sí, te oigo— Me responde y apenas puede abrir los ojos, pero es suficiente para mí.

—Lo siento nena— Me arrepiento de haberla buscado después, no quiero que nadie la lastime jamás.

—¿Están todos bien?— Pregunta de nuevo el muchacho, sé que quiere ayudarnos pero no quiero soltar a Valeria.

—¿Después de todo la sigues escogiendo a ella?— La voz de Patricia me asusta más de lo que quiero admitir, cubro a Valeria... Oigo dos detonaciones, por lo cerca siento que me quedo un poco sordo. Veo a Patricia soltar una daga larga, de su mano herida, el chico le ha disparado ¿Quién es él?

Valeria vuelve a perder el sentido, la tomo en mis brazos y la alejo del lugar y de esa mujer a la que jamás volveré a decir su nombre.

—Ella estará bien— Me dice el chico, que ha dejado todo atrás, excepto un muchacho que estaba en el camino parece mal herido.

—Eso espero... Por cierto ¿Quién eres?

—Soy el Dr. Santiago, soy su médico de cabecera, estaba en una cita médica.

—¿En una clínica femenina? Me imagino... ¿Estarán bien los dos?— Veo que el duda en decirme algo, lo que me confirma mis sospechas, estoy aterrado y quiero llorar al ver su silencio —No me respondes ¿Porque no sabes o porque te pidió que no dijeras nada sobre ello?

—Las dos... Te prometo que te diré apenas sepa algo.

—No entiendo ¿De qué están hablando?— Menciona el muchacho que Santiago ayuda a caminar.

—Cosas de hombres— Contesto —Más bien dime ¿Qué hacías ahí?

—Oye, yo quise defender a la dama, eran tres contra una, nadie tiene porque lastimar a una mujer.

—Es buen pensamiento chico, ojalá hubieran más como tú— Dice Santiago un poco sorprendido.

—Es cierto ¿Cuántos años tienes?

—Quince.

—Hay que llamar a tus padres.

—Solo es mi mamá, pero no tiene dinero para pagar el hospital, así que si el doc me pone algo en la pierna yo me voy para la escuela... Para allá iba, hoy entramos tarde.

—No te preocupes por el dinero, yo pagaré la cuenta del hospital y lo que necesites— Se lo merece, se ve que es un buen chico.

Suenan las sirenas, no ha pasado ni cinco minutos, llegaron primero las patrullas de la policía antes que las ambulancias, arrestan a esa mujer, a los tipos los esposan a camillas pero los llevan primero al hospital más cercano. Valeria despierta cuándo está en una camilla, la policía nos toma declaración a todos, yo digo todo lo que ha hecho esa infame, no quiero volverla a ver, mientras tanto Santiago confiesa haberle disparado porque temía por nosotros.

Nos dan la autorización para irnos al hospital y cuando voy a subir a la ambulancia con mi amada Valeria, Santiago se acerca a mi, me pide que acompañe el niño, para él poder darme la respuesta que quiero. Lo dejo, necesito saber cómo están y también saber más información del muchacho.

—Oye niño ¿Cómo te llamas?— Digo al subir a la ambulancia.

—Me llamo Julián.

—Tengo un hermano menor que se llama igual a ti.

—Pues yo también tengo un hermano mayor y me va a matar por no haber ido a clases.

—Dijiste que solo era tu mamá.

—¿Preguntaste por mis padres? No por mí familia... Papá murió hace años, y solo somos mamá, mi hermano y yo, pero mi hermano y mi mamá trabajan mucho para que yo estudie...

—Hablaré con ellos cuando llegue al hospital, así que dame su número.

—Esta bien... Pero espero que me cubras mejor de lo que yo cubrí a tu novia.

—Eso seguro.

Sigo repasando los acontecimientos del día de hoy, como si pudiera cambiarlos, la taza de café caliente se llena y bebo un sorbo  para desocupar un poco la taza, mejor dicho, el vaso desechable. Me dirijo para la habitación de Valeria pensando en que su dichoso doctor desapareció un poco antes del mediodía diciendo que se encargaría de los criminales.

Paso nuevamente por la habitación de Julián quién ya está ahí, le han enyesado gran parte de la pierna, me preocupa un poco, así que le pregunto  al médico que pasa a hacer su ronda.

—¿Cómo salió la cirugía doctor?

—Bien ¿Es usted el acompañante?

—Si, mientras llega su madre, además soy su benefactor y estoy preocupado por el chico.

—No es nada de que preocuparse, el paciente no sufrió fractura completa del hueso, si tiene un tratamiento adecuado todo se normalizara en unos meses.

De repente llega una mujer mayor, detrás de un muchacho, ambos vienen disparados como balas, la mujer viene llorando y a la vez tratando de ocultar las lágrimas.

—¿Esta es la habitación de Julián González?— Pregunta el muchacho con voz fuerte y varonil.

—Si ¿Ustedes son?— Es obvio quienes son, pero quiero que sepan que estoy aquí de manera responsable... Aunque vengo cada dos horas a revisarlo apenas.

—Soy su madre— Dice la mujer tratando de guardar la compostura —Y ¿Usted es?

—Su benefactor— Contesta el médico por mí, creo que todos esperan una explicación.

—Me imagino que lo primero que quieren saber es su estado en estos momentos y luego la explicación de cómo llegamos hasta aquí.

—Sí, por favor— Dice la mujer y entra, el muchacho entra con seguridad y me mira con ganas de asesinarme...

El médico les explica lo mismo que a mí,  mientras yo bebo mi horrible café, ya que terminó ahora todos me miran pidiendo mi explicación.

—Creo que podemos hablar afuera para dejar a Julián descansar.

—No es necesario, está completamente sedado— Explica el médico.

—Esta mañana mi novia fue a una cita médica, después de ello salió unas personas querían robarla, y cuando ella gritó por ayuda porque habían muchas personas observando el crimen solo su hijo decidió ayudarla, pero uno de los ladrones golpeó a su hijo con un bate en la pierna y le causó la lesión que tiene ahora, por suerte le dió tiempo a mi novia de defenderse, y también de que su médico y yo llegáramos a la escena, había quedado de recogerla... Así que pudimos ayudar en algo, pero si su hijo no hubiera intervenido le hubieran hecho mucho daño a mi novia— No lo había dicho en voz alta, así que me pesaba un montón decir lo último... Odio las mentiras y aquí estoy yo diciendo unas muy grandes.

—¡Ay mi pobre bebé!— La mujer se fue a abrazar y besar a su hijo menor.

Duró cerca de unos minutos abrazada a su muchacho, mientras el otro chico sigue mirándome fijamente.

—Y su novia ¿Cómo se encuentra?— Pregunta la mujer, creo que ha dejado que las idea se apliquen en su cabeza.

—¡Mamá! Preocúpate por tu hijo, ni siquiera sabemos cómo vamos a pagar todo esto y andas mirando por otras personas, lo tienen en una habitación de lujo, seguro nos saldrá por un ojo de la cara.

—No importa, lo importante es que tú hermano este bien, ahora esa muchacha es inocente, quiero saber cómo está.

—Por el dinero no se preocupen, como dijo el doctor, soy su benefactor así que pagaré todos los gastos médicos, su hijo es un héroe para mí.
Mi novia está bien gracias por preguntar.

Un poco más despreocupados los recién llegados se acomodan en la habitación, aunque la mujer no quita la mirada de su hijo, cuando el médico sale, yo salgo detrás de él para preguntar si algo más que hacer, pero me dice que me relaje, al parecer el médico me ve con otros ojos, seguro pensó mal de mí.

Vuelvo a la habitación de Julián con dos cafés para su familia, creo que ha pasado más de media hora.

—Gracias— Me dice el muchacho cuando le doy el vaso de café.

—Gracias por preocuparse por mi hijo, no muchos hacen esto.— Me contesta la mujer.

El joven se pone en pie, y tira el vaso ya desocupado.

—Bueno mamá me llamas cuando Julián despierte, iré a seguir trabajando, en la noche vengo para que descanses ¿Cuánto te dieron de permiso?

La mujer agacha la cabeza un poco avergonzada.

—¿Mamá? ¿Te despidieron por venir?— La mujer afirma con la cabeza —No importa amá, ya tendrás otro empleo.

La cara de preocupación del muchacho es impactante, quiero ayudar, pero antes de poder decir algo una voz me interrumpe.

—Señora González, permítame por favor pagar lo que su hijo a hecho por nosotros hoy.

Mi cuerpo se gira solo, veo a Valeria y siento que todo de mí tiembla.

—¿Qué-qué... Qué estás haciendo aquí?— Me acerco a ella y quiero proteger su vientre, pero me detengo cuando recuerdo que se supone que no sé nada.

—Me desperté y tú no estabas. Así que decidí venir a ver al súper chico de hoy, y pues mientras entraba escuché la conversación y quise intervenir.

La tomé entre mis brazos y la llevé hasta el sofá.

—Si quieres ir a algún lado me dices y yo te llevo, mientras no te den de alta me obedeces, después puedes seguir siendo la persona más terca del planeta ¿Quieres?— Ella sonríe un poco y asiente con la cabeza —Ahora déjame presentarte a la familia de Julián, ella es su madre— La señalo porque no sé su nombre.

—Mucho gusto, soy Marta González— La señora viene y le da la mano, que mujer tan cortéz.

—El gusto es mío, soy Valeria.

—Y el hermano mayor...

—Javier— Hace lo mismo que su madre —¿Se siente bien?

—Si, gracias por preguntar, y déjame llamar a tu jefe, para que te quedes al lado de tu familia.

—Gracias, pero no me lo tomes a mal, pero necesitamos el dinero.

—Me lo imagino, pero creo que puedo ayudar con eso, bueno mi millonario novio puede ayudar— Ambos me voltean a ver.

—Ahora si soy tu novio... Bueno, con que sigas diciendo que l

o soy, lo que tú quieras.

—¡Ey! WonderWoman ¿Vas a estafar a tu novio por nosotros?

—Despertaste mocoso ¿Cómo te sientes?

—Adormilado...

—Tú mamá y tu hermano están aquí. Los dejamos solos para que puedan hablar

—¿Mamá?

—Si bebé aquí estoy.

—Gracias WonderWoman —Contesta el muchacho.

Mientras vamos saliendo de la habitación escuchamos como empieza a describir porqué llama a Valeria cómo la diosa de las amazonas.

—Si eres la mujer maravilla ¿Quién soy yo?

—Bruce Wayne obviamente... —Contesta sacándome del infierno que ha sido mi día.

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