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Capitulo 30

—¡Take my hand! ¡Take my whole life, too! ¡For I can't help falling in love with you!— Jean cantaba ruidosamente mientras abrazaba a Yanay por los hombros y ella luchaba por no soltarle un golpe.

—¿Nunca puedes ir a una boda sin beber, Jean?— le pregunto mientras me aferraba a la espalda de Carson y el tomaba firmemente mis glúteos y yo lo abrazaba por los hombros.

¡Like a river flows! ¡Surely to the sea!— Jean me ignora descaradamente mientras seguía cantando.

A esa hora ya había terminado la fiesta, papá y Olive se fueron a casa a preparar sus cosas para su luna de miel, y por alguna extraña razón nosotros dimos por buena idea caminar a casa de la tía Mary por un parque a altas horas de la madrugada.

Todos estábamos bien, excepto Jean, a él le resultó una excelente idea beber un poco más de lo permitido, afortunadamente papá no se había dado cuenta y logramos sacarlo antes de que se dieran cuenta el o cualquier otro invitado.

—¿Es buena idea caminar en la madrugada en un parque en el que seguramente habrá delincuentes rondando?— se cuestionó Oliver mientras caminaba tomado de la mano de Sara.

—No.

Todos, excepto Jean, respondimos la misma palabra y al mismo tiempo.

Yo, sin poder contenerme, solté un ligero bostezo y recosté mi cabeza en el hombro de Carson, pudiendo aspirar su olor tan fresco.

—¿Estás cansada?— en un momento en el que cada uno estuvo en sus propios asuntos, Carson me pregunto mientras giraba su cabeza para verme.

—Algo, fue un día cansado— cerré mis ojos mientras aferraba más mi agarre a la espalda de Carson.

—Ya casi llegamos a casa de tu tía Mary— el cuello de Carson giró a tal magnitud que logró darle un beso en la mejilla.

Mis labios formaron una leve curva mientras mi cabeza de movía de un lado a otro inconscientemente, y sin pensarlo mucho, me quedé profundamente dormida.

                                                              ♡

Los rayos de luz encandilaron mis ojos, provocando que mis brazos se alcen para cubrirlos, solté un quejido antes de abrir mis ojos lentamente.

Sentí unos brazos firmes en mi cintura, mi mirada giró hasta Carson, el cual estaba tranquilamente dormido mientras me sostenía cómo si fuera un oso de peluche.

Mi mirada ahora bajó a mi cuerpo y pude notar de no tenía mi vestido puesto, sino mi pijama.

¿Qué...?

Mis mejillas se calentaron al pensar que tal vez pudo ser Carson el que me cambió de ropa.

Tal vez te hubieras dado cuenta si no hubieras dormido como un oso perezoso anoche.

Oh, cállate.

Un ronco gruñido causó que mis ojos subieran hasta Carson el cual estaba frunciendo su ceño al recibir toda la luz de la ventana.

Levanté una mano para cubrir los ojos de Carson ante el sol y segundos después, el ceño de Carson dejó de estar fruncido y en cambio, su agarre se hizo más fuerte.

Jaló mi cuerpo hacia su dirección, pegando su pecho con el mío, baje mi mirada a su pecho y se podía ver cómo respiraba tranquilamente.

Miré su rostro nuevamente y me encontré con esos ojos color miel que eran aún más claros con la luz del sol, mirándome fijamente con una sonrisa floja.

—Podría acostumbrarme a despertar así todos los días— dijo el castaño con una voz ronca antes de depositar un beso en mi frente y hacer su agarre aún más fuerte.

—Buenos días a ti también, Carson— reí mientras aún miraba fijamente sus ojos miel.

—Buen día ¿A qué hora nos iremos a casa?— el se recostó totalmente en su almohada mientras me miraba con los ojos entrecerrados y soltaba un bostezo.

—Nos iremos en la noche, espero que tengas tu male...— estaba por terminar mi oración cuando de pronto apareció de nuevo.

En mi mente apareció de nuevo la sensación de estar siendo observada.

Fruncí el ceño y miré hacia la ventana para asegurarme de que había alguien pero, oh sorpresa.

No había nadie.

—¿Sam?— la voz de Carson me devolvió a la realidad, cuando giré mi cabeza para verlo, el solo me miraba con sus cejas juntas.

—Lo siento, pensé haber... Escuchado algo en la ventana— me excusé y el aún me miraba sospechosamente.

—¿Estás segura?— el mira a la ventana y luego me miraba a mí.

Cuando estaba por abrir la boca y emitir cualquier sonido que pudiera, unos toques en mi puerta hicieron que se esfumara cualquier excusa que fuera a soltar.

—¡Buenos días, tortolitos! ¡Es hora de desayunar!— la voz de la tía Mary se hizo presente al otro lado de la puerta antes de que entrara a la habitación. — espero no haberlos despertado.

La mujer entró con una bandeja llena de comida antes de dejarla en la mesita de noche al lado de Carson.

—Anoche estuvo pesado así que les hice de desayunar, espero que lo disfruten y tengo que ir a trabajar, los amo, adiós— la tía Mary besó la cabeza de cada uno mientras explicaba todo de forma eufórica antes de salir de la habitación tan rápido como salió.

Todo fue tan rápido que ni siquiera nos dió tiempo de despedirnos de ella.

Ambos soltamos una risa antes de tomar asiento en la cama y comenzar a desayunar.

                                                               ♡

Nuestro día fue relativamente tranquilo, teníamos todas la maletas listas desde el día de ayer así que nuestro día se basó en básicamente, estar tirados en la cama hasta que llegó la noche, una hora antes que nos teníamos que ir.

Estábamos Carson y yo en la sala de estar con las maletas en manos mientras la tía Mary nos tomaba a los dos de la cabeza para repartirnos besos por todo nuestro rostro.

—No olviden llamar cuando lleguen a casa... ¡Oh los voy a extrañar!— la mujer rubia nos estaba dando algunas recomendaciones antes de abrazarnos nueva y fuertemente.

—Mi vida, creo que ya es hora de que Sam y Carson se vayan— el tío Danny tomó a su esposa de los hombros y la alejó suavemente de nosotros.

—Está bien, está bien, los voy a extrañar, mis niños— la mujer se puso una mano en el pecho mientras nos miraba con una sonrisa.

Yanay apareció en la sala de estar con su teléfono en mano.

—Sam, ya está el taxi esperándolos afuera— mi prima se acerca a mí y me da un fuerte abrazo, acción el cual corresponde con la misma fuerza. —, te voy a extrañar— me susurró.

—Tranquila, tendrás a Jean por unas semanas más.

Jean anoche decidió por quedarse unas pocas semanas más aquí, ya que se acercaban los cumpleaños de su madre y de su hermana y aparte quería estar con su familia.

Yanay me golpeó la espalda antes de separarse de mi y desviar su mirada con sus mejillas rojas.

—Claro— puso sus ojos en blanco antes de despedirse de Carson.

Después de varios minutos de despedirnos sin fin aparente, Carson y yo salimos con las maletas y las acomodamos en el maletero del taxi antes de entrar al auto.

—¡Te amo, Sam!— segundos después de que arrancara el taxi, escuché la voz de la tía Mary.

Miré por el cristal de atrás del taxi y pude ver a la tía Mary afuera de su casa despidiéndose con la mano.

Hice la misma acción mientras sonreía y así permanecí hasta que el taxi dió vuelta por la calle, perdiendo de vista totalmente a aquella mujer o a su casa.

Miré a Carson y sin poder evitarlo, comenzaron a salir algunas lágrimas de mis ojos, mi novio en respuesta, rodeo mis hombros con un brazo y me recargó en su pecho.

De alguna forma, estos pocos días en los que estuve de nuevo en mi antiguo hogar, me hicieron sentir tanta paz, pero, al irme de nuevo, sentía como si nunca los volviera a ver al igual que como lo sentí hace años cuando me fui de casa.

Pero, a diferencia de la vez pasada, me iba con más paz que la anterior, ya que sabía que tenía a personas esperándome cuando volviera... especialmente papá.

Apartó las lágrimas de mis ojos, comenzando a sonreír por el sentimiento de ahora estar bien con papá.

—¿Ya te sientes mejor?—la mano de Carson acabo en mi barbilla y el la levantó, provocando que levante también mi mirada y caiga directamente en esos ojos miel.

Asentí con mi cabeza sonriendo.

—Mejor que nunca— le respondí antes de besar su mejilla.

Wow, cambio de humor repentino.

                                                               ♡

Cuando estuvimos en el avión, a Sara y a mí nos había tocado juntas y a Carson y Oliver juntos, así que en el camino a casa realmente estuvimos hablando en lugar de dormir.

Fue tranquilo el camino al apartamento, tomamos un taxi los cuatro hasta llegar a casa en dónde no había nada de gente y el compañero de Carlos que trabajaba en la noche nos saludó con una espléndida sonrisa antes de subir a nuestro apartamento.

Carson se tuvo que despedir de nosotros en plenas escaleras ya que Carlos lo llamó para avisar que su esposa y el iban a quedarse en su apartamento esa noche.

Sara, Oliver y yo subimos hasta nuestro hogar para encontrarlo exactamente como lo habíamos dejado.

—Iré a dormir, buenas noches, Sam— Sara dejó la maleta en un sofá con los ojos entrecerrados mientras caminaba hacia mi y besaba mi mejilla para después besar los labios de Oliver. —¿Te espero en la habitación?

El rubio asintió.

—Deberás adelantarte, quiero hablar un poco con Sam.

Cuando Sara estaba a espaldas de mi, aproveché para hacerle una cara de extrañes a Oliver.

Cuando la pelirroja entró habitación, Oliver se desplomó en el sofá libre de maletas cubriendo su rostro con sus manos.

—Oliver ¿Qué pasa?— le pregunté algo asustada mientras me sentaba en el piso justo en frente del sofá.

Mi amigo rubio solo se descubrió su rostro, dejando ver sus mejillas terriblemente rojas.

—Creo que le propondré matrimonio mañana.

—¿¡Mañana!?— mi voz se escuchó tan alta que Oliver tuvo que darme un golpe en mis labios.

—Te recuerdo que mi novia aún puede seguir despierta— menciona molesto al ver cómo grite.

Le puse una cara de "¿En serio?" Sabiendo que obviamente Sara ya está dormida.

—Está bien, puede que esté dormida, pero podría escucharte.

Hice mi cara aún más evidente a lo que el solo puso los ojos en blanco.

—Como sea, para mañana reservé un lugar en un restaurante donde solo estaríamos nosotros dos, pero necesito llevarme a Eros, planifique todo al pie de la letra, y tal vez si se lo pido a Jean, lo lleve a tiempo y... ¿Por qué estás llorando?

Sin querer, unas cuantas lágrimas se deslizaron por mis mejillas al ver el como estaba tan ilusionado por hacer feliz a mi mejor amiga, y eso me hacía sentir tan feliz.

—No es nada, solo... Dios, ya no son los mismos adolescentes que comenzaron a salir hace años— aparté una lágrima de mi mejilla al sentir como ambos pudieron madurar juntos.

—Oh, Sam, ven aquí— Oliver bajó del sofá para sentarse en el suelo junto a mi y acunar mi cuerpo en sus brazos.

Nunca me cansaré de decir que los abrazos de Oliver son como los de un hermano mayor que siempre quise, fue una de las primeras personas con las que realmente me sentía a salvo.

—Crecimos, Sam, Sara y yo crecimos cómo uno mismo ¿Pero sabes que fue lo mejor?— me miró mientras acariciaba mi brazo con cariño.

Lo miré en busca de la respuesta.

Sus ojos brillaron con un brillo tan fraternal que quería llorar aún más.

—Que no solo crecimos nosotros dos, crecimos contigo, somos una familia, Sam— su abrazo se hizo más fuerte.

Rodeé su cintura con mis brazos y hundí mi cabeza en su cuello tratando de no llorar... Mucho.

—Te amo, Oliver.

Te amo.

Es una frase que hace años no salía de mi boca, pero al ser Oliver, mi hermano de alma, siento con el corazón que lo merecía, simplemente no podría vivir sin el, sin Sara, sin Jean... Y sin Carson.

Dios, moriría sin Carson.

¿Eso significa que amas a Carson?

Si, voz interior.

Amo a Carson.

                                                               ♡

No lo voy a lograr.

Siento que necesito decirle a Sara a lo que va esta noche.

Estábamos en la habitación de Sara en dónde la ya mencionada me estaba diciendo muchas opciones de conjuntos.

—¿Pero está mejor el vestido azul o negro?— se estaba mirando en el espejo con ambos vestidos y ocasionalmente me lanzaba miradas.

—Negro.

Cómo no quería decirle nada de la verdad, en realidad no había visto los vestidos, pero siempre es mejor el negro.

—Lo sabía, te amo, Sam, gracias— mencionó antes de dejar el vestido en su cama y tomar las brochas de maquillaje y sentarse en su mesita llena de maquillaje.

—¿Y a qué irán a cenar?— le cuestione aún sin verla ya que en cualquier momento le podría soltar la sopa.

—No me lo dijo, mencionó algo sobre una sorpresa, pero no sé que será— comenzó a maquillarse y yo solo seguí viendo el teléfono.

Tiempo después, Sara ya estaba lista había recibido un mensaje de Oliver para que acompañara a Sara a  estacionamiento para que ya fueran al lugar.

Di un largo suspiro, y tras unas cuantas súplicas de Sara para que le dijera a dónde iban, tomamos un paraguas y bajamos hasta la recepción en dónde se encontraba Carlos.

—¿Ya me dirás a dónde me llevará Oliver?

—¿Y tú cómo sabes que yo sé?

—Sam, sé que lo sabes.

Puede que haya hecho expresiones ligeramente sospechosas al ver que Sara se preguntaba a que irían a cenar.

Estábamos en la recepción y le había dado el paraguas ya que había comenzado a llover desde hace un largo rato.

—Solo vete, te gustará— le sonreí y besé su mejilla antes de que ella sonriera y besara también mi mejilla para salir del edificio con el paraguas ya abierto.

—Con que una propuesta de matrimonio — la voz de Carlos hizo que mi cabeza diera un giro hasta su dirección, sonreí y camine hasta donde el estaba.

—¿Cómo supiste?— le cuestione algo curiosa al notar que aquel hombre no había tardado nada en deducirlo.

—Estoy casado, se que es diferente a otra citas... Además Oliver me lo dijo cuando salió hace horas.

Solté una risa y pocos segundos después la expresión de Carlos había cambiado, como si acabara de recordar algo.

—Casi lo olvido— el hombre se agachó y se volvió a levantar con una caja en manos. —Carson pidió este paquete y llegó a mi casa ¿Se lo podrías llevar?

Quería preguntar lo que era pero obviamente Carlos no lo iba a saber así que solo asentí y tomé la caja entre mis manos. 

 —No te preocupes, yo se lo llevo— le sonreí y me encaminé hasta las escaleras. 

mientras subía las escaleras, estaba viendo la caja con detenimiento. 

¿Qué podrá ser?

Sacudí un poco la caja pero al escuchar que era algo de vidrio, la dejé de sacudir. 

Espero que no se haya roto nada. 

Subí las escaleras hasta el piso de Carson y caminé hasta la puerta en donde dí unos ligeros toques en la madera. 

Al ver que la puerta se abrió poco a poco, sonreí, pero al ver quien la abrío, mi sonrisa se desvaneció tan rápido como apareció. 

Jessica estaba en frente mío con su cabello azulado totalmente mojado. 

Y eso no fue lo peor, la única ropa que se veía visible, era una camisa de Carson la cual usaba muy seguido. 

—Oh... Sam, Carson no me dijo que vendrías— la chica hizo un sonoro chasquido con su lengua, falsamente apenada. 

De mi boca no salió ninguna palabra, estaba totalmente sin palabras. 

Solo estaba ahí, parada, presenciando el como la amiga de mi novio a la cual le encanta hacerme dañarme y molestarme, estaba casi totalmente mojada y con solo una prenda la cual, era de Carson. 

—Sin palabras ¿cierto?, yo tampoco me esperaba tener sexo con mi mejor amigo, y mejor aún, cuando mis esperanzas estaban en los suelos. 

Negué con mi cabeza y solté una risa sin poder creerlo. 

—Estás mintiendo, Jessica, ¿dónde está Carson?— dí un paso hacía adelante con intención de entrar pero Jessica se puso en frente de mí.

—No te lo recomiendo, está agotado por tener acción toda la tarde— la chica tenía una sonrisa maligna en sus labios y sus ojos me miraban directamente con descaro. 

Mi mente se estaba nublando poco a poco junto con mis ojos que lentamente comenzaban a llenarse de lágrimas. 

¿Era en serio esto?

—Vete mucho a la mierda, Jessica— le dije antes de, sin remordimiento, lanzar el paquete que tenía entre mis manos, sonó como si algo se hiciera trizas, pero ya no me importó. 

—A donde me iré es de nuevo a la cama de Carson, adiós, querida— dijo antes de cerrar la puerta de un portazo. 

Y ahí estaba. 

Presenciando tal infidelidad donde la amante admitía descaradamente lo que habían hecho.

Gruesas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. 

Simplemente era imposible. 

Mis pies comenzaron a avanzar por su propia cuenta y sin notarlo ya estaba dentro de mi departamento.

Me tomé el pecho sintiendo una horrible presión en el, mi respiración comenzaba a tornarse pesada. 

Cerré la puerta de mi departamento y fui corriendo al sofá donde me sentaría y las lagrimas comenzaban a salir de una manera incontrolable. 

Esto no podía ser cierto. 

No podía ser cierto, ¿verdad?

El día de campo, cuando me defendió de Aaron, cuando me ayudaba con Anna y Jimmy, nuestra primera cita, todas las cosas que nos confiábamos, todas las noches que el se quedó conmigo. 

Algo tuvo que haber sido real, ¿no?

Quería pensar en que era literalmente imposible la simple frase de, "Carson me fue infiel". 

Era algo improbable.

O tal vez no. 

...

—No.

Todo fue real, estaba segura.

Sam, tu viste a Jessica con la ropa de Carson, ¿eso no te dice algo?

Se lo que ví, pero no fue verdad, solo piénsalo, voz interior, Jessica ha intentado hacerme la vida imposible. Yo dije que amaba a Carson, y parte de amarlo es confiar plenamente en el, y confío en que el no pudo haber hecho eso nunca.

Jessica vió la oportunidad y la usó.

La rabia por aquella peliazul comenzó a crecer dentro de la presión en mi pecho que ya había.

Me levanté del sofá, decidida, y caminé por la sala de estar para llegar a la puerta.

Le iba a dar una lección.

Mi plan era abrir la puerta, correr hasta el departamento de Carson y arrancar el cabello de Jessica a tirones.

Pero todo mi plan se fue a la mierda.

Cuando abrí la puerta, estaba en frente de mi quien menos esperaba.

Lo primero que pude observar fue sus ojos azules, mire con horror el como el estaba frente a mi.

Tapé mis labios en impresión tratando de procesar lo que estaba viendo.

Chris.

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