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Capítulo 2

El gran momento ha llegado, y no importa que tanto intente aparentar, mis ansias me invaden por completo y mis padres lo notan claramente.

—Calma, ___ —mi padre Luis acaricia mi espalda—. Actúas como si la situación fuera de vida o muerte.
—Lo es para mí —suspiro.
—¡Muero de ansias de ver al tío Tom! —Danielle, mi hermana mayor se ve muy impaciente, ruedo los ojos, e ignoro olímpicamente su comentario.

Cuando era pequeña, Tom siempre solía decir que yo era su favoria, pero aún así me molestaba de cierta forma, y aún me molesta la cercanía que Danielle pueda tener con el.
Por más que lo intente, mis ojos no logran apartarse de la entrada del aeropuerto, espero lo mas pacientemente posible, aunque en mi interior me invaden un mar de emociones, y mi corazón palpita tan fuerte que siento como si fuera a explotar.

Y finalmente, lo ví; Tom se hizo presente atravesando aquellas puertas corredizas con ambas maletas en mano, buscándonos con la mirada. Sin pensarlo dos veces corro hacia el para lanzarme a sus brazos, al verme correr como loca, suelta sus maletas dejándolas caer al suelo, sin preocupación alguna, y corresponde a mi abrazo levantándome con sutileza, y en el momento que me detuve a sentir sus brazos rodeando mi cuerpo, supe que aún sigue sintiéndose como antes...

—Que linda forma de darme la bienvenida —sonríe estrujado aún más el abrazo.

No pude ser capaz de responder palabra alguna, aunque un cosquilleo se apoderó de todo mi cuerpo al sentir sus manos hacer contacto con mi piel.
Poco a poco tuvimos que separarnos, aunque sentí como si ninguno de los dos quisiera hacerlo; el se dedica a clavar su mirada sobre mi, inspeccionando mi complexión de pies a cabeza.

—Cuanto has crecido —acaricia mi mejilla, causando en mí, un leve pero notable sonrojo— la última vez que te vi-
—Fue hace trece años —me atrevo a responder— ¿te das cuenta de cuánto tiempo me has abandonado? —interpelo con enfado, el rostro de Tom pasa de alegría a formar una mueca de tristeza.
—_____, yo-
—¡Hiddleston! —la voz de tu padre interrumpe nuestra incómoda conversación, y toda mi familia se acerca para darle la bienvenida al pelirubio.
—¡Luis!, ¡Margaret!—nuevamente Tom sonríe, correspondiendo a los saludos y abrazos de padres—. Y la pequeña Daniell—besa a mi hermana en la mejilla. La desprecio con la mirada al ver como se lanza a Tom para abrazarlo— ¡También has crecido mucho!
—Lo sé tío, tu sigues igual que siempre —sonríe.

En el automóvil papá, mamá y Tom se mantienen entretenidos hablando de trabajo y negocios. Danielle está muy ocupada con su celular tomándose un par de fotos con Tom, posiblemente para presumir en las redes.
Al notar que yo me encuentro sumida en mis pensamientos, Tom toma mi mano con delicadeza y la sujeta firmemente, brindándome caricias con su dedo pulgar. Sin poder resistirme a aquellos mimos que tanto he añorado me aferro a su torso. Él sonríe ante mi repentina actitud, y me abraza tambien, pasando uno de sus brazos al rededor de mis hombros.

—Te he echado de tanto de menos —murmuro soltando una pequeña lágrima, que cae sobre su camiseta.
—También te he extrañado —Levanta mi rostro con delicadeza, sus ojos azules se cruzaron con los míos; el arruga el seño al contemplarme llorar—. Te he dicho antes que no es de mi agrado ver a mi pequeña llorar.
—Descuida Tom, siempre ha sido una niña llorona —Acota Danielle, entrando en la conversación.
—Disculpa —me separo levemente de él, para defenderme de mi hermana—  ¿Quién te dio pie para que entraras en nuestra charla? —cuestiono—. ¡Nadie! Es ping y pong, querida.


Tom, y tus padres niegan con la cabeza divertidos. Con su dedo pulgar limpia aquellas lágrimas que desbordan de mis ojos, apoya su mano sobre mi cabeza para llevarme hasta su pecho nuevamente—. Vengo para quedarme, no te preocupes —Murmura en mi oído a lo que sonrío ampliamente.

[…]

Llegamos a casa, luego de un extenso recorrido. Mi familia y yo vivimos siempre en las afueras de Londres, en un pequeño campo. Creo que esa es una de las tantas cosas que Tom ama de visitarnos, puede pasar horas en completo silencio, sin los constantes bullicios de la ciudad.

—Bienvenido a casa Tom —mis padres le dan la bienvenida una vez más a su querido amigo, alegres de tenerlo en su hogar.
—La casa sigue siendo la misma —acota mi padre mientras se sirve un poco de café de la cafetera—, así que ya sabes donde es tu habitación, dudo que lo hayas olvidado.
—Claro, Luis —sonríe—, _______ —inmediatamente me doy la vuelta, y dejo lo que estaba haciendo, para dedicar toda mi atención a Tom.
—¿Si? —respondo tímidamente.
—¿No quieres ayudarme a llevar mis maletas, por favor?
—¡Claro! —recojo parte de su equipaje para ayudar a transportarlo hasta su respectivo cuarto. Le brindo una mueca de alegría de forma servicial—, dejaré que acomodes tus cosas y descanses, debes de estar cansado así que-

De la nada intercepta mi hablar, jalándome hacia él para aprosionarme en un abrazo, que con gusto procedo a corresponder.

—Me alegra regresar con ustedes —confiesa en un susurro.
—También a mí —sonrío aún con cierto desánimo—, pero creo que tu favorita será Danielle desde ahora —deduzco apesumbrada al separarme de su abrazo.
—¿Por qué dices eso? —cuestiona sin comprender.
—Ya no soy tan extrovertida como cuando era pequeña… y Danielle —suspiro—, ella se ha vuelto la popular de la escuela, todos la aman.
—Es normal que las personas cambien con el pasar del tiempo, pero sin importar que eso pase, siempre serás mi favorita.
—¿En serio? —asiente. Me emociona totalmente saber que nuestra relación  aún prevalece.
—Es impresionante lo alta que estás, la última vez que te ví a penas y llegabas a mi rodilla —reimos.
—Si, ha pasado mucho... sin embargo tú no has cambiado nada.
—Solo un par de arrugas más —se encoge de hombros con una expresión divertida—, te ves radiante.
Bajo la mirada a causa de mi sonrojo.
—Gracias —musito apenas—, te dejaré descansar —sonrío; el me devuelve el gesto y decido abandonar el cuarto.
—Oye, ¿por qué tardabas tanto? ¿dónde está el tío Tom? Quiero preguntarle como se escribe su apellido para subir las fotos a Instagram —como siempre lo único que hace mi hermana es fastidiar, y últimamente cada vez es peor.
—Ayudaba a Tom a desempacar, el está descansando, y su apellido es con ache y doble de —respondo a regañadientes.
—¿Y tú no piensas publicar ninguna foto con Tom en las redes? —me mira despectivamente, yo me niego, y en consecuencia ríe— luego te preguntas por qué no tienes amigos.
—No me lo pregunto, paso de tenerlos si todos van a tener un coeficiente mental menor al de un chimpancé, al igual que tú, Danielle.

Resopla con enfado y desaparecede la sala, posiblemente para encerrarse en su cuarto. Agradezco el quedarte sola al fin,  pues mis padres comúnmente se van a visitar a la abuela muy seguido.

Permanezco en completa calma, sentada sin hacer absolutamente nada, cuando pronto veo una tenue luz en el pasillo. Repleta de curiosidad decido ir a investigar.
La luz proviene del cuarto de Tom, así que sigilosamente me acerco hasta la puerta para atisbarlo, el se encuentra recostado sobre su cama, aún no desempaca sus cosas, pero se lo ve muy a gusto leyendo un libro.
Inconscientemente me quedo mirándolo por unos cuantos segundos, y en consecuencia a un torpe movimiento mi teléfono cae al suelo, estrellándose. Me maldigo internamente y tan rápido como pude levanto mi móvil, sin embargo no fui lo suficientemente rápida, pues Tom ya mantenía su mirada fija en mí desde que oyó aquél sonido desde su puerta.

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