Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo nueve: Subconsciente

(Narra Jack)

Un desastre. No hay otra palabra para describir los últimos tres días. El incidente con Bush y Smith podía manejarlo, pero cinco agentes asesinados a manos de sus propios compañeros, quince más en la enfermería esperando no correr con la misma suerte y las celdas de castigo repletas de nuestra gente... No tuve otra opción más que hacer lo que Prescott ordenó: llamar a mi padre para informarle de la Rebelión que Lucy orquestó.

No se limitó a sembrar el miedo y la duda aquí en España, si no que se encargó de enviar correos masivos con la información detallada de los ex-sombra que residen en cada una de nuestras bases a nivel global. El problema escaló y a mi padre siempre le ha gustado atacar el problema desde la raíz. Ya ha abordado el avión privado para llegar aquí apenas se alce el sol nuevamente.

—¿Es común que busques evitar pedir ayuda? —Pregunta la Doctora Martínez a través de la computadora, pues una videollamada fue la mejor solución para asistir a las sesiones semanales que amablemente Paula orquestó para mí a mis espaldas.

—No quiero volver a decepcionarlo, no quiero volver a decepcionar a nadie —confieso—. Sé lo que todos pensaron cuando Lucy señaló la presencia de April en la base, no es un secreto que estamos involucrados en la misma misión.

—¿Y qué es lo que crees que todos pensaron?

—Que no soy más que un chiste y un imbécil.

No sé por qué estoy hablando. Las palabras salen de mi boca como si no tuviera el control sobre mi lengua, como si estuviera viendo a alguien más tomar el control de mi cuerpo. Apenas un pensamiento se me cruza este ya ha alcanzado mis labios en contra de mi buen juicio sobre lo que implica verbalizarlos. Quiero colgar la llamada, cerrar la computadora y olvidarme de esto de una vez por todas, pero mis manos no me responden. No consigo mover mis músculos, es como si fuera un espectador en mi propio cuerpo.

—Es comprensible que te sientas así, considerando lo que pasó. April no fue solo un incidente para ti, como otros podrían clasificarlo, fue alguien importante. Y ahora, tener que trabajar con ella de nuevo, después de todo lo que ocurrió... eso debe remover muchas emociones.

—Debería odiarla. Todos esperan que lo haga, me he esforzado por hacerlo.

¿Qué carajo estoy diciendo?

—Sientes la presión de odiarla, tanto por ti como por los demás. Pero parece que, a pesar de todo, no es tan sencillo. Es difícil lidiar con emociones tan contradictorias, sobre todo cuando has intentado convencerte de lo que "deberías" sentir.

—Me lastimó, asesinó a mi mejor amigo, voló en mil pedazos un lugar que amaba y provocó la muerte de cientos de mis compañeros. También sé que ha cometido crímenes que nadie describiría como humanos. La única conclusión lógica es detestarla... y, aun así, entiendo que no fue su culpa. Anderson nos explicó cómo era la vida en la agencia de los sombra, Paula de vez en cuando comparte detalles conmigo. Comprendo que fue criada para asesinar y que no conocía nada más de lo que le era permitido. Sé que fue manipulada. También tengo claro que si a mí me hubieran ordenado matar a uno de los suyos lo habría hecho sin dudarlo.

Necesito detenerme. No quiero que una sola palabra más sea pronunciada. Si esto llegase a oídos de alguien más sería un desastre, no podría volver a mirar a la cara a nadie en la agencia. No puedo fiarme del código de confidencialidad, no sé si la doctora Martínez sea capaz de seguirlo si mi padre hace preguntas.

—Es increíblemente honesto de tu parte reconocer esto, Jack. Saber que alguien te ha lastimado tanto y, al mismo tiempo, entender que quizás fue producto de las circunstancias, no es fácil. ¿Te has permitido explorar lo que podría significar perdonarla, o eso es algo que sientes imposible ahora mismo?

—¿Con qué cara podría hacer eso? ¿Cómo podría volver a mirar a John y decirle que perdoné a la persona que le quitó a Ian, a quien amaba más que a su vida? ¿Cómo podría ver a mi padre y decirle que no cargo rencor contra el enemigo, quien asesinó a cientos de compañeros y me dejó en ridículo frente a toda la organización al engañarme?

—Sientes que cualquier acto de perdón sería una traición a las personas que perdiste y a quienes aún están a tu lado —continúa—. Pero el perdón no es justificar lo que pasó ni borrar el dolor. A veces es más una forma de liberar tu propia carga. Tal vez la pregunta no es si los demás pueden entender o aceptar tu perdón, sino si tú podrías encontrar paz en ello. ¿Cómo te sentirías si soltaras ese resentimiento que has llevado por tanto tiempo?

—Lo solté hace tiempo.

Basta. Basta. Basta, carajo.

La silueta de la computadora se torna borrosa y de un momento a otro ya no estoy frente al escritorio, sino en la cama, con April sobre mí. Todo se siente demasiado real. Su piel suave, cuyo olor sigue impregnado en mi memoria, recodándome al azúcar caramelizada en el fuego lento, una dulzura tostada que envuelve el aire en un instante y me hace desear más. Sus labios ligeros que atrapan los míos con ansias mutuas atisbadas de recuerdos, escondiendo un rencor que se disfraza de deseo. Sus jadeos son claros al costado de mi oído, obligándome a atraer su cuerpo hacia el mío para no permitir que vuelva a irse. El placer nubla cualquier pensamiento lógico y adormece la razón en un instante.

Lo disfruto, y me siento terriblemente culpable por ello. Mi mirada escanea la habitación en pánico cuando tengo la sensación de que no estamos solos, y el sueño se transforma de inmediato en pesadilla cuando a nuestro alrededor veo no solo a una, si no a todas las personas a quienes estoy traicionando. Observo a Ian de pie, pero con la garganta destrozada por la bala que lo alcanzó, ahogado en sangre. También está Oliver, con las articulaciones atrofiadas después de estar más de ocho meses postrado en una cama. Mi padre también está presente, negando con desaprobación mientras una profunda decepción se pinta en su mirada. Distingo a Marie, con una bala en la sien. A Summer, quien tuvo que ser internada en un psiquiátrico por una crisis nerviosa después de lo que ocurrió. Están los compañeros que perdí en la explosión; Héctor, Eva, Roy, Ted, Rex, Frida, Laura, Susan...

Quiero detenerme. Quiero levantarme y huir, pero no consigo salir del transe. No es hasta que siento una punzada en el pecho que logro apartar la mirada de ellos para observar un cuchillo atravesando mi corazón, sin embargo, sigo vivo. La sangre mancha las sábanas mientras April hunde más el arma. Al mirarla a los ojos la distingo más joven y cruel, como hace ocho años. Muestra indiferencia ante la herida que me ha provocado, retirando el filo y volviendo a clavarlo una vez más. Es ahí cuando aparece John, con una Glock 19 lista para poner una bala en la cabeza de la persona que tanto odia.

El sonido del disparo es lo que por fin me hace despertar. Me incorporo de prisa, con la respiración agitada y una suave capa de sudor bajando por mi frente. Cubro mi cara con cansancio mientras tallo mis ojos, procesando el hecho de que solo se ha tratado de un sueño. Me cuesta unos minutos de debate interno decidir qué tanto de lo que sucedió en mi mente es cierto y qué es únicamente una mala broma de mi subconsciente. Cuando consigo calmarme decido tratar de volver a dormir, sin embargo, un rápido y entre cortado sonido me lo impide.

Fshh, fshh. Debajo de la puerta de mi habitación distingo una pequeña nariz que olfatea de un lado a otro. Su hocico roza el suelo, capturando cada aroma disperso en el aire mientras rastrear a su objetico. Fshh, fshh, fshh. Se le escapa un pequeño gruñido que me indica que está perdido. Solo hay un perro en esta base, y si Tobby está merodeando por los pasillo significa que April también lo está.

Me pongo de pie de inmediato, sin tiempo para coger ropa más adecuada. Me maldigo por haber decidido dormir en ropa interior y una playera ligera, pero eso es poco relevante ahora. Abro la puerta solo para encontrarme con la bola de pelos, quien al verme agita la cola de un lado a otro. Se acerca a mí y yo me pongo a su altura para acariciarlo, corroborando que no cargue con él nada más que su collar. Escucho un silbido, suave y discreto, que pasaría desapercibido de no ser porque tengo todos mis sentidos alerta. Tobby tiene la intención de salir corriendo en su dirección, pero lo detengo con suavidad. Pasan un par de minutos en los que la bola de pelos se pone cada vez más ansiosa. Al no volver a escuchar el sonido, decido soltarlo y me pongo de pie para seguirlo.

Tobby avanza con discreción por el pasillo, que se va iluminando conforme los sensores de movimiento lo captan. Lo sigo, dejando atrás los dormitorios para acceder al área común. No me sorprende ver a los dos guardias en el suelo inconscientes, pero sí me molesta. No parecen estar heridos, de hecho, los dos roncan más fuerte que un par de leones. Sigo caminando detrás de la bola de pelos en dirección al comedor, en donde escucho un sonido metálico. Nos acercamos a las cocinas con sigilo, pero sé que ha notado mi presencia cuando el ruido se detiene.

—¿Buscas un aperitivo nocturno, Smith? —hablo en voz alta, pero no obtengo una respuesta. Al avanzar, observo que al conducto más amplio de ventilación le faltan dos tornillos—. ¿Ibas a irte sin despedirte?

—Supuse que una nota sería más que suficiente —responde, dejando de ocultarse.

Distingo por la suave luz que entra por las ventanas su rostro serio. Apunta en mi dirección un arma, con un agarre firme que pretende asegurarme que está dispuesta a disparar si es necesario. Pongo una ceja en alto al verla, pues si quiere intimidarme está haciendo un pésimo trabajo. Paula ya me informó acerca de que su relación con las armas no es precisamente la mejor actualmente.

—¿De verdad crees que asesinarme aquí es una decisión prudente? —pregunto, dando un paso firme hacia ella.

—Oh, no —apresura a contestar, como si amenazarme nunca hubiera sido su intención—. Está cargada con dardos tranquilizantes.

—Los cuales tardarán en el mejor de los casos unos cinco minutos en hacer efecto, tiempo suficiente para activar las alarmas. —Me acerco más, muy despacio, con las manos en alto para asegurarle que no estoy armado.

—Ya veremos.

Advierto el movimiento y consigo evitar que el dardo se entierre en mi piel, pero si me llevo un buen roce. Dejo la cautela a un lado y me acero lo suficiente como para arrebatarle el arma. Smith da pelea, el entrenamiento de las últimas semanas definitivamente le ha servido, pero está lejos de poder vencerme. Doy gracias porque no es tan habilidosa como antes, o someterla habría sido mucho más complicado.

No quiero llevarme una mordida por parte de Tobby, cuyos colmillos afilados no van acorde a su apariencia amistosa. Trato de que mis movimientos no sean agresivos con tal de no alertarlo, pero consigo doblar el brazo de April en su espalda para inmovilizarla. Escucho una queja de su parte al no poder liberarse, frustrada por el talento que ha perdido.

—Solo quiero irme —dice—. Por si no lo notaste, Lucy puso un blanco en mi espalda con su discurso. No pienso morir aquí adentro.

—Tengo las cosas bajo control.

—Siento ser yo quien te lo diga, pero eso no es cierto.

Una mano me es suficiente para sostener las suyas, por lo que con la otra la cateo para descubrir qué tanto ha conseguido cargar encima. Confisco un arma, tres dagas y algunas herramientas que le habrían sido de mucha ayuda para salir de aquí. No muestra más resistencia, por lo que reduzco la fuerza de mi agarre.

—¿Cómo carajo conseguiste todo esto? —pregunto, pero cuando estoy a punto de retirarle esa mochila vieja que siempre carga para inspeccionarla, ella me aparta con brusquedad. Vuelvo a poner una ceja en alto.

—No hay nada peligroso ahí, lo prometo.

—Voy a necesitar más que tu palabra, Smith.

Ella hace una mueca, negándose a apartar las manos de la tapa de la maleta, pero resignada a que tarde o temprano terminaré revisándola con o sin su cooperación. Alza la mirada hasta que sus ojos se encuentran con los míos, intentando tomar una decisión. Me mantengo serio, no hay manera en que podamos negociar el que me muestre o no el interior de esa cosa. Suelta un suspiro, relajando sus brazos y apretando los labios para contener las palabras unos segundos más antes de por fin liberarlas.

—¿Dijiste algo sobre un bocadillo nocturno...?

La miro por unos instantes, consciente de que es poco probable que consiga hacerme daño y salirse con la suya. Ambos lo hemos evitado, sin embargo, tal vez hablar sí sea necesario después de todo. Solo estamos nosotros, sin nadie ajeno que pueda escucharnos, lo cual de alguna forma me hace sentir más cómodo. Ella y yo tenemos la única versión oficial de la historia, aunque con perspectivas completamente distintas. Suelto también un suspiro, optando por ceder. Me relajo, sintiendo cómo mis hombros caen despacio y mis músculos dejan de estar tensos. Lo medito unos instantes, pero finalmente le indico con un suave movimiento de cabeza que vayamos a buscar algo.

Ella pasa frente mí con cautela, seguida por Tobby. Nos dirigimos a la parte trasera del lugar, buscando la alacena en donde deben guardar las reservas de los snacks que dejan en las habitaciones y áreas comunes. Cuando al fin la encontramos palpo la pared hasta dar con el interruptor, que ilumina frente a nosotros una extensa variedad de aperitivos de los cuales podemos elegir. Esculco entre las bolsas, buscando la opción más apetecible y menos saludable, pues la situación lo amerita. Opto por ofrecerle a April unos buñuelos de viento que acepta sin pensárselo dos veces. Para mí tomo unas barritas de turrón, las cuales me cautivaron en el momento en que Paula insistió en que las probara. No dejo fuera a Tobby, un paquete de carne seca es más que suficiente para hacerlo feliz.

April abre el paquete, rompiendo el silencio que azota la noche con el sonido del envoltorio rompiéndose resonando en las paredes. Se desliza con la espalda pegada a una de las estanterías hasta sentarse en el suelo con las piernas cruzadas. Mete el primer bocado en su boca y me mira, esperando que la imite. Lo medito una vez más, considerando seriamente usar la fuerza para enviarla nuevamente a su habitación, pero desistiendo al final. No tardo en ocupar el espacio a su lado, tratando de mantener una distancia mas o menos prudente. Después de unos segundos, decide abrir la mochila.

—Está bien, esto tal vez sí deba devolverlo... —menciona, sacando de su maleta la credencial de Aria y entregándomela.

—Voy a arrepentirme de preguntar, pero ¿por qué tienes esto?

—Roland mencionó que Aria tenía acceso a los documentos clasificados. —La miro, el tono que usa al confesar es demasiado tranquilo como para la gravedad de lo dicho—. Solo quería ver el mapa de la base para encontrar una buena ruta de escape. La ventilación de la cocina es lo suficientemente ancha para Tobby y para mí.

—¿Cómo diablos burlaste la seguridad? —Ella suspira, metiendo nuevamente la mano en su maleta y sacando una dotación de nueve frascos naranjas con pastillas.

—Mi primera parada fue en el departamento de psicología. Tomé el medicamento para mí, pero también escondí una buena dosis en la cena de los guardias adecuados; después de unas semanas aquí pude memorizar sus turnos. Probablemente dormirán hasta el mediodía.

Su honestidad me resulta irónica, pero también un tanto refrescante. Trato de mantener una expresión seria, sin embargo, una efímera sonrisa se pinta en mi cara junto con una risa que trato de disimular cubriendo mi boca con la parte exterior de mi mano para no mancharme de dulce. No lo logro, y ella tiene una reacción bastante similar mientras disfruta de otro buñuelo.

—Eres realmente un problema, Smith —admito, pues ha logrado salirse con la suya demasiadas veces desde que llegó.

—No imaginas la cantidad de puntos ciegos que hay en este lugar —informa con un tono divertido—. Y tus métodos para mantenerme al margen son realmente malos, como si ni siquiera lo intentaras.

—¿Ahora vas a cuestionar mis tácticas?

—¿Alguna ha dado resultado hasta ahora?

—John sugirió encadenarte, tal vez debí escucharlo. —Ella niega, aceptando el turrón que le ofrezco e intercambiándolo por uno de sus buñuelos.

—Tendrán que ser más creativos que eso, te sorprendería lo rápido que consigo quitarme unas esposas. —Resoplo, y ella me dirige otra sonrisa.

Analizo su expresión, pero en cuanto lo hago ella vuelve apartar la mirada para seguir comiendo. Luce mucho más saludable que cuando llegó, su rostro ya no está pálido y las ojeras bajo sus ojos han disminuido. Además, el entrenamiento con el resto de los agentes parece haber mejorado su estado de ánimo. Sigue siendo el blanco favorito de todos, pero antes del incidente con Lucy incluso pensé que las cosas habían empezado a mejorar. La he visto conversar con distintos agentes, aunque su amistad con Roland es la más evidente. Incluso lo he visto besar sus mejillas cuando celebra algo, cosa que siendo muy sincero me parece poco profesional.

—¿Y ese sobre amarillo? —pregunto, ya que el material resalta entre sus cosas.

—¿Recuerdas cuando reforcé su sistema de seguridad y te dije que había encontrado dos puertas traseras...?

—¿Qué hiciste, Smith?

—Antes de sellarlas revisé sus archivos —admite, entregándome el sobre.

Al examinar los documentos que contiene me encuentro con la información de la nueva identidad que tuvimos que construir para Summer. Robó la dirección de donde reside actualmente, y los registros que hay acerca de su vida después del incidente en SAMOHI. También está su número de contacto, personal y del lugar en el que actualmente trabaja. Debajo de las hojas me encuentro con fotografías de su boda con Peter, a quien también tuvimos que ocultar. Observo a April, pues lo cierto es que nunca alcancé a entender si la amistad que formó con ella o con cualquiera realmente fue genuina.

—Su sueño era casarse con un vestido idéntico a ese —menciona con una sonrisa, señalando la imagen que sostengo—. Me da tanto gusto que sigan juntos.

—¿Pensabas llamarla?

—La idea cruzó mi mente, pero... —niega, observando los reportes médicos del psiquiátrico en el que la chica fue internada—. Probablemente lo mejor es que siga manteniéndome alejada.

La nostalgia en su rostro parece completamente sincera, y noto cómo disimuladamente se limpia una lágrima. No sé qué es lo que pasó con ella estos años, y no sé si estoy listo para preguntárselo, pero algo se nota roto. Definitivamente no es la Sombra sádica que Lucy trató de presentar ante la base. Aunque se acerca más, tampoco es la persona con la que yo estuve el último año de preparatoria, si es que algo de ella fue real en algún momento. Conserva esa inteligencia y habilidad digna de una agente, la cual es la principal razón de que esté con vida. Sigue siendo valiente, es sumamente complicado intimidarla aun cuando tiene una clara desventaja. También parece más humana, con una compasión nueva que jamás vi en ella.

—Están esperando un hijo —informo sin meditar y April me mira con sorpresa—. Me llamó hace unos meses para darme la noticia. No he actualizado eso en la base de datos.

La sonrisa que se forma en su cara es enorme, y es suficiente para sentirme satisfecho. Ese brillo no puede fingirlo, realmente quería a Summer. Toma las fotografías nuevamente para acomodarlas con cariño, y yo no puedo atreverme si quiera a pensar en confiscarlas. Vacía el resto de su bolsa, mostrándome objetos sin valor aparente. Me explica que son en su mayoría recuerdos de los lugares y personas que ha conocido, historias encapsuladas en accesorios pequeños que son fáciles de transportar. Tomo algunos entre mis dedos, a excepción del celular viejo, no mentía al decir que todo lo que carga es inofensivo.

—Voy a tener que revisar que no hayas hecho ninguna llamada antes de devolverte esto.

—Puedes encenderlo, no tiene tarjeta para hacer llamadas ni GPS. También bloquee el acceso a internet. Es prácticamente inútil.

—¿Para qué lo tienes entonces? —pregunto mientras oprimo el botón para prenderlo.

—Por lo mismo que conservo todo, por los recuerdos.

Me como el último turrón antes de entrar a la galería. Mi boca se abre ligeramente al encontrar algunas fotografías familiares, las cuales eliminé hace ya varios años. Esta es su capsula del tiempo de su última misión, en la cual yo era el objetivo. Veo imágenes de paisajes, de comida y de Tobby cuando era cachorro. También comparte varias con los integrantes del grupo que formamos ese último año. Summer aparece en varias de ellas y también Brian, pero los principales protagonistas son claros.

Desde la primera fiesta a la que fuimos juntos hasta la última cena que compartimos en el cumpleaños de Summer, todo está aquí atesorado. Había olvidado que mi fotografía favorita de nosotros era una que Grace nos tomó desprevenidos en los jardines de SAMOHI. Estamos sentados bajo un árbol, mirándonos directamente a los ojos. En su momento habría apostado lo que fuese al afirmar que ambos estábamos igualmente enamorados el uno del otro. Eso me hace soltar un suspiro de ironía como reflejo.

—Tenía planeado todo un discurso —dice—, pero cuando mandaron a los cazadores a SAMOHI... todo se vino abajo.

—Nada de lo que hubieras dicho habría cambiado las cosas.

—Probablemente no —admite—. Y no estoy buscando que me perdones, pero sí me gustaría que supieras que no todo fue falso.

—¿Qué no lo fue?

—Sí te quise. A todos los que conocí en Santa Mónica, pero en especial a ti. —Ladeo la cabeza sin confiar en sus palabras.

—Tenías una forma extraña de demostrarlo.

—Y no he mejorado. —Me río.

Supongo que eso no es del todo cierto. Noté en uno de sus recuerdos una foto de un hombre, quien asumo fue su pareja un tiempo. Me alegra que, aún entre la necesidad de tener que buscar un lugar en donde ocultarse, intentó encontrar algo real de cualquier manera. Aunque también me molesta la idea de que a mí me jodió, dejándome con una extrema desconfianza y sin mucho ánimo de buscar una nueva pareja.

Paso de nuevo la fotografía. Esta vez me encuentro con un video de Ian y Oliver. Lo medito unos segundos, pero acabo reproduciéndolo. Silverman se nota lleno de vida, como era costumbre, mandándole a April sus saludos junto con el niño y pidiéndole que vuelva a visitarlo muy pronto. Detengo el sonido y bloqueo el celular para devolvérselo, pues no es algo que pueda ver con ella a mi lado.

—También intenté buscar el expediente de Oliver, pero no encontré nada —admite guardando sus cosas—. Sé lo que eso significa y en verdad siento que no lo haya logrado.

—Está vivo —afirmo—. Y está a salvo, si eso te interesa.

Sus ojos se pintan de alivio y esperanza. Genuinamente parece calmarla el hecho de que Oliver haya conseguido despertar del coma. Recuerdo cada una de las tardes y noches que pasó conmigo en el hospital en busca de alguna señal que indicara que había posibilidades de que mejorara, así como la decepción cada vez que nos íbamos sin buenas noticias. Tal vez el haber visto a sus víctimas la conmovió de alguna manera.

—Hice todo en mi poder para que el refugio no...

—No —corto, pues tengo la sospecha de que si comienza a explicarme lo que sucedió termine perdonándola. Caigo en cuenta de que lo que dije en mi sueño no está tan alejado de la realidad después de todo.

—Él estaba lastimando a Brian —continúa, ignorándome—, me dijo que solo así perdonaría su vida. Fallé el disparo y por eso...

—April. —La detengo, con un tono mucho más severo. Ella asiente, y noto como sus ojos han terminado de inundarse.

—Lo siento.

Nos quedamos unos segundos en silencio, comprendiendo que ha sido suficiente por hoy.

—Anda, te escoltaré a tu habitación. —Su mirada se torna en una cautelosa sorpresa.

—¿Qué? ¿No vas a delatarme? —La miro unos momentos y niego, rendido.

—Voy a dejar pasar el hecho de que te hayas colado a los archivos clasificados y que hayas robado información, pero solo será esta vez.

Le quito el envoltorio vacío, me pongo de pie y desecho la basura. Tomo las herramientas que estaba usando para volver a asegurar la ventilación y espero a que ella por una vez coopere conmigo, pero no tiene intenciones de seguirme.

—Van a asesinarme aquí —repite—. Al menos déjame conservar una de las armas.

—Paula me dijo que te congelaste el día de la asamblea, no te servirán de nada si no puedes disparar.

—Ese día tenía que tirar a matar y yo ya no soy una asesina —afirma—. Pero sí sé disparar con la suficiente precisión para ganar tiempo. Solo dame un arma.

—Sabes que eso no es una opción —digo, ofreciéndole ayuda para ponerse en pie. Ella toma mi mano con un suspiro y se impulsa—. Lo más que puedo ofrecerte es que uses mi cuarto hoy, ahí nadie va a buscarte. Yo me quedaré en el tuyo.

—Los guardias aún duermen. Sabes que tan pronto me dejes sola intentaré irme de nuevo, ¿no?

—Entonces me quedaré en el sofá —amenazo y ella hace una mueca—. Danos unos días más. Si las cosas siguen tranquilas, podrás irte.

—¿Así sin más? —Asiento, consciente de que es una mentira.

Smith lo duda, pero acaba accediendo. John quiere asesinarla, pero si es así de escurridiza, puede que logre escapar antes de que él obtenga el permiso. La próxima vez que lo intente, no voy a detenerla. Eso no cuenta cómo ayudarla ni sería traición, ¿cierto?

Caminamos de regreso por el pasillo en silencio, aunque ya no es uno tan incómodo. Afortunadamente, no nos topamos con algún guardia en los pasillos, pues la situación podría describirse como un tanto comprometedora. Abro la puerta de mi habitación para dejar pasar a Tobby y April, sin embargo, ella no avanza.

—Ah, no sabía que tenías compañía —menciona, para nada sorprendida, lo cual ciertamente me ofende.

—¿De qué hablas...? —pregunto confundido y paso antes que ella. Aria está sentada a la orilla de mi cama con varios documentos en mano.

—Oh —habla sorprendida por verme con April—. Vaya, quisiera decir que me sorprende, pero la verdad es que siempre creí que ustedes podían...

—¿Qué mierda haces en mi habitación? —cuestiono molesto, pues pasar tiempo con ella en investigaciones no es igual que darle la confianza de colarse en mi cama.

—Creo que tienes razón —dice—. Hay un soplón en la base.

Hola, hola.

Este capítulo es un tanto largo, pero espero que lo disfruten de cualquier manera. Jack y April necesitaban aunque sea un pequeño momento a solas. Me encantaría saber su opinión acerca de cómo debería evolucionar su relación.

Nos leemos pronto.

—Nefelibata

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro