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Conociendo el lugar.


Lo primero que Fátima vio fue el letrero con el nombre de la empresa Columbia bros, s.a., luego vio un auto muy lujoso en los estacionamientos privados para los dueños del lugar.

《Es el auto de... no, no, no puede ser, olvídalo no es ese, además hay muchos autos iguales a este 》 pensó.

Fátima sorprendida por el lugar y algo nerviosa se choca con un poste de luz, se da un pequeño golpe en la frente por no fijarse y por caminar atontada.
—Auchh, me duele —se queja.

—Tonta, no es tan grande la empresa, ¿Qué te pasa? fíjate bien donde caminas —dice Gabi fijándose en el golpe.

—Déjala Gabi, debe estar nerviosa. Déjame ver.— Le revisó la frente y no tenia nada, solo se le movió un poco el hijab  —No tienes nada, solo arreglate el hijab  —dice Ana esperando una respuesta a tal comportamiento.

—Ok, es solo que creo que ese es el auto que vi en la parada. ¿Qué hace estacionado aquí afuera?

—¿Ah? —dice Gabi como un suspiro más que una pregunta.

—Es nuevo, debe ser de alguien más, ¿Sabías que el jefe es un señor de cincuenta años y es de los tuyos? Creí que te lo había dicho, pero da igual, ¿Es mejor para ti, ¿no?... ¡Puedes usar tu hijab nena!

—¡Oh gracias por avisar antes! —responde un tanto disgustada—. Pero al menos debo intentarlo, ¿no?.— ríe con nervios mientras le sigue los pasos a su amiga.

—¿De qué se ríe Fátima? —pregunta Gabi sorprendida por lo que está pasando. Nota los nervios de la joven y al instante cambia de tema—. Ana, llévala al baño para que se acomode el hijab, yo me adelanto y las espero en el lugar de siempre.

Gabi se alejó rapidamente con un adiós con las manos sin esperar respuesta alguna.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Ana—.  Mírame, eres inteligente y le pedí a mi tía que te cediera el puesto y si el jefe te cae mal, no te preocupes porque un nuevo inversionista vendrá a cubrirlo por un corto tiempo, ¿si?, ah y sabes, pagan muy bien, y si no te quieren en el puesto, te pagan la semana de prueba, ahora relájate y vamos a arreglarte —le dice para que Fátima se calme un poco.

—Tengo un muy mal presentimiento, mejor me voy a casa.— Fátima daba pasos hacia atrás pero Ana le sujetó las manos y la llevó con ella a los baños de damas.

Era una oficina muy modesta y comoda, no era muy grande, pero era suficientemente buena para cualquiera.

Ella entró y observaba por donde pasaban. Para ella era un laberinto y para Ana era como su hogar. En los baños todas saludaban a Ana y veían raro a Fátima. Ella se dirigió al espejo, se acomodó el hijab y de reojo veía a todas porque la observaban mientras se ponía el hijab, Ana solo se maquillaba porque ella ya sabia como usar el hijab, su querida amiga le enseñó.
Salieron y Ana la llevó con su tía Daniela para presentarlas.

Fátima se sentía muy nerviosa, Daniela se presentó, fue muy amable y le aseguró que le iba a dar el puesto y solo dependía de su empeño en el trabajo para que el jefe la aceptara.

Todo iba bien, hacia lo que le pedía. Luego hicieron un recorrido en la oficina ya que faltaba para las 8:00, se sirvieron café en el comedor mientras algunos la veían raro... 《¿Será porque llevo mi hijab?》 Se preguntaba.

Normalmente algunas musulmanas no usan su hijab en el trabajo, pero ella sí; era parte de su vida, y no lo quiero dejar.

Al fin las siete con cincuenta y cinco, llegaron al escritorio de la señora Daniela, ella decía que las secretarias debían ser puntuales y estar antes que el jefe en la oficina.  La señora Daniela mandó a leer unas cartas y marcar los datos importantes, es lo que hace una secretaria, luego sacó unas copias, el jefe iba a hacer una reunión y tenían que tener todo listo.

Dentro de la oficina se podían oír algunas voces, ella no sabia que el jefe estaba dentro, debió haber llegado cuando fue a sacar las copias, Daniela la envió nuevamente a sacar otras copias.

Alguien salía de la oficina del jefe, Fátima no se quedó a ver quien era, esa voz le hacía temblar de miedo, presentía algo muy malo y de cobarde sólo apresuró los pasos, llegó a la fotocopiadora y se dedicó a su trabajo;  desde el rincón de la copiadora se oía las voces de Daniela y aquel señor, parecía ser alguien serio, así que decidió acomodarse para oír mejor.

—¿Quién es la joven?—.  Alcanzó a oír.

—Está a prueba, voy a renunciar.

—¿Renunciar?, ¿Porqué?.

—Tengo a mi hija en Canadá y me a llamado a vivir con ella —respondió.

《 ¿Cómo la señora Daniela puede hablar tan cómodamente con este hombre?》 Pensaba Fátima.

—Me alegra, solo quiero que me deje a alguien eficiente señora Daniela, las pocas veces que e venido le tomé cariño y es usted inigualable —dijo amablemente.

《Quizás sólo estoy exagerando con mis nervios》 , seguía escuchando la conversación.

—¡Gracias!. ¿Cuándo viene a reemplazar a su tío?

—¡Pronto! Pero será un corto tiempo, ya sabes que mi relación con mi tío no es buena y tengo asuntos más importantes que atender. Quiero ocupar la oficina que era de mi padre, mi tío no cederá la suya y ami no me es cómodo usarla. Así que espero me tengan todo preparado.

—Sí señor, ¿Se va a quedar en la reunión?

—No, me tengo que ir. ¡Pase un buen día! —dijo aquel hombre preparándose para salir.

Al fin se iba a retirar así que podía volver a su puesto,  pero justo cuando iba a salir de aquel rinconcito volvió a decir algo.

—¡Una cosa más!, ¿Quien será su reemplazo?  —preguntó.

—La chica nueva está a prueba, es muy eficiente, tiene las mejores notas que jamás vi y créame es muy buena en el trabajo, apenas llevo poco tiempo y estoy a gusto, pero tiene algo que pedir.

—Sólo importa su calificación, dedicación, y rendimiento, lo demás luego lo hablamos, ¿Entendido? —dijo con exigencia— Me tengo que ir, vuelvo en una semana, para entonces busque una buena secretaria para mi. Ya mi tío sabe de mis peticiones.

—¡Pase un buen día!.— Se despidió Daniela.

Fatima ya había terminado de sacar las copias pero quería escuchar la conversación de lejos, no estaba preparada para enfrentarse a su nuevo jefe. La voz y el acento indicaban que debía ser el sobrino del jefe y si el jefe tiene cincuenta, el sobrino podría ser de treinta o treinta y cinco, no tenía de que temer, podía ser alguien casado y por ser de su religión y saber de su problema la dejaría hacer su trabajo. Se relajó y continuó el día tranquila.

¡Hola!

¿Qué les parece este capítulo?, ¿Quieren más acción?...

Más adelante les tengo muchas sorpresas,  los espero en el próximo capitulo.

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