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Una cena para Shuya

Era una bella tarde invernal y las personas caminaban tranquilamente por las calles de Inazuma, bueno, a excepción de un jovencito que corría como loco desesperado hacia el centro comercial.

Shiro Fubuki se apresuraba a entrar al establecimiento mientras se reprochaba mentalmente el no haber recordado su compromiso de la semana: cocinarle algo bonito a su novio Goenji Shuya.

No es como si Shiro fuera un total olvidadizo, es solo que con tantos entrenamientos y sumado a que hace más de un mes que lo comentó a su chico, el evento se había borrado completamente de su cabeza, la cual ahora giraba como el exorcista para buscar la sección de alimentos en el supermercado.

Todo comenzó esa mañana, cuando su amado pelicrema escribió un mensaje de buenos días en el que agregaba estar muy feliz de poder cenar algo que <esas manos tan lindas  prepararan en agradecimiento de su cita hace un mes.> con muchos corazoncitos, haciendo que el receptor se levantara de un salto y se vistiera a toda prisa mientras gritaba que lo había olvidado.

Y ahí estaba ahora, en los pasillos de comestibles, preguntándose qué rayos comprar. Esperó una señal o algo, pero no, no tenía ni ayuda ni idea.

Miro hacia los vegetales examinándolos y negó con la cabeza mientras le sacaba muy maduramente la lengua a las espinacas.

Giró entonces hacia las carnes corriendo asustado al ver la cabeza de un puerquito colgada, sin saber que era artificial.

Paró de correr y miró a su alrededor, encontrándose con algo que le gusto más; La sección de golosinas.

-Tal vez llevar unos cuantos dulces no estará mal...- susurro y, como cualquier persona normal, llenó medio carrito de chucherías.-; con eso está bien.

Shiro camino sonriente hacia la caja, formándose tras una familia que llevaba varias cosas aburridas para cocinar. Cocinar...

-¡Oh no!- exclamó el platinado saliendo de la fila y regresando a los pasillos para llenar el carro de alimentos al azar, pasando incluso por las carnes, donde un gran hombre vestido de cochinito lo hizo correr para alegrar el show.

Llego a casa derrotado, después de todo, tuvo que huir de esa enorme botarga que insistía en sacarlo a bailar, y además pagar las cosas que llevo, las cuales no se detuvo a mirar.

Fubuki colocó el contenido de las bolsas que cargaba sobre la mesa viendo la gran variedad y analizando cuales de esos productos podría combinar para hacer una cena decente, después de todo llevaba tiempo sin cocinar y aun no sabía qué hacer.

Miro el reloj, que marcaba las siete menos tres y pensó que dos horas con unos minutos le servirían muy bien para poder acabar antes de que Goenji llegase.

Estimado el tiempo, decidió hacer ensalada con un rico pescado al papel y de postre un delicioso flan de coco.
Sencillo, y le daría tiempo para ponerse espectacular.

-Bien, ¡Hagámoslo!-exclamó Shiro seguro, colocándose un delantal azul.

...

*Ya quiero llegar* pensaba Shuya mientras avistaba la puerta del apartamento de Fubuki y se disponía a tocar. Una vez lo hizo, no recibió respuesta. Miró su reloj para ver que tanto se había adelantado, dándose cuenta de que faltaban apenas treinta minutos para las nueve, la hora acordada.

Espero un poco balanceándose sobre sus tobillos y acomodando los puños de su traje, si, traje, el cual había preparado desde hace un mes, cuando su niño lo invitó formalmente a cenar con él.

Un largo mes que se le hizo eterno.

Sonreía fantaseando con ver a su pequeño vestido de gala mientras ambos comían tranquilamente, cuando del lugar empezó a emanar un humo espeso, que lo sacó de cavilaciones y lo hizo abrir la puerta de un tirón,corriendo luego a la cocina, lugar de donde provenía el ahumadero.

-¡FUBUKI! ¡AMOR! ¿ESTAS...bien?..- grito al principio alterado y más tarde, conforme su visión se aclaró, perplejo. Pudo ver entonces a su novio sosteniendo una charola con aluminio la cual contenía pescado humeante quemado, la estufa estaba toda batida y gran parte del cuarto en general, hecho un desastre.

El albino por su parte enrojeció al verlo entrar, sin saber exactamente si la razón era haber arruinado el manjar y por lo tanto vergüenza o que su delantero se viera tan bien con el atuendo que decidió usar. De cualquier forma dejo lo que estaba haciendo para poderlo saludar de beso.

-Hola cariño, no te esperaba a esta hora.- habló el chiquillo sonriendo con pesar.

-Perdona, no podía esperar a verte...Shiro, ¿Me explicarías que paso?- indagó confundido el ojinegro poniendo aun más nervioso al menor.

-Bueno, yo intentaba cocinar y algunas cositas salieron mal...

-¿Algunas cositas?

-¡Si! Primero quise sazonar el pescado pero me pase de sal y mientras tomaba agua, la leche para el flan se subió y mancho toda la estufa ¡Toda! Entonces metí el pescado al horno e intente limpiar pero me caí con la leche que se regó por el piso. Entonces subí por algunas cosas para limpiar pero mientras lo hacía me queme mi dedito con la estufa y fui a untarme pomada, la comida se quemó y llegaste tú todo arreglado y bonito, cuando yo ni siquiera me he arreglado y... ¡Esto es horrible! ¡Ya no quiero cocinar más!- se quejó el más bajito todo acongojado tallándose los ojos para no llorar de la desesperación.  

Shuya en cambio, sonrió acercándose a él y acariciando sus manos, le susurro que no tenía por qué alterarse, que mientras él estuviera bien nada estaba mal.

-Tranquilo mi niño, no pasa nada.- lo consoló besando con ternura su pelo

-¡Si pasa! ¡Iba a ser una cena súper genial!- debatió el menor frustrado

-Está bien, cálmate mi lobito. Vamos, te ayudo a limpiar.- dicho y hecho, Goenji se quitó el saco, tomando el mechudo y un trapo para asear, acabando en compañía de Shiro en menos tiempo de lo que pensaron.

-¿Ves como no ha sido tan malo Fubu-chan?- sonrió al terminar el más alto.

-Pero... Tú te ves tan bien y yo estoy todo batido.- susurro cabizbajo el menor.

Goenji lo miró de arriba abajo con total amor.

-A mí me pareces encantador, más que nunca Shiro.- respondió mientras lo abrazaba, importando poco si su vestuario se ensuciaba con las manchas del celeste delantal.

-Gracias...pero has venido aquí a cenar y no hay nada para comer...- se lamentó de nuevo el delantero de hielo.

-Yo aquí he venido a verte mi niño y lo de la cena...tiene solución.- aclaro Shuya cargándole en brazos para ir a la sala, junto con algunas bolsas de dulces y un tazón, donde volcó su contenido luego de dejar cuidadosamente a su angelito en el sillón.

-La cena está servida mi cielo.-comentó gracioso mientras ponía en la mesita frente a ellos las golosinas.-; ¿Alguna otra objeción cariño?

-¿Porque siempre ayudas a que resuelvas mis problemas?-pregunto el peliplata mirándolo.

-Porque soy tu pareja y te amo Shiro. No puedo evitar que tengas inconvenientes, pero siempre intentare ayudarte. Jamás te dejare solo cuando estés en aprietos. Además estoy seguro que entre los dos podemos hacerlo genial y repartirnos cualquier carga. Mi deseo es cuidar de ti aunque puedas hacerlo solo, porque adoro verte feliz.- termino su explicación Shuya besando la nariz de Fubuki que sin más dudas sonrió abrazando a su chico y devorando con él las golosinas entre beso y beso, sin duda en un cena espectacular.

La noche ya caía sobre Inazuma, donde una joven pareja se abrazaba con afecto, cenando delicioso besos mientras la luna filtrada por los cristales era la única que los podía divisar.

Tonta luna suertuda.

Para mi nuevo amigo porque se lo debía y porque me ha caído muy bien XD. Espero le guste y le deseo un gran éxito en la búsqueda de historias :)  

Llevo semanas de que subi esta parte y recien me doy cuenta de que no puse el perfil al que estaba dedicado. ¡DIOS MÍO CONMIGO! XD Disculpa LuisAngel019 pero esta era la escena que escribí para ti,espero te guste xd

PD: La historia está clasificada como *DE TODO* , no se si entraría mejor en fanfic, ¿debería cambiarla? :) 

Gracias por leer , acepto criticas y tomatazos.

Dejen su comentario y si les gusto, regalenme una estrellita :D 

¡Nos leemos!

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