Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 15

Después de ese beso, me sentí tan apenada que no quise mirarlo a los ojos, el realmente comprendió lo que estaba pasando así que solo ofreció llevarme a casa, pero no fue cortante ni frío, lo cual me hizo sentir culpable.

Lo único que podía pensar es que quizás lo arruine todo.

Pero...también pensaba en por qué hice eso, es decir, Carson es mi amigo, ¿Cierto?

Eso creía hasta que dijo esas palabras, me encantaron tanto que en cuento me dejó en el apartamento no pude dejar de pensarlo.

Cuando entré al apartamento, tanto Sara como Oliver me cuestionaron, y realmente no quería responder nada, así que solo me despedí con el típico buenas noches y me fui a dormir, y por dormir me refiero a estar toda la noche rodando en mi cama pensando en lo que hice y en lo que pasó.

Pero Carson no fue lo único en lo que pensé, a mí me te vino Chris, en todo lo que viví con el, es difícil salir adelante, aunque creía tenerlo todo bajo control, o eso pensaba ya que no tenía a nadie en mi vida que haya besado después de el.

Ahora me encontraba en mi cama recostada mientras veía el techo e intentaba establecer un lazo con el sueño, cosa que no pude, miro al lado de mi al reloj en mi mesita de noche, las tres de la mañana.

Suspiro resignada y salgo de mi habitación recorriendo un camino con destino a la cocina.

Busco entre los cajones hasta que por fin encuentro las pastillas de dormir que no había usado en mucho tiempo.

Siento una presencia entrando a la cocina así que me obligó a girar mi mirada para encontrarme con Sara.

—¿Sam?¿Qué haces aquí tan tarde?— pregunta la pelirroja somnolienta.

—No podía dormir— respondo suspirando y agitando entre mis manos la pequeña botella con pastillas.

—Eso me da a entender que pasó algo— menciona provocando que la mire con intriga. —, vamos Sam, te conozco, se que no puedes dormir cuando te pasa algo.

Resoplo llenando de agua un vaso lista para tomar las pastillas.

—No paso nada, en serio— pongo las pastillas en mi lengua y con el agua me ayudo para pasar por mi garganta el medicamento.

Sara me toma la mano y me mira con una sonrisa melancólica.

—Escucha Sam, sea lo que haya pasado, se resolverá, te lo prometo.

Creo que esto es algo que no se podrá resolver fácilmente.

Resignada me siento en un banco que estaba en la pequeña barra de la cocina al lado de donde Sara se sentó.

—Bese a Carson— suelto en cuanto me siento dejando a Sara con una expresión estupefacta.

Y así estoy por algunos segundos esperando su respuesta pero no llega.

—¿Sar...

—¡Lo besaste!— exclama en una voz más fuerte de la que debería lo que hace que la quiera callar. —Definitivamente Jean me debe esos diez dólares.

—¿Espera que?—pregunto sorprendida ante su declaración.

—Sabia que tú serías la que lo besaría primero pero Jean pensaba que Carson te besaría primero, supongo que soy buena para esto de las apuestas.

No digo nada ante su explicación, me siento ofendida, ¿Cómo es que lo vieron venir?.

Ella al ver mi expresión sería y a la vez melancólica, su semblante cambia por completo a una con las cejas fruncidas.

—Espera, esto no es por Chris, ¿Cierto?— me toma de las manos de nuevo provocando que yo desvíe la mirada.

No puedo contestar nada, no me salen las palabras que quiero decir, en cambio, mis ojos se empiezan a cristalizar y mi vista se comienza a nublar.

Sara me toma entre sus brazos formando un abrazo y yo lo único que puedo hacer es abrazarla también mientras dejó caer mis lágrimas por mis mejillas.

—Todo está bien Sammy, nos mudamos aquí para estar a salvó, no dudes que lo estamos, yo estoy contigo, Oliver está contigo, Jean está contigo, los cuatro nos mudamos aquí para cuidarte, y lo cumpliremos hasta que nos quedemos sin ningún aliento en el alma, además tienes suerte de que Jean tenía a su familia aquí, así no tienes que soportarlo todos los días.

Su último comentario junto con lo demás que dijo me hace sonreír, pero no dura mucho esa sonrisa.

—Solo...no quiero que se repita la misma historia— confieso de una vez volviendo a sollozar levemente.

—Oh Sam, se que en estos momentos posiblemente estés asustada, pero realmente no sabrás que te esperara si estás encerrada en una burbuja de terror— defiende Sara acariciando mi cabeza.

Cuando logro calmarme, mi respiración vuelve a su estado normal, así que Sara me acaricia la espalda en silencio.

—¿Crees que...Carson podría ser la excepción?— pregunto al cabo de un par de minutos.

—Chica, ese hombre te mira como Jean mira a las albóndigas— responde de una manera curiosa, pero su comentario de Jean lo paso desapercibido al analizar su oración completa.

—¿Que dijiste?— pregunto extrañada.

—Sam, a no ser de que seas ciega, debiste de notar el como te mira Carson desde que te conoció, ese día en la cafetería.

Me impacta su declaración pero antes de poder analizar algo, Sara vuelve a hablar.

—Deberías de hablar con el mañana— menciona alarmando mis sentidos.

—No, ni de chiste, ¿Qué pasa si ya no me quiere hablar más?— cuestionó sintiendo mis mejillas arder.

—Sam, ¿Desde cuándo eres una adolescente insegura?, Es decir, ¿Te siguió el beso?— se sienta de nuevo interesada.

—Bueno...si, pero— intento seguir pero la pelirroja me interrumpe.

—¿Entonces que más da? Puedes hacer esto y más, ahora, te sugiero que vayas a dormir ya que te espera mañana un día largo y con eso no me refiero al trabajo— Menciona besándome una mejilla y saliendo de la cocina.

Y así me deja sola en la cocina conmigo y mis pensamientos.

Si, hablaré con el mañana.

Mientras tanto, la pastilla comienza a hacer efecto y mis ojos comienzan a sentirse pesados antes de bostezar.

Decidí irme a mi habitación, así que apagó todas las luces y camino cada vez más lento a mi habitación ya que me comienza a dar sueño.

En cuanto mi cuerpo hace contacto con el colchón, caigo profundamente en un sueño quedándome dormida.

Suena mi alarma lo que hace que me despierte y mi vista se encandila al sentir el sol traspasar la ventana por medio de las cortinas.

Consigo milagrosamente abrir los ojos y lo primero que hago es mirar al techo.

Oh Dios, nunca estuve tan nerviosa por despertar un día.

Siento mi corazón latir más frenéticamente al momento de levantarme.

Mi plan es simple, ir al trabajo, salir del trabajo, ir a la cafetería en dónde se supone está trabajando Carson, hablar con el las cosas...y no tengo nada más planeado, lo cual me alarma.

Esta vez no me da tiempo de ducharme, así que decido solo cambiarme a una ropa más decente y tomar mis cosas para salir de la habitación y cruzar el pasillo.

Cuando estoy en frente de la cocina veo a Oliver hablar por teléfono.

Estoy apunto de saludarlo cuando lo escucho hablar.

—No, todavía no es el día, solo dame un par de semanas e iré por el anillo, lo prometo— escucho que responde ante la llamada lo que me hace inevitablemente soltar un pequeño grito.

El rubio rápidamente me mira alarmado mientras yo lo miro sorprendida.

—Por favor dime qué no escuchaste nada— súplica Oliver cerrando los ojos.

—Yo...no, tengo que ir a trabajar, despídete de Sara por mi, adiós— me despido antes de acariciar a Eros que estaba recostado en el sofá de la sala de estar y salir corriendo del apartamento.

¿Anillo? ¿Qué todavía no llegaba el día? ¿El día para qué?

Hago tantas preguntas en mi mente que inconscientemente termino ya en el ascensor sin darme cuenta.

Despejó mi mente de todo ese asunto en cuanto se abren las puertas del ascensor y cruzo el Lobby para encontrarme a un Carlos atendiendo algunas llamadas.

No me da tiempo de despedirme adecuadamente, así que solo llamo su atención con señas y me despido con mi mano a lo que el me devuelve el gesto.

Salgo del edificio y voy corriendo al auto del que ya tenía derecho a usar.

Me subo al auto y lo primero que hago es conectar mi teléfono a la bocina del auto para poner música.

Exploro mi carpeta de canción y encuentro la de "Can't Help Falling In Love" así que decido reproducir esa.

—Wise men say,Only fools rush in, But I can't help falling in love with you— empiezo a cantar en cuanto empiezo mi trayectoria de camino a la casa de los Wilson.

Tengo una buena anécdota con esa canción así que sonrió al recordarla.

Hace unos años Sara y yo hicimos una pijamada, una cosa llegó a la otra y empezamos a cantar esa canción que salió en la radio y Sara se montó en el piano de su madre...no sé cómo consiguió romperlo.

No pude ver a Sara por un mes debido a que la habían castigado por todo este tiempo.

Mis recuerdos son interrumpidos por una llamada entrante de mi teléfono.

Sin ver el número que me estaba llamando, contesto aún concentrada en el camino.

—Hola querida, quería avisarte que nos iremos a un viaje de negocios y esta vez tendremos que llevarnos a los niños, ya partimos así que no será necesario que vengas a trabajar, aún así te pagaré los días de nuestra ausencia— avisa dejándome sin palabras.

—Esta bien señora Wilson, que tengan buen viaje— respondo después de algunos segundos para luego recibir un "Cuidate cariño" y con eso finalizar la llamada.

¿Ahora qué?

Ya estaba a más de la mitad del camino, y tendré dos semanas libres pagadas.

Ese tipo de cosas no suceden nunca.

Entonces ya puedes ir por Carson cabeza sin neuronas.

A veces pienso si a mi conciencia le agrado.

Con manos sudadas decido cambiar la ruta de mi camino e ir a la cafetería en dónde trabaja Carson.

Decido poner algo de música para despejar mi mente, cosa que no funcionó ya que unos cuantos minutos después ya estaba afuera de la cafetería.

Okay Sam, entras, hablas con el, le dices lo que sientes, y no se que procede de ahí.

Fácil, ¿No?.

Salgo del auto estacionado y lentamente camino por el pequeño estacionamiento hasta llegar a la entrara de la cafetería.

Abro la puerta de la entrada y el aroma del café me marea en cuanto entro, olvidaba el olor de este lugar.

Intento localizarlo pero fracaso al no encontrarlo, tal vez está en otra parte y fue mala idea venir aquí.

Estaba apunto de irme cuando escuché una voz llamarme.

—¿Samantha?— escucho mi nombre captando mi atención.

Miro hacia el origen de el llamado y miro a Alex Nicols, ese chico pelinegro de rulos que esta conmigo en la clase de química en la universidad.

Me acerco a su mesa dudosamente recibiendo una sonrisa suya.

—Ella misma— respondo apoyando mis brazos nerviosamente en el respaldo de la silla que está al frente de Alex.

—Hace meses no te veía, ¿Cómo has estado en estás vacaciones?— cuestiona sonriendo.

—Podría estar mejor— respondo al recordar mi conversación planeada con Carson, y recordando eso miro hacia atrás para intentar verlo sin éxito.

—Ah lo siento, ¿Quieres sentarte?— me ofrece señalando hacia el asiento frente a el.

Dudosa me siento lentamente, realmente no me vendría mal un té relajante que me ayude a alucinar para salir cuerda de aquí.

—Aún no me han atendido así que podemos pedir algo ambos— propone Alex sonriente.

Yo sin poder decir que no, asiento con la cabeza formando una leve curva en mis labios.

—¿Cómo te han tratado las vacaciones?— Alex trata de formar una conversación, y no pongo alguna objeción realmente.

—Algo diferente— le respondo recopilando todos los momentos desde que entré a la cafetería anteriormente.

—¿Jean sigue queriendo tirarse a la profesora de química?— su pregunta me toma por sorpresa provocando una carcajada de mi parte.

—Si, eso sigue igual realmente, ha querido eso desde que entramos a la universidad— comento recordando todas las veces que ha dicho que no le importa que sea mayor que el.

—A Jean realmente no le importa la ley, ¿Cierto?— comenta el pelinegro riendo.

—Este asunto ya es legal así que podría hacer lo que quiera, el problema sería con el esposo de la profesora.

Ambos estábamos ríendo hasta que escuche una tos forzosamente provocada.

—Bienvenidos al café Dragon's, ¿ya tienen su pedido?— pregunta una voz que conozco demasiado bien.

Miro hacia arriba y lo primero que puedo observar es a Carson mirándome a través de sus cristales de una manera que siendo sincera, me intimida.

—Yo solo quiero un café descafeinado y con leche de almendras, por favor— pide Alex, lo que esperaba es que me librará de su mirada por al menos unos segundos, pero el maldito se me queda mirando mientras anotaba en su libreta el pedido.

Yo desvió la mirada hacia la ventana que tengo al lado, y ni así pude librarme ya que me miraba por el reflejo de la ventana.

—¿Usted pedirá algo señorita?— pregunta después de algunos segundos de contemplar mi silencio.

—Ah si, solo un té relajante...muy relajante— pido sin mirarlo y en vez de eso mantenerte la mirada fija en la mesa.

—Vuelvo en un minuto— observo como le sonríe cínicamente a Alex y me mira rápidamente antes de irse a la cocina.

—¿Conoces a ese chico?— el pelinegro pregunta una vez se fue Carson del panorama.

—Si, es un...amigo— respondo una vez que deje de estar tan tensa.

Alex no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza y encendió su teléfono para estar en el.

Yo decido imitarlo, no he visto mi teléfono desde anoche, así que supongo que tendré varios mensajes.

Enciendo mi teléfono y no me sorprende encontrar lo que esperaba.

Nada.

Me sorprende que la vida social que tengo es casi nula, solo recibo mensajes cuando no estoy de vacaciones, y son de compañeros pidiendo tareas.

Un par de minutos después, Carson vuelve con una charola con dos tazas.

—Aquí tiene jóven— menciona cordialmente dejando una taza de manera ligeramente descuidada.

—Gracias...espere, este es café negro— Alex se queja al ver el café totalmente negro.

—Oh lo lamento, no lo noté, tendré que volver aquí con su café descafeinado y con leche de almendras, no me tardo.

En cuanto acaba su oración, Carson pone en la mesa una bebida que parece ser una limonada de fresa junto con una pequeña galleta y un papel doblado.

Miro a Carson tomar la taza con el café negro de Alex y en un milisegundo, me guiña un ojo y se va rápidamente.

Trato de ignorar su gesto mirando hacia el techo de manera despistada, cosa que no funciona ya que siento mis mejillas arder.

Miro a Alex y está de nuevo en su teléfono, así que veo el papel que estaba al lado de la galleta que dejó, tomo el papel en mis manos y lo voy desdoblando hasta que una nota es descubierta.

"Okay, admitiré que no estoy muy feliz al verte con un chico tan sonriente tomando en cuenta que anoche tuviste el atrevimiento de besar a estos pobres labios vírgenes, me veo en la obligación de ser dramático de ahora en adelante.
P.D: te traje otra cosa por qué no quiero que estés drogada en pleno día, disfruta ;)."

Espera, ¿Está celoso?.

Mi corazón empieza a aumentar a un ritmo más intenso mientras con mis manos me cubro mis mejillas que poco a poco siento que comienzan a calentarse.

—¿Estás bien?— cuestiona Alex de repente al verme.

—¿Qué? Ah sí, todo está bien— le aseguro guardando la nota y comenzando a beber la limonada recién puesta en la mesa.

Empezamos a hablar como si nada hubiera pasado mientras el esperaba su café y yo intentaba contestarle todo en medio de todos mis pensamientos.

A los pocos minutos vuelve Carson con una bandeja en dónde estaba una taza.

—Lamento la confusión jóven— Carson deja la taza en la mesa de forma levemente violenta causando que casi se derrame el líquido en la mesa.

—Está bien, supongo, gracias— le sonríe Alex agradecido a lo que Carson se le queda mirando con los ojos entrecerrados y se ve lentamente de la zona.

Retengo una risa porque realmente me causa gracia cómo se puede llegar a comportar.

Definitivamente esto es mejor que con Chris.

Esta vez concuerdo concuerdo con mi conciencia.

Esto es mucho mejor que cuando estuve con Chris.

Pero si en verdad quiero hacer esto, tengo que olvidar por completo todo lo que pasó con Chris y el como me trataba como una simple molestia.

Miro a la dirección en dónde estaba Carson y lo logro ver detrás del mostrador, solo se veían sus ojos color miel observando hacia nuestra mesa.

Suelto una risa negando con la cabeza y regreso a beber mi limonada.

Algunas horas después, ya se había ido Alex de la cafetería mientras yo me quedé en el establecimiento, creo que lo mejor era esperar a que Carson terminará su turno para hablar con el, porque me conozco, y si me atrevía a irme de la cafetería, no volvería para hablar y me escondería en mi cama.

Ya eran aproximadamente las cuatro de la tarde y yo estaba viendo a los autos pasar mientras estaba pensando.

Es cierto, ¿Qué carajo planeo hacer en dos semanas sin trabajo?.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una figura masculina que se posa en frente de mi el cual se sienta en el asiento en dónde estaba Alex anteriormente.

—¿Me estuviste esperando por cinco horas seguidas?— pregunta Carson llamando mi atención.

Su ojos reflejaban más cansancio que la última vez que los ví, pero su sonrisa sigue siendo la misma.

Le devuelvo la sonrisa incorporando mi espalda en mi asiento.

Me alarmo un poco al ver que su sonrisa se va desvaneciendo y se levanta del asiento para sentarse al lado de mi.

—Escucha Sam...tenemos que hablar de lo que pasó anoche.

Y yo que quería empezar esta conversación después.

Suspiro lentamente antes de decir cualquier cosa.

—Mira, se que posiblemente jodí nuestra amistad pero...simplemente anoche sentí algo que no puedo explicar muy bien, jamás me había pasado y fue contigo, entenderé que no quieras saber nada de mi después de esto, pero debo admitirlo y si así quieres puedo irme y ambos nos evitamos toda esta situación, pero no podía retener este sentimiento— termino mi oración, mis manos me comenzaron a temblar al igual que mis labios.

Carson me mira fijamente mientras observo que sus mejillas se empieza a teñir de un tono colorado.

Pero aún así, no recibo respuesta.

Lentamente me levanto de la silla resignada cuando de pronto Carson me toma de la mano y su otra mano la posa en mi cintura, y en menos de dos segundos sus labios se encuentran con los míos iniciando un beso.

Tardo unos segundos en corresponderle, pero al momento de hacerlo, Carson me rodea entre sus brazos formando un abrazo.

Siento las miradas de todos los que están en la cafetería, pero eso no me importa ahora.

Algunos segundos después nos separamos por falta de aire y Carson me mira antes de sonreír.

—No sabes cuánto espere por esto— Carson comenta haciéndome sonreír.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro