Capítulo 12: Corazones rotos.
Mi corazón se ha detenido en paro, mi cerebro ha quedado inútil, no coordina que tengo que sacarla de la bañera, pero mi cuerpo no se mueve, por fin lo logro, doy el primer paso y luego el siguiente hasta llegar a pocos centímetros de la blanca cerámica, Valeria sale de la bañera en busca de aire.
Respiro, y mi corazón vuelve a latir de nuevo, ella parpadea sorprendida, creo que lo último que esperaba era mi llegada, y yo ahí como un idiota sin saber que hacer.
—¿Qué haces aquí?— Pregunta después de entrar en razón.
—¿Qué estabas haciendo?— Contesto con otra pregunta.
—Tomando un baño largo ¿Por qué? ¿Porque viniste?
—¿Estás bien? Laura me envió un mensaje y me preocupe por ti, no sé qué pasó y está escena es del todo terrible... Pensé muy mal...
—¿Qué escena?— Se levanta para mirar pero al parecer no entiende hasta que ve las manchas de sangre y vino en el suelo —¿No habrás pensado que yo me hice daño? ¿O si?
—No te conozco— Digo con mucho a mi pesar —Al final no sé cómo reaccionaras con cada situación, además solo vine por un mensaje confuso sin ninguna información, y al final no sé nada de ti...
Ella se ve un poco dudosa, y entonces me invita a entrar con ella en la tina, pero recuerdo los vidrios cuando doy un paso atrás, así que primero fui por los útiles de aseo para recoger el desorden, ella me mira complacida, al salir y entrar nuevamente en la habitación puedo observarla con más detenimiento sus ojos aún están hinchados, lloró por largo tiempo.
Cuando al fin termino de limpiar el piso, me empiezo a desnudar, y ella no disimula en como me observa, lo que me hace reír y a la vez sentirme algo avergonzado, no recuerdo nunca haber sido la inspiración de tan bajos deseos ¿Cómo fue que me llamó antes? Ah, sí, Ninfo... Soy todo un sireno, siendo el objeto de observación entonces me quito mis pantalones más despacio, al ritmo de una canción imaginaria... Poco a poco quedo desnudo y entro en su compañía, me recibe con un beso lleno de deseo, qué tonto... No era el sireno, era el pobre marino hipnotizado por la sensual sirena que ahora terminará con mi vida en lo profundo de las aguas después de entregarme en cuerpo y alma.
Dejo que mis manos acaricien su cuerpo perlado por el agua, y sus curvas se deslizan por mis dedos, me besa, es un beso hambriento, pierde la calma y me aprieta entre sus brazos, siento su inseguridad atravesar mis huesos, aunque sus manos dirigen las mías a su entrepierna, pero no la sigo, me detengo, y deja de besarme confundida, no tendrá lo que quiere, no seré el fruto de una noche, quiero que entienda que puede estar conmigo toda la vida, si lo desea.
Me tomo mi tiempo, juego con su vientre plano, la giro para que se siente entre mis piernas, que note que mi deseo arde por toda mi piel, y mi entrepierna está más que lista para entrar en ella, pero no es una carrera, con ella será una maratón.
Acaricio sus senos descubiertos y abandonados por el agua, voy lentamente, como quien quiere guardar el agua entre sus dedos, beso su cuello, pero si algo caracteriza a Valeria es que no es una sumisa, puede ser muy obediente y trabajadora pero si no le conviene con sutileza toma el control, se gira con rapidez tirando el agua a nuestro alrededor, me besa, respondo con el mismo desenfreno, sé que no puede y no quiere esperar más, así que la tomo de la cintura y aprovechando la gravedad que nos da el agua la acomodo entre mis piernas, entro en ella fácilmente, y entre los dos empezamos a movernos con rapidez, no puedo calcular cuánto tiempo nos toma el clímax en alcanzarnos, pero lo logra de forma devastadora.
Se recuesta sobre mi pecho, y yo acaricio su espalda, hay muchas cosas que quiero decir sin palabras, que ella entienda lo que para mí es obvio, pero no es suficiente, no estamos en una película donde los protagonistas se entienden telepaticamente, la abrazo.
—Te amo, no sé desde cuándo y no sé hasta cuando, pero estoy seguro de que te amo, quizás de una forma retorcida y muy sexual, pero es amor, porque no quiero todo de ti...
—Gracias— Me contesta después de unos minutos, no era la respuesta que quería escuchar, pero es suficiente para mí.
—¿Cuál gracias? Son cinco mil dólares, no creerás que mi amor es gratis, no soy esa clase de hombre ¿Por quién me tomas?— La escucho reír en mi pecho, eso es todo lo que quiero en la vida.
—No tengo dinero, pero puedo pagarte con información— Se levanta para verme a los ojos —Es información que vale oro.
—Trato hecho. Igual sólo tengo dos preguntas.
—¿En serio? ¿Cuáles?
—Primera pregunta— Pongo cara de detective, no estoy muy seguro de cómo es eso pero en definitiva otra risa de ella me relaja —¿Qué fue lo que pasó aquí?
—Ah, estaba un poco distraída y vine a preparar la ducha mientras bebía un poco de buen vino, cuando me trope
cé con el tapete, solté la botella y me golpeé con el lavamanos —Me muestra el golpe que tiene en la frente que antes cubría el cabello— Fui por la escoba y eso, pero terminé trayendo otra botella, me corté el pie, al final decidí meterme en la bañera mientras ordenaba mis pensamientos o me iba a seguir lastimando, luego llegaste tú.
—Ah... Ya... Ok, segunda pregunta ¿Porqué estabas llorando?— Agacha la mirada, como decidiendo si me dirá la verdad o no, me da un beso casto y se aleja de mí, se pone contra la otra pared de la tina, momento que decido aprovechar para revisar su pie herido, veo el izquierdo y está sano, veo el derecho, está sumamente lastimado, cualquiera hubiera ido por atención médica por cualquiera de las dos heridas, no sé si es muy valiente o demasiado terca.
—Creo que tienes la impresión de que fue algún problema con Laura, pero no es así, no es una pelea de amigas — Suspira —No eres el único que no sabe nada de mí, por lo general nadie sabe nada, y es porque así lo prefiero...
—Tenía una hermana mayor— Continúa —no nos conocimos mucho, mi madre decidió separarnos desde muy jóvenes, pero nos veíamos en navidad y vacaciones, no importaba el poco tiempo que pasamos juntas nos quisimos mucho... Ella era muy especial, y hace unos años se suicidó, al parecer fue una riña de amantes o algo así, tengo entendido que en el internado pasaba la mayor parte del tiempo con dos chicos, amigos, sé que tuvieron que ver en su suicidio pero no tengo muy en claro como...
—Me pareció muy curioso que Freddy tenga una debilidad—Se toma una nueva pausa, creo que está ordenando las ideas en su mente —una chica, por eso empecé a indagar, entonces esa vez que nos viste a Andrés y a mí en la cocina, me amenazó diciendo que no preguntara por cosas que no quería saber, pensé que estaba protegiendo a su amigo, pero hoy entendí que me estaba protegiendo a mí, mi hermana mayor era su amiga, y ambos la querían mucho, de alguna manera ambos se sienten responsable por mí, hoy mientras comíamos con Laura, hablamos de muchas cosas y mi curiosidad me gano, empezó a hablarme de la chica de Freddy y mi corazón lo supo, pero cuando Laura dijo su nombre, y sentí mi corazón partirse de nuevo... Yo, no sé... Me sentí tan sola, una parte de mí no los culpa a ellos, pero otra parte me recuerda lo sola que me quedé, no tenía nada aún cuando mi hermana vivía, pero ahora tengo menos...
—Ahora te tengo a ti y a mis amigas, si ellos creen que yo llegué a ustedes por venganza, y se me alejan de ti y de mis amigas... O si creen que les haré daño, por primera vez en mi vida tengo algo, sé que para muchas personas es poco, pero para mí, ustedes lo son todo... Y no quiero... No quiero estar sola otra vez— Rompe a llorar de nuevo, y mis lágrimas la acompañan, tiene miedo, está confundida y le duele la muerte de su hermana, y aún así no piensa en lastimar a nadie... Me estoy enamorando perdidamente de la persona correcta.
—Dijiste que tanto Andrés cómo Freddy han intentado protegerte todo este tiempo, si ellos saben quién eres desde el principio, seguro no te van a alejar de nosotros, pero aunque lo intenten, ni las chicas ni yo, en especial yo, no me alejaré de ti, cuando te dije que te amo, no era solo por el momento...
Me abraza con fuerza y le devuelvo el abrazo, puede contar conmigo siempre, salgo de la bañera y la tomó conmigo, y la llevo en brazos, no quiero que camine por que su pie está lastimado, la dejo en la cama mientras voy por una pijama para los dos, no puedo creer que tenga ropa para dormir en su armario, la visto como a una pequeña niña y la acuesto en mi regazo, poco tiempo después queda dormida, está cansada.
Después de que me aseguro que está profundamente dormida, la dejo en la cama tranquila, mientras limpio el desorden que ha quedado, no puedo dejar de pensar en sus palabras, no me imagino lo que es no tener nada, al final de un mal día estaban mis padres y mis hermanos, aunque estuvieran lejos ellos siempre han estado para mí, Julián tenía razón, no la merezco, la convertí en parte de mí y como si no lo necesitara dejé de prestarle atención, desde que se ha vuelto parte de mi vida, nunca he pensado en que ella no esté, di por hecho que mi mundo gira alrededor de muchas personas, pero no que esas personas me pudieran dejar.
Reviso el celular antes de irme a dormir, pensando en Andrés, se veía preocupado y angustiado por el asunto, estando en su lugar creo que Valeria intentaría alejarse de nosotros por sí misma. Me toma unos cuantos minutos pensar que decirle, al final solo optó por escribirle que está descansando ya, pero que igual, él y yo tenemos que hablar.
Me acuesto con ella, la tomo entre mis brazos, me doy cuenta que está sollozando, cuando la abrazo se calma, quiero que me necesite, pero no así, respiro profundamente y sin querer dejo que el sueño se apodere de mí.
Me despierto tarde en la mañana, doy vueltas en la cama, haciendo pereza, me siento como de seis años pensando en que no quiero ir a la escuela, en este caso al trabajo, al dar una nueva vuelta, me doy cuenta que estoy solo, me pongo rápidamente en pie, y salgo a buscarla, mi corazón se acelera cuando no la encuentro ni en la habitación, ni en la ducha... Voy a la cocina, allí está preparando el desayuno, tiene los audífonos puestos así que aunque la hubiera llamado no me hubiera escuchado, mientras se desplaza por la cocina, veo que tiene apoyarse más sobre pie sano, le duele caminar.
—Ey— Digo y la abrazo, por suerte no tiene nada caliente en sus manos, le quito los audífonos —Deberías estar descansando.
—Tenía hambre, además no es como si no pudiera caminar por una simple cortada, además tú te veías tan lindo dormido que no quise despertarte— Se sonroja al decirlo.
—Ven, siéntate, no quiero que tú herida se ponga peor, yo cocinaré para ti, de ahora en adelante seré tu esclavo— La beso.
—¿Sexual? ¿Serás mi esclavo sexual?— Está a punto de reírse de mí.
—Esta bien— Digo con una falsa resignación, la llevo en brazos hasta el sofá, nuestro sofá, le traigo una cobija y la abrigo.
—Llamé a la oficina temprano y dije que llegaríamos en la tarde, porque tenemos una cita con un futuro cliente— Me avisa —Cancelé las citas de la mañana.
—Que lista eres... Y que mentirosa.
—Soy un posible cliente futuro, así que como yo lo veo, no es una mentira.
—Bueno, en unos quince minutos desayunaré con una importante cliente potencial...
Después del desayuno, me arruncho con ella en el sofá, aunque el televisor está encendido y ella parece estar normal, está triste aún, quiere mostrarse segura y firme, pero está a una mala noticia de volver a llorar, siento que mis piernas se duermen pero no me importa, quiero que ella esté conmigo el tiempo que lo necesite.
Terminamos de ver una serie completa de anime, ahora entiendo porque Laura dijo que Valeria prefería la alquimia a la magia, y aunque no vi la mayor parte del programa, lo veré luego para poder entender lo que tiene que ver los pecados capitales en todo esto. También entiendo cómo es que mi amada exsecretaria es políglota, al parecer hay diferentes programas de esta clase en idiomas provenientes del oriente.
La mañana se pasa volando, salimos a almorzar juntos a un restaurante pequeño y lujoso, es algo exclusivo, quiero darle lo mejor, esperaba ver su rostro sorpresivo por el costoso lugar, en cambio recibo un rostro tranquilo y acostumbrado a ir y venir de este tipo de lugares, Valeria Sanz, sigue siendo para mí un misterio.
Pide un plato exquisito de mar, pero apenas si lo prueba, lo hace retirar casi de inmediato apenas lo traen, al parecer no fue de su gusto, y se ve furiosa, al final el mesero un poco angustiado le trae una crema de espinacas, que se come con gusto.
Me gusta lo práctico y privado que es el restaurante, después de comer le invito un postre al que ella se niega, podría decir que está molesta por algo, no estoy seguro de querer preguntarle, se pone de pie y sale deprisa, cancelo la cuenta y la sigo.
—¿Puedo saber qué pasó?— Le pregunto agitado por la carrera por alcanzarla.
—Vi una persona que hace que mi estómago se revuelva. Tengo ganas de vomitar, no quiero estar cerca de esa persona— Su rostro que por lo general es de hielo, muestra el enojo claramente, está fastidiada con solo ver esa persona ¿Quién es para que la irrite así?
Cuando pasamos la calle buscando el auto, la veo alejarse al callejón mientras se toma del estómago, se empieza a poner pálida y me preocupa. La llevo del brazo a una tienda local, la dejo sentada en una silla, mientras voy a buscarle agua.
—Señora, no puede quedarse allí es un sitio reservado— Escucho a la dependienta.
—Lo siento, estoy embarazada y mi esposo ha ido por una botella de agua, para aliviar un poco mis náuseas— La escucho decir y veo que la dependienta ha cambiado por completo de rostro.
Unos minutos vuelvo y me doy cuenta de la clase de tienda que es, una de maternidad, veo las sillas dónde dejé a Valeria, y leo un gran letrero que había pasado desapercibido.
"Zona Vip para madres gestantes o lactantes"
Me siento un idiota, ella a pesar de sentirse mal se detalló en todo y pudo inventar una mentira a su acomodo. La situación ahora resulta, que mi querida "esposa" no está.
Una chica rubia que parace de unos dieciséis años, demanda mi atención.
—¿Está buscando a su esposa?
—Si, salí por una botella de agua porque estaba indispuesta.
—La señora está dentro, con otras mamitas— Me sonríe, por suerte la escuché o estaría tan loco como una cabra.
Me guía a un pequeño salón, hay unos cómodos sofás donde hay varias lo que imagino madres, compartiendo con mi esposa... Suena bien, aunque es muy pronto para proponerle matrimonio. Valeria disfruta de un té herbal, mientras escucha a todas y sus consejos.
—¿Amor estás bien?— Le digo y por poco hago que tire el té, así que me apresuro a llegar a ella, reviso que no haya tirado nada de la bebida caliente y se haya lastimado.
Pensar en eso último me recuerda que tiene un pie muy herido, y aún así ha estado caminando como si no le doliera.
—Si amor, estoy bien, estás maravillosas chicas me han dado un montón de consejos para no sufrir tanto en nuestro embarazo— Dice esto último como informándome de su mentira —Además me ha llegado una idea, hacer espacios como este para todo tipo de madres y padres, ya sabes, donde puedan conseguir consejos, tips y de paso ropa, biberones y juguetes para niños.
—Cariño ¿Por qué estás pensando en trabajo cuando deberías estar mimando a nuestro hijo?— Esa palabra me dejó un raro sin sabor en la boca, no quiero compartirla aún.
—Lo siento, es que mira ella es Daphne la dueña de este lugar y me parece maravilloso— Me señala una mujer mayor, tiene cierto parecido con la chica rubia que me atendió al principio —Es cierto que hay tiendas departamentales donde venden toda clase de cosas, pero me gustaría que todas las personas tengan la oportunidad de encontrar a mujeres como Daphne, para que tengan una idea de que hacer cuando traen una vida al mundo, y que sea así tan hogareño.
—Gracias linda por esa maravillosa oferta pero no es necesario, no tienes que forzar a tu marido a eso— Al parecer estoy haciendo mala cara por la mirada de la señora.
—No te preocupes, mira como yo lo veo estás salvando mi pellejo en la junta, y segundo si no lo aprueban, yo misma invertiré en tu negocio, por cierto este té me ayudó a pasar las náuseas, llevo días sin poder comer bien por culpa de eso...
Sigue hablando de negocios, la señora parece más y más emocionada con el asunto, y las demás personas allí también lo están, le dan a Valeria un frasco con plantas, y ella compra ropa para su bebé imaginario, se ha llevado a la mujer al bolsillo y tiene una idea para presentar a la junta directiva.
Cuándo llegamos al parqueadero de la empresa, la veo haciendo cuentas con su teléfono, seguro está pensando en su idea. No hemos hablado desde la tienda aquella.
—Valeria...— La llamo, pero está sumida en sus pensamientos, así la llamo de nuevo y ahora me presta atención.
—¿Si?
—Mira, no sé si es una buena idea que presentes esa idea al consejo, no es que sea mala, pero los demás lo verán como caridad.
—No importa, como le dije a Daphne, si a ellos no les parece buena idea, lo haré de manera personal— Veo en su estoico rostro que se ha disgustado, aunque son pequeñas las señales puedo ver que no le gusta la idea que voy llevando.
—Mira, me molesta que hayas mentido de esa forma, no puedes prometer nada y menos, cuando tú trasero puede salir despedido por una propuesta como esta. Además cuando descubra que tú y yo no somos nada se dará cuenta que le hemos mentido— Frunce el ceño y me ve detenidamente —Además no me gustan mucho los niños como para aparentar solo por un proyecto.
Sale del auto con la bolsa que compró hace unos minutos atrás, su bolso y sus cosas, se va deprisa y no entiendo por qué se molesta tanto, no me dice nada, cuando llegamos al ascensor su rostro no me dice nada, pero sus ojos se ven en conflicto. Solo permanece en silencio, saca el frasco con las hierbas de la bolsa de papel, lo mete en su bolso, luego lo restante lo bota a la basura.
—¿Qué haces?— Si iba a botar la ropa de bebé ¿Para que lo compró?
—Desechando mi idea, el té me gustó así que seguiré bebiendolo es todo— Ya no habla más, subimos al ascensor y espero que suba, llegamos al piso.
La veo pasar su mano por la mejilla y limpiarse, se mira un poco en la pared brillante de metal, se limpia el rostro y sale como si nada hubiera pasado. No entiendo porqué le molesta tanto que le diga que no es una buena idea.
Sale para su oficina, igual que antes a toda prisa, y yo la sigo, pero me detiene.
—Esta es su oficina señor Marqués.— Siento que mi corazón se detiene ¿Por qué me llama así si no hay nadie? —Tiene razón, usted y yo no somos nada.
¿Qué estupidez dije? Siento que el pecho y la garganta me duelen, repaso nuevamente lo que dije en mi mente, para decirle que ella y yo no estamos casados, básicamente le dije que no somos nada, le acabo de terminar a la única chica que me importa después de jurarle amor eterno anoche.
No puedo esperar una mínima de tristeza por mi estupidez, cuando la he visto toda la mañana soportar su dolor casi como si no lo sintiera, mi instinto me dice que la siga, que aclare todo el malentendido, pero cuando voy a su oficina, veo que su computador no está, el de siempre, no me ha tomado mucho tiempo meditar en lo que he hecho, así que decido buscarla por toda la oficina, la recepcionista me informa que salió apenas unos segundos, cuando salgo a la calle no la veo en ningún lado, desapareció.
Bajo al parqueadero nuevamente, la voy a buscar en el auto, me detengo un momento al bote de basura y saco la bolsa de papel, no puedo creer que para decirle que no quiero tener hijos aún, le haya dicho semejante estupidez, salgo disparado al apartamento, pero no la encuentro... No sé dónde está, meto mi mano en la bolsa de papel y veo un osito de peluche de tamaño mediano, creo que nunca hubo ropa allí, solo un obsequio... Para mí.
En la tarjeta decía: Gracias por ser como eres, por estar para mí, te quiero.
Un suspiro sale de mi pecho adolorido, me pregunto que fue lo que ella vio en ese lugar que yo no vi, ella no es el tipo de persona que escoge solo por capricho, me dio a conocer una parte de ella y creí que lo sabía todo.
Llega un mensaje a las tabletas del apartamento.
Por favor saca tus cosas, me mudaré de allí. V.S.
Tan fugaz como comenzó, terminó nuestra historia de amor. Me siento en el suelo, y lloro, cómo cuando era niño y me castigaban por hacer una travesura. Llorocómo cuando hacía algo irremediable y no podía hacer nada. Con mi corazón roto por mi mismo.
Le escribo un mensaje, porque no quiero que todo quede así.
Lo siento, no fue mi intención ponerlo de esa manera, seguramente debí escoger mejor mis palabras, te voy a esperar aquí. A.M.
La esperé toda la noche, no llegó...
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