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Sentimientos.


Pasaron las horas de trabajo e iban de camino a casa sabiendo que no iban a encontrar a nadie.

La casa estaba vacía sin nadie más que ellos dos. Iba a ser una semana muy larga e incómoda. Fátima era la que más nerviosa se sentía, y Omar no sabía si podría controlarse ante los encantos de su esposa. Él tenía muy claro que Fátima iba a ser difícil de seducir, ya que las dos noches anteriores la había hayado dormida en el sofá antes de que él subiera. Deseaba tenerla con él, compartir el espacio de su cama, pero no quería pedírselo.

Después de las jornadas de trabajo Fátima se sentía diminuta ante la mirada de Omar. Podía notar el deseo en su mirada, pero había pensado que era hora de hacerlo sufrir, abstenerse un poco. Lo amaba, pero quería ver qué tanto la deseaba y si él era capaz de seducirla, llamarla y atraerla hacia él.

Ya habían pasado algunos días solos, normalmente, después del trabajo, Fátima cocinaba la cena mientras Omar revisaba algunos asuntos pendientes, luego comian juntos y hablaban de temas triviales, sólo si él sacaba los temas. Después, ella ordenaba la cocina y él veía las noticias.

Una noche, Fátima había terminado sus quehaceres antes de tiempo, ella se sentía nerviosa sin saber qué iba a pasar porque ellos dos solos en casa era algo complicado. Llevaban varias noches sin tener intimidad y él se notaba un poco frustrado. Ella lo necesitaba, pero no podía expresarlo.

Al parecer Omar debía terminar un proyecto importante, aún no lo había acabado, así que esa noche iba a dormir tarde. Quizás más tarde de lo normal.

《 Al fin hora de dormir》pensó Fátima subiendo las escaleras.

Él en su despacho terminaba los planos, era un trabajo extra para un amigo. Estaba un tanto agotado y el sueño le empezaba a ganar. Miró hacia el reloj que marcaba las una de la madrugada así que decidió revisar los últimos detalles por la mañana.

Luego de una larga noche de arduo trabajo subió a la habitación y la vio dormida sobre su cama en una mala posición.
Al parecer Fátima se había dado un baño y después de la oración dibujaba algo en su diario quedándose dormida. Recogió su pequeño cuaderno rosado y lo dejó sobre el escritorio, luego con mucho cuidado la acomodó mejor.
No quería despertarla para que lo dejara sólo en la cama, quería tenerla ahí con él. A veces le dolía el rechazo que ella expresaba.

Omar se dio un baño, hizo su oración y apagó las luces dejando la lampara encendida...

Una sonrisa se dibujó en su rostro al verla junto a él.
Al sentir su fragancia le daban deseos de poseerla, se aguantó las ganas y prefirió dejar que ella descansara. Pero sin poder resistirse le dio un beso casto en los labios. Ella aún con sueño se acomodó sobre su pecho y puso sus manos sobre su hombro subiendo sus piernas sobre las de él. Omar se había sorprendido por ese acto, pero al estar a gusto la abrazó rodeando con una mano su cintura atrayéndola más a él.

Fátima se despertó a media noche al sentir sed, se levantó un poco desubicada, tomó un poco de agua y de regreso dudó en dormir sobre la cama en la posición que se había despertado.
Lo pensó una vez más y al confirmar que Omar estaba profundamente dormido se arriesgó, subió y se acomodó en el espacio que quedaba vacío al lado de él dándole la espalda.

Para su sorpresa él la abrazó y le dejó un suave beso en el hombro, sintió su respiración sobre su cuello, y más abajo podía notar lo duro que se hallaba su masculinidad, se ruborizó de solo recordarlo desnudo frente a ella y prefirió ignorar pensamientos perversos.

En la mañana, después de la oración hicieron el amor y se prepararon para ir a trabajar.
Ella le sirvió el desayuno y continúo cocinando el almuerzo mientras él terminaba de revisar los últimos detalles de los planos. Era mejor así, Fátima se sentía nerviosa con su presencia.

Salieron al trabajo con un poco de prisa así que ella dejó todo desordenado. La empleada tenía esos días libres así que ordenaría al regresar, pensó.

En el trabajo, las amigas hacían sus encuentros después del almuerzo para contarse sus rutinas. Gabriela ya era novia oficial de su amigo con derecho.
Ana estaba feliz porque con Andrés ya tenían planeado casarse, él le había dado un anillo de compromiso durante una cena romántica.
Fátima solo contaba algunas cosas, sin muchos detalles. Prefería evitar temas íntimos ya que algunas veces le hacían sentir mal sin saber que Omar cada día sentía algo especial por ella.

Aquella tarde sus sobrinos estaban de vuelta así que Omar prefirió enviar a Fátima a casa temprano. Él podía manejar sus asuntos solo, aunque ya se iba acostumbrando a su mujer.

Más tarde, al salir del trabajo Omar volvió a casa, aparcó el auto y se percató que su madre acababa de llegar. Con una sonrisa en el rostro se fue acercando y ayudó con las maletas.
Fátima salió a recibirlos y el pequeño Ahmad se lanzó sobre ella, al parecer la había extrañado.

Omar dejó las maletas dentro y volvió a salir. Vio a Fátima tan alegre con el pequeño que en ese momento se la imaginó con un hijo de ambos. Él permaneció en su lugar viendo como se iban retirando al jardín para jugar mientras reflexionaba sobre algo. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz a sus espaldas.

—¡Hermano! —dijo Mariam.

—¡¡Ah!!... Si dime —se volteó a ver. Él se hallaba sorprendido por no haberse dado cuenta que su hermana llevaba un buen rato observándolo—. ¿Desde cuándo estás aquí?...

—Hace un rato, te estaba observando.— Los dos se miraron en silencio, luego ella habló  —No sabía si serias feliz algún día, hice muchas plegarias para ti, te debo mucho y lo único que puedo hacer es pedirle a Dios por tu felicidad...

—No me debes nada, sigues siendo mi princesa y es mi deber cuidar de tu bienestar —los dos rieron—. Aunque ya estés casada y con hijos sigues siendo mi hermanita. ¡Te quiero!

—¡Y yo ati!... sabes—. Ella quería encontrar las palabras adecuadas para continuar.

—Mmm... dime.— Él no quitaba la vista de Fátima y sus sobrinos divirtiéndose, ahora estaban jugando en el césped con un balón de futbol.

—Creo que ella es lo que te faltaba en tu vida, y aún te faltan los niños para completar.

—Aún es temprano, no quiero hacerle daño o complicar las cosas.

—Pero un hijo es algo que los puede unir. Por Dios, no sé cómo la comparas con Sssa... bueno con esa —dijo un poco alterada.

—No es eso, sabes que no soy bueno expresando mis sentimientos —se excusó.

—¡Sólo mírate!, ¿No te das cuenta cómo la miras?... ¡Sé que su matrimonio no fue por amor!...

—¿Te dijo? —se estaba enojando.

—¡No!. Le pregunté varias veces pero solo me dice lo mucho que ella te ama, aunque teme porque no sabe bien de tus sentimientos.

—¡Oh! Es eso, mi hermana la espía -se rieron los dos—. Recuerdas que de niña eras la única a la que no podía engañar, ¿cierto?

—Por eso soy tu favorita —sonrió un poco.

—Entonces, ¿Qué sabes?— Ella seguía en silencio así que él insistió... —¿Qué tanto avanzó tu investigación?

—Digamos que nada, solo que tú dudas sobre tus sentimientos...

—Aha... —se relajó un poco. No quería que nadie se enterara como había ocurrido todo entre él y Fátima. Además estaba claro que Fátima era parte de su jugada.

—Mira, no me importa saber la forma en la que se conocieron, ni como ella pudo aceptar a un súper amargado como tu...

—¡Oye!, ¿Tú me vas a decir lo mismo? —interrumpe, pero de la sorpresa. Antes había oído esas palabras, pero nunca de parte de su hermana.

—Bueno, bueno... yo solo sé que ella te ama, así como sea que eres, y tú aún dudas sobre eso —dice ella volviendo a la seriedad.

—¿Ella te dijo? —preguntó pero se formó un breve silencio. La conversación se volvía pesada y él estaba algo frustrado, buscaba la forma de terminar.

—¡No!- Mariam esperó la reacción de su hermano pero él solo desvío la mirada, así que continuó.— Bueno sí, pero más bien lo confirmé con sus gestos.

Él no comprendió pero dejó que ella continuara:
—Los nervios al verte, su sonrisa tímida al oír hablar de ti, su preocupación, a pesar de todo nunca te desatiende, siempre está pendiente de todo... mamá la ama, yo la amo y tú...— Ella esperó que Omar terminara la frase.

—La amo, pero tengo miedo, miedo a dejar de amar, miedo a que del amor pase al odio.
Él miraba al vacío cuando decia aquellas palabras...

—No siempre pasa lo mismo.

—Pero yo no soy lo que ella merece —dijo con la mirada sobre el suelo.

—Lo eres, no eres insignificante. Eres un hombre perdido que necesita apoyo, no debes cargar con todo solo...

—Mi pasado me persigue.

—Déjalo ir y si regresa —suspiró fuerte—... enfréntate con este nuevo amor.— Él escuchaba, pero quería huir de esa conversación así que miró a su hermana fijamente para decirle algo y acabar sin éxito, porque ella continuó.
—Ese odio que guardas te hace daño ati, supéralo con el amor que esta hermosa y maravillosa mujer te da —termina de decir ella antes de ser interrumpida por Omar.

—¡Ese odio es por el daño que nos causó a todos!, me da igual lo que sufrí, pero tú y mi madre... —trató de no gritar, pero su rostro estaba rojo del odio que sintió al recordar todo.

—¡Mírame!, ¡Soy feliz!...

—Sufriste y mucho, aún sufres con tu nueva vida.— Él desvió la mirada, cerró los ojos unos segundos y luego siguió...
—Prefiero no hacerme ilusiones.

Omar buscaba las palabras adecuadas para no lastimar a su hermana...

—Pero tengo el amor de Ali, me estoy superando con él, con su apoyo... Soy feliz y cuando no lo soy lo tengo a él junto a mi —finalizó. Algunas lágrimas amenazaban con salir, pero debía ser fuerte por su hermano, debía sacarle todo lo que llevaba guardado en su corazón, todo aquello lo volvía un hombre amargado.

Fátima regresaba con los niños, llevaban rato jugando y veía como ellos discutían, su conversación estaba siendo más frustrante, veía como Omar pasaba su mano sobre la cabeza y se veía enojado. Ella se iba acercando pero ellos no se daban cuenta, oía el eco de sus voces pero no entendía lo que decían...

—¿Y qué quieres que yo haga? —preguntó él para calmar las cosas. Quizás podía hacer algo por su hermana.

—Demuéstrale que la amas...

—¡No la puedo amar!, solo le puedo ofrecer lo material y no le quiero dar esperanzas de un sentimiento que yo no conozco...

Omar dejó de hablar al oír a su pequeño sobrino decir mamá a sus espaldas y se giró de la frustración.

Continuará...

¡Hola!

que me tardé, pero voy a subir seguido estos días ya que prefiero terminar cuanto antes.

Aunque no lo crean, es difícil corregir errores y eso que pienso yo, se me están pasando desapercibidos muchos.

Yyy, ¿Qué les pareció el capítulo de hoy?, ¿Porqué Fátima es parte del juego de Omar?...

Espero que lo disfruten y si les gustó dejen sus votos.

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