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CAP 4: Jung Hoseok

El fuerte olor a vainilla y galletas se colaba por mi nariz haciéndome enloquecer, mientras mi lobo no paraba de rasguñar mi interior repitiendo la palabra "omega". No estaba seguro de cuánto tiempo más podría mantenerlo bajo control, poco a poco sentí mis colmillos crecer, pinchando ligeramente mi labio inferior. Siempre fui alguien que actuaba según sus instintos a pesar de que mi relación con mi lobo no era precisamente la mejor. Habían cosas que no podía controlar y a veces algunas acciones escapaban de mi control.

¡Márcalo!

Mí lobo me exigía dejar mi marca en el cuello blanquecino de ese omega. Las gotas de agua brillaban resbalando por su cuerpo haciéndolo ver tan etéreo, y causando una tentación mayor en mi sistema.

—Amm...no tengo nada que ponerme —dijo en voz baja distrayéndome un momento—. ¿Jungkook te encuentras bien? ¿Por qué tus ojos están rojos?

El que mis ojos estuvieran rojos ya era una mala señal, mi alfa estaba consiguiendo dominarme y esto acabaría muy mal, probablemente con un omega marcado y yo muerto cuando Taehyung se entere.

—¡Mierda! —un fuerte gruñido salió de mi boca asustando sin querer al pequeño omega—. Coge cualquier cosa del armario.

Apenas terminé de hablar salí corriendo del apartamento, para coger un poco de aire que no estuviera impregnado de las feromonas dulces de Jimin. Me sentía agobiado ahí dentro sabiendo que debía mantenerme cuerdo, estaba siendo realmente difícil esto.

Omega

—No es tu maldito omega, estúpido lobo —le recriminé en voz alta a mi alfa interior que se encogió en su lugar con las orejas bajas.

Esperé unos cinco minutos y luego entré al apartamento, Jimin estaba sentado en la sala, al parecer esperándome. Se puso un pantalón de chándal que le quedaba demasiado grande, al igual que una camiseta de manga corta, se veía aún más pequeño con mi ropa puesta.

—¿Tienes hambre? —pregunté, rezando para que no cuestionara lo sucedido anteriormente, porque en verdad no tenía ni idea de como explicarle que por un segundo deseé marcarlo y hacerlo mío para siempre.

—Uhm...sí —asentí y le dije que me siguiera.

Ambos nos sentamos a comer en silencio, aún me sentía un poco incómodo por lo situación de antes pero intentaba que Jimin no lo notara.

—Muchas gracias por la comida —me dijo con una sonrisa, mostrando su blanca dentadura y cerrando sus ojitos, haciéndolo ver extremadamente tierno.

—Ehh...n-no tienes que a-agradecer.

—¿Te sientes bien? Estás rojo ¿tienes fiebre? —preguntó preocupado y yo negué enérgicamente con la cabeza.

—E-estoy bien —mierda, parezco un idiota—, ya voy a dormir, tu cuarto es el que está al lado del baño, buenas noches.

Rápido me puse de pie y casi corrí hacia mi cuarto, definitivamente vivir con Jimin no iba a ser nada fácil.

El molesto sonido de la alarma de mi reloj me hizo despertar, deseando lanzarlo contra la pared y hacerlo explotar en pedazos. Me senté en la cama dando un gran bostezo y estirando mis brazos, aún era algo temprano así que me metí a la ducha para quitarme el sueño de arriba. Salí aproximadamente diez minutos después, tampoco debía tardarme tanto o llegaría tarde a la universidad.

Fui a despertar a Jimin, pero toqué la puerta y nadie respondió así que decidí entrar. Él estaba durmiendo aún, su cabello rubio se encontraba todo despeinado y su mejilla aplastada contra la almohada hacía sobresalir su abultado labio inferior, parecía un pequeño niño durmiendo, demasiado tierno para mí bien.

—¡Oye omega! De pie, hora de levantarse.

Halé las sábanas destapándolo, el dio un pequeño bostezo y se frotó los ojitos dándome la imagen más adorable del mundo, y por más que quisiera evitar esos pensamientos era imposible viéndolo así. Ser grosero con él era mi único método de autodefensa.

—Vamos, levántate omega perezoso —le lancé la sábana a la cara y el bufó mascullando un "alfa grosero" en voz baja.

—Si, ya te escuché la primera vez —se quejó.

—Voy a preparar algo de desayuno, si quieres que te alcance el tiempo para comer algo apresúrate.

Fui a la cocina y preparé algo simple, leche con cereal. Ahora que lo pienso tengo que ir de compras, ya no queda casi nada en la nevera.
Tal vez hasta podría aprovechar y poner al omega a cocinar ¿debo sacarle algún provecho a esto no?

—¿Que se supone que me pondré para ir a la universidad? Tu ropa es demasiado grande para mí.

—Creo que hay algo de Tae por ahí, de seguro te quedará mejor que la mía —me miró con el ceño fruncido—. No me mires así, no es mi culpa de que seas un enano.

—No me agrada ese omega —hizo un puchero y se cruzó de brazos mirando en otra dirección.

—Pues te recuerdo que gracias a ese omega es que estás aquí —dije mirándolo serio—, además él tiene nombre, se llama Taehyung.

—Ya, y se lo agradezco, pero no esperes que me agrade cuando me quitó a mi alfa.

—No soy tu maldito alfa Jimin, en serio eres irritante, ya te dije que amo a Tae, me importa una basura lo que diga la diosa Luna.

—Somos destinados Jungkook ¿ni siquiera lo mencionas por qué tienes miedo qué se vuelva real no? Lamento decepcionarte, pero los destinados siempre acaban juntos, por algo son "destinados" —recalcó la última palabra.

—¡Ah, joder! Ya me estás dando dolor de cabeza —mencioné frotándome las sienes—. Ya basta de hablar del tema, quedarás convencido de quien es mi omega cuando veas mi marca en el cuello de Taehyung.

—¿Dónde está la ropa? —murmuró con la voz rota y por un segundo, solo por un segundo, sentí un poco de lástima por él. Entendía que era difícil hallar a tu destinado para enterarte de que ya está con alguien más, pero estoy enamorado de Taehyung y no puedo hacer nada contra eso.

—En el cajón de la izquierda, en el armario. Cuando salgamos de la universidad iremos a un centro comercial a comprar algo de ropa para ti.

Asintió, y en silencio se dirigió hacia mi cuarto. El camino a la universidad también fue de la misma manera, me extrañaba que estuviese tan callado, pero decidí no decirle nada.

—Llegamos —me quité el cinturón de seguridad y bajé del auto, el copió mi acción y a pasos rápidos entramos a la universidad. Los alfas y betas nos miraban raro, murmuraban en voz baja cuando pasábamos por su lado. La verdad no le di mucha importancia y seguí tranquilo...hasta que tuvo que aparecerse ese alfa idiota.

—Jungkook amigo ¿acaso ya cambiaste a TaeTae? —dijo con unas sonrisa más falsa que las tías de Taehyung.

—Hoseok eso no es de tu incumbencia, pero no, Tae y yo seguimos juntos, estamos en la mejor etapa de nuestra relación. Acabamos de pasar juntos su celo ¿sabes a lo qué me refiero no? —lo miré con mi mejor sonrisa de burla y el gruñó, pero luego volvió a sonreír.

—Entonces no te importará que a partir de aquí yo le muestre la escuela a este bello omega ¿cierto? Jung Hoseok, un gusto —dijo mientras se acercaba a Jimin y tomaba su mano, dejando un beso en el dorso.

Estúpido ¿se creía un caballero de la edad media o qué?

—Alejate de él, alfa con olor a petricor —gruñí y vi su semblante ofendido, sabía que se lo tomaría como un insulto.

—¡Tú tienes olor a petricor! —me señaló con su dedo índice.

—Sabía que eras idiota, pero no pensé que lo fueras tanto, ni siquiera sabes el nombre de tu propio olor —sonreí burlonamente ladeando la cabeza.

—Petricor es el olor a tierra mojada —le explicó Jimin al verlo confundido.

—Jajaja —se rió nerviosamente—, yo...ya sabía, por supuesto que sabía, solo bromeaba —mintió mientras rascaba su nuca avergonzado.

—Es un buen aroma —dijo Jimin y yo lo miré incrédulo con una ceja alzada.

—¡Ja! ¡Al omega bonito le gusta más mi olor!

—Y a Taehyung le gusto yo —rebatí haciendolo cerrar la boca, tomé a Jimin del brazo y lo halé para salir de allí. No quería seguir hablando con él.

—¡Oye Jungkook! ¡Camina más lento, mis piernas no son tan largas!

—¡Muevete o te dejaré con Hoseok!

—Espera...¿acaso estás molesto por qué dije qué tenía un buen aroma? ¿Estás celoso?

Me detuve de repente ¿estaba celoso? Por supuesto que no. Acabo de conocer a ese omega, literalmente todavía pasa un día desde que lo conocí. Lo miré serio pero el ni se inmutó.

—No estoy celoso, perdimos tiempo con ese idiota, Namjoon nos está esperando en su oficina, debemos apresurarnos.

—Tú fuiste quién le siguió el juego —reclamó.

—Ajá, y lo dice el que le dijo que tenía un buen aroma.

—¡¿Quieres seguir discutiendo alfa idiota?! ¡¿No entiendo qué sucede contigo?!

—¡¿Me llamaste idiota?! —cuestioné acorralando su pequeña anatomía contra una pared. Mi alfa ya estaba comenzando a enojarse—. No te pases de la raya omega.

—Me llamo Jimin, idiota —dijo intentando separarme pero tomé sus brazos y los pegué a la pared.

—¡Ja! —bufé con una sonrisa ladina—. Parece que no valoras tu vida.

—Si crees que soy un omega sumiso estás muy equivocado —sentenció clavando sus orbes avellana en los míos con firmeza. Debía reconocerlo, el omega tenía coraje.

—¡¿Se puede saber qué sucede aquí?! —la voz enojada de Taehyung se escuchó tras nosotros helándome el cuerpo por completo.

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