Capítulo 8🧵❤
Es un lugar inspirado en mi mente
—¿Qué es eso? — Jaquin me miro de reojo y después a mi regazo para devolver la mirada a la carretera.
—Es un cesto. —respondí obvia porque a mí también me gusta hacerlo molestar, él echo una mirada que transmitía un: No me había dado cuenta. — Vale calma, son unos panes tostados con mantequilla y salchichón.
—Comeremos bien hoy.
—Siempre cuando cocino se come bien.
—Obvio, eso no se duda.
—¿Queda muy lejos el acuario?
—No, falta poco.
—¿Qué crees que veremos en el acuario?
—Peces y más peces, Alyson.
—¿Crees que den pescado frito en el restaurante?
—Lo dudo Aly, eso sería...
—Un pecesidio.
—Exacto.
—... Aunque sí me gustaría pedir pescado frito en el acuario...
—Te pasaste, eso no se hace microondas.
Después de unos cuantos minutos pasando edificios y tiendas por fin llegando al acuario, la estructura es grande como un círculo, las puertas son de las que se abren automáticamente al pisar la alfombra... O creo que se abren cuando la pisan.
Al entrar hay dos chicos repartiendo trípticos a las personas que van entrando al lugar, dichos trópicos tienen un mapa de lugar, fotos de animales y la historia del acuario.
—Gracias. —respondí feliz viendo a los chicos y papel en mis manos.
—¿Sabes? Yo aún no he hecho el tríptico que tenemos que entregar, me copiare de las medidas de este.
—Es increíble que no lo has hecho, pensé que eras más responsable que yo. —sonreí viéndolo.
—Algunas cosas me ocuparon tiempo, pero tengo la información necesaria.
—¿Cuando lo harás? Recuerda que es para el lunes y también hay que entregar la línea de tiempo de los autores.
—Mañana los haré. Tranquila, pequeña. —me guiño el ojo para señalarme la pared de cristal donde hay unos peces, casas y obviamente agua, que es lo más importante.
—¡Mira es un pez globo! —sonreí como niña pequeña acercándome para poder observarlo mejor.
—Cuidado que te unes al cristal de lo pegada que estas. —habló burlón parandose a mi izquierda.
—No va a pasar.... —me despegue rápido del susto que me causó el pez al chocar en el cristal y la risa de Jaquin haciéndose presente en el lugar. —¿De qué te ríes? —pregunté de mal humor mirándolo.
—Nada, sólo de una chica que se asustó porque pensó que un pez chocaría con ella.
—Es malo burlarse de las personas ¿Acaso no lo sabías?
—Es que esa chica no es cualquier persona. — sonrió guiñandome el ojo.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Pronto lo sabrás. Lo prometo con el dedito.
—Bien. —sonreí sastifecha por su comentario.
—Mira allí está Nemo. —señalo con su índice a un pez payaso asomado en una de las ventanas del castillo que esta allí dentro.
—No es tan tierno como me lo imaginé...
—Muchas de las cosas no son como nos las imaginamos.
Unos peces estaban nadando uno tras el otro como si estuvieran haciendo una carrera y un pez espada dio la vuelta atrás de ellos.
—Ven vamos para poder ver todo, o por lo menos la mayoría ¿Sabes que aquí hay salones donde personas hablan sobre los peces, curiosidades y demás. —acotó entrelazando sus dedos con los míos, caminando por el pasillo.
—Eso decía el tríptico ¿No? — asintió viéndome de reojo. —¿Quieres entrar a uno?
—Sí, sería divertido.
—Iremos para algunas de esas salas, la piscina donde estan los delfines, al restaurante y por último a la tienda.
—¿La tienda es la que está detrás del acuario?
—Sí, esa misma ¿Cuál clase quieres escuchar primero? —sacó el tríptico con su otra mano para poder ver el mapa del lugar.
—Ummm, creo que al que hablan de los peces.
—Perfecto, no queda muy lejos y después de eso nos vamos al que hablan de como cuidar un pez.
—¿Quieres uno de mascota?
—Sí, siempre lo quise, pero nunca me dejaron.
—Yo tenía uno... Y se murió.
—¿Por qué?
—No lo sé, mi mamá dijo que estaba segura que no le hecho cloro a la pescera, y esa misma noche puso un arbolito de navidad al lado, ahora no se sabe si fue por las luces o le cayó cloro sin querer.
—¿Cómo se llamaba?
—Pecesin.
—¿Qué genia con los nombres?
—¡Oh callate!
Después de casi media hora salimos del salon con mucha información sobre los peces, desde sus orígenes, sus características a como llegaron hasta aquí al acuario, también al que haya posiblidades de que un futuro puedan ser cómodo las tortugas que están bien fuera del agua.
—¿Cuándo te comprarás un pez para tenerlo de mascota?
—Aún no lo sé, pero quiero tener la información bien, para poder domesticar uno.
—Vale entonces entremos.
—La pecera se tiene que limpiar una vez a la semana ¡Sin cloro! Algo muy importante, la comida se le da una o dos veces al día y tampoco puede ser mucha comida, a medida que el pez crece la pecera también lo tiene que hacer, podría sentirse asfixiado de estar en un lugar tan pequeño... —incline mi cabeza hacía el hombro de Jaquin mientras la chica sigue hablando sobre el cuidado de peces.
—¿Te estás durmiendo, microondas? —giró un poco la cabeza para verme.
—No, sólo me estoy aburriendo un poco.
—Vaya la que nunca se aburre o duerme en clases le está pasando aquí.
—Porque estudio algo que me gusta.
—¿Y no te gusta esta información sobre cómo cuidar peces?
—No que no me guste o no me interese, pero no sé... Aparte la chica no tiene mucha oratoria. —negó con la cabeza para llevar de nuevo su vista hacía la chica.
Después de dar por terminada la charla, salimos camino hacia el patio del acuario donde esta la piscina con los delfines juguetones... O eso dicen.
—¿Emocionada? —asenti apretando un poco más el agarré de sus manos.
—Nunca he visto uno en la vida real.
—Es tu momento.
—Buenas tardes. —sonrió un chico acercándose a nosotros. —Soy el cuidador de estos maravillosos delfines, Blue y Niño, son hermanos, los encontramos bebés, perdidos en una playa.
—Buscaron a su mamá. —cuestione viendo al castaño frente mío.
—Sí, todo un año la estuvimos buscando, pero aunque llevamos a los pequeños delfines con otros, nunca se sintiera felices con ellos... No eran su familia...
—¿Desde cuanto están aquí?
—Tienen diez años viviendo aquí en el acuario, les gusta convivir con las personas, especialmente a Blue, la hembra.
Nos acercamos hasta las paredes de la piscina y un delfín gris salió frente a nosotros asomando su cabeza.
—Tranquila, la puedes tocar, no hace nada. —miré a Jaquin un poco dudosa y él asintió, lento subí mi mano a su cabeza y la empece a acariciar, se acurruco a mi palma de la mano, se nota lo cómoda que esta conmigo.
—Tocala te gustará. —le murmure a Jaquin y también acerco su mano hacía Blue para también acariciarla, después de dos minutos ella se alejó para hacer unas acrobacias.
—Cuando ella hace las acrobacias sin uno pedirlo, es porque les cayó bien, no hace eso con casi nadie. — se acercó el chico dándonos un poquito de comida para delfines y nos ánimo a tirarselos, ella los agarro con gusto y se los empezó a comer.
—Que linda es. —sonreí viéndola.
—Sí.
—Es la favorita de los clientes.
—¿Y a quién no le gustaría esa dulzura de pez? —pregunté viéndola. —Chao Blue nos vemos. —salto dándome a entender que se está despidiendo de mi.
—Ahora vámonos al restaurante.
—Si por favor que tengo hambre...
A pesar de que allí si vendían Sushi y pescado frito, no lo pedí por respeto a los peces del lugar.
—Pensé que pedirías el pescado frito. —Jaquin sonrió comiéndose un sándwich mientras caminamos a la tienda.
—... Lo iba a hacer y después me arrepentí porque respeto a los peces.
—Interesante.
—Sí ¿Verdad?
—Literalmente había una pescera al ladodonde nos sentamos a almorzar.
—Lo sé Aly no te preocupes, yo entiendo que casi cometes un pecesidio.
—Pero no lo cometí.
—Que orgullosa estas de eso.
—¡Claro!
—¿Cómo el agua?
—Depende del agua...
—Exactamente.
Por fuera las paredes son blancas, con grandes ventanales a los lados y las dos puertas de cristal.
—Parece una tienda de dibujitos.
—¡Está super bonita ven pasemos! —entramos y lo primero con lo que nos encontramos fue con una mesa rectangular completamente hecha de cristal, con algunas libretas, libros sobre peces, fotos de los animales que habitan aquí, kigurumi también de animales, peluches, tazas, llaveros y más cosas.
—Hola buenas tardes ¿Qué desean? —nos acotó una chica detrás del demostrador, con un uniforme negro y gorra del mismo color.
—Buenas, me gustaría comprar un kigurumi de tiburón, una libreta, un llavero y una foto de Blue.
— Yo te quiero comprar, una taza, un llavero, un libro de curiosidades sobre los animales marinos y por último un peluche de pingüino.
—Vale, está bien. —respondió sacando cada uno de nuestros pedidos. —¿Con qué pagaran? —preguntó aún en su labor.
—Con esta tarjeta. —negué con la cabeza viendo a Jaquin, mientras que el pasaba su vista de su tarjeta de crédito a mi.
—Tú pagaste la entrada al acuario y la comida, no sería justo que también pagaras por lo que pedí en la tienda.
—¿No podré ganar esta discusión? —negué viéndolo feliz, hasta que suspiró rendido.
—Está bien, cada uno paga su cuestión. —soltó resignado.
—Me parece perfecto.
—Gracias. —respondimos al unísono al pagar agarrar nuestras bolsas con dichos pedidos.
—¿Te gustan los tiburones? —negué caminando junto a él hacia el estacionamiento. —¿Entonces por qué compraste un kigurumi de tiburón?
—Es para una amiga del liceo, a ella le gustan los tiburones, y se lo quiero regalar.
—Me parece bonito ese detalle.
—Gracias.
—Toma, es para ti.
—¿Ah? —lo mire confundida sin saber muy bien porque me extiende el peluche.
—Sé que te gustan los pingüinos y quise regalarte ese peluche. —de un momento a otro se puso nervioso y tal vez, sólo tal vez se le cruzó por su mente que no le aceptaría el regalo.
—Gracias, es muy bonito de tu parte no sólo que me hayas regalado un peluche, sino que hayas tenido la molestia de prestarle atención a mis gustos, no todas las personas hacen eso. Enserio gracias, lo cuidare mucho. —sonreí agarrando el peluche y abrazandolo.
—Me alegra que te haya gustado, no dudo de que lo cuidarás bien... Está en muy buenas manos...
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12:06 AM de julio 2024🇻🇪
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